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CAPÍTULO XIII: EL VIENTO
VIAJE A LA TIERRA DE LA REINAY HORCADOS ROJOS (PICOS DE EUROPA) DEL 11 AL 13 DE OCTUBRE DE 1996



Asistentes: Michel, Carlos y Ángela; Alfonso, Rosa y Héctor; Miguel-Angel Marqués y Miguelito; Fernando, Pilar y Diego; Angel, Juan-Pablo y Eduardo. TOTAL ......14
Alojamiento.

Está hecha la reserva en el Hotel "San Glorio", pueblo de Llánaves de la Reina (Tfno. 987 / 74.04.18), a 25 Km. de Riaño y 5 Km. del puerto de San Glorio. El precio por persona, para un grupo de 10 es de 9.500 ptas. que incluye dormir 2 noches (viernes y sábado), 2 cenas (viernes y sábado) y 2 desayunos (sábado y domingo).

Distancias.

Segovia - Arévalo = 60 Km.

Arévalo - Medina del Campo = 36 Km.

Medina del Campo - Tordesillas = 23 Km.

Tordesillas - Villardefrades = 35 Km.

Villardefrades - Benavente = 47 Km.

TOTAL SEGOVIA-BENAVENTE= 201 Km.

Benavente - Ardón = 55 Km.

Ardón - Mansilla de las Mulas = 17 Km.

Mansilla de las Mulas - Riaño = 74 Km.

Riaño - Llánaves de la Reina = 25 Km.

TOTAL SEGOVIA-LLÁNAVES= 372 Km.

Llánaves de la Reina - Pto. S.Glorio = 5 Km.

Pto. de San Glorio - Potes = 28 Km.

Potes - Cosgaya = 18 Km.

Cosgaya - Fuente De = 10 Km.

Viaje de vuelta:

Llánaves - Boca de Huergano = 17 Km.

Boca de Huergano-Velilla del Carrión 26 Km.

Velilla del Carrión-Cervera de Pisuerga 48 Km.

Cervera de Pisuerga- Herrera de P.= 40 Km.

Herrera de Pisuerga - Palencia = 72 Km.

Palencia - Valladolid = 50 Km.

Valladolid - Segovia = 110 Km.

TOTAL VIAJE DE VUELTA = 363 Km.

PLAN DEL VIAJE.

Viernes 11 de Octubre de 1996:

Procuraremos salir de Segovia sobre las 2'45 de la tarde con un bocadillo para el camino, que nos comeremos en el pueblo de Villaquejida (18 Km. después de Benavente) en un bar de carretera, con intención de llegar a Llánaves de la Reina sobre las 8 de la tarde, antes de que se nos haga de noche. Tomamos unos chatos, cenamos pronto y sobre las 11,30 ó las 12 como muy tarde a la cama.

Sábado, 12 de Octubre de 1996:

A.- Si hace buen tiempo.

Nos levantamos a las 8'30 de la mañana para estar desayunando a las 9'00. Compramos el material para los bocadillos y cogemos los coches para subir hasta el puerto de San Glorio (5 Km.). Aparcamos allí los coches y empezamos la marcha hacia el Collado de Llesba (20 min.), donde está el Monumento al Oso; sin pararnos allí iniciamos la subida hacia el Coriscao, que según los libros de ruta puede suponer unas dos horas, con un desnivel de 550 m.; es decir, es una marcha bastante suave para lo que estamos acostumbrados. Desde allí se ve una panorámica bastante completa de los tres macizos que componen los Picos de Europa, teniendo de frente Peña Vieja y Los Horcados Rojos (que tapan el Naranjo de Bulnes); nos sentamos allí un buen rato, nos comemos los bocadillos a gusto, etc.

Al bajar podemos parar un rato en el monumento al Oso, y después coger los coches desde San Glorio en dirección a Potes, pasando por el monumento al corzo, hasta La Vega de Liébana, tomarnos allí unas cañas y vuelta hacia Llánaves de la Reina, procurando de que no se nos haga de noche. Ya en el Hotel, ducha, chatos, cena, partida y cama.

B.- Si hace malo:

Con menos prisas, y sin necesidad de comprar material para los bocadillos, cogemos los coches y bajamos el puerto de San Glorio en dirección a La Líebana, parando en el monumento al corzo y en Vega de Liébana; continuamos hacia Potes y desde allí hacia el Monasterio de Sto. Toribio de Liébana, que si procede podemos visitar.

Como muchas veces lo hemos dicho, pero no lo hemos hecho, trataremos de ir a comer al Mesón del Oso, en Cosgaya y después de comer acercarnos hasta Fuente De, por si alguien tiene interés en subir al teleférico. Después, vuelta hacia el hotel, duchas, chatos, cena, partida y cama.

Domingo, 13 de Octubre de 1996:

Si hace bueno, podemos hacer el viaje de vuelta por la montaña palentina, zona de Fuentes Carrionas, llegando a comer a Cervera de Pisuerga. Serán 75 Km. de carretera de montaña, pero creo que merece la pena explorar para futuras excursiones. Si hace malo podemos volver por donde habíamos venido o por Piedrasluengas, para el que no lo conozca.

