CAMINO DE SANTIAGO 2019
Viernes, 28 de Junio de 2019
Corcubión - Fisterra - 11 kms

Este día teníamos menos prisa para levantarnos porque la etapa era muy corta, aunque tiene sus buenas dosis de dureza, además del atractivo de disfrutar de las vistas que ofrecen las playas del Sardineiro y Langosteira.

Amaneció un día espléndido de sol y sin una nube. Cuando bajamos a desayunar ya estaban allí los de Salas de los Infantes junto con sus tutoras a punto de iniciar la marcha.

El desayuno que nos puso el jefe, fueron unas tostadas enormes que tuvimos que pedir dos cafés para poderlas pasar. Pasadas las 9 de la mañana nos pusimos en marcha, al principio por el paseo marítimo junto al mar, pero al llegar al cementerio la cuesta se empina considerablemente. Es aproximadamente media hora de subida dura y permanente. Después algún que otro sube y baja, pero el camino se suaviza bastante entre la vegetación y ya con las playas de Estorde y Sardiñeiro a la vista y con unas bonitas panorámicas de Cee y Corcubión; así alcanzamos el campo de San Roque y el albergue que gestiona la Asociacion galega de amigos do camiño de Santiago (AGACS).



Camino de Fisterra


El trazado está cambiando, ya que antiguamente llevaban al peregrino por un pasadizo muy estrechos entre muros y con el pavimento empedrado incluyendo escaleras.

Nos volvimos a encontrar con el simpático matrimonio de Guadalajara, que llevaba un paso bastante más tranquilo que el nuestro; no obstante, las flechas te obligan a meterte por todo el centro del pueblo de Sardiñeiro, que es bastante grande.

Superada la playa de Sardiñeiro el camino se mete hacia el interior y vuelve a bajar hacia la costa muy cerca de la playa de Langosteira. La pendiente, hacia abajo, es considerable y el riesgo de caída también.



Playas del Sardiñeiro y Langosteira


Alcanzamos al grupo de Marta y los chicos justo en el momento en que ellos iban hacia la playa; su idea era comer y pasar parte de la tarde de playa y más tarde subirían a Finisterre (llamaba la atención todos de amarillo paseando por la playa). Nosotros nos dirigimos hacia unas terrazas que nos llamaban a gritos, pero después de estar allí media hora no se presentó nadie para atendernos y eso que la puerta del bar estaba abierta. Reculamos un poco y al principio de la playa un pequeño chiringuito nos sirve para tomar la primera caña del día.



Primera caña del día


Dos chiquillas atienden el negocio, una vendiendo baratijas y collares de piedras pintadas y conchas (tenía su propio sello), y la otra atendiendo el bar, por lo que hacemos allí una parada larga viendo pasar a todos los peregrinos que venían detrás. Despachamos un rato con el matrimonio de Guadalajara.



Senda litoral de Langosteira


Y por fin arrancamos por la senda litoral de Langosteira que nos lleva directamente al pueblo de Finisterre. En apenas una hora entramos en Finisterre por el barrio de San Roque, pasando por la cruz de Baixar del s XVI, que representa al Cristo crucificado por un lado y, en el otro, María Inmaculada con el niño.



Cruz Baixar, a la entrada de Fisterra


Como primeras tareas debíamos presentarnos en la oficina de turismo ya que allí es donde dan la Finisterrana. Tratamos de informarnos de autobuses y nos dijeron que mañana y pasado, al ser sábado y domingo, no había servicios.



La Finisterrana


A continuación, nos fuimos a buscar el albergue que estaba en una de las callejas del pueblo. Trámites de matrícula y sello para pasar a elegir literas, en el segundo piso; nos metimos al fondo en lo que parecía casi una habitación individual con baño incluido. Todo ello debajo de un Velux que daba una ventilación excelente. Además con la suerte de que en la litera de arriba no había nadie. Tras las correspondientes duchas y coladas, paseo por el casco viejo del pueblo para reponer fuerzas.



Albergue Finistellae, en Fisterra


Nos sentamos en una terraza y con un revuelto de gambas, algas y erizos de mar, comimos los dos. El plato estaba delicioso.



Terraza de cafetería en Fisterra




Revuelto de gambas


Después procedía una siesta y tender la colada; cuando estamos en ello empezaron a llegar el grupo de siete de Toledo que habíamos visto en días anteriores, armando un jaleo de muchísimo cuidado, por lo que la siesta se nos quedó bastante corta.

El siguiente trámite a realizar era la subida al faro y así, en torno a las 17:00 o 17:30 horas, nos pusimos en marcha despacito hasta arriba. Aunque hacía sol, el paseo se presentó bastante agradable, con los abundantes trozos de sombra y teniendo en cuenta que la pendiente no es demasiado fuerte; en poco más de media hora estábamos arriba dónde corría un vientecito que no era nada desagradable.



Subida al faro de Fisterra




Primi, km=0,000




Ángel, km=0,000




Detalles en el Faro de Fisterra


Hicimos las correspondientes fotos de rigor y tomamos una 1906 en la terraza del bar del fin del mundo que nos sentó estupendamente.



Terraza del bar del Fin del Mundo




Estatua de peregrino, camino del Faro


Poco después empezamos el regreso a Finisterre. Teníamos la colada aún tendida en el albergue y había que recogerla. Después nos bajamos a la zona del puerto a tomar unas cañas y ver el ambiente que había que era bastante agradable, con muchos peregrinos que había por allí. Vimos al grupo de Salas de los Infantes, que habían llegado a Finisterre y se disponían a subir al Cabo para ver la puesta de Sol. La siguiente foto nos la enviaron ellos.



Puesta de Sol. Foto del Grupo de Salas de los Infantes


También vimos a Ana y las amigas de Jaén que se iban en taxi al Faro, a lo mismo; y por último observamos cómo un pequeño trenecito hacia el mismo trayecto; enseguida se llenó por lo que nosotros seríamos de los pocos en no subir.



Subida al Faro en tren turístico


Nos sentamos en una terraza a tomarnos unas cervecitas y, teniendo en cuenta que tenía muy buena pinta lo que estaban poniendo de cenar a los extranjeros, aunque eran las 8 de la tarde, decidimos quedarnos allí a cenar. Tomamos una sopa de pescado y un buen trozo de lubina a la gallega, y un buen plato de almejas a la marinera y unos pescaditos fritos, respectivamente, todo ello bien servido y con el vino incluído. Pagamos unos 12 euros por menú.



Almejas a la marinera




Lubina a la gallega con patatas


Para hacer la digestión nos dimos una vuelta por el pueblo y en la Plaza de la Constitución había un festival llamado "Fisterra blues", dónde en un escenario, había un grupo tocando y cantando blues muy animadamente.



Festival "Fisterra Blues"


A continuación, pusimos rumbo al albergue, donde había bastante jaleo, pues algunos querían subir al faro a esas horas. Nosotros nos fuimos a dormir, ya que teníamos etapa al día siguiente.