Asistentes:
Miguel-Angel Marqués y Pilar
Jesús y Mari-Tere
Marcelino y Alicia
Michel
Angel
TOTAL ......... 8
Alojamiento:
En el Hotel "EUROTEL", Avda. Fiter i Rossell, 51: Escaldes-Engordany.
Tfnos: 07 / 376-86.30.31
07 / 376-86.30.40
Fax: 07 / 376-86.30.24
Situado en la salida de Andorra capital, por la carretera de La Massana, a 4
minutos andando del complejo termal "Caldea".
Habitaciones dobles con baño completo y televisión. Parking privado en los
sótanos del propio hotel, a 1000 ptas. diarias; a unos 100 metros del hotel hay
un parking público gratuito.
Precio: 3.850 ptas. por persona y día el alojamiento, desayuno y cena. Según
me han comentado en el Hotel, el desayuno es a base de abundante buffet y la
cena entre 3 ó 4 platos a elegir. En estas condiciones tenemos hecha la
reserva.
PLAN DEL VIAJE:
Jueves, 3 de Julio de 1997:
Intentaremos salir de Segovia un poco antes de las 3 de la tarde, con un
bocadillo para el camino, con el fin de llegar sobre las 11 de la noche al
hotel.
**1ª parada: ÁGREDA-240 Km.. Entre 5,45 y 6 de la tarde.
**Salir de la autopista ZARAGOZA-BARCELONA, unos 15 Km. antes de llegar a
Lérida. Salida de SOSES. Aquí se coge la circunvalación de Lérida.
**2ª parada: A la entrada del pueblo de TERMENS, ya en la carretera de
Andorra (1313), junto a la vía del tren (que se pasa por encima), donde hay un
bar y una gasolinera. Unos 260 Km. después de Agreda, entre 8,45 y 9 de la
noche.
Desde aquí faltan unos 125 Km. para llegar a Andorra.
Llegada a Andorra entre 10,45 y 11 de la noche.
Viernes, 4 de Julio de 1997:
Nos levantamos pronto para estar desayunando sobre las 9 de la mañana;
compramos el pan y nos ponemos en marcha por la carretera de La Massana-Ordino,
en dirección a la estación de esquí de Ordino-Arcalís.
Subimos por la carretera de curvas, estrecha pero con muy buen firme hasta La
Coma del Forat, donde en invierno hay una cafetería que supongo que también
estará abierta ahora. Allí aparcamos los coches y empezamos la marcha en
dirección a los Lagos de Tristaina.
Un primer repecho, de unos 20 minutos y estamos en el primer lago, pero
continuaremos haciendo el circuito en torno a los 3 ó 4 lagos restantes, en un
paseo con poco desnivel (300 metros en total), con vistas panorámicas sobre
magníficos paisajes glaciares.
Comemos por la zona los bocadillos que llevemos preparados y sobre las 4,30 ó
5 de la tarde regresamos al hotel, para que los que tengan algo que comprar
aprovechen la tarde del viernes.
A continuación duchas, cena y lo que proceda (mus, paseo a tomar una copa,
etc.).
Sábado, 5 de Julio de 1997:
Nos levantamos igual que el día anterior y después de desayunar cogemos los
coches por la carretera en dirección a Francia. Pasamos por las Parroquias de
Encamp y Canillo y junto a la estación de esquí de Soldeu-El Tarter tomamos una
pequeña carretera que se introduce en el Valle de Incles. Desde allí, avanzamos
con los coches todo lo que podamos y empezamos la marcha andando hasta los Lagos
de Juclar, en un trayecto de unas 2 horas y media, con un desnivel de 700
metros.
Es una zona glaciar, sobre una base de gneis con una particular riqueza
mineral. Si no estamos muy cansados podemos subir hasta el Col de Juclar, desde
donde hay unas vistas espléndidas.
Si andamos bien de tiempo, después de comer podemos bajar a los coches y
continuar por la carretera general hasta el puerto de Envalira, desde donde hay
muy buenas vistas de la estación de esquí de Pas de la Casa-Grau Roig.
De vuelta para el hotel, los que no conozcan el complejo termal de "Caldea"
pueden darse baños diversos, turcos, romanos, finlandeses, saunas y jacuzzis,
etc. El precio estará en torno a las 2000 ptas. persona. Seguro que a alguna se
le arreglan los dolores de espalda.
Después de las duchas y cena correspondiente, el programa es igual que el del
día anterior.
Domingo, 6 de Julio de 1997:
Después de desayunar y liquidar las cuentas con el hotel, cogemos la
carretera de regreso a Segovia y a la altura de San Juliá de Loriá podemos
desviarnos en dirección a Juberri, para subir hasta el campo de nieve de La
Rabassa (que ahora seguro que es de Golf); damos una vuelta por allí y volvemos
para pasar la aduana y viaje de regreso a Segovia comiendo por el
camino.
LUGARES VISITADOS:
Principado de Andorra (ver Cap. XIV)
UNA PEQUEÑA DESCRIPCIÓN
El Principado de Andorra es un hermoso y pequeño país, situado en el corazón
de los Pirineos entre Francia y España. Con 468 kilómetros cuadrados de
territorio y una población aproximada de 65.000 habitantes, ofrece a sus
visitantes un amplio abanico de posibilidades, que abarcan desde las más
arraigadas y antiguas tradiciones a los negocios más modernos, de la historia y
el arte a largos paseos entre montañas y bosques, desde la buena comida al esquí
u otros deportes, de la artesanía y folklore a la pureza de sus ecosistemas.
De origen feudal, su aislamiento geográfico ha contribuido a la conservación
de antiguas tradiciones. El equilibrio y neutralidad que ha mantenido
históricamente frente a los conflictos de sus poderosos vecinos ha sido la clave
de su estable existencia. Hoy Andorra es un centro de servicios, bien
comunicado, con un gran atractivo turístico y comercial.
Andorra es un Estado independiente, de derecho, democrático y social. Su
régimen político es el de un coprincipado parlamentario. Los jefes de Estado son
los Co-Príncipes, cargo que ostentan, a título personal y exclusivo, el obispo
de Urgel y el presidente de la República francesa. El país está dividido en
siete circunscripciones administrativas (parroquias).
La ausencia de impuestos, los bajos derechos de aduana y la belleza del
paisaje han desarrollado el comercio, las finanzas y el turismo.
En 1978, el número de Parroquias, tradicionalmente seis, se incrementa a
siete.
Así pues, en la actualidad, las Parroquias andorranas son : Canillo, Encamp,
Ordino, La Massana, Andorra la Vella, San Julià de Lória y Escaldes-Engordany.
FAUNA Y FLORA.
Andorra posee una fauna a medida. Por encima de otros miembros destacados,
está el hermoso rebeco de los Pirineos. El jabalí, el urogallo y la perdiz
blanca, también son dignos de mención.
En los bosques de Andorra, también se pueden encontrar liebres, conejos, la
perdiz común, ardillas y una gran variedad de pájaros, águilas, halcones,
buitres y lechuzas.
En los ríos de Andorra, abundan las truchas comunes y las asalmonadas. Para
pescadores expertos, sus torrentes de alta montaña y sus lagos son un continuo
desafío y disfrute. Y todos los aficionados sin excepción pueden hacer sus
pruebas en la reserva de Engolasters, donde todo el mundo puede decir que la
trucha es cosa segura.
