CAMINO DE SANTIAGO 2019
Domingo, 23 de Junio de 2019
Sigüeiro - Santiago - 17,5 kms

El día amanece nublado y chispeando.

Como en el precio del albergue estaba incluido el desayuno, a las 8 y algo de la mañana se preparó una buena tertulia en torno a la mesa con participación de las ucranianas, Katia la chiquita alemana y la madre de Samantha, que es la que estaba a cargo del albergue esta mañana.

Los dos peregrinos el de Ávila y el de Valencia se marchaban ya, imaginamos que con intención de llegar a la misa de 12 en Santiago.

Muy bien por el albergue en cuanto al desayuno, pues era en plan familiar, en una cocina como la de cualquier casa con café, tostadas, beicon, huevos, madalenas, zumo, etc.

Elena, Irina y Evelina se marcharon pronto… "ya las alcanzaremos" le dije a la madre de Samantha y propietaria del albergue, conociendo el paso que llevaban.

Una vez desayunados y recogidas las pertenencias nos ponemos en marcha sobre las 9; sigue chispeando un poco por lo que llevamos puesta la funda y paraguas fuera.

Primi recoge en el albergue los pantalones de tracking que se había dejado Irina (como varias cosas más anteriormente). Un poco más de 45 minutos vemos al fondo a las peregrinas, a las que hacemos señas para que esperen; las alcanzamos y nos reímos un rato a costa de los pantalones, lo que aprovechamos para hacernos una foto ya que en ese momento había dejado de llover.



Con Elena, Evelina e Irina


El camino con una serie de sube y bajas no se hace demasiado duro, pero tampoco encontramos un sitio donde parar ya que, en el kilómetro 8, "El Castro", nos pareció un poco pronto. Nos sorprendió un tramo arbolado que se agradecía. Nos encontramos un enigmático Bosque Encantado, que comienza con la figura de una bruja en su escoba y las enredaderas trepando por los árboles. Un paseo muy agradable a estas horas de la mañana.



La "bruja" peregrina




El bosque "encantado"


A partir de ahí los bares que había estaban en un polígono, que al ser domingo estaba todo cerrado, por lo que continuamos y llegamos a Santiago donde los siete u ocho primeros bares también estaban cerrados.



Es domingo: todo cerrado


Adelanté a aquella peregrina búlgara que llevaba la rodilla averiada; resultó que Maria le había pedido un taxi hasta Sigueiro y allí le hicieron una cura, le mandaron corticoides y antiinflamatorios y descanso durante al menos 2 días, pero encontrándose mejor había permanecido solo un día, amén que Santiago ya se olía.



Ya en Santiago de Compostela


Al final terminamos frente a la Oficina del Peregrino, pasando por la Iglesia de San Francisco que más tarde supimos era la iglesia donde se celebraban las misas del peregrino, dado que la Catedral está enteramente en obras dejando solamente dar el abrazo a Santiago y visitar su sepulcro.



Iglesia Convento de San Francisco


En una terraza, frente a la Oficina del Peregrino, nos pedimos una caña y nos encontramos con Caroline que estaba allí sentada. Llamamos por teléfono a José Ignacio, el hermano de Luis Barrio, y nos dijo que hacía 5 minutos había pasado por allí, pero que si íbamos a estar un rato que vendría a nuestro encuentro. Efectivamente así lo hizo y mientras saludos, otra caña y demás nos cogió las credenciales para hacernos la Compostelana, ya que ha estado de voluntario durante 15 días en la Oficina del Peregrino.

Después de la Segunda caña nos propusimos ir a comer algo; Jose Ignacio pensó que un buen sitio sería "La Orella", junto al "Gato Negro" en la Rúa da Raiña, así es que encaminamos nuestros pasos hacia allí. Tuvimos suerte, ya que la única mesa que tiene en la calle estaba vacía. Pedimos allí unos mejillones y unas sardinas unos pinchitos de oreja y demás con lo cual una comida no muy abundante pero suficiente. José Ignacio se marchó a las 3 porque empezaba su turno en la Oficina del Peregrino y quedamos en que cuando saliese nos llamaría para quedar por la tarde-noche y entregarnos las Compostelas.



Con Carolina, en la Plaza del Obradoiro


Nosotros a partir de ahí nos fuimos al hostal Suso a echarnos una siesta, la correspondiente ducha y demás, de tal forma que se nos hicieron casi las 7 de la tarde.

Yo me fui a dar una vuelta hasta la Catedral; ahora lo que está en obras es el interior pues únicamente se permite dar el abrazo al santo y visitar el sepulcro. Lo demás está cubierto con plásticos y no se puede acceder. La catedral, por fuera, está bastante limpia, fruto de varios años con los andamiajes que ya hemos visto en otras catedrales. Primi, mientras tanto, se fue a visitar a nuestras "novias", las dos Marías, en el parque de La Alameda.



La Catedral de Santiago, limpia de andamiajes




Las dos Marías


Nos dimos una vuelta por el Casco Viejo y nos tomamos unas cañas en la Rúa del Vilar; en esto que aparece Caroline con su marido. Le comentamos que estamos esperando la llamada de José Ignacio para que nos dé las compostelanas; al poco rato nos llama diciendo qué va a salir en 10 minutos de la oficina, pero que además hay sardinada en un parque cercano por ser la víspera de San Juan. Quedamos con él en ir a buscarle al bar de enfrente de la Oficina del Peregrino que tardaríamos entre 10 minutos y cuarto de hora. Así lo hicimos y al llegar a la Plaza del Obradoiro nos encontramos con las ucranianas y/o rusas, porque resulta que Elena es rusa de Siberia, de Novosibirsk. Había procesión.



Procesión, en la Plaza del Obradoiro




Procesión, en la Plaza del Obradoiro


Les comentamos el plan de la sardinada y les pareció estupendo excepto a Irina que debía de estar muy cansada, por lo que su hermana Evelina la acompaño al albergue. Elena se vino con nosotros hasta el parque y allí haciendo un poquito de cola nos comimos las sardinas sobre un trozo de pan bastante grande. Paul, el marido de Caroline, invitó a los vinos.



Con Carolina, Paul y Elena


Tras un buen rato nos encontramos con algunos compañeros de José Ignacio, uno de los cuales es irlandés con lo que hizo buenas migas con Caroline y su marido. Al rato decidimos ir hacia el centro para cenar un poco y así lo hicimos en uno de los bares de la calle Raiña.



El grupo, antes de la cena


Se incorporaron Evelina y Katia, la joven alemana que durmió en nuestro albergue de Sigueiro. Pulpo, parrochas, mejillones y berberechos fueron la base de la cena y allí nos dieron en torno a las 11 de la noche, por lo que teniendo en cuenta que mañana algunos teníamos etapa, decidimos irnos a la cama.