Una tercera posibilidad, si Masito se decide a ir a la zona de Boñar, donde tiene que hacer unas gestiones, es volver por los pantanos del Porma y quedar a comer con él en el pueblo de Boñar.

No debéis olvidar:

Cámara de fotos. Prismáticos. Chubasquero. Paraguas. Cantimplora.

LUGARES VISITADOS:

Tierra de la Reina.

La carretera que une Riaño con el Puerto de San Glorio atraviesa la llamada Tierra de la Reina. El primer pueblo que encontramos en el trayecto es Boca de Huérgano, justo a la cola del enorme pantano de Riaño; a partir de aquí, los cinco pueblos restantes llevan el "apellido" de la Reina: Villafrea de la Reina, Los Espejos de la Reina, Barniedo de la Reina, Portilla de la Reina y Llánaves de la Reina. Estos dos últimos podemos considerarlos como antesala de los Picos; Portilla, a través del cual se abre el acceso al valle de Valdeón, por el puerto de Pandetrave y Llánaves, que por el puerto de San Glorio nos introduce en la Liébana.

Durante muchos siglos los puertos de montaña del alto Esla fueron arrendados a los dueños de ovejas merinas para que ellas se alimentasen de su rica hierba en los meses veraniegos, desde Mayo a Octubre. Este arriendo dejaba buenos ingresos en las cajas concejiles de nuestros pueblos, al mismo tiempo que la sierra se animaba con el balido de las ovejas y el ladrido de los mastines y los montañeros disfrutaban escuchando cuentos y narraciones topográficas de boca de rabadanes y pastores.

Pero a partir de 1950 esta trashumancia ha ido en declive, para recordar esos años felices es muy útil la relación que por esos años 50 nos daba un famosos montañero, José Ramón Lueje Sánchez:

"Portilla es el pueblo más bellamente pintoresco de la Tierra de la Reina y de muchas otras tierras. Es un pueblo levantado en la encrucijada de las montañas, en un agreste paraje que se aprieta por las cónicas rocas, verdosas y extrañas, del Cincho, el Cuervo, la Cuesta, la Cruz y por las peñas de Bellute.

En aquel estrecho, cruza la carretera de Riaño a Potes y arranca la que sube a Pandetrave, y también recibe por el norte el Río Puerma, y del este el de Llánaves. Unos en estas angosturas de pueblo y otros en sus cercanías, allí confluyen hasta seis cristalinos e importantes valles: el de Bayones que se abre hasta Barniedo, el de Pades para Valdeón, el de Bedunde para Llánaves, el de Lechada para los Cardaños, y los de Salceda y Vallorza para Casasuertes y las Arregueras.

Portilla cuenta con unos cuarenta y cinco kilómetros cuadrados de término de montaña, dónde encuentran sus mejores puertos los rebaños de merinas, esos ganados trashumantes que pastan, de agostadero, en las altas sierras de León, Segovia, Soria y Cuenca, y de invernadero, en las tierras llanas de Extremadura.

El pueblo arrienda anualmente a aquellas cabañas, a muy buenos precios, los puertos de la Peña, la Braña, Boca de Gabanceda, el Pasaje, Puerma, Vallosero, el Mostajal, Luriana, Tejedo, Valcabado, el Abiércol, Peña Prieta, Mampérez, Coto Redondo, Bobias y Hoyos de Vargas.

Este es pues el país del chozo aislado y del pastor nómada, casi siempre nacido en Prioro, Tejerina o Remolina, que vive una vida sobria y mansa, heredada de padres a hijos, como una reliquia de la raza... De verano son nuestros amigos y nuestros mejores aposentadores por la montaña, que, en octubre, por su marcha, queda callada y sin poesía.. ¡Cuántas veces en el chozo pasamos nuestra duermevela escuchando las consejas de los pastores! ¡Cuántas historias del pastoreo trashumante tenemos aprendidas del tío Barrial, de Lario, nuestro amigo, el viejo mayoral de merinas".

Llánaves se encuentra casi a caballo entre la vertiente cantábrica y la del Duero, ya a pocos kilómetros de puerto de San Glorio que divide las aguas. Hoy es un pueblo muy conocido por los montañeros que suben a las cumbres de Peña Prieta, al Coriscao, o se contentan con subir al Collado de Llesba para contemplar los sublimes panoramas de los Picos de Europa.

En la Época Moderna, el pueblo de Llánaves es muy conocido entre los estudiosos por el curioso reparto de sus tierras, que algunos llaman "colectivismo agrario". Y a este fenómeno socioeconómico dio publicidad a bombo y platillo uno de sus párrocos, don Juan Antonio Posse y Varela, cura gallego que rigió la parroquia desde Mayo de 1794 hasta el año 1798. Cuatro años sólo ejerció de ejerció de párroco en Llánaves, pero a él, gallego, le sorprendieron enormemente las costumbres comunitarias de los pueblos de la montaña leonesa, y en particular llamó su atención el reparto que cada doce años se hacía en Llánaves de las tierras de labor entre los vecinos.

Ya en nuestros días, en el año 1929 quedaba terminada la nueva carretera Riaño-Potes . Fue una obra gigantesca el abrir esa vía por el terrible desfiladero. Las vías de comunicación, además de facilitar la vida a los habitantes de los pueblos, favorecen de modo singular el turismo, importante fuente de ingresos. Hoy Llánaves se ha puesto como modelo en este aspecto, ya que empresarios oriundos del pueblo o con él simpatizantes, han promovido y realizado el mesón Llánaves y el Hotel San Glorio, abiertos al público estos últimos años.