Teniendo en cuenta su situación en la parte oriental de los Pirineos, la
flora de Andorra es muy variada y rica en especies. Existe unos cuantos tipos
raros de plantas esparcidos por todo el territorio. Esta diversidad está
producida, como es lógico, a resultas de la variedad de terrenos y del clima
dentro de Andorra. Hay, sin embargo, zonas en las que, gracias a microclimas,
existen plantas de interior que no se encuentran en otras zonas del país. Hay
entre 950 y 1.150 tipos diferentes de plantas en Andorra. Entre las más comunes,
destacaríamos el narciso, llamada aquí "grandalla", la rosa de Canólich en la
parroquia de Sant Julià de Lória, Rosa Villosa conocida comúnmente como
"gabernera" en el Principado y que podemos encontrar en la parroquia de Canillo,
Rosa Pendulina que es una variedad de la anterior, Rosa Glauca y la delicada y
dulce violeta, que puede encontrarse en Andorra en doce variedades
diferentes.
Estación de esquí de Ordino-Arcalís y Lagos de
Tristaina.
Punto de partida: Coma del Forat (pistas de Ordino-Arcalís). Camino a seguir:
GR11-3a. Desnivel: 300m. Tiempo: Hasta el primer lago: 20 minutos. Grado de
dificultad: fácil.
Interés: es interesante hacer un circuito alrededor de los lagos. Vista
panorámica sobre magníficos paisajes glaciares.
Las montañas, dibujadas por cultivos, bosques y pastos, son la riqueza
natural más grande del país, conservada durante siglos. Una actividad sana y
gratificante es poder llegar a conocer gran parte de esta riqueza a través de
caminos y senderos que recorren la geografía andorrana.
Esta modalidad de hacer turismo da la oportunidad de mostrar a los visitantes
una imagen del país diferente, casi secreta, lejos de las zonas urbanas. Una
modalidad que ofrece a las personas que tienen ganas de caminar y espíritu de
aventura una auténtica descubierta de la naturaleza del país integrada en un
paisaje de belleza única.
F - 1 : Lagos de Tristaina, en la parroquia de
Ordino.
El acceso desde Andorra La Vella a las pistas de esquí de Ordino-Arcalís se
hace por la carretera de La Massana; en esta población se toma el desvío hacia
Ordino, desde donde la carretera continua por el pueblo de La Cortinada, a
partir del cual, en continua pendiente, atravesando los pueblos de Llorts y El
Serrat y contemplando magníficos paisajes a medida que se va subiendo, llegamos,
tras atravesar un pequeño túnel, a la base de la estación de esquí. Desde aquí,
la carretera en continuo zigzag (en invierno este tramo de carretera es una
pista de esquí) va subiendo para salvar un desnivel de unos 300 metros hasta
llegar a la "O" (figura de metal de unos 5 metros de diámetro, indicativa de
Ordino), que nos marca el comienzo de la zona denominada "La Coma del Forat",
con una altitud próxima a los 2.100 metros y desde donde en días claros se
contempla un impresionante panorama, presidido por el Pico Arcalís. Multitud de
riachuelos que se despeñan por las pendientes rocosas formando pequeñas
cascadas, completan las magníficas vistas.
Los lagos de Tristaina forman un conjunto glaciar compuesto de tres lagos
principales, el menor en la cota 2.249 metros, el central, de aguas
transparentes en la cota 2.400 metros y el mayor, al que se llega desde el
central a través de una zona pedregosa, en la cota 2.406 metros. Unos 100 metros
mas arriba de este último hay una pequeña laguna que también podemos incluir en
el conjunto. La mejor forma de contemplar estos lagos es a través del circuito
que por la ladera de la montaña rodea el circo glaciar.
Valle de Incles y lagos de Juclar.
La carretera que parte de Andorra la Vella en dirección al puerto de Envalira
y frontera francesa, después de atravesar la capital de la Parroquia de Encamp,
nos introduce en la Parroquia de Canillo y, a la altura del Km. 18, comienza el
Valle de Incles, justo en la curva situada entre los dos accesos a la estación
de esquí de Soldeu-El Tarter. El valle, recorrido en su totalidad por el Riu
d'Incles, que recoge las aguas sobrantes de los lagos situados en los circos
glaciares que lo rodean, además de otros muchos arroyos que descienden por la
ladera de la montaña, es de una belleza particular, además de ser una de las
excursiones que mas gustan de hacer a los andorranos. Durante la primavera, un
manto blanco formado por las flores de la "grandella" (narciso) parece un
reflejo de la nieve, que por esas fechas, todavía se mantiene en las montañas
circundantes; sin embargo también es un paisaje cautivador durante el otoño y
tiene algo de fantasmagórico en invierno. El camino, llamado del Fontangent,
está salpicado de bordas, pues la actividad rural aun se mantiene y en un
recorrido de unos 3 Km. nos lleva hasta el camping de Incles, en la cota de
2.000 metros. Desde el camping se puede acceder a una serie de rutas por las que
se tiene acceso a otros tantos valles y lagos junto a la frontera francesa; el
excursionista debe tener en cuenta que todas estas rutas llevan a la alta
montaña y el clima se puede presentar con nieblas en verano y fuertes vientos en
invierno, por lo que deberá adoptar las debidas precauciones.
Una de las rutas clásicas es la que desde el camping, por una pista forestal
que sale a la derecha continua por el valle de Juclar; finalizada la pista, un
estrecho camino, en continua ascensión nos conduce hasta los lagos de Juclar, el
menor, en la cota de 2.325 metros, con el puerto de montaña del mismo nombre a
sus espaldas y fronterizo con Francia y el mayor, que es el primero que se
encuentra, es además el mas grande de Andorra, con sus 21 hectáreas. Los lagos
están situados en un circo glaciar sobre una base de gneis, de una riqueza
mineral particular; diversos picos y agujas rodean el entorno de singular
belleza.
Balneario de Caldea
Caldea es el centro acuático más grande de Europa en la montaña, donde se
practica el termoludismo, interrelación armoniosa entre el cuerpo y el agua,
utilizando el agua termal que nace en la fuente de Escaldes-Engordany a 68ºC.
Caldea utiliza la riqueza del agua termal y propone una NUEVA forma de
relajación y de bienestar.
A modo de resumen, los servicios que ofrece en centro son los siguientes:
EL CLUB: Un oasis donde se puede disfrutar de paz, tranquilidad y con un
trato personalizado. Decoración acogedora, baño azteca y de pomelos, mármoles
calientes, camas de agua, bar acuático. Solarium privado, Sauna, Baños
individuales y duchas, Hidrojet, Gimnasia pasiva y energética, Masajes, Servicio
de estética. Restaurante gastronómico y Restaurante buffet.
ZONA GRAN PUBLICO: En los programas del club se incluye el acceso gratuito a
esta zona con Laguna exterior, piscinas, Hidromasajes, Baños Turcos e
Indo-romanos, sala de reposo, Jacuzzi, Patios de nieve y de fuego.
LOS PROGRAMAS DEL CLUB: RELAJACION, FORMA, SALUD Y BELLEZA. Unos programas
que Caldea propone adecuarlos a sus necesidades, que le permitan reencontrar la
energía perdida, controlar el estrés, cultivar y remodelar el cuerpo.
