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CAPÍTULO XVII: COCO CHANEL
VIAJE A LOS LAGOS DE ANDORRA (PIRINEOS): DEL 3 AL 6 DE JULIO DE 1997



Asistentes: Miguel-Angel Marqués y Pilar Jesús y Mari-Tere Marcelino y Alicia Michel Angel TOTAL ......... 8
Alojamiento:

En el Hotel "EUROTEL", Avda. Fiter i Rossell, 51: Escaldes-Engordany.

Tfnos: 07 / 376-86.30.31
       07 / 376-86.30.40
Fax:   07 / 376-86.30.24

Situado en la salida de Andorra capital, por la carretera de La Massana, a 4 minutos andando del complejo termal "Caldea".

Habitaciones dobles con baño completo y televisión. Parking privado en los sótanos del propio hotel, a 1000 ptas. diarias; a unos 100 metros del hotel hay un parking público gratuito.

Precio: 3.850 ptas. por persona y día el alojamiento, desayuno y cena. Según me han comentado en el Hotel, el desayuno es a base de abundante buffet y la cena entre 3 ó 4 platos a elegir. En estas condiciones tenemos hecha la reserva.

PLAN DEL VIAJE:

Jueves, 3 de Julio de 1997:

Intentaremos salir de Segovia un poco antes de las 3 de la tarde, con un bocadillo para el camino, con el fin de llegar sobre las 11 de la noche al hotel.

**1ª parada: ÁGREDA-240 Km.. Entre 5,45 y 6 de la tarde.

**Salir de la autopista ZARAGOZA-BARCELONA, unos 15 Km. antes de llegar a Lérida. Salida de SOSES. Aquí se coge la circunvalación de Lérida.

**2ª parada: A la entrada del pueblo de TERMENS, ya en la carretera de Andorra (1313), junto a la vía del tren (que se pasa por encima), donde hay un bar y una gasolinera. Unos 260 Km. después de Agreda, entre 8,45 y 9 de la noche.

Desde aquí faltan unos 125 Km. para llegar a Andorra.

Llegada a Andorra entre 10,45 y 11 de la noche.

Viernes, 4 de Julio de 1997:

Nos levantamos pronto para estar desayunando sobre las 9 de la mañana; compramos el pan y nos ponemos en marcha por la carretera de La Massana-Ordino, en dirección a la estación de esquí de Ordino-Arcalís.

Subimos por la carretera de curvas, estrecha pero con muy buen firme hasta La Coma del Forat, donde en invierno hay una cafetería que supongo que también estará abierta ahora. Allí aparcamos los coches y empezamos la marcha en dirección a los Lagos de Tristaina.

Un primer repecho, de unos 20 minutos y estamos en el primer lago, pero continuaremos haciendo el circuito en torno a los 3 ó 4 lagos restantes, en un paseo con poco desnivel (300 metros en total), con vistas panorámicas sobre magníficos paisajes glaciares.

Comemos por la zona los bocadillos que llevemos preparados y sobre las 4,30 ó 5 de la tarde regresamos al hotel, para que los que tengan algo que comprar aprovechen la tarde del viernes.

A continuación duchas, cena y lo que proceda (mus, paseo a tomar una copa, etc.).

Sábado, 5 de Julio de 1997:

Nos levantamos igual que el día anterior y después de desayunar cogemos los coches por la carretera en dirección a Francia. Pasamos por las Parroquias de Encamp y Canillo y junto a la estación de esquí de Soldeu-El Tarter tomamos una pequeña carretera que se introduce en el Valle de Incles. Desde allí, avanzamos con los coches todo lo que podamos y empezamos la marcha andando hasta los Lagos de Juclar, en un trayecto de unas 2 horas y media, con un desnivel de 700 metros.

Es una zona glaciar, sobre una base de gneis con una particular riqueza mineral. Si no estamos muy cansados podemos subir hasta el Col de Juclar, desde donde hay unas vistas espléndidas.

Si andamos bien de tiempo, después de comer podemos bajar a los coches y continuar por la carretera general hasta el puerto de Envalira, desde donde hay muy buenas vistas de la estación de esquí de Pas de la Casa-Grau Roig.

De vuelta para el hotel, los que no conozcan el complejo termal de "Caldea" pueden darse baños diversos, turcos, romanos, finlandeses, saunas y jacuzzis, etc. El precio estará en torno a las 2000 ptas. persona. Seguro que a alguna se le arreglan los dolores de espalda.

Después de las duchas y cena correspondiente, el programa es igual que el del día anterior.

Domingo, 6 de Julio de 1997:

Después de desayunar y liquidar las cuentas con el hotel, cogemos la carretera de regreso a Segovia y a la altura de San Juliá de Loriá podemos desviarnos en dirección a Juberri, para subir hasta el campo de nieve de La Rabassa (que ahora seguro que es de Golf); damos una vuelta por allí y volvemos para pasar la aduana y viaje de regreso a Segovia comiendo por el camino.


