CAMINO DE SANTIAGO 2019
Sábado, 22 de Junio de 2019
Bruma - Sigueiro - 24 kms

Cómo se nota que hay peregrinos; a eso de las 6 de la mañana ya estaba el patio revolucionado. Dejamos nuestro margen para que se fuera despejando, ya que todos a la vez no hay quien se mueva dentro del albergue.

Pasadas las 7:15 Primi me da un toque y le digo que es todavía muy pronto y que hay gente por allí, que yo voy a tardar un rato. Andrea se había marchado y nunca más supimos de ella. Por allí andaban las ucranianas entre una que se despereza y otra que se está haciendo el desayuno sin prisa ninguna; nos invitaron, pero declinamos la invitación; de hecho, se quedaron en el albergue cuando nosotros nos marchamos.

Como no hay más remedio, nos ponemos en marcha y en torno a las 7:45 empezamos la caminata, sabiendo que en Bruma no hay para desayunar.



Cruceiro en Parroquia de San Pedro de Ardemil




Parroquia de San Pedro de Ardemil


Pasados unos 3 kms llegamos a O Seixo, de la parroquia de San Pedro de Ardemil, donde encontramos un bar; allí desayunamos un café con un croissant. Está lleno de diversas esculturas, suponemos de algún artista local, desde dinosaurios, tractores en unas vías, cabezas de caballos, etc. En este lugar habían parado un grupo de 5 italianos y otras 2 mujeres también italianas.



Esculturas en O Seixo




Esculturas en O Seixo


La mañana es estupenda para caminar; está nublado, no hace frío y por supuesto no cae una gota de agua, aunque dejamos fuera las fundas de la mochila y los paraguas. Por fin una marcha matinal sin rastro de subidas ni bajadas; una carretera vecinal sin tráfico donde, veíamos a lo lejos a algunos peregrinos que nos precedían; adelantamos a una joven (creo que búlgara aunque hablaba italiano) que andaba muy lenta debido a una contusión en la rodilla; le animamos a proseguir no sin advertirla que tuviera mucho cuidado. (Más tarde nos enteraríamos que María la de Sevilla, encontrándose con ella, le pidió un taxi y la obligó a ir a Sigueiro a un centro médico).

De nuevo en marcha, esta vez había más de bajadas que subidas, y así cruzamos A Rúa, donde atravesamos otro bosquecillo de laureles y distintas aldeas donde dicen que paseó y pernoctó Felipe II. Cruzamos un pequeño puente medieval, apenas visible, llamado puente de Pereira.

Transcurridos 7 ú 8 kms encontramos un bar, que ya se anuncia que es el último, antes de llegar a Sigüeiro, donde hacemos una parada. Es el bar El Crucero donde nos comemos un pincho de tortilla con las correspondientes cervecitas. Estamos allí en torno a una hora y llega María la de Sevilla y Caroline, irlandesa del norte de Irlanda, que no es Irlanda del Norte.



Cafe Bar O Cruceiro, Ordes


Desde aquí afrontamos un último tramo de unos 12 o 13 kms de largo; en los últimos, los piés bastante recalentados. Recuerdo una recta sin límite, que se tardaba más de 30 minutos en cruzar, llegando al polígono de Sigueiro donde un parque arbolado nos llevó a la plaza del Concello. Primi iba un poco más adelantado y le dije que me esperase en una terraza que estuviese en el camino y, efectivamente, así lo hizo en la plaza del Ayuntamiento de Sigüeiro qué es del Concello de Oroso.

Un par de cervezas y, como eran cerca de las 3 de la tarde, decimos a la camarera que si podemos comer algo; nos dice que ya estaba cerrada la cocina, por lo que desde aquí nos fuimos directamente al albergue (Ultreia e Suseia, antiguo Fogar da Chisca; hay que recordar que en Sigueiro no hay albergue público), dónde nos estaba esperando Samantha, a quien habíamos llamado un rato antes para decir que solo íbamos dos peregrinos. Mientras nos matriculaba nos ofreció una taza de vino Ribeiro y estuvimos allí un rato despachando con ella hasta que llegó una peregrina alemana llamada Katia, de Stuttgart, que había reservado una habitación individual para ella.



Albergue Ultreia e Suseia, antiguo Fogar da Chisca




Albergue Ultreia e Suseia, antiguo Fogar da Chisca


Tras las correspondientes duchas y resolver un incidente con la Peregrina alemana que se había quedado cerrada en su habitación y no podía salir, nos fuimos a echar la siesta. Una habitación de 6 literas para nosotros y había otra de 4 literas donde estaban los dos peregrinos de Toledo y Avila que habíamos conocido en días anteriores.

En torno a las 18:30 decidimos salir a dar una vuelta por el pueblo. Nos sentamos en una terraza para tomarnos unas cañas con unos pinchos de mejillones en vinagreta y, en ese momento, aparece Caroline, la Peregrina irlandesa que se había quitado las coletas y por eso yo en principio no la conocía. Se sentó con nosotros pagamos una ronda cada uno, e incluso un kas de limón para Katia que también apareció por allí.



Con Caroline, peregrina alemana


Caroline nos comentó que estaba muy preocupada por el tema del brexit ya que ellos viven muy cerca de la frontera con Irlanda del Norte y de hecho su marido y su hija trabajan en Irlanda del Norte. En esto que apareció María, la peregrina de Sevilla, que estaba esperando a los sudafricanos, Trevor y su hija Savanna, para cenar.

Nosotros decidimos ir a cenar con Caroline a un restaurante que estaba muy cerca de nuestro albergue y también del suyo. Nos contó que esperaba a su marido Paul en Santiago, que venía en avión para llegar a Finisterre juntos; fue fácil la conversación y amena la cena al tener familia en Asturias y Baleares con lo que hablaba bastante fluido el español. Cenamos un revuelto de grelos para compartir, un filete de ternera con abundantes patatas para cada uno, regado con una botella de vino de la casa muy fresquito y bastante bueno. Además, había fútbol; jugaba España sub 21 contra Polonia y pudimos ver el triunfo de 4-0 de España.

Desde allí vimos pasar a las peregrinas ucranianas que conocíamos del día anterior y al final resultó que estaban en nuestro albergue. Como nosotros teníamos organizadas las camas no tuvieron más remedio que coger las que quedaban; nos echamos unas risas comentando las coincidencias del camino. Nos fuimos a dormir pasadas las 11 de la noche.