EL ALOJAMIENTO: Hoteles de excelente calidad. Habitaciones equipadas con
baño, teléfono, calefacción y T.V., situados en Andorra la Vella y Les Escaldes,
a escasa distancia de Caldea.
PROGRAMA TERMOLÚDICO: 5 días de lunes a viernes (5 horas/día), Libre
utilización de los siguientes servicios: Mesas Stauffer, Baños de pomelos y
Aztecas, gimnasio, Sauna, UVA, Camas de agua, Zona de reposo, Solarium exterior,
Acceso libre a la zona gran público. 1 Día de bebida dietética o sin alcohol, 3
Bañeras de hidromasaje con leche de esencias, en cabina. Diariamente: Albornoz,
toalla, quimono y zapatillas. Entrada por las mañanas.
FIN DE SEMANA TERMOLÚDICO: 1 Día (5 horas). Relajación con música, Mesa
Staufer, Baños de pomelos, Gimnasia, Sauna, Camas de agua, Zona de reposo,
Solarium exterior, Bebida dietética o sin alcohol, 1 Hidromasaje en cabina, 1
Relajación con música.
Valle de Boí-Barruera (ver Cap. XIX).
Entre las diversas singladuras por el Pirineo Catalán, la "Val de Boí"
constituye uno de los enclaves mas atrayentes, ya que este recóndito valle es un
auténtico santuario paisajístico y monumental. Aquí se conjugan, al menos, dos
centros de interés ineludibles: por una parte constituye el acceso preferente al
Parc Nacional d'Aigüestortes, uno de los mas bellos rincones de la geografía
española, y por otra parte es lugar privilegiado para la contemplación de
destacados monumentos del románico.
La titularidad del municipio que engloba toda la Val de Boí la ostenta
Barruera (1.096 m. y 526 habitantes). Como casi todos los pueblos del valle,
tiene una orientación económica marcadamente turística. En su parte antigua se
encuentran algunas casas tradicionales, con cubierta de pizarra y balcones de
madera labrada, aunque la iglesia de "San Feliú de Barruera", románica, suele
centrar la atención del visitante.
EXPERIENCIAS DEL VIAJE:
Antes de salir:
La lista de asistentes varía considerablemente, por las siguientes razones:
Jesús de Santos y familia no pueden venir porque tienen un bautizo; Raúl y
Carlos Cardiel no pueden venir por razones de estudios; Juan-Pablo tampoco viene
porque dice que se va a Turégano con Jesús de Santos; por tanto, Carlos Martín
tampoco viene. No obstante, Marcelino y Alicia se apuntan al atractivo de
Andorra, por lo que la lista definitiva es la que figura al principio del
capítulo.
Llamamos al Hotel una semana antes y muy amables nos respetaron los precios a
pesar de estas modificaciones.
Jueves, 3 de Julio de 1997.
Salimos de Segovia a las 3 y veinte de la tarde, después de que Miguel-Angel
Marqués y Pilar me vinieran a recoger a casa y seguidamente fuimos a recoger a
Michel. Marcelino y Alicia nos estaban esperando en el cruce de La Lastrilla y
Jesús se había marchado con Mari-Tere por la mañana, ya que querían visitar el
Monasterio de Piedra.
Pilar subió en el coche de Marcelino y Alicia, mientras que con Miguel-Angel
Marqués fuimos Michel y yo. Tomamos la carretera de Soria, con buen tiempo y
algunas nubes dispersas, lo que hacía que no apretase el calor; poco después de
la circunvalación de Soria paramos en una gasolinera para que repostase
Marcelino, continuando con el plan previsto de hacer una primera parada en
Ágreda, para comernos el bocadillo. Lo cierto es que atravesamos el pueblo de
Ágreda y como no vimos un lugar apropiado, continuamos unos kilómetros mas,
hasta la entrada de Tarazona, para reponer energías, ya que casi todos íbamos
con el estómago vacío.
En una pequeña arboleda, con bancos y mesas de piedra, sacamos la fiambrera
con las tortillas de Pilar, unos torreznos y un bocadillo de baguette que llevó
Alicia, todo ello regado con las correspondientes cervezas (de apertura a
rosca), que nos sentó estupendamente; sin embargo, como no nos metimos en un bar
y los líquidos había llenado las vejigas, alguno/as tuvieron que utilizar los
"servicios públicos" a la intemperie, de lo cual intentamos dejar la
correspondiente constancia gráfica. Recogimos el desperdicio, lo depositamos en
el contenedor y continuamos ruta para tomar la autopista vasco-aragonesa a la
altura de Gallur. En el peaje de Zaragoza, Marcelino metió la tarjeta de crédito
en la ranura de ticket, y no había manera de que nos diesen paso; nosotros
detrás viendo la operación, hasta que salió el operario de la autopista y lo
solucionó.
Después de la circunvalación de Zaragoza tomamos la autopista de Barcelona en
dirección a Lérida y parece que Marcelino tenía prisa, porque en varias
ocasiones puso el coche a 170 Km. por hora; Miguel-Angel le seguía como podía y
prácticamente no le perdimos de vista en ningún momento. Al llegar a la salida
de Soses, abandonamos la autopista y entramos en la circunvalación de Lérida,
que sigue siendo autovía, por lo que se avanza bastante y se evita el pasar por
la ciudad. Finalizada la autovía entramos en la carretera 1313, con dirección a
Seo de Urgel y Andorra y hacemos una nueva parada "técnica", para tomarnos unas
cervezas o unos cafés en un bar de carretera y estirar un poco las piernas. Nos
quedaban aproximadamente unos 140 Km. para llegar al hotel en Andorra.
A partir de este punto cojo yo el coche de Miguel Angel y como eran sobre las
9 de la noche todavía había buena luz y, además, el tráfico era fluido, por lo
que sin mas dificultades continuamos ruta; al llegar a la zona del pantano de
Oliana, empezaba a anochecer, pero no obstante pudimos comprobar que estaba
completamente lleno, ya que rebosaba por el muro; en este tramo de carretera hay
bastantes curvas, que además se encajonan en ocasiones entre paredes de roca, lo
que hace que haya que circular con mucha mas precaución, pero el paisaje del
pantano repleto, de unos 13 ó 14 Km. de largo, hace el viaje mas ameno. Al
finalizar el pantano y cruzar el pueblo de Organya, era completamente de noche,
pero en menos de media hora estábamos ya en la frontera andorrana, que cruzamos
sin parar siquiera el coche. Desde allí, un cuarto de hora mas hasta que nos
presentamos en el Hotel EUROTEL, ya en Andorra La Vella, a las 11 en punto de la
noche.
A la puerta nos estaban esperando Jesús y Mari-Tere, que nos habían encargado
una cena fría, porque a las 11 cerraban el comedor y mientras nos adjudicaban
las habitaciones, dejábamos los equipajes, etc. no nos daba tiempo. Nos pusieron
una ensalada bastante buena y un plato de entremeses, por lo que dadas las
circunstancias de hora cenamos decentemente.