LUGARES VISITADOS:

Principado de Andorra (ver Cap. XIV)
UNA PEQUEÑA DESCRIPCIÓN

El Principado de Andorra es un hermoso y pequeño país, situado en el corazón de los Pirineos entre Francia y España. Con 468 kilómetros cuadrados de territorio y una población aproximada de 65.000 habitantes, ofrece a sus visitantes un amplio abanico de posibilidades, que abarcan desde las más arraigadas y antiguas tradiciones a los negocios más modernos, de la historia y el arte a largos paseos entre montañas y bosques, desde la buena comida al esquí u otros deportes, de la artesanía y folklore a la pureza de sus ecosistemas.

De origen feudal, su aislamiento geográfico ha contribuido a la conservación de antiguas tradiciones. El equilibrio y neutralidad que ha mantenido históricamente frente a los conflictos de sus poderosos vecinos ha sido la clave de su estable existencia. Hoy Andorra es un centro de servicios, bien comunicado, con un gran atractivo turístico y comercial.

Andorra es un Estado independiente, de derecho, democrático y social. Su régimen político es el de un coprincipado parlamentario. Los jefes de Estado son los Co-Príncipes, cargo que ostentan, a título personal y exclusivo, el obispo de Urgel y el presidente de la República francesa. El país está dividido en siete circunscripciones administrativas (parroquias).

La ausencia de impuestos, los bajos derechos de aduana y la belleza del paisaje han desarrollado el comercio, las finanzas y el turismo.

En 1978, el número de Parroquias, tradicionalmente seis, se incrementa a siete.

Así pues, en la actualidad, las Parroquias andorranas son : Canillo, Encamp, Ordino, La Massana, Andorra la Vella, San Julià de Lória y Escaldes-Engordany.

FAUNA Y FLORA.

Andorra posee una fauna a medida. Por encima de otros miembros destacados, está el hermoso rebeco de los Pirineos. El jabalí, el urogallo y la perdiz blanca, también son dignos de mención.

En los bosques de Andorra, también se pueden encontrar liebres, conejos, la perdiz común, ardillas y una gran variedad de pájaros, águilas, halcones, buitres y lechuzas.

En los ríos de Andorra, abundan las truchas comunes y las asalmonadas. Para pescadores expertos, sus torrentes de alta montaña y sus lagos son un continuo desafío y disfrute. Y todos los aficionados sin excepción pueden hacer sus pruebas en la reserva de Engolasters, donde todo el mundo puede decir que la trucha es cosa segura.

Teniendo en cuenta su situación en la parte oriental de los Pirineos, la flora de Andorra es muy variada y rica en especies. Existe unos cuantos tipos raros de plantas esparcidos por todo el territorio. Esta diversidad está producida, como es lógico, a resultas de la variedad de terrenos y del clima dentro de Andorra. Hay, sin embargo, zonas en las que, gracias a microclimas, existen plantas de interior que no se encuentran en otras zonas del país. Hay entre 950 y 1.150 tipos diferentes de plantas en Andorra. Entre las más comunes, destacaríamos el narciso, llamada aquí "grandalla", la rosa de Canólich en la parroquia de Sant Julià de Lória, Rosa Villosa conocida comúnmente como "gabernera" en el Principado y que podemos encontrar en la parroquia de Canillo, Rosa Pendulina que es una variedad de la anterior, Rosa Glauca y la delicada y dulce violeta, que puede encontrarse en Andorra en doce variedades diferentes.

Estación de esquí de Ordino-Arcalís y Lagos de Tristaina.

Punto de partida: Coma del Forat (pistas de Ordino-Arcalís). Camino a seguir: GR11-3a. Desnivel: 300m. Tiempo: Hasta el primer lago: 20 minutos. Grado de dificultad: fácil.

Interés: es interesante hacer un circuito alrededor de los lagos. Vista panorámica sobre magníficos paisajes glaciares.

Las montañas, dibujadas por cultivos, bosques y pastos, son la riqueza natural más grande del país, conservada durante siglos. Una actividad sana y gratificante es poder llegar a conocer gran parte de esta riqueza a través de caminos y senderos que recorren la geografía andorrana.

Esta modalidad de hacer turismo da la oportunidad de mostrar a los visitantes una imagen del país diferente, casi secreta, lejos de las zonas urbanas. Una modalidad que ofrece a las personas que tienen ganas de caminar y espíritu de aventura una auténtica descubierta de la naturaleza del país integrada en un paisaje de belleza única.

F - 1 : Lagos de Tristaina, en la parroquia de Ordino.

El acceso desde Andorra La Vella a las pistas de esquí de Ordino-Arcalís se hace por la carretera de La Massana; en esta población se toma el desvío hacia Ordino, desde donde la carretera continua por el pueblo de La Cortinada, a partir del cual, en continua pendiente, atravesando los pueblos de Llorts y El Serrat y contemplando magníficos paisajes a medida que se va subiendo, llegamos, tras atravesar un pequeño túnel, a la base de la estación de esquí. Desde aquí, la carretera en continuo zigzag (en invierno este tramo de carretera es una pista de esquí) va subiendo para salvar un desnivel de unos 300 metros hasta llegar a la "O" (figura de metal de unos 5 metros de diámetro, indicativa de Ordino), que nos marca el comienzo de la zona denominada "La Coma del Forat", con una altitud próxima a los 2.100 metros y desde donde en días claros se contempla un impresionante panorama, presidido por el Pico Arcalís. Multitud de riachuelos que se despeñan por las pendientes rocosas formando pequeñas cascadas, completan las magníficas vistas.