Fuente De y Horcados Rojos

Situado en el impresionante circo glaciar de Fuente De, a 28 Km. de Potes, se encuentran las instalaciones del Teleférico de Fuente De. Instalaciones que CANTUR,S.A. ha dotado con todas las comodidades para que pueda disfrutar al máximo de su estancia en los Picos de Europa.

Los indudables atractivos paisajísticos y deportivos de los Picos, seducen cada vez más al viajero que busca disfrutar de la sensación de la alta montaña. CANTUR,S.A. pone a su disposición los medios para llegar a zonas que de otra forma serían inaccesibles. Le rogamos encarecidamente que nos ayude a cuidar y respetar este privilegiado entorno.

José María de Pereda escribió: "Jamás había visto yo porción tan grande de mundo a mis pies, ni me había hallado tan cerca de su creador, ni la contemplación de su obra me había causado tan hondas y placenteras impresiones".

El Teleférico de Fuente De le llevará hasta el macizo central de los Picos de Europa, salvando un desnivel de 753 m., pasando de los 1.094 m. de altitud de la estación inferior a los 1.847 m. de la estación superior. Desde el mirador del Cable la panorámica es impresionante. A nuestra espalda queda Peña Vieja, techo de Cantabria con 2.613 m. y el Pico Tesorero, que junto con los Horcados Rojos son las cotas más visitadas. En las cercanías se encuentra también el Hotel-Refugio de Áliva, al que se puede acceder mediante vehículos todo terreno, o en una agradable marcha de 3 Km. desde la estación superior del Teleférico. Lugar de paz y silencio increíble, hecho realidad por la Diputación Regional de Cantabria, a través de CANTUR,S.A., ideal para pasar unos días de descanso en plena naturaleza.

Reconstruido en los Puertos de Áliva, en el mismo centro de los Picos, rodeado de riachuelos de aguas purísimas, las cimas más famosas, praderías de un verde supremo y con el máximo confort, se puede disfrutar de algo tan difícil en nuestro tiempo, como descansar por la noche con el único sonido del tintineo de los campanos del ganado que pasta en los alrededores, contemplar el mar de niebla al atardecer, las estrellas en un cielo completamente limpio y claro.

Es el punto idóneo para emprender excursiones, en Land Rover, a caballo o a pie, por las sendas de los bosques cercanos de Mogrovejo, Pembes, Tresviso, etc. o acercarse cómodamente hasta las montañas más famosas de la zona como el mítico Naranjo de Bulnes, Peña Vieja, Pico Cortés, etc. Así mismo será fácil fotografiar las manadas de rebecos cuando bajan a beber cerca del Refugio, los buitres, el águila real, ...

Potes y Santo Toribio de Liébana.

La capitalidad del territorio lebaniego reside en la antigua villa de Potes. Es Potes la villa de los «pontes», en la que confluyen el río Deva con el Quiviesa, en la que se interfieren asimismo, cuatro de los cinco valles de la Liébana. Su historia, que se remonta probablemente a mediados del siglo VIII, se halla vinculada a la fundación del monasterio de Turieno (rebautizado como Monasterio de Sto. Toribio), y al señorío de la Torre del Infantado (su principal y más emblemático monumento), que fue motivo de enconadas luchas medievales entre dos dinastías, la de los Manrique y los Mendoza. Ya desde el siglo XIII aparece su clara vocación aglutinadora y comercial, con la existencia documentada de un mercado que todavía hoy se celebra (en lunes), y en el que se pueden adquirir los productos más típicos de la zona: los garbanzos (finísimos), base del cocido lebaniego, y su afamado orujo, de excelente calidad.

El casco urbano de Potes es de singular interés con edificaciones de los siglos XVI al XVIII. A tres kilómetros de Potes, en el Monte Viorna, se construyó en el siglo VI, según algunos, un monasterio bajo la advocación de S. Martín de Turieno; para otros fue fundado en el siglo V por Santo Toribio, obispo de Astorga. Dos siglos después de crearse el primitivo núcleo monacal y coincidiendo con la repoblación de la Liébana, el monasterio adquiere una actividad incesante como centro teológico; es cuando habita en él el Beato de Liébana, autor de los famosos «Comentarios al Apocalipsis». Los escritos, que fueron objeto de fuerte polémica, están ilustrados de manera muy bella, y por ambos motivos se realizaron copias para distintos monasterios. Pero la importancia religiosa de Sto. Toribio se incrementa con otro hecho, en el que la cronología establece divergencias sobre el momento de su llegada: el «Lignum Crucis», el mayor trozo del madero en el que fue clavado Jesucristo.

El edificio actual, de una gran monumentalidad, a pesar de la competencia del paraje en el que se enclava, ha sufrido diversas variaciones a lo largo de su historia, siendo de estilo barroco la iglesia donde se guarda la reliquia de la Vera Cruz. En las proximidades del monasterio, desde la ermita de San Miguel, merece la pena contemplar la sugerente panorámica que se ofrece; por un lado, el imponente macizo oriental de los Picos; y del otro, el acogedor valle donde se asienta Potes.