Después de cenar, salimos a dar una vuelta por Andorra y no había ni cuatro
gatos por la calle, pero las señoras ya se fueron ambientando con los
escaparates, algunos iluminados y otros apagados, pero ya se apreciaba que en
cuanto a perfumería había en abundancia. Nos metimos a tomar unos cafés y unas
copas en la Cafetería Baviera, que han hecho hace poco en un edificio nuevo,
aprovechando para la terraza una cubierta de madera sobre el río Valira, pero
como refrescaba un poco nos metimos dentro. Estuvimos allí un rato charlando,
comentando las incidencias del viaje, las impresiones que había causado Andorra
a Mari-Tere y Jesús, que llevaban allí 4 ó 5 horas y haciendo planes para el día
siguiente; luego dimos una vuelta por la Avda. Meritxell de Escaldes, que es la
calle comercial por excelencia y ya de regreso al Hotel cruzamos el río a la
altura de Caldea, habiendo quedado para el día siguiente de que todo el mundo a
las 9 de la mañana desayunando, con objeto de seguir el plan previsto e ir de
excursión hasta los Lagos de Tristaina. No obstante, la entrada a las
habitaciones no nos resultó nada fácil a algunos, ya que las llaves-tarjeta no
funcionaban del todo bien, pues Miguel-Angel y Pilar estuvieron un rato luchando
con la puerta de la habitación y a Michel y a mí se nos dio peor
todavía.
Viernes, 4 de Julio de 1997
Tal y como habíamos quedado la noche anterior con el recepcionista, a las 8 y
cuarto de la mañana sonaron los teléfonos, por lo que teníamos tiempo suficiente
para el aseo y preparación de mochilas; a algunos/as, no les hizo falta le
llamada, ya que no se sabe si por problemas de conciencia o porque extrañan la
cama, lo cierto es que llevaban mas de una hora levantados, y eso que la noche
anterior no hacían mas que protestar porque les parecía muy pronto las 8,15 de
la mañana para levantarse. Lo cierto es que antes de las 9 estábamos todos en el
comedor desayunando, a base de buffet, con tostadas, mantequilla, mermelada,
embutidos y queso, madalenas, etc. y con la salvedad de que el café era un poco
"aguachirri". Salimos del hotel sobre las 9,15 y enfrente del aparcamiento donde
teníamos los coches había una panadería-bollería, donde compramos 5 barras de
pan, estilo baguette y un poco de queso, ya que del chorizo de había encargado
Jesús. Nos acoplamos los 8 en dos coches y cogimos la carretera en dirección a
La Massana, donde nos desviamos hacia el pueblo de Ordino y desde allí
continuamos por la carretera que conduce hasta la estación de esquí de
Ordino-Arcalís.
El firme estaba mojado, por lo que presumíamos que por la noche había llovido
bastante y, a medida que ascendíamos por la carretera se iban divisando las
cumbres completamente nevadas, ya que la lluvia en los valles había sido nieve
en las montañas; no obstante, las perspectivas climatológicas no eran malas, ya
que como dicen los hombres del tiempo había nubes y claros; después de pasar las
curvas de el pueblo de El Serrat y comprobar la abundancia de agua por todas
partes, atravesamos el pequeño túnel que da acceso a la parte baja de la
estación de esquí y continuamos por la carretera en una sucesión de "zetas" que
ascendiendo por la ladera de la montaña nos llevan hasta la "O" de Ordino y un
poco mas allá hasta la zona denominada "La Coma del Forat", donde aparcamos los
coches junto a la cafetería. Allí había un par de palas excavadoras, que estaban
haciendo obra, ya que al parecer están tratando de que la carretera continúe
hasta la cota de los telesillas, lo que en invierno quedará convertido en una
nueva pista de esquí y en verano permitirá salvar un mayor desnivel con los
coches.
En el aparcamiento había un autobús, que hacía poco tiempo que había llegado,
porque se estaban bajando sus ocupantes y que al parecer tenían prevista la
misma ruta que nosotros, porque los primeros ya habían enfilado el camino. Nos
mezclamos con ellos por el camino que salva la ladera de la montaña, y pudimos
comprobar, a medida que les íbamos adelantando, que casi todos eran de cierta
edad y que además sus intenciones eran de tipo botánico, porque se paraban a
contemplar las plantas que encontraban a su paso e incluso algunos sacaban
fotografías. Aunque el camino era estrecho, por fin conseguimos ponernos en
cabeza, lo que nos permitió caminar con mas soltura, pero la nieve y el agua
caídos había convertido algunos tramos en barro resbaladizo, por lo que tuvimos
que tomar algunas precauciones para no dar con el trasero en el suelo. La
pendiente es bastante suave, salvo un pequeño repecho de rocas al final y al
cabo de 15 ó 20 minutos teníamos a la vista el lago central; a nuestra derecha,
unos 100 metros mas abajo estaba el primer lago, un poco mas pequeño que el
central y junto a nosotros algunas charcas menores, que posiblemente se sequen
en pleno verano. Hicimos una pequeña parada en el montículo, con objeto de
reagruparnos y de que alguna de las señoras recuperase el aliento y, sin dar
mucho tiempo para pensar al personal, en lugar de bajar hasta la orilla del
lago, tomamos la vereda que ascendiendo por la ladera izquierda inicia el
circuito alrededor de los lagos.
En poco mas de 100 metros de suave pendiente, ya teníamos a la vista el
tercer lago, el mayor de todos ellos, que a mi me parece de dimensiones
similares al Enol (en Covadonga), pero a algunos les parece mas pequeño. Hacemos
una parada técnica, que aprovechamos para sacar unas fotos y como la niebla se
había apoderado de las cumbres, ya se empezaban a oír algunos comentarios de
"¿donde vais?". Nuestra intención era hacer el circuito alrededor de los lagos,
pero no se podía decir en ese momento, porque de frente teníamos una pared de
roca casi vertical, que se proyectaba sobre el mayor de los lagos y desde
nuestra posición no se veía el trazado del camino y si decíamos que, de alguna
forma había que pasar por allí, es posible que el personal femenino se hubiese
parado en ese momento. Pero como ocurre tantas veces, una cosa es lo que parece
a larga distancia y otra lo que luego es en realidad, por lo que debido a que
por el momento el camino no era malo y, además, estaba señalizado, decidimos
continuar.
El camino discurría paralelo a la ladera, con poca pendiente, por lo que era
relativamente cómodo; no obstante Pilar ya empezaba a dar muestras de
"agigolamiento", con sus toses y sus principios de mareo y Alicia dice que
sentía vértigo, que le daba la sensación de que el cuerpo se le inclinaba hacia
la pendiente, por lo que las paradas eran frecuentes. Mari-Tere, con sus
deportivos nuevos, ya un poco manchados de barro, subía con alegría. Al cabo de
unos 15 minutos llegamos a una zona en que la vereda comienza a salvar mayor
desnivel a base de "zetas", donde nos cruzamos con una familia que se habían
parado en unas rocas para sacar unas fotos, lo que aprovechamos para hacer lo
mismo y ya de paso dar un respiro al personal. La vereda continuaba ascendiendo
y llegamos a un tramo bastante pendiente que estaba completamente encharcado,
por lo que una vez superado por los que íbamos en cabeza hice un comentario a
los de abajo, en el sentido de que las señoras no deberían pasar por allí, lo
que mas de una agradeció notablemente. Marcelino, Michel, Jesús y yo llegamos a
un pequeño montículo, donde hay una especie de mojón de piedras, de metro y
medio de alto, que no sabemos si indicaba la frontera con Francia o que indicaba
y Michel y yo decidimos continuar, ya que continuaban apareciendo las marcas en
el camino. Marcelino y Jesús se dieron media vuelta hasta el lugar donde se
habían quedado las señoras con Miguel-Angel.