Los lagos de Tristaina forman un conjunto glaciar compuesto de tres lagos principales, el menor en la cota 2.249 metros, el central, de aguas transparentes en la cota 2.400 metros y el mayor, al que se llega desde el central a través de una zona pedregosa, en la cota 2.406 metros. Unos 100 metros mas arriba de este último hay una pequeña laguna que también podemos incluir en el conjunto. La mejor forma de contemplar estos lagos es a través del circuito que por la ladera de la montaña rodea el circo glaciar.

Valle de Incles y lagos de Juclar.

La carretera que parte de Andorra la Vella en dirección al puerto de Envalira y frontera francesa, después de atravesar la capital de la Parroquia de Encamp, nos introduce en la Parroquia de Canillo y, a la altura del Km. 18, comienza el Valle de Incles, justo en la curva situada entre los dos accesos a la estación de esquí de Soldeu-El Tarter. El valle, recorrido en su totalidad por el Riu d'Incles, que recoge las aguas sobrantes de los lagos situados en los circos glaciares que lo rodean, además de otros muchos arroyos que descienden por la ladera de la montaña, es de una belleza particular, además de ser una de las excursiones que mas gustan de hacer a los andorranos. Durante la primavera, un manto blanco formado por las flores de la "grandella" (narciso) parece un reflejo de la nieve, que por esas fechas, todavía se mantiene en las montañas circundantes; sin embargo también es un paisaje cautivador durante el otoño y tiene algo de fantasmagórico en invierno. El camino, llamado del Fontangent, está salpicado de bordas, pues la actividad rural aun se mantiene y en un recorrido de unos 3 Km. nos lleva hasta el camping de Incles, en la cota de 2.000 metros. Desde el camping se puede acceder a una serie de rutas por las que se tiene acceso a otros tantos valles y lagos junto a la frontera francesa; el excursionista debe tener en cuenta que todas estas rutas llevan a la alta montaña y el clima se puede presentar con nieblas en verano y fuertes vientos en invierno, por lo que deberá adoptar las debidas precauciones.

Una de las rutas clásicas es la que desde el camping, por una pista forestal que sale a la derecha continua por el valle de Juclar; finalizada la pista, un estrecho camino, en continua ascensión nos conduce hasta los lagos de Juclar, el menor, en la cota de 2.325 metros, con el puerto de montaña del mismo nombre a sus espaldas y fronterizo con Francia y el mayor, que es el primero que se encuentra, es además el mas grande de Andorra, con sus 21 hectáreas. Los lagos están situados en un circo glaciar sobre una base de gneis, de una riqueza mineral particular; diversos picos y agujas rodean el entorno de singular belleza.

Balneario de Caldea

Caldea es el centro acuático más grande de Europa en la montaña, donde se practica el termoludismo, interrelación armoniosa entre el cuerpo y el agua, utilizando el agua termal que nace en la fuente de Escaldes-Engordany a 68ºC.

Caldea utiliza la riqueza del agua termal y propone una NUEVA forma de relajación y de bienestar.

A modo de resumen, los servicios que ofrece en centro son los siguientes:

EL CLUB: Un oasis donde se puede disfrutar de paz, tranquilidad y con un trato personalizado. Decoración acogedora, baño azteca y de pomelos, mármoles calientes, camas de agua, bar acuático. Solarium privado, Sauna, Baños individuales y duchas, Hidrojet, Gimnasia pasiva y energética, Masajes, Servicio de estética. Restaurante gastronómico y Restaurante buffet.

ZONA GRAN PUBLICO: En los programas del club se incluye el acceso gratuito a esta zona con Laguna exterior, piscinas, Hidromasajes, Baños Turcos e Indo-romanos, sala de reposo, Jacuzzi, Patios de nieve y de fuego.

LOS PROGRAMAS DEL CLUB: RELAJACION, FORMA, SALUD Y BELLEZA. Unos programas que Caldea propone adecuarlos a sus necesidades, que le permitan reencontrar la energía perdida, controlar el estrés, cultivar y remodelar el cuerpo.

EL ALOJAMIENTO: Hoteles de excelente calidad. Habitaciones equipadas con baño, teléfono, calefacción y T.V., situados en Andorra la Vella y Les Escaldes, a escasa distancia de Caldea.

PROGRAMA TERMOLÚDICO: 5 días de lunes a viernes (5 horas/día), Libre utilización de los siguientes servicios: Mesas Stauffer, Baños de pomelos y Aztecas, gimnasio, Sauna, UVA, Camas de agua, Zona de reposo, Solarium exterior, Acceso libre a la zona gran público. 1 Día de bebida dietética o sin alcohol, 3 Bañeras de hidromasaje con leche de esencias, en cabina. Diariamente: Albornoz, toalla, quimono y zapatillas. Entrada por las mañanas.

