CAMINO DE SANTIAGO 2019
Martes, 25 de Junio de 2019
Negreira - Vilaserio - 12,4 kms

Amanece un buen día entre nubes y claros, sin mucho calor y, por tanto, excelente para andar. Además, hoy tenemos planificada una etapa corta de poco más de 12 kilómetros hasta Vilaserío, por lo que nada más salir de Negréira vimos un cartel indicativo de ruta alternativa, llamada ruta de los tres pazos o de los Molinos, con un sendero pegadito al río.



Alternativas de la etapa


Realmente esta etapa es de las más bonitas y largas del camino, aunque en nuestro caso la partimos en dos para ir más cómodos y porque la veteranía se puede tomar estas licencias.



Monumento al inmigrante gallego


Decidimos coger la alternativa, aunque tiene unos 500 m. más, ya que la principal parece que lleva mucha carretera y creo que acertamos, porque el paisaje bajo los robles y eucaliptus junto al río era muy agradable además los dos o tres primeros kilómetros bastante llanos; después la cuesta es empinada.



En el Pazo de Cotón


Así acompañados del ruido del río con algunas cascadas, volvemos a retomar la carretera hora y media después, llegando a la aldea de Zas. Allí encontramos un peregrino italiano, de Napoles, que habíamos dejado a la salida de Negreira cuando tomamos la variante y él continuó por el camino oficial. Tras aconsejarle sobre los malos hábitos del fumar tras una subida, Primi siguió su camino, mientras yo me quedo sentado solucionando algunos temas personales vía telefónica.



Río y cascadas




Ascenso por el valle de Barcala


Ascendiendo por el valle del Barcala, entre robles y castaños, encontramos a unos peregrinos de Gran Canaria, 2 mujeres con 2 chicos más jóvenes que ya vimos 2 días antes, a quienes conté nuestro encuentro, años atrás, con el grupo de Tenerife. Y la ruta continuaba cuando un cartel indicaba que a 150 metros había un bar-albergue llamado "Alto da Pena".



Cafetería Albergue Alto da Pena


Ya tocaba una parada y, cuando llego, Primi ya me está esperando hace un rato. Efectivamente había 150 metros pero el último tramo para llegar a la terraza del bar era de escalones que parecían no tener final. Ya le comenté al propietario que podían ser escaleras eléctricas. Al menos las vistas eran magníficas.

Estaban un par de chavales, uno de Canadá creo recordar que se había juntado con otro canario, le dije que detrás venían unos paisanos suyos y que en mis caminos no había encontrado muchos canarios.

Nos pedimos un trozo de tortilla de patata, por cierto, bastante buena, con las correspondientes cervezas 1906 y a la sombra suponía un rato de descanso merecido. A continuación llegó una pareja de Barcelona que adelantamos en la salida de Negreira, y más tarde otros 2 peregrinos.

De repente aparece un tipo que a mí me sonaba; se sienta allí en la mesa de al lado, se quita los zapatos, y se pide su cerveza correspondiente; al poco rato llega otro francés. Entre unas cosas y otras me pongo a buscar en la página web del camino de 2016 y, efectivamente, confirmo que el tipo era un inglés que iba con dos americanas de Florida, a quiénes reservamos desde Carrión un albergue en Lédigos. Le enseño la foto y confirma "it's me".



Peregrino inglés que conocimos en el Camino en 2016


Un rato de conversación con él y nos comentó que volvía de Finisterre a Santiago y que seguía en contacto con las dos americanas, Susi y Mary. El francés de la mesa de al lado nos hizo las correspondientes fotos y, poco después, nos despedimos y continuamos nuestro camino. Es el destino, un día determinado a una hora determinada y en un lugar perdido, volvemos a encontrarnos.

Nos faltaban pocos kilómetros para Vilaserío, dónde teníamos reservado nuestro albergue para esta noche. En ese tramo Primi conoce a una peregrina noruega llamada Linda, por cierto muy simpática, con todo el aspecto de nórdica en cuanto al pelo rubio platino y ojos claros y, bastante fuerte para llevar la mochila que dice que pesaba 12 kg.; a mí me daba la sensación de que pesaba más. La mujer bastante simpática hablaba un poco de español y por supuesto inglés.



Con Linda, peregrina noruega


Llegamos con ella hasta Vilaserío, donde ella se paró para comer pensando continuar y nosotros nos paramos para comer y para dormir. Comentó que quería continuar hasta As Mariñas, unos 4 km más adelante. Continuamos la conversación mientras nos tomamos unas cervezas. Según estamos comiendo llegó otra peregrina alemana, que se tomó algo puntual y a los 15 o 20 minutos se marchó.



Descanso en el restaurante de Vilaserio


El menú consistió en lentejas y filetes de cerdo con patatas y todo ello muy abundante con el correspondiente vinito tinto.



Comida en Vilaserio


Nos despedimos de Linda y nos adjudicaron nuestras camas, ya que éramos los primeros en llegar al albergue situado en un entorno muy agradable con un bar que tenía terraza interior y exterior por lo que no nos iba a faltar de nada.



El albergue O Rueiro de Vilaserio


Nos echamos una buena siesta y esperamos a que se fuese acoplando el resto de peregrinos; un portugués, una madre e hijo de Alemania (Sabina y Juan), un matrimonio de Barcelona, etc. son los otros ocupantes de este albergue. Tras las correspondientes duchas salimos fuera de nuevo, porque hacía una tarde excelente.

Nos fuimos hasta Casa Vella, otro albergue que hay en el mismo pueblo, en un entorno mucho más rústico y más auténtico, pero con menos plazas y menos servicios.



El albergue Casa Vella de Vilaserio


Aquí nos tomamos unas cervezas y entablamos conversación con la dueña del albergue, que tenía cuatro o cinco personas allí alojadas, entre ellas una muchacha que estaba operada de la garganta y que tenían que hacerle comidas especiales. Apareció también un peregrino portugués que venía desde Lisboa y que estaba alojado en nuestro albergue, con el que también estuvimos despachando un rato. También conocemos a Sandra, peregrina portuguesa pero nacida en Argel, que a pesar de su poco peso transportaba una mochila de más de 13 kilos. En fin que estuvimos allí entre hora y media y dos horas en una tarde muy agradable.

Volvimos a nuestro albergue y como la comida había sido muy abundante nos conformamos con una ensalada para los dos y un plato de chorizo frito.



Cena en el Albergue O Rueiro, de Vilaserio


No teníamos hora de entrada, pero tampoco teníamos mucho más que hacer por lo que en torno a las 22:15 nos fuimos a la cama. El albergue tenía media entrada lo que está bastante bien para estar en un sitio que no es parada obligada.