CAMINO DE SANTIAGO 2016
Miércoles, 11 de Mayo de 2016
Etapa 8 - De Hornillos a Castrojeriz(20,0 kms)

A las 7 de la mañana desayunamos, nos despedimos de nuestros compañeros que seguían desayunando, y nos vamos hasta el coche en el que Maxi nos lleva hasta el mismo lugar de Hornillos donde nos recogió ayer. El pamplonica se ha venido con nosotros.

Saliendo de Hornillos del Camino

Ha estado lloviendo gran parte de la noche y, aunque esta mañana no llueve, nos hemos encontrado con un camino convertido en un barrizal interminable. El barro se nos pega a las botas sin posibilidad de evitarlo. El caso es que el camino discurre entre campos de cereales tan encharcados que es imposible salirse del camino. Lo que nos obliga inevitablemente a pasar por las zonas embarradas. Las botas nos han llegado a pesar una barbaridad. Para colmo, no hay lugar donde parar antes de Hontanas.

Barros inevitables

El tramo embarrado se nos ha hecho interminable. Algún ciclista ha tenido que llevar la bici en vilo pues las ruedas no podían dar vueltas debido al barro. Por fín, antes de entrar en Hontanas, nos detenemos en una pequeña pradera con una pequeña ermita dedicada a Santa Brígida, originaria de Suecia, desde donde se domina la pequeña población.

Ermita en honor a Santa Brígida
Santa Brígida

Aprovechamos la parada para hacernos una buena limpieza de botas en una pequeña fuente que hay en la pradera. Muchos peregrinos se detienen a nuestro lado para hacer lo mismo. Incluído algún ciclista con las ruedas de la bici completamente cargadas de barro.

Parada en la ermita
Bajada a Hontanas

Por fín llegamos a Hontanas y nos dirigimos directamente al albergue restaurante "El Puntido", lugar donde nos alojamos hace algunos años, frente a la iglesia de la Inmaculada (siglo XIV). Ángel nos está esperando mientras se come un buen bocata de tortilla.

Albergue "El Puntido"

Hace mucho frío. Revisamos nuestras maltrechas botas, aún con muestras del pegajoso barro mientras tomamos unas cañas y algún bocata.

Los barros

Ángel ha continuado el Camino y nosotros vamos tras él, una vez finalizada la consumición. El camino, aunque en mejores condiciones que las que hemos pasado, sigue completamente embarrado, lo que nos obliga a caminar con precaución.

Más barros

Continuamos despacio hasta llegar al antiguo convento de San Antón. Fundado en el siglo XV, actualmente se encuentra medio en ruinas. Pertenecía a la Orden de San Antón, de origen francés, famosa por las milagrosas curaciones del "fuego de San Antón", una enfermedad de gangrena infecciosa desconocida entonces. El causante de este mal, hoy bien conocido, era un hongo que alteraba el grano del centeno.

Ruinas del Convento de San Antón

Nada más pasar las ruinas escuchamos una musiquilla en una especie de jardín al lado de una vieja construcción. Sin pensarlo, entramos en el jardín con el fin de curiosear un poco. La música proviene de una especie de albergue regentado por Ángel, un topólogo en paro, que nos invita a sentarnos en el jardín y nos comenta que lleva allí como una semana, que tiene y cuida de unos 8.000 frutales en una extensa finca, que después nos enseñaría, que tiene cuatro corderitos, y que se ha propuesto preparar un albergue místico, con cena y desayuno por 8 euros.

Los corderos

Después de visitar la extensa finca y ver a los corderos, nos despedimos de Ángel, y continuamos hacia Castrojeriz. Dejamos a la derecha la Colegiata de la Virgen del Manzano y llegamos al albergue Ultreia, donde Ángel ya nos está esperando. Ha comenzado a llover.

Colegiata de la Virgen del Manzano

Al llegar al albergue, y de acuerdo a lo que ya nos había comentado Ángel por teléfono, vemos largas colas de peregrinos esperando. Gracias a la temprana llegada de Ángel, no nos quedamos sin literas. Una vez acoplados, salimos a comer algo para después volver al albergue a la lavandería, siesta, ducha, etc.

Colas en el albergue Ultreia

Después de la siesta y la ducha, salimos a dar una vuelta por el bonito pueblo. Mientras tomamos unos chatos, preguntamos por un restaurante que nos había recomendado Maxi, el dueño de la Casa Rural El Molino. Vimos algún curioso lagar del vino, cuya estructura es impresionante.

Chatos en Castrojeriz
Espectacular lagar

Después de los chatos nos dirigimos al restaurante a cenar. Allí nos encontramos con algunos de los peregrinos con los que compartimos ayer noche la casa de Maxi. Nuestros amigos Chantal y Philippe cenan a nuestro lado. Poco después de la cena regresamos al albergue.

Cena al lado de Chantal y Philippe