FIN DE SEMANA TERMOLÚDICO: 1 Día (5 horas). Relajación con música, Mesa Staufer, Baños de pomelos, Gimnasia, Sauna, Camas de agua, Zona de reposo, Solarium exterior, Bebida dietética o sin alcohol, 1 Hidromasaje en cabina, 1 Relajación con música.

Valle de Boí-Barruera (ver Cap. XIX).

Entre las diversas singladuras por el Pirineo Catalán, la "Val de Boí" constituye uno de los enclaves mas atrayentes, ya que este recóndito valle es un auténtico santuario paisajístico y monumental. Aquí se conjugan, al menos, dos centros de interés ineludibles: por una parte constituye el acceso preferente al Parc Nacional d'Aigüestortes, uno de los mas bellos rincones de la geografía española, y por otra parte es lugar privilegiado para la contemplación de destacados monumentos del románico.

La titularidad del municipio que engloba toda la Val de Boí la ostenta Barruera (1.096 m. y 526 habitantes). Como casi todos los pueblos del valle, tiene una orientación económica marcadamente turística. En su parte antigua se encuentran algunas casas tradicionales, con cubierta de pizarra y balcones de madera labrada, aunque la iglesia de "San Feliú de Barruera", románica, suele centrar la atención del visitante.

EXPERIENCIAS DEL VIAJE:

Antes de salir:

La lista de asistentes varía considerablemente, por las siguientes razones:

Jesús de Santos y familia no pueden venir porque tienen un bautizo; Raúl y Carlos Cardiel no pueden venir por razones de estudios; Juan-Pablo tampoco viene porque dice que se va a Turégano con Jesús de Santos; por tanto, Carlos Martín tampoco viene. No obstante, Marcelino y Alicia se apuntan al atractivo de Andorra, por lo que la lista definitiva es la que figura al principio del capítulo.

Llamamos al Hotel una semana antes y muy amables nos respetaron los precios a pesar de estas modificaciones.

Jueves, 3 de Julio de 1997.

Salimos de Segovia a las 3 y veinte de la tarde, después de que Miguel-Angel Marqués y Pilar me vinieran a recoger a casa y seguidamente fuimos a recoger a Michel. Marcelino y Alicia nos estaban esperando en el cruce de La Lastrilla y Jesús se había marchado con Mari-Tere por la mañana, ya que querían visitar el Monasterio de Piedra.

Pilar subió en el coche de Marcelino y Alicia, mientras que con Miguel-Angel Marqués fuimos Michel y yo. Tomamos la carretera de Soria, con buen tiempo y algunas nubes dispersas, lo que hacía que no apretase el calor; poco después de la circunvalación de Soria paramos en una gasolinera para que repostase Marcelino, continuando con el plan previsto de hacer una primera parada en Ágreda, para comernos el bocadillo. Lo cierto es que atravesamos el pueblo de Ágreda y como no vimos un lugar apropiado, continuamos unos kilómetros mas, hasta la entrada de Tarazona, para reponer energías, ya que casi todos íbamos con el estómago vacío.

En una pequeña arboleda, con bancos y mesas de piedra, sacamos la fiambrera con las tortillas de Pilar, unos torreznos y un bocadillo de baguette que llevó Alicia, todo ello regado con las correspondientes cervezas (de apertura a rosca), que nos sentó estupendamente; sin embargo, como no nos metimos en un bar y los líquidos había llenado las vejigas, alguno/as tuvieron que utilizar los "servicios públicos" a la intemperie, de lo cual intentamos dejar la correspondiente constancia gráfica. Recogimos el desperdicio, lo depositamos en el contenedor y continuamos ruta para tomar la autopista vasco-aragonesa a la altura de Gallur. En el peaje de Zaragoza, Marcelino metió la tarjeta de crédito en la ranura de ticket, y no había manera de que nos diesen paso; nosotros detrás viendo la operación, hasta que salió el operario de la autopista y lo solucionó.

Después de la circunvalación de Zaragoza tomamos la autopista de Barcelona en dirección a Lérida y parece que Marcelino tenía prisa, porque en varias ocasiones puso el coche a 170 Km. por hora; Miguel-Angel le seguía como podía y prácticamente no le perdimos de vista en ningún momento. Al llegar a la salida de Soses, abandonamos la autopista y entramos en la circunvalación de Lérida, que sigue siendo autovía, por lo que se avanza bastante y se evita el pasar por la ciudad. Finalizada la autovía entramos en la carretera 1313, con dirección a Seo de Urgel y Andorra y hacemos una nueva parada "técnica", para tomarnos unas cervezas o unos cafés en un bar de carretera y estirar un poco las piernas. Nos quedaban aproximadamente unos 140 Km. para llegar al hotel en Andorra.