Tres macizos componen el sistema montañoso de Picos de Europa, el occidental o de Cornión, el central o de los Urrieles, y el oriental o de Andara; entre los dos últimos se encuentran los dominios de Cantabria. El acceso a los Picos desde Potes puede efectuarse a través del valle de Camaleño, por el que discurre el río Deva. Es un territorio apto para el senderismo, con una treintena de aldeas a cual más atrayente (Argüebanes, Brez, Turieno, Cosgaya, Espinama, ...); pero quizás sea en Mogrovejo dónde se reúnan mejor la belleza natural y la influencia del hombre, erigiéndose en un entorno único, una espléndida obra de fortificación del s. XV: la torre de Mogrovejo.

La historia y la leyenda en estas tierras se funden en una relación intensa, así dice esta última, que fue en el lugar de Cosgaya donde se aniquilaron a las huestes musulmanas después de la batalla de Covadonga; también se cuenta que en las Ilces murió el rey astur Don Fávila, entre las garras de un oso. En los límites municipales de Espinama se encuentra la encrucijada de cómo abordar los Picos: para el aventurero, será la pista que discurre hasta los puertos de Aliva, con el recurso de un vehículo todo-terreno; para los más civilizados, el Teleférico de Fuente Dé (antes mencionado) es el medio que nos acerca hasta el mirador del Cable en las alturas ya del macizo. Ambas elecciones conducen a la majestuosidad de los Puertos de Aliva, un auténtico oasis en medio de la pétrea formación rocosa. Las llanas y verdes praderas de Campomayor y Campomenor, conforman un paisaje inimaginable antes del ascenso, cohabitando en el reino de las alturas la nieve con la silvestre violeta, y donde el rebeco ha establecido su señorío. El rey Alfonso XIII, gran aficionado a la caza, realizó diversas visitas a la comarca, motivo por el cual se construyó el «Chalet del Rey»; aparte de este refugio se pueden encontrar en la zona apenas dos o tres más (destaca el de Áliva), y la «Ermita de la Salud».

EXPERIENCIAS DEL VIAJE:

Antes de salir:

La tarde antes de salir Chiqui llamó a casa diciendo que ella y Sara no podían venir; por otra parte Michel dijo que también vendría su hija Angela. En resumen, fuimos al viaje los señalados al principio del capítulo.

Viernes, 11 de Octubre de 1996.

Quedamos a las 3 de la tarde en la Residencia asistida para salir todos juntos; yo me retrasé cinco minutos, al tener que ir a buscar a Eduardo y Michel se retrasó un cuarto de hora; por tanto, sobre las 3 y veinte estábamos en marcha, con un sol espléndido. Al principio fuimos todos juntos, pero al entrar en la autovía Michel se quedó un poco mas retrasado, M.A.Marqués se paró a echar gasolina, total que nos fuimos desperdigando, pero como habíamos quedado en comer los bocadillos en Villaquejida esperábamos encontrarnos allí de nuevo.

Llegamos a Villaquejida sobre las 5 y diez de la tarde y yo pensaba que Fernando venía detrás de mi, porque durante bastante rato en la autovía había estado viendo por el retrovisor un coche parecido al suyo; empezamos a comernos el bocadillo junto a la carretera y al poco rato pasa Michel y justo detrás M.A.Marqués adelantando a varios camiones; hicimos una seña a Michel, que aunque se había pasado nos vio y junto con Miguel Angel se dieron la vuelta en el pueblo y vinieron donde nosotros estábamos a comerse el bocadillo. Estuvimos allí entre 35 y 40 minutos, esperando a que viniese Fernando, y como no llegaba pensamos o que se había pasado y no le habíamos visto, o que se habían confundido de carretera; como Alfonso al salir nos dijo que hasta Riaño no tenía problemas para llegar, nos pusimos nuevamente en marcha esperando vernos de nuevo en el hotel.

Paramos nuevamente en Cistierna, para echar gasolina y quedamos en hacer una nueva parada en el mirador del pantano de Riaño, que por cierto, estaba bastante mas vacío que la pasada primavera. Nada mas llegar al pantano de Riaño, aparece Fernando y nos cuentan que habían pinchado en la autovía, poco antes de Tordesillas, por lo que decidieron meterse al pueblo a buscar un taller para que les arreglasen el pinchazo, ya que no era prudente continuar el viaje sin rueda de repuesto y ese fue el motivo de su retraso. Parece mentira que un todo- terreno, con esas ruedas, pinche en una autovía, pero así fue la cosa.

Ya todos juntos, continuamos el viaje hacia Llánaves de la Reina, y al atravesar uno de los puentes del pantano de Riaño, varias vacas tan tranquilas, por medio de la carretera, nos hicieron parar para dejarlas pasar a su aire; lo mismo nos ocurrió mas adelante, incluso con un burro y un perro, que no se movían de la carretera ni con luces, claxon, etc., por lo que tuvimos que esquivarlos como pudimos.