Estábamos entrando en una zona de niebla, las cumbres ya no se veían y el
camino se volvía tortuoso, subiendo y bajando rocas, pero continuaba señalizado.
Cuando atravesamos este tramo rocoso vemos a Miguel-Angel a lo lejos que viene
detrás de nosotros, por lo que le damos una voz para que supiese que le
estábamos esperando, lo que aprovechamos para echarnos un cigarro sentados en
una roca y teniendo a nuestro pies el mayor de los lagos, puesto que además el
tramo siguiente parecía llano. Cuando llegó a nuestra altura le comentó Michel
que le estaba extrañando que no viniese, puesto que las señoras no se quedaban
solas. Continuamos la ruta y el camino parece que continuaba por una vaguada y
subía en dirección a la cumbre, aunque debido a la niebla, que estaba justo
encima de nosotros no teníamos muy buena referencia; lo cierto es que salva la
vaguada y continúa ascendiendo y rodeando los lagos, por las paredes del circo
glaciar, lo que hace que nos metamos de lleno en la niebla y en determinado
momento dejamos de ver los lagos.
Estamos en una zona rocosa, de continuo sube y baja, que posteriormente
pudimos comprobar que era la cumbre, pero que en ese momento no veíamos nada, ni
hacia un lado ni hacia otro puesto que la niebla nos lo impedía. En las pocas
zonas de hierba que había entre las rocas, el suelo estaba nevado, pero se ve
que la nieve se derretía por momentos, ya que no hacía frío y había mucha
humedad. Tras 10 ó 15 minutos en esta situación, el camino empieza a descender,
con algunos tramos cuesta arriba, por lo que comentábamos que no era un circuito
duro, sino un circuito rompepiernas, por las continuas subidas y bajadas; la
niebla parece que se disipaba y vemos nuevamente los lagos, lo que aprovechamos
para una nueva parada, en la que nos tomamos una caja de zumo que llevaba Miguel
Angel y sacamos el trípode para hacernos una foto los tres; estábamos
prácticamente encima de la pared vertical que habíamos visto al comienzo de la
marcha, con la tienda de campaña instalada en la orilla del lago a nuestros pies
y que se apreciaba como algo diminuto. El camino seguía señalizado, e insisto en
ello, porque es muy de agradecer cuando no se conocen las rutas y a partir de
aquí el trayecto es continuamente hacia abajo; los abundantes arroyos bajan
alegremente por la ladera hasta llevar sus aguas al lago y casi abajo del todo
nos encontramos con un manchón de nieve dura, por lo que no metimos la pata. A
partir de aquí parece que el camino se divide en dos ramales; uno que discurre
junto al borde del lago y otro que sube nuevamente hasta una pequeña laguna,
unos 100 metros mas arriba, que habíamos visto desde el otro lado del circo
glaciar, por lo que tomamos este segundo ramal para ver la mencionada laguna;
estaba empezando a salir un poco el sol, aunque la niebla, continuamente en
movimiento, no se iba del valle y de las cumbres que teníamos enfrente, ya que
el pico Arcalís solo se divisaba de vez en cuando. Antes de llegar a la laguna,
aprovechamos la buena luz para sacar unas fotos de las cumbres junto a las que
habíamos pasado hacía un rato.
F - 3 : Haciendo el circuito de los Lagos de
Tristaina.
Llegamos a la laguna y al tiempo que nosotros llegaba una pareja catalana,
que según nos comentaron habían vuelto para recordar una excursión que hicieron
allí mismo hace unos 6 años; el suelo alrededor de la laguna estaba cubierto por
una fina capa de nieve, que se derretía por momentos, lo que en realidad hacía
que estuviese verdaderamente encharcado; nos hicimos alguna foto, también se la
hicimos a los catalanes porque el hombre no hacía mas que buscar la posición y
comentar que con el sol encima es posible que no le saliese bien, etc., por lo
que le dije "déjame la cámara y ponte junto a tu mujer, tu novia, tu amiga o lo
que sea, que os saco yo la foto" [Comentario: yo creo que eran de esos catalanes
"gurruñaños", porque la foto era la última, se ve que no tenía otro carrete y no
hacía mas que marear la perdiz para no desperdiciarla].
A continuación decidimos bajar hacia los lagos en busca del resto del grupo y
nada mas abandonar la laguna les vimos sentados en unas rocas junto al lago
mayor, unos 100 metros debajo de nosotros, por lo que unas veces por camino y
otras por campo a través, en unos 5 minutos estábamos junto a ellos, dispuestos
a comernos el bocadillo. Después de cambiarnos de camisetas y observar las
cumbres por donde posiblemente pasa el camino que rodea los lagos, nos dimos
cuenta de que efectivamente habíamos estado arriba, aprovechando para comentar
cada uno de los tres nuestra opinión de por donde discurría el trazado.
Miguel-Angel se acercó al borde del lago para poner los pies en remojo, lo que
yo aproveché para remojarle también un poco mas arriba; el resto del personal,
salvo alguna de las señoras que parece que se estaba quedando un poco fría, tan
a gusto sentado en las rocas y haciéndose el remolón para no preparar los
bocadillos, aunque a todos nos apetecía. Por fin sacó Jesús el tarro del chorizo
de la mochila (que lo había partido en rodajas, que conste) y unas lonchas de
queso que habíamos comprado, y nos pusimos a preparar los bocatas, que por
cierto, con un chorrito de aceite estaban estupendos y, aunque en principio
parece que nos habíamos quedado cortos de chorizo, al final casi sobra porque
alguna de las señoras no se lo pudo terminar. La pena es que no subimos
cervezas, y nos tuvimos que conformar con beber agua del arroyo que vertía al
lago, junto a la tienda de campaña.
Terminado el "condumio" y recogida la basura, iniciamos el viaje de regreso
en dirección al lago central, por una senda tortuosa que hacía que muchas veces
tuviésemos que saltar entre las piedras; bordeado el lago central, una pequeña
rampa, que a Pilar le costaba lo suyo subirla con el estómago lleno, nos sitúa a
la vista de los coches, aparcados junto al refugio de La Coma del Forat, por lo
que iniciamos el descenso con las debidas precauciones por parte de las señoras
para no sufrir un resbalón en el barrillo. En unos 15 minutos estábamos en el
refugio, en un momento en que parece que empezaba a chispear, no se sabe muy
bien si era nieve o agua o una mezcla de las dos cosas, por lo que, ya que
estaba abierto, decidimos tomar café y copa. Dentro del bar, como tenían puesta
la calefacción, hacía bastante calor, pero no se estaba mal, porque a través de
los cristales se veía que la precipitación fuera iba en aumento, y ya estaba
claro que era de nieve. Nos tomamos los cafetitos y después unos gin-tonic,
whisky o coñac, a gusto del personal y estuvimos allí un buen rato departiendo,
las señoras sobre las compras que iban a hacer en cuanto llegasen a Andorra y
los caballeros sobre el campeonato "internacional" de mus que comenzaba en el
hotel, en cuanto nos diésemos una ducha, aunque Marcelino ya se estaba
autoexcluyendo del mus porque prefería ir a las compras.