A partir de este punto cojo yo el coche de Miguel Angel y como eran sobre las 9 de la noche todavía había buena luz y, además, el tráfico era fluido, por lo que sin mas dificultades continuamos ruta; al llegar a la zona del pantano de Oliana, empezaba a anochecer, pero no obstante pudimos comprobar que estaba completamente lleno, ya que rebosaba por el muro; en este tramo de carretera hay bastantes curvas, que además se encajonan en ocasiones entre paredes de roca, lo que hace que haya que circular con mucha mas precaución, pero el paisaje del pantano repleto, de unos 13 ó 14 Km. de largo, hace el viaje mas ameno. Al finalizar el pantano y cruzar el pueblo de Organya, era completamente de noche, pero en menos de media hora estábamos ya en la frontera andorrana, que cruzamos sin parar siquiera el coche. Desde allí, un cuarto de hora mas hasta que nos presentamos en el Hotel EUROTEL, ya en Andorra La Vella, a las 11 en punto de la noche.

A la puerta nos estaban esperando Jesús y Mari-Tere, que nos habían encargado una cena fría, porque a las 11 cerraban el comedor y mientras nos adjudicaban las habitaciones, dejábamos los equipajes, etc. no nos daba tiempo. Nos pusieron una ensalada bastante buena y un plato de entremeses, por lo que dadas las circunstancias de hora cenamos decentemente.

Después de cenar, salimos a dar una vuelta por Andorra y no había ni cuatro gatos por la calle, pero las señoras ya se fueron ambientando con los escaparates, algunos iluminados y otros apagados, pero ya se apreciaba que en cuanto a perfumería había en abundancia. Nos metimos a tomar unos cafés y unas copas en la Cafetería Baviera, que han hecho hace poco en un edificio nuevo, aprovechando para la terraza una cubierta de madera sobre el río Valira, pero como refrescaba un poco nos metimos dentro. Estuvimos allí un rato charlando, comentando las incidencias del viaje, las impresiones que había causado Andorra a Mari-Tere y Jesús, que llevaban allí 4 ó 5 horas y haciendo planes para el día siguiente; luego dimos una vuelta por la Avda. Meritxell de Escaldes, que es la calle comercial por excelencia y ya de regreso al Hotel cruzamos el río a la altura de Caldea, habiendo quedado para el día siguiente de que todo el mundo a las 9 de la mañana desayunando, con objeto de seguir el plan previsto e ir de excursión hasta los Lagos de Tristaina. No obstante, la entrada a las habitaciones no nos resultó nada fácil a algunos, ya que las llaves-tarjeta no funcionaban del todo bien, pues Miguel-Angel y Pilar estuvieron un rato luchando con la puerta de la habitación y a Michel y a mí se nos dio peor todavía.

Viernes, 4 de Julio de 1997

Tal y como habíamos quedado la noche anterior con el recepcionista, a las 8 y cuarto de la mañana sonaron los teléfonos, por lo que teníamos tiempo suficiente para el aseo y preparación de mochilas; a algunos/as, no les hizo falta le llamada, ya que no se sabe si por problemas de conciencia o porque extrañan la cama, lo cierto es que llevaban mas de una hora levantados, y eso que la noche anterior no hacían mas que protestar porque les parecía muy pronto las 8,15 de la mañana para levantarse. Lo cierto es que antes de las 9 estábamos todos en el comedor desayunando, a base de buffet, con tostadas, mantequilla, mermelada, embutidos y queso, madalenas, etc. y con la salvedad de que el café era un poco "aguachirri". Salimos del hotel sobre las 9,15 y enfrente del aparcamiento donde teníamos los coches había una panadería-bollería, donde compramos 5 barras de pan, estilo baguette y un poco de queso, ya que del chorizo de había encargado Jesús. Nos acoplamos los 8 en dos coches y cogimos la carretera en dirección a La Massana, donde nos desviamos hacia el pueblo de Ordino y desde allí continuamos por la carretera que conduce hasta la estación de esquí de Ordino-Arcalís.

El firme estaba mojado, por lo que presumíamos que por la noche había llovido bastante y, a medida que ascendíamos por la carretera se iban divisando las cumbres completamente nevadas, ya que la lluvia en los valles había sido nieve en las montañas; no obstante, las perspectivas climatológicas no eran malas, ya que como dicen los hombres del tiempo había nubes y claros; después de pasar las curvas de el pueblo de El Serrat y comprobar la abundancia de agua por todas partes, atravesamos el pequeño túnel que da acceso a la parte baja de la estación de esquí y continuamos por la carretera en una sucesión de "zetas" que ascendiendo por la ladera de la montaña nos llevan hasta la "O" de Ordino y un poco mas allá hasta la zona denominada "La Coma del Forat", donde aparcamos los coches junto a la cafetería. Allí había un par de palas excavadoras, que estaban haciendo obra, ya que al parecer están tratando de que la carretera continúe hasta la cota de los telesillas, lo que en invierno quedará convertido en una nueva pista de esquí y en verano permitirá salvar un mayor desnivel con los coches.