Estaba anocheciendo (eran sobre las 8 de la tarde), cuando llegamos al Hotel San Glorio en Llánaves de la Reina y ya por fuera nos causó muy buena impresión el edificio, compuesto de planta baja y dos pisos mas, de unas 10 habitaciones cada uno, construido en piedra y ventanales de madera barnizada; entramos a la recepción para distribuirnos las habitaciones y se preparó un poco de confusión, porque éramos uno menos de lo que habíamos reservado y los chicos enseguida se repartieron las llaves y cogieron alguna que no nos correspondía; enseguida se aclaró el asunto, salvo que la llave de Fernando y Pilar no valía para su habitación, por lo que tuvieron que cambiársela, dejamos los equipajes y bajamos a tomar unos chatos.

El hall del hotel estaba dividido en cuatro partes; una zona con buenos sofás y mesas bajas para ver la televisión; junto a ella otra zona con una enorme chimenea central, decorada a base de cabezas de venado, rebeco y jabalíes, así como un lobo entero y amueblada a base de bancos de madera, taburetes y sillones de cuero, muy apropiada para la tertulia tomando unas copas o para echar una partida si viene al caso; una tercera zona con una barra de bar y otras dos pequeñas barras separadas de la anterior, haciendo forma de "S", con taburetes altos, adecuada para tomarse unas cervezas; y por último el salón-comedor, con capacidad para unas 50 ó 60 personas, con varias mesas cuadradas y otras redondas.

Una vez en el bar, tomando unas cervezas, comentamos los planes para el día siguiente. En lugar de subir al Coriscao, pensamos que sería mas atractivo, sobre todo para el que no lo conociese, irnos hasta Fuente De, subir en el teleférico hasta el mirador del Cable y desde allí coger la ruta hacia Horcados Rojos, ya que si el día era bueno tendríamos una espléndida vista del Naranjo de Bulnes y todo el entorno que le rodea; la gente estuvo de acuerdo en este cambio de planes y le preguntamos a Nicolás, el encargado del Hotel su opinión sobre como estaría el camino y sobre las pistas que atraviesan hacia Fuente De, si eran aptas para ir en el todo-terreno de Fernando; además, aprovechamos la coyuntura para encargarle los bocadillos del día siguiente, a base de filetes de ternera y tortillas, con un par de piezas de fruta. El hombre, que según se expresaba conocía el panorama, nos dijo lo siguiente:

"En cuanto al camino desde El Cable a Horcados Rojos, que en días pasados había bastante hielo, pero que es posible que se hubiese quitado ya que llevaban dos o tres días estupendos, aunque haciendo frío por las noches; que no obstante, encontraríamos bastante nieve arriba. En cuanto a las pistas, que tanto la que va desde el puerto de San Glorio a Cosgaya, como la que va desde Pandetrave a Fuente De, por la Vega de Liordes, estaban en perfectas condiciones para el todo-terreno, pero que no obstante, él nos recomendaba la segunda, porque va mucho mas alta y hay menos vegetación, lo que ofrece mucho mejores vistas de los Picos; también nos dijo que el barómetro estaba bajando deprisa, por lo que era probable que se estropease el tiempo por la tarde, así es que deberíamos aprovechar al máximo la mañana".

Con esta información, y como ya eran las nueve y media, hora que les habíamos dicho a los chicos que bajasen a cenar, pasamos al comedor. Nos montó dos mesas separadas, una para los ocho mayores y otra para los seis chicos. Nos dijo que tenían un menú compuesto de dos primeros (sopa de pescado y guisantes salteados) y dos segundos (escalope con patatas y salmón a la plancha), pero que no obstante nos daba la carta, para que cenásemos lo que nos apeteciese; así lo hicimos, unos a base del menú y otros de la carta. En general muy bien, sobre todo la carne, que era estupenda, tanto los chuletones como los escalopes, y una excepción, el salmón de Fernando; los chicos igualmente contentos con la cena. Los postres muy adornados con nata y además nos dejó allí un par de botellas de aguardiente y orujo para tomar unas copas, con lo que no nos movimos de la mesa y allí estuvimos un buen rato de tertulia.

Subimos a las habitaciones y los chicos estaban todos concentrados en la de Carlos y Angela, jugando a las cartas; como eran sobre las 12 de la noche y al día siguiente teníamos que madrugar les dijimos que cada uno a su habitación. Se fueron, cosa rara, sin decir ni pío.

Por cierto, las habitaciones muy confortables, con televisor de 21 pulgadas, teléfono y buen armario, mesillas y mesa en madera de roble y cuarto de baño con bañera grande y bien surtido de toallas.

Nos metimos en la cama, con el compromiso de que entre 8'15 y 8'30 de la mañana todos desayunando; ya se encargó Michel de anunciar que llamaría a todos por teléfono. Al día siguiente nos enteramos de que los chicos se habían llamado por teléfono y vuelto a juntar en alguna de las habitaciones para jugar a las cartas hasta las 2 de la mañana.

Sábado, 12 de Octubre de 1996.

A las 8'10 me desperté y le di un toque a Michel; se levantó corriendo a cumplir lo que había prometido el día anterior y llamó a todos por teléfono, e incluso a alguno que no era de nuestro grupo. Algunos ya estaban despiertos y otros haciéndose el remolón. Pero lo cierto es que entre 8'30 y 8'45 estábamos todos desayunando.