Cuando salimos del bar-refugio ya había dejado de nevar, por lo que cogimos
los coches y por el mismo camino que habíamos venido hicimos el regreso; en poco
mas de 20 minutos estábamos en el hotel y a las 5 de la tarde, todos aseaditos
en el hall del hotel, las señoras y Marcelino dispuestos a ir de compras (como
estaba lloviendo tuvieron que proveerse de paraguas) y los demás a echar la
partida. El azar deparó que los emparejamientos fuesen los siguientes:
Miguel-Angel Marqués y Michel, por un lado y Jesús y yo por otro; aunque la
partida estuvo un poco reñida, porque empatamos a uno y tuvimos que echar la
buena, al final ya se sabe, "hortelano tonto, patata gorda" (y lo digo por mi),
sin menospreciar la sabiduría en este campo de mi compañero, que como dicen
algunos ya está en otra galaxia del mus, y al final nos hicimos con el triunfo.
En resumen, que Michel y Miguel-Angel Marqués se pasaron por la barra para pagar
los Jack Daniel's.
Salimos del hotel (había dejado de llover e incluso lucía un poco el sol)
para ir en busca de los demás y comprar los décimos de lotería que habían de
jugarse en la partida de por la noche y llegamos a la calle principal de
Escaldes, donde Jesús dice que había visto alguna Administración de Loterías o
bar que vendían lotería, y buscando el local, se despistó de nosotros, por lo
que estuvimos un buen rato buscándole y esperándole, pero no dimos con él.
Aprovechamos la coyuntura para comprar unas aspirinas y algunos perfumes que nos
habían encargado y nos fuimos a tomar unas cañas antes de volver al hotel para
cenar. Cuando llegamos al hotel, ya estaba allí el resto del personal, y nos
contaron sus peripecias en las compras, especialmente el la perfumería Juliá del
ascensor de cristal, donde habían dejado entre todas mas de veinte mil duros y,
eso sí, venían oliendo a un a mezcla de Chanel 5, Loewe, etc., y especialmente
Marcelino, que generosamente había prestado su brazo para que las señoras le
pusiesen la nariz.
A continuación pasamos al comedor a cenar y esa noche el menú dejaba mucho
que desear, ya que había sopa ó croquetas de primero y jureles o pollo de
segundo, por lo que Marcelino se quedó con hambre. Terminada la cena, nos
pedimos unas copas y se sortean las parejas de mus enfrentándose en esta ocasión
Jesús y Miguel-Angel Marqués contra Michel y Marcelino. El azar, los
conocimientos y demás circunstancias aplicables al caso, hicieron que Michel y
Marcelino sufriesen una derrota de escándalo, a nivel de 5 a 0, lo que no hacía
mas que afilar la lengua de Marcelino contra Miguel-Angel (ya de por si la tiene
bastante afilada), en el sentido de que estas partidas en el extranjero no
tienen importancia, que estos enfrentamientos hay que repetirlos en territorio
nacional y que lo que mas le fastidiaba era que siempre pagan las copas o los
décimos Miguel-Angel y otro y esta vez se había librado (además de otros muchos
comentarios que no merece la pena reproducir porque resultan repetitivos). Con
el cachondeo correspondiente nos fuimos a la cama, sin decir en recepción a que
hora debían llamarnos.
Sábado, 5 de Julio de 1997.
Antes de las 9 de la mañana estábamos todos desayunando, excepto Miguel-Angel
Marqués y Pilar, que como no había sonado el teléfono se habían "trasconejado"
un poco, pero ya se encargó Marcelino de despertarlos. El día amaneció con nubes
y claros, mas nubes en las cumbres y mas claros en los valles y el plan trazado
era de que las señoras se iban a las aguas termales de Caldea y nosotros cinco
de excursión montañera hasta los Lagos de Juclar. Por tanto, nada mas desayunar
compramos unas barras de pan y un poco de queso, que junto con una lata de
bonito que tenía Jesús nos servirían para un pequeño tentempié, ya que nuestra
intención era comer de restaurante después de bajar de la sierra. Poco antes de
las 9 y media de la mañana estábamos en los coches por la carretera en dirección
a Francia; tras una pequeña parada en Encamp, para que Miguel-Angel comprase un
carrete de fotos, continuamos en dirección a Canillo y desde allí hasta la base
de la estación de esquí de Soldeu-El Tarter, donde al pasar por la zona de
S.Pere del Tarter vimos un restaurante que nos pareció adecuado para comer a la
vuelta.
Un par de kilómetros mas y tomamos la desviación al Valle de Incles, por una
carretera muy estrechita, que hace un par de años era una pista de tierra pero
que ahora estaba perfectamente asfaltada, con el único inconveniente de que si
nos cruzábamos con alguno había que orillarse prácticamente sin sitio. Tras un
recorrido de unos 4 Km., se acaba el asfalto y llegamos a un camping, donde se
acaba la carretera; estaba lloviendo suavemente y la niebla se había apoderado
de las cumbres, por lo que Marcelino, en cuanto nos vio bajar del coche, empezó
a protestar ¡pero donde vais!, ¡estáis locos!, etc. Michel, Miguel-Angel y yo, a
lo nuestro, es decir, a ponernos los chubasqueros y cargar las mochilas. Como
Jesús y Marcelino vieron que la cosa iba para delante, se bajaron del coche e
hicieron lo mismo que nosotros, por supuesto, sin abandonar Marcelino los
refunfuños correspondientes.
Una vez equipados nos ponemos en marcha por una pista bien señalizada, a la
derecha del río y del camping y, por el momento con una pendiente muy suave; la
lluvia, siempre de poca intensidad, hacía intención de parar, pero nuevamente
volvía a hacer acto de presencia. Al cabo de unos 10 minutos se acaba la pista y
hay una bifurcación en el camino: a la derecha apunta hacia los estanys (lagos)
de Siscaró y hacia la izquierda para los de Juclar, por lo que tomamos esta
segunda; Jesús, había puesto el piñón pequeño y nos adelantó a todos poniendo
unos 100 m. de tierra de por medio. A partir de ese momento la pendiente se
empina, el camino se estrecha y el agua corre en abundancia, por lo que cada vez
que le miraba los pies a Marcelino me imaginaba lo que le iba dando vueltas por
la cabeza. Calladitos, puesto que cuesta arriba se habla poco, íbamos
recorriendo el trayecto, siempre pegados al río que baja como un torrente debido
al desnivel, formando numerosas cascadas. Al llegar a la altura de una de ellas
se escuchan las insinuaciones de Marcelino en el sentido de hacer una paradita
para recuperar el aliento y como el panorama merecía la pena así lo hicimos.
Sacamos las cámaras de fotos para dejar constancia gráfica de la belleza del
paisaje y tras cuatro o cinco minutos de descanso nos ponemos nuevamente en
marcha.
F - 4 : Subiendo hacia los Lagos de Juclar.