En el aparcamiento había un autobús, que hacía poco tiempo que había llegado, porque se estaban bajando sus ocupantes y que al parecer tenían prevista la misma ruta que nosotros, porque los primeros ya habían enfilado el camino. Nos mezclamos con ellos por el camino que salva la ladera de la montaña, y pudimos comprobar, a medida que les íbamos adelantando, que casi todos eran de cierta edad y que además sus intenciones eran de tipo botánico, porque se paraban a contemplar las plantas que encontraban a su paso e incluso algunos sacaban fotografías. Aunque el camino era estrecho, por fin conseguimos ponernos en cabeza, lo que nos permitió caminar con mas soltura, pero la nieve y el agua caídos había convertido algunos tramos en barro resbaladizo, por lo que tuvimos que tomar algunas precauciones para no dar con el trasero en el suelo. La pendiente es bastante suave, salvo un pequeño repecho de rocas al final y al cabo de 15 ó 20 minutos teníamos a la vista el lago central; a nuestra derecha, unos 100 metros mas abajo estaba el primer lago, un poco mas pequeño que el central y junto a nosotros algunas charcas menores, que posiblemente se sequen en pleno verano. Hicimos una pequeña parada en el montículo, con objeto de reagruparnos y de que alguna de las señoras recuperase el aliento y, sin dar mucho tiempo para pensar al personal, en lugar de bajar hasta la orilla del lago, tomamos la vereda que ascendiendo por la ladera izquierda inicia el circuito alrededor de los lagos.

En poco mas de 100 metros de suave pendiente, ya teníamos a la vista el tercer lago, el mayor de todos ellos, que a mi me parece de dimensiones similares al Enol (en Covadonga), pero a algunos les parece mas pequeño. Hacemos una parada técnica, que aprovechamos para sacar unas fotos y como la niebla se había apoderado de las cumbres, ya se empezaban a oír algunos comentarios de "¿donde vais?". Nuestra intención era hacer el circuito alrededor de los lagos, pero no se podía decir en ese momento, porque de frente teníamos una pared de roca casi vertical, que se proyectaba sobre el mayor de los lagos y desde nuestra posición no se veía el trazado del camino y si decíamos que, de alguna forma había que pasar por allí, es posible que el personal femenino se hubiese parado en ese momento. Pero como ocurre tantas veces, una cosa es lo que parece a larga distancia y otra lo que luego es en realidad, por lo que debido a que por el momento el camino no era malo y, además, estaba señalizado, decidimos continuar.

El camino discurría paralelo a la ladera, con poca pendiente, por lo que era relativamente cómodo; no obstante Pilar ya empezaba a dar muestras de "agigolamiento", con sus toses y sus principios de mareo y Alicia dice que sentía vértigo, que le daba la sensación de que el cuerpo se le inclinaba hacia la pendiente, por lo que las paradas eran frecuentes. Mari-Tere, con sus deportivos nuevos, ya un poco manchados de barro, subía con alegría. Al cabo de unos 15 minutos llegamos a una zona en que la vereda comienza a salvar mayor desnivel a base de "zetas", donde nos cruzamos con una familia que se habían parado en unas rocas para sacar unas fotos, lo que aprovechamos para hacer lo mismo y ya de paso dar un respiro al personal. La vereda continuaba ascendiendo y llegamos a un tramo bastante pendiente que estaba completamente encharcado, por lo que una vez superado por los que íbamos en cabeza hice un comentario a los de abajo, en el sentido de que las señoras no deberían pasar por allí, lo que mas de una agradeció notablemente. Marcelino, Michel, Jesús y yo llegamos a un pequeño montículo, donde hay una especie de mojón de piedras, de metro y medio de alto, que no sabemos si indicaba la frontera con Francia o que indicaba y Michel y yo decidimos continuar, ya que continuaban apareciendo las marcas en el camino. Marcelino y Jesús se dieron media vuelta hasta el lugar donde se habían quedado las señoras con Miguel-Angel.

Estábamos entrando en una zona de niebla, las cumbres ya no se veían y el camino se volvía tortuoso, subiendo y bajando rocas, pero continuaba señalizado. Cuando atravesamos este tramo rocoso vemos a Miguel-Angel a lo lejos que viene detrás de nosotros, por lo que le damos una voz para que supiese que le estábamos esperando, lo que aprovechamos para echarnos un cigarro sentados en una roca y teniendo a nuestro pies el mayor de los lagos, puesto que además el tramo siguiente parecía llano. Cuando llegó a nuestra altura le comentó Michel que le estaba extrañando que no viniese, puesto que las señoras no se quedaban solas. Continuamos la ruta y el camino parece que continuaba por una vaguada y subía en dirección a la cumbre, aunque debido a la niebla, que estaba justo encima de nosotros no teníamos muy buena referencia; lo cierto es que salva la vaguada y continúa ascendiendo y rodeando los lagos, por las paredes del circo glaciar, lo que hace que nos metamos de lleno en la niebla y en determinado momento dejamos de ver los lagos.