Salimos del Hotel sobre las 9'10 y justo enfrente hay una fuente de piedra donde llenamos las cantimploras; repasamos los planes, en el sentido de que Fernando, Pilar, Alfonso, Rosa, Héctor y Diego iban en el todo-terreno por la pista que va de Pandetrave a Fuente De pasando por la Vega de Liordes y los demás bajaríamos el puerto de San Glorio hasta Potes y desde allí a Fuente De, quedando en el teleférico sobre las 10'30, ya que calculábamos una hora en hacer el trayecto. La mañana, aunque fresca, era espléndida, ya que no se veía ni una nube y con esta perspectiva nos pusimos en marcha.

La bajada del puerto de San Glorio hasta Potes es una curva permanente, con carretera estrecha pero de buen firme, donde hay que circular con precaución y mas teniendo en cuenta que de vez en cuando te sorprenden las vacas por medio de la carretera y no se apartan aunque estés encima; al poco de empezar a bajar está el monumento al corzo y en general el paisaje que se divisa merece la pena, con las cumbres ya nevadas de los Picos de Europa a un lado y de la Cordillera Cantábrica al otro. Al llegar a Potes paramos en la farmacia para comprar unos tapones para los oídos, ya que algunas y algunos no habían pasado buena noche a causa de los ronquidos y desde aquí continuamos viaje hasta Fuente De, ya por carretera mas ancha y también con algunas curvas.

Llegamos a la base del teleférico sobre las 10,25, prácticamente todos al tiempo, y los que habían venido en el todo-terreno nos comentaron las espléndidas vistas que había haciendo el camino por la pista forestal y que en las zonas altas corría un viento bastante frío.

Sin mas demora, sacamos los tickes del teleférico, a 1.200 ptas. cada uno y tras una espera de 5 minutos nos pusimos en marcha. Aunque un poco caro, la verdad es que es muy cómodo y rápido, porque en unos 2 ó 3 minutos salva un desnivel de 800 metros, es decir que partiendo de Fuente De, a una altura sobre el nivel del mar en torno a 1000 metros, nos deja en el Mirador del Cable, a una altura de 1834 metros; la sensación que da desde abajo es que las cumbres de los Picos son las que se ven desde allí, ya que Fuente De está en el fondo de un valle cuya parte derecha son paredes de roca casi verticales, pero cuando estás arriba parece que vuelves a empezar, con la diferencia de que las paredes de roca están por todas partes, rodeando los llamados "Hoyos de la Lloroza", donde se forman pequeñas lagunas glaciares rodeadas de pradera donde la gente hace inscripciones a base de pequeñas piedras.

Nada mas salir del teleférico notamos el frío viento que sopla en esa zona, ya que por la parte que da al valle de Fuente De no hay ningún tipo de protección, por lo que enseguida nos pusimos en marcha por la pista para coger el abrigo de las paredes de Peña Vieja. Como Juan-Pablo estaba acatarrado y se había dejado el gorro en el hotel, empezó a decir que le dolían los oídos debido al viento, por lo que tuvo que dejarle Alfonso una gorra con orejeras que llevaba; no obstante, parece que se encontraba fuerte, ya que seguía picando a Fernando en el sentido de que iba a llegar arriba mucho antes que él, como si de una marcha de competición se tratara. Justo a los pies de Peña Vieja la pista se divide en dos ramales, el derecho cuesta abajo hacia los Puertos de Aliva y el izquierdo, todavía llano y mas protegido del viento, hacia Horcados Rojos y Pico Tesorero. A partir de aquí, desde donde se divisa casi todo el camino hacia Horcados Rojos, empieza a estar presente la nieve en los "hoyos" y laderas no muy pendientes; al cabo de 15 minutos la pista gira en redondo hacia la izquierda y el camino, por donde continuamos la marcha, empieza a picar hacia arriba prácticamente cubierto de nieve, pero bien señalado.

Al cabo de un rato y a medida que la cuesta se va haciendo mas pendiente, Juan-Pablo se va encontrando peor del catarro, tose mucho y respira con dificultad, por lo que me quedo con él en la parte de atrás del grupo con objeto de hacer las paradas necesarias y si fuese preciso darnos la vuelta; no obstante yo sabía que la marcha no era demasiado fuerte, que había algunas zonas llanas e incluso cuesta abajo, que daba el sol y no soplaba el viento (salvo en algún recodo), en definitiva, que las condiciones eran lo bastante favorables como para poder llegar arriba sin grandes dificultades. Alfonso parece que también tenía algunos problemas y yo creo que estaba deseando de que nos diésemos la vuelta para volverse con nosotros.

F - 3 : En Horcados Rojos; al fondo el Naranjo de Bulnes.