El camino sube paralelo a la cascada, es decir, con fuerte desnivel y al
llegar arriba cruza el río por un pequeño puente, todo ello perfectamente
señalizado, por lo que no hay posibilidades de pérdida. Entramos en una zona de
menor pendiente, pero con muchísima humedad debido a que el agua corre por todas
partes y el siri-miri no nos abandonaba y, al poco rato, vuelve la pendiente a
empinarse separándonos un poco del cauce del río que desciende a nuestra
izquierda por una masa rocosa formando otra cascada preciosa, incluso mayor que
la anterior, donde el agua se pone blanco al batir con las rocas y donde destaca
el verde de la vegetación mezclada con el agua; como el paraje nos pareció
precioso hicimos una nueva parada para sacar alguna foto, aunque debido a lo
estrecho del camino apenas teníamos margen para salir nosotros; comentábamos que
esto era como el Monasterio de Piedra, pero "al natural". Nos acercamos a una
zona en la que se forma una especie de circo glaciar, por lo que en principio
pensamos que podíamos estar llegando al primero de los lagos, aunque por otra
parte nos parecía corto el trayecto; lo cierto es que cuando llegamos arriba,
allí no había ningún lago y el camino giraba nuevamente a la izquierda, por una
zona llana, que nos acercaba nuevamente al cauce del río, bordeando las paredes
de roca.
Atravesamos el llano, también bastante encharcado y el camino vuelve a
pegarse al río por una zona donde la vegetación disminuye bastante; la niebla,
agarrada en los altos, nos impide ver las cumbres, aunque la nieve en las
laderas altas era patente; en un momento determinado la señalización del camino
está al otro lado del río, por lo que tenemos que atravesarlo y por allí no se
veía ningún puente, lo que hace que vuelva a acordarme de los pies de Marcelino,
ya que no teníamos mas remedio que meternos en el agua, aunque algunas rocas por
medio podían reducir bastante el encharcamiento. Tras salvar otro pequeño
desnivel, vemos que aparece ante nosotros otro circo glaciar, e incluso hay un
pequeño muro de hormigón por el que rebosa el agua, lo que ya nos indica que
hemos llegado a lago, aunque todavía no lo vemos. En un par de minutos estamos
situados a la derecha del muro y un enorme lago se pone a nuestra vista;
avanzamos un poco mas y encontramos a Jesús, que nos estaba esperando junto a un
refugio que había por allí.
Nos acercamos al refugio, que junto a la puerta tenía unas parrillas de
piedra para asar chuletas recién construidas, y descargamos allí las mochilas,
ya que al asomarnos dentro vimos que había gente durmiendo, por lo que en
principio pensamos en cambiarnos fuera; pero al cabo de unos minutos allí vimos
que podíamos quedarnos fríos y decidimos meternos dentro, porque además el
siri-miri se estaba convirtiendo en nieve. En el refugio había un grupo de
pescadores franceses con unos críos desperezándose en las literas y una pequeña
fogata para secar las humedades. Las fundas de las pocas colchonetas que había
estaban raídas, lo que dio pié a Marcelino para decir que aquello estaba lleno
de pulgas y chinches, pero lo cierto es que no se salía fuera y tampoco creo yo
que los parásitos abundasen por allí. Nos cambiamos las camisetas, colgamos los
chubasqueros e incluso alguno arrimó los pies al fuego para que se le secasen y
empezamos a hablar de dar una pinchadita, por lo que alrededor del fuego sacamos
las barras de pan, la lata de bonito, el queso y unas cervezas, de todo lo cual
fuimos dando buena cuenta mientras comentábamos las incidencias del camino y,
sobre todo, el desarrollo del "campeonato de mus". Marcelino estaba herido con
la derrota de la noche anterior; no lo podía aguantar. Fuera estaba nevando y la
niebla no se movía de las cumbres.
F - 5 : Bajando de los Lagos de Juclar
Después de media hora junto al fuego en el refugio, empezamos a pensar en
regresar, por lo que recogimos los trastos, volvimos a ponernos los chubasqueros
e iniciamos la vuelta por el camino por donde habíamos venido. El tema de
conversación en la bajada fue monográfico: mus, mus y mus; Miguel-Angel diciendo
que no iba a jugar esa noche porque no tenía nada que ganar y si mucho que
perder y Marcelino insistiendo en su venganza. No obstante, hicimos alguna
parada para que Jesús saliese en alguna foto, ya que como se había adelantado en
la subida, no estuvo presente en el reportaje. De vez en cuando nos cruzábamos
con algún grupo que subía y nos preguntaban que cuanto faltaba para llegar a los
lagos y el refugio. En poco mas de una hora estábamos en los coches, donde lucía
tímidamente el sol; serían aproximadamente las dos y cuarto de la tarde y
quedamos en ir a comer al restaurante que nos había parecido bien a la
subida.
En poco mas de diez minutos estábamos sentados en la mesa del restaurante,
estudiando la carta para ver que íbamos a comer; al final, casi todos comieron
espárragos y carne, menos yo que me comí una sopa de cebolla y un plato con
nombre catalán a base de judías blancas, butifarra y carne de pato, todo ello
regado con Faustino VII; con postres y cafés salimos a unas 3.300 ptas. por
barba. Cogimos nuevamente los coches en dirección al hotel con objeto de
asearnos y hacer las compras que nos faltaban; cuando llegamos al hotel no
estaban allí las señoras, por lo que subimos a las habitaciones y en media hora
estábamos nuevamente en el hall. En ese momento ya habían llegado y nos contaron
sus experiencias en Caldea, por regla general, encantadas, aunque a Mari-Tere
mas de dos horas de agua, aunque fuese caliente, se le hacían un poco largas;
igualmente nos contaron que habían estado comiendo en Baviera, carne en
abundancia y sobre todo un buen postre que estaban intentando digerir. Salimos
del hotel y quedamos en vernos sobre las siete y media en Baviera para tomar
unas cañas.
Miguel-Angel y Pilar se quedaron por la zona de la calle principal de
Escaldes, ya que tenían que cambiar las ruedas del coche en un sitio que
habíamos visto una oferta por allí cerca; Marcelino con Alicia se fueron a
rematar sus últimas compras; Jesús y Mari Tere se dieron un paseo por Caldea
para que lo viera Jesús y Michel y yo nos fuimos hacia el centro de Andorra la
Vella, porque Michel tenía que hacer unas gestiones respecto de la emisora que
había comprado a Carlos en Febrero, así como comprar una nueva antena para el
coche, etc. De paso compramos el tabaco y la mantequilla en los Pirinees,
estuvimos preguntando por las botas Umbro, para Juan-Pablo (los modelos que él
quería no los hay en ningún sitio) y después nos fuimos al Escale para ver si
encontrábamos alguna oferta y donde compramos un radio-reloj, un secador y unos
discos. Como ya eran mas de las 7 de la tarde nos fuimos a la cafetería y nos
sentamos en la terraza a tomar unas cervezas. Al poco rato llegaron Alicia y
Marcelino, un poco después Jesús y Mari Tere y por último Pilar, ya que
Miguel-Angel se había bajado con el coche hasta San Juliá para comprar una
tienda-igloo; estuvimos un rato en la terraza y luego nos metimos dentro porque
se estaba levantando el aire, hasta que se nos hicieron aproximadamente las 9 y
cuarto y nos fuimos a cenar al hotel.