Estamos en una zona rocosa, de continuo sube y baja, que posteriormente pudimos comprobar que era la cumbre, pero que en ese momento no veíamos nada, ni hacia un lado ni hacia otro puesto que la niebla nos lo impedía. En las pocas zonas de hierba que había entre las rocas, el suelo estaba nevado, pero se ve que la nieve se derretía por momentos, ya que no hacía frío y había mucha humedad. Tras 10 ó 15 minutos en esta situación, el camino empieza a descender, con algunos tramos cuesta arriba, por lo que comentábamos que no era un circuito duro, sino un circuito rompepiernas, por las continuas subidas y bajadas; la niebla parece que se disipaba y vemos nuevamente los lagos, lo que aprovechamos para una nueva parada, en la que nos tomamos una caja de zumo que llevaba Miguel Angel y sacamos el trípode para hacernos una foto los tres; estábamos prácticamente encima de la pared vertical que habíamos visto al comienzo de la marcha, con la tienda de campaña instalada en la orilla del lago a nuestros pies y que se apreciaba como algo diminuto. El camino seguía señalizado, e insisto en ello, porque es muy de agradecer cuando no se conocen las rutas y a partir de aquí el trayecto es continuamente hacia abajo; los abundantes arroyos bajan alegremente por la ladera hasta llevar sus aguas al lago y casi abajo del todo nos encontramos con un manchón de nieve dura, por lo que no metimos la pata. A partir de aquí parece que el camino se divide en dos ramales; uno que discurre junto al borde del lago y otro que sube nuevamente hasta una pequeña laguna, unos 100 metros mas arriba, que habíamos visto desde el otro lado del circo glaciar, por lo que tomamos este segundo ramal para ver la mencionada laguna; estaba empezando a salir un poco el sol, aunque la niebla, continuamente en movimiento, no se iba del valle y de las cumbres que teníamos enfrente, ya que el pico Arcalís solo se divisaba de vez en cuando. Antes de llegar a la laguna, aprovechamos la buena luz para sacar unas fotos de las cumbres junto a las que habíamos pasado hacía un rato.

F - 3 : Haciendo el circuito de los Lagos de Tristaina.

Llegamos a la laguna y al tiempo que nosotros llegaba una pareja catalana, que según nos comentaron habían vuelto para recordar una excursión que hicieron allí mismo hace unos 6 años; el suelo alrededor de la laguna estaba cubierto por una fina capa de nieve, que se derretía por momentos, lo que en realidad hacía que estuviese verdaderamente encharcado; nos hicimos alguna foto, también se la hicimos a los catalanes porque el hombre no hacía mas que buscar la posición y comentar que con el sol encima es posible que no le saliese bien, etc., por lo que le dije "déjame la cámara y ponte junto a tu mujer, tu novia, tu amiga o lo que sea, que os saco yo la foto" [Comentario: yo creo que eran de esos catalanes "gurruñaños", porque la foto era la última, se ve que no tenía otro carrete y no hacía mas que marear la perdiz para no desperdiciarla].

A continuación decidimos bajar hacia los lagos en busca del resto del grupo y nada mas abandonar la laguna les vimos sentados en unas rocas junto al lago mayor, unos 100 metros debajo de nosotros, por lo que unas veces por camino y otras por campo a través, en unos 5 minutos estábamos junto a ellos, dispuestos a comernos el bocadillo. Después de cambiarnos de camisetas y observar las cumbres por donde posiblemente pasa el camino que rodea los lagos, nos dimos cuenta de que efectivamente habíamos estado arriba, aprovechando para comentar cada uno de los tres nuestra opinión de por donde discurría el trazado. Miguel-Angel se acercó al borde del lago para poner los pies en remojo, lo que yo aproveché para remojarle también un poco mas arriba; el resto del personal, salvo alguna de las señoras que parece que se estaba quedando un poco fría, tan a gusto sentado en las rocas y haciéndose el remolón para no preparar los bocadillos, aunque a todos nos apetecía. Por fin sacó Jesús el tarro del chorizo de la mochila (que lo había partido en rodajas, que conste) y unas lonchas de queso que habíamos comprado, y nos pusimos a preparar los bocatas, que por cierto, con un chorrito de aceite estaban estupendos y, aunque en principio parece que nos habíamos quedado cortos de chorizo, al final casi sobra porque alguna de las señoras no se lo pudo terminar. La pena es que no subimos cervezas, y nos tuvimos que conformar con beber agua del arroyo que vertía al lago, junto a la tienda de campaña.