Con este panorama continuamos el camino, por la zona del "Hoyo sin tierra" a un lado y las paredes de Peña Vieja al otro, hasta que tras pasar por una zona llana, con bastante nieve, el camino se divide en dos ramales: el de la izquierda sube hacia el refugio de "Cabaña Verónica" y el de la derecha hacia Horcados Rojos y el pico Tesorero, en un trayecto de 10 o 15 minutos de duración, donde la senda se pierde con facilidad entre la nieve y las rocas, pero se ve perfectamente el destino. En la bifurcación nos estaban esperando Fernando, Héctor y Diego, y nos habían dejado una caja de zumo de naranja, por lo que hicimos una nueva parada y Juan-Pablo, con unos tragos de zumo parece que se recuperaba un poco, aunque quería subir a Cabaña Verónica, que la tenía a la vista. Tras cinco minutos allí, abordamos el último tramo del camino y al poco rato nos presentamos en Horcados Rojos, donde llegamos poco antes de la una. Desde allí la vista es impresionante; de frente el mítico Naranjo de Bulnes, a la izquierda el Pico Tesorero, a nuestros pies el Hoyo de los Boches, completamente cubierto de nieve, a nuestra espalda las torres del Llambrión y a la derecha el camino que desciende hacia Vega Urriello, con el cable de sujeción para minorar en riesgo de una ladera con mucho desnivel.

Había allí lo menos 15 ó 20 personas, casi todas comiendo bocadillos y procurando resguardarse del frío viento que soplaba, por lo que nosotros tratamos de hacer lo mismo, pero no era fácil encontrar un sitio donde no pegase el aire; Juan-Pablo unas veces se tumbaba en la roca, otras se ponía detrás de otra roca, pero en todas partes tenía frío, por lo que le puse mi anorak encima del suyo y empezamos a sacar los bocadillos; tanto los filetes como las tortillas se habían quedado fríos, pero como el pan estaba jugoso se podían comer, aunque estábamos bastante incómodos a causa del viento, ya que casi teníamos que estar sujetando las mochilas para que no se "volasen"; las chovas piquigualdas andaban revoloteando por allí, intentando aprovecharse de los restos de comida y nosotros entre bocado y bocado tratábamos de sacar alguna foto; cuando nos comimos los bocadillos nos acercamos hacia el cable donde había un montañero intentando cruzar por el nevero con grampones, cuerdas y mosquetones y la verdad es que se le ponía difícil; no se si lo lograría, porque cuando decidimos iniciar el regreso aun seguía con la tarea.

Estuvimos allí algo mas de media hora y ya había algunos que llevaban un rato diciendo que regresásemos, porque el viento no hacía muy agradable la estancia y además algunos chicos estaban deseando llegar a los neveros para bajar patinando; tomamos el mismo camino que habíamos traído al venir, y solo con bajar 20 o 30 metros el viento apenas se notaba, por lo que nos tomamos el regreso con tranquilidad. En cuanto había un nevero adecuado, Carlos y Eduardo trataban de esquiar sin esquís, algunas veces con mejor suerte que otras y por supuesto, mojándose los pantalones; los demás, de vez en cuando nos tiraban bolas de nieve a los mayores y Rosa, con algunas dificultades para bajar, porque le habían rozado las botas y porque hacía caso de los consejos de su marido, que trataba de que se metiese por atajos en un terreno poco propicio para ello.

F - 4 : De regreso de Horcados Rojos, cerca del teleférico.

A mitad de camino hicimos una parada para reagruparnos, lo que aprovechamos para tirar algunas fotos y Diego le tiró a Michel una bola grande de nieve que le tapó la cámara de fotos. Ya cerca del teleférico nos desviamos unos metros por la pista que va a las campas de Aliva, y al divisar el otro lado soplaba un viento aun mas fuerte que en Horcados Rojos, por lo que no aguantamos allí ni un minuto; diez minutos mas cuesta abajo llegamos al bar, donde nos sentamos a tomar unos refrescos o cafés durante un cuarto se hora y a continuación el teleférico nos bajó hasta Fuente De, donde teníamos los coches.

Desde allí nos dirigimos al Monasterio de Santo Toribio de Liébana y lo primero que vimos fue una fuente que dio lugar a un pequeño remojón para Miguel-Angel Marqués; entramos en la capilla y en el claustro, donde hay reproducciones de los textos del Beato de Liébana, algunas de los siglos VIII y IX y donde en una serie de cuadros se cuenta la historia del Monasterio; incluso hay algunas fotografías de hace 30 o 40 años donde se ve la situación en que se encontraba antes de la restauración. De fondo se escuchaba a los monjes cantar en gregoriano.

Desde el Monasterio de Sto. Toribio nos fuimos al pueblo de Potes y por las callejas empedradas donde hay varias tascas nos estuvimos comiendo unas raciones de jamón, chorizo, queso, con sus correspondientes chatos de vino, los chicos unos batidos o fantas e incluso algunos un chocolate con churros. Fuimos a una tasca donde tenían un invento para tirar la sidra sin que se derramase nada; pedimos un par de botellas, que nos dieron bastante de sí, y allí estuvimos un rato tirando las sidras con el aparato; no obstante alguno nos mojamos con la escurridura.

Como ya eran cerca de las 7 de la tarde y no queríamos que se nos hiciese de noche subiendo el puerto de San Glorio, nos pusimos en camino en dirección al Hotel; Michel se puso en cabeza y como pasa casi siempre se pasó del cruce, que está en medio del pueblo de Potes; nosotros tocamos el claxon y nos paramos en el cruce porque nos dio la impresión de que frenaba, pero era difícil dar la vuelta en esas callejas; Fernando, detrás de él se pasó igualmente el cruce; después de estar esperando 10 minutos y viendo que no volvían decidimos iniciar la subida del puerto, despacito, contemplando el panorama (son unos 28 Km.), para darles tiempo a que nos alcanzasen. Ya casi arriba, en el monumento al corzo nos paramos para esperarles; hacía bastante viento y nos bajamos del coche para hacernos unas fotos con el corzo y mientras estábamos en ello llegaron Michel y Fernando; como no estaba el tiempo muy agradable subimos al coche y continuamos hasta el Hotel, donde llegamos ya entre dos luces.