Durante la cena Marcelino se encargó de caldear un poco el ambiente de cara a
la posterior partida de mus y aunque Miguel-Angel seguía insistiendo en que él
no jugaba, al final se echó a reyes y el azar deparó que yo me quedase fuera y
los emparejamientos fuesen los mismos que el día anterior. El ambiente estaba
servido y además la suerte de las cartas fue contraria a la del día anterior, en
el sentido de que Jesús y Miguel-Angel no veían ni una carta y Michel y
Marcelino de vez en cuando cogían cuatro reyes por lo que su victoria fue
apabullante; al final incluso se puso un poco tenso el ambiente y nos subimos a
las habitaciones con alguna discusión por medio.
Domingo, 6 de Julio de 1997
A las 9 de la mañana estábamos todos desayunando y con los equipajes
preparados para iniciar el viaje de regreso. Liquidamos las cuentas con el hotel
y las nuestras particulares, ya que Jesús y Mari-Tere, con Michel, decidieron
venir directamente desde Andorra a Segovia, para ver a sus hijos que habían
estado la semana anterior internos en un colegio en Madrid. Los demás decidimos
estirar un poco mas el viaje y acercarnos hasta el valle de Boí, donde tenemos
pensado realizar una excursión el próximo mes de Agosto; el día amaneció
completamente soleado y una vez cargados los equipajes en los coches, estuvimos
un buen rato a la puerta del hotel esperando a que saliese Jesús, ya que tenía
un atasco intestinal que no había podido solucionar hasta última hora.
Salimos del hotel pasadas las 9 y media de la mañana, y antes de cruzar la
frontera cargamos los depósitos de gasolina puesto que está unos cinco duros mas
barata que en España. Llegamos a la aduana y la guardia civil nos hace aparcar
los coches y abrir los maleteros; en el coche de Miguel-Angel ven un par de
cartones de Ducados que teníamos a la vista, preguntan que si llevamos algo que
declarar y se viene el guardia hacia el interior del coche y le dice que abata
el asiento trasero; a la vista quedaron 4 paraguas que había comprado Pilar, que
por ello se puso un poco nerviosa; con el asiento abatido, el guardia toca las
bolsas de viaje y como aparentemente no había mas que ropa, nos da de paso. Tres
o cuatro kilómetros después de la aduana paramos los coches para comentar el
incidente y Pilar se cambia al coche de Marcelino y Alicia; Jesús y Mari-Tere
con Michel ya habían puesto rumbo a Segovia.
Continuamos ruta en dirección a Seo de Urgel y unos cinco kilómetros mas
adelante, a la altura del pueblo de Adrall, nos desviamos a la derecha para
iniciar la subida al puerto de Cantó, con buen firme, bastantes curvas y 25 Km.
de ascenso con otros tantos de descenso. Llegando a la cima, Miguel-Angel y yo
que íbamos delante, como no veíamos venir el coche de Marcelino, hicimos una
parada en una especie de mirador que hay junto a la carretera, y desde donde se
contempla un amplio valle con la sierra del Cadí al fondo, aunque había un poco
de bruma y no se apreciaba el paisaje igual que en un día claro. A los pocos
minutos llegaron ellos, que pararon el coche junto a nosotros y aprovechamos la
coyuntura para sacar unas fotos. Continuamos el descenso del puerto en dirección
a Sort, donde nuevamente hacemos una parada con objeto de comprar la lotería que
se había jugado en la partida de mus del día anterior. Mientras Miguel-Angel se
fue a buscar la lotería yo me quedo junto al coche esperando que llegue
Marcelino; a los pocos minutos continuamos viaje por la nacional 260, siguiendo
el curso del Noguera Pallaresa en dirección a La Pobla de Segur, por un tramo
bastante nuevo con varios túneles; desde aquí, continuamos por la nacional 260
en dirección a Pont de Suert, en un tramo de unos 40 Km., donde ya se acaba lo
bueno, porque la carretera está en obras y además hay 2 puertos al final, que
aunque hay protecciones, a Alicia la volvió a aparecer el miedo-vértigo. No
obstante, el paisaje precioso, con abundancia de agua por todas partes y las
cumbres nevadas de fondo.
Llegamos a Pont de Suert y continuamos 3 ó 4 Km. mas por la misma carretera,
hasta que tomamos la desviación hacia el valle de Boí, siguiendo el curso del
Noguera de Tort, en cuyos márgenes se veían bastantes pescadores. Al cabo de
unos 10 ó 12 Km. llegamos al pueblo de Barruera, capital del Valle de Boí, donde
paramos los coches junto a la Oficina de Turismo, que por ser domingo estaba
cerrada, por lo que decidimos ir a tomar unos chatos al bar de enfrente.
Mientras nos tomamos las cervezas, con unos pinchos de mejillones y almejas, le
preguntamos al del bar sobre la posibilidad de alojamiento para el puente del 15
de Agosto y nos dice que en el pueblo es difícil y que mas arriba prácticamente
imposible, ya que para esas fechas normalmente está todo reservado con bastante
antelación. Alicia, Marcelino y Pilar se quedaron en el bar, mientras
Miguel-Angel y yo nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo para ver si
encontramos algo. Preguntamos en 4 ó 5 sitios y nos dijeron que tenían todo
reservado, hasta que llegamos al Hostal denominado NORAY y nos dijeron que sí
tenían alojamiento para 9, por lo que hicimos la reserva, previo pago de una
señal de 10.000 ptas.
Concluidos estos trámites, cogí yo el coche y ponemos rumbo a Segovia por la
nacional 230, con intención de comer a la altura de Barbastro o Huesca. La
carretera sigue el curso del Noguera de Tort, que a la salida de Pont de Suert
forma dos pantanos seguidos bastante grandes, en los que había piraguas y
embarcaciones a vela. Al llegar a la altura de Benabarre paramos el coche porque
no veíamos venir a Marcelino y porque pensamos que por allí tenía que estar la
desviación hacia Barbastro, por la Nacional 123; el caso es que como el pueblo
de Benabarre no venía en mi mapa, continuamos por la nacional 260, ya en
dirección a Lérida; transcurridos 15 ó 20 Km. nos dimos cuenta de nuestro error
y decidimos continuar hasta la autopista en vez de dar marcha atrás. Llegamos a
la circunvalación de Lérida y ponemos rumbo a Zaragoza; a la altura de Soses
paramos para comer en un bar de carretera, donde había muchos camiones
aparcados.
Nos dijo el camarero que estaba a punto de salir una paella, por lo que
esperamos un poco y los cinco pedimos paella; las señoras creo que no pidieron
nada de segundo y nosotros unas chuletas de ternera y un bistec; con unas
ensaladas, cervezas, postres y cafés nos cobraron 5.775 ptas., lo cual nos
pareció baratísimo, ya que salíamos a menos de 1.200 ptas. cada uno. De nuevo en
el coche, repasamos la cuenta y vimos que se les había olvidado las ensaladas y
las cervezas, pero incluso aunque las hubiese incluido, seguía siendo muy
barato. A partir de aquí cogió nuevamente Miguel-Angel el coche para hacer el
tramo de autopista, lo que yo aproveché para dar una cabezada. Poco antes de
llegar a Gallur paramos en una gasolinera para repostar y vuelvo yo a coger el
coche hasta Segovia, con una parada técnica, para tomar unas cañas, poco después
de pasar Soria, donde Alicia cogió un rato su coche hasta Ayllón, donde volvió a
cogerlo Marcelino y Pilar se cambió definitivamente al suyo. Llegamos a casa a
las 9 y media de la tarde.
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