Quedamos en que después de ducharnos nos tomábamos unas cañas y sobre las 9,30 a cenar; estaban televisando el partido Compostela-Barcelona y pudimos ver alguno de los goles de Ronaldo. Pasamos al comedor y esa noche había de menú espárragos o menestra de verduras de primero y bacalao o chuletón de segundo, pero igualmente nos ofrecieron la carta por si queríamos otra cosa; esta noche no estaba Nicolás, el encargado, y a los chicos les tardaron bastante rato en servir; No obstante, cada uno cenó lo que quiso y en general bastante contentos (Miguelito, que estaba a mi lado se comió un chuletón de cuidado). Reclamamos las copitas de aguardiente y orujo y se nos soltó la lengua hablando de pensiones y jubilaciones (quien lo diría a nuestra edad).

F - 5 : Partida de mus en el hotel San Glorio (Llánaves de la Reina).

Algunos tenían muchas ganas de echar una partida de mus, especialmente Miguel-Angel Marqués, ya que decía que había recibido instrucciones de María Antonia para que no me fuese a casa sin hacer el cursillo correspondiente; total que nos pusimos en el salón, junto a la chimenea (estaba apagada) y la suerte determinó que nos emparejásemos Michel con Miguel-Angel Marqués y Fernando conmigo. Alfonso nos sacó algunas fotos al principio de la partida, pero había recibido instrucciones y enseguida se subió a la habitación; los chicos igualmente se subieron a las habitaciones, no se si a ver la televisión o a jugar a las cartas, pero como estaban bastante mas cansados que el día anterior es fácil que se durmiesen pronto.

La partida, a cinco juegos de 30 chinos, la ganamos Fernando y yo y como Michel y Miguel-Angel Marqués no se quedaron a gusto, insistieron para que echásemos otra, cuando eran cerca de la una y media de la mañana; echamos la otra y volvimos a ganar, entre discusiones propias de los perdedores, por lo que pasaron a retratarse a la barra, de lo cual hemos dejado constancia gráfica. Eran sobre las 2 y media de la mañana y yo me fui a la cama dejando en el bar a los tres de vacile con las camareras.

Domingo, 13 de Octubre de 1996.

Habíamos quedado en bajar a desayunar sobre las 9 con las maletas hechas, ya que si hacía buen día podíamos hacer una pequeña marcha por el camino desde San Glorio al Coriscao, pero se dieron una serie de circunstancias que nos obligaron a cambiar de planes; en primer lugar yo me desperté a las 9 y cuarto y llamé a Michel; nos asomamos por la ventana de la habitación y vimos que estaba nublado, lloviendo y con bastante viento, por lo que la marcha quedaba suspendida; metimos los últimos trastos en las bolsas y bajamos a desayunar, con el correspondiente abucheo del personal y bronca por parte de Rosa, pues todos los que no habían estado en el mus ya habían desayunado y estaban esperando con las maletas. Juan-Pablo estaba allí en un sofá, bastante decaído, tosiendo mucho, posiblemente con fiebre y además me dijo que había pasado mala noche; teniendo en cuenta esta situación decidí que nada mas desayunar nos volveríamos a Segovia, ya que además el tiempo no permitía estar al aire libre.

Por tanto, liquidamos la cuenta del Hotel, que salimos a 11.111,- ptas. cada uno (que se componen de las 9.500 que teníamos contratadas por dormir, cenar y desayunar, mas los bocadillos para la marcha, las cañas y refrescos del bar y el 7 % de IVA), metimos las maletas en el coche y con un tiempo infernal de lluvia y viento iniciamos el regreso. Antes de llegar a Riaño, vimos que Miguel Angel Marqués venía detrás de nosotros y al llegar a Villalpando nos salimos de la autovía para que Juan-Pablo tomase algo, ya que se había despertado y estaba empezando a toser; no obstante estaba inapetente y nada mas tomarnos las cañas continuamos viaje hacia Segovia, con lluvia permanente hasta Santa María de Nieva. Llegamos a casa poco después de las tres de la tarde.

Cuando nosotros decidimos venirnos, Fernando Alfonso y Michel se quedaron en el Hotel decidiendo si se venían, o se iban a Comillas y Santander para comer por allí, etc. Después nos contaron que decidieron venirse para Segovia, pero que nada mas pasar de Riaño les ocurrió una nueva odisea: "volvieron a pinchar el coche de Fernando", lloviendo a mares, un domingo y sin talleres en Riaño; Michel, que venía delante de ellos, viendo que no le alcanzaban a pesar de que iba despacio, se paró y decidió dar la vuelta por si les había pasado algo y se encontró con la papeleta del pinchazo. Creo que se pusieron de agua como sopas, pero al final cambiaron la rueda y se fueron a dar un homenaje a Benavente. Después de comer se vinieron para Segovia.