Terminado el "condumio" y recogida la basura, iniciamos el viaje de regreso en dirección al lago central, por una senda tortuosa que hacía que muchas veces tuviésemos que saltar entre las piedras; bordeado el lago central, una pequeña rampa, que a Pilar le costaba lo suyo subirla con el estómago lleno, nos sitúa a la vista de los coches, aparcados junto al refugio de La Coma del Forat, por lo que iniciamos el descenso con las debidas precauciones por parte de las señoras para no sufrir un resbalón en el barrillo. En unos 15 minutos estábamos en el refugio, en un momento en que parece que empezaba a chispear, no se sabe muy bien si era nieve o agua o una mezcla de las dos cosas, por lo que, ya que estaba abierto, decidimos tomar café y copa. Dentro del bar, como tenían puesta la calefacción, hacía bastante calor, pero no se estaba mal, porque a través de los cristales se veía que la precipitación fuera iba en aumento, y ya estaba claro que era de nieve. Nos tomamos los cafetitos y después unos gin-tonic, whisky o coñac, a gusto del personal y estuvimos allí un buen rato departiendo, las señoras sobre las compras que iban a hacer en cuanto llegasen a Andorra y los caballeros sobre el campeonato "internacional" de mus que comenzaba en el hotel, en cuanto nos diésemos una ducha, aunque Marcelino ya se estaba autoexcluyendo del mus porque prefería ir a las compras.

Cuando salimos del bar-refugio ya había dejado de nevar, por lo que cogimos los coches y por el mismo camino que habíamos venido hicimos el regreso; en poco mas de 20 minutos estábamos en el hotel y a las 5 de la tarde, todos aseaditos en el hall del hotel, las señoras y Marcelino dispuestos a ir de compras (como estaba lloviendo tuvieron que proveerse de paraguas) y los demás a echar la partida. El azar deparó que los emparejamientos fuesen los siguientes: Miguel-Angel Marqués y Michel, por un lado y Jesús y yo por otro; aunque la partida estuvo un poco reñida, porque empatamos a uno y tuvimos que echar la buena, al final ya se sabe, "hortelano tonto, patata gorda" (y lo digo por mi), sin menospreciar la sabiduría en este campo de mi compañero, que como dicen algunos ya está en otra galaxia del mus, y al final nos hicimos con el triunfo. En resumen, que Michel y Miguel-Angel Marqués se pasaron por la barra para pagar los Jack Daniel's.

Salimos del hotel (había dejado de llover e incluso lucía un poco el sol) para ir en busca de los demás y comprar los décimos de lotería que habían de jugarse en la partida de por la noche y llegamos a la calle principal de Escaldes, donde Jesús dice que había visto alguna Administración de Loterías o bar que vendían lotería, y buscando el local, se despistó de nosotros, por lo que estuvimos un buen rato buscándole y esperándole, pero no dimos con él. Aprovechamos la coyuntura para comprar unas aspirinas y algunos perfumes que nos habían encargado y nos fuimos a tomar unas cañas antes de volver al hotel para cenar. Cuando llegamos al hotel, ya estaba allí el resto del personal, y nos contaron sus peripecias en las compras, especialmente el la perfumería Juliá del ascensor de cristal, donde habían dejado entre todas mas de veinte mil duros y, eso sí, venían oliendo a un a mezcla de Chanel 5, Loewe, etc., y especialmente Marcelino, que generosamente había prestado su brazo para que las señoras le pusiesen la nariz.

A continuación pasamos al comedor a cenar y esa noche el menú dejaba mucho que desear, ya que había sopa ó croquetas de primero y jureles o pollo de segundo, por lo que Marcelino se quedó con hambre. Terminada la cena, nos pedimos unas copas y se sortean las parejas de mus enfrentándose en esta ocasión Jesús y Miguel-Angel Marqués contra Michel y Marcelino. El azar, los conocimientos y demás circunstancias aplicables al caso, hicieron que Michel y Marcelino sufriesen una derrota de escándalo, a nivel de 5 a 0, lo que no hacía mas que afilar la lengua de Marcelino contra Miguel-Angel (ya de por si la tiene bastante afilada), en el sentido de que estas partidas en el extranjero no tienen importancia, que estos enfrentamientos hay que repetirlos en territorio nacional y que lo que mas le fastidiaba era que siempre pagan las copas o los décimos Miguel-Angel y otro y esta vez se había librado (además de otros muchos comentarios que no merece la pena reproducir porque resultan repetitivos). Con el cachondeo correspondiente nos fuimos a la cama, sin decir en recepción a que hora debían llamarnos.

Sábado, 5 de Julio de 1997.

Antes de las 9 de la mañana estábamos todos desayunando, excepto Miguel-Angel Marqués y Pilar, que como no había sonado el teléfono se habían "trasconejado" un poco, pero ya se encargó Marcelino de despertarlos. El día amaneció con nubes y claros, mas nubes en las cumbres y mas claros en los valles y el plan trazado era de que las señoras se iban a las aguas termales de Caldea y nosotros cinco de excursión montañera hasta los Lagos de Juclar. Por tanto, nada mas desayunar compramos unas barras de pan y un poco de queso, que junto con una lata de bonito que tenía Jesús nos servirían para un pequeño tentempié, ya que nuestra intención era comer de restaurante después de bajar de la sierra. Poco antes de las 9 y media de la mañana estábamos en los coches por la carretera en dirección a Francia; tras una pequeña parada en Encamp, para que Miguel-Angel comprase un carrete de fotos, continuamos en dirección a Canillo y desde allí hasta la base de la estación de esquí de Soldeu-El Tarter, donde al pasar por la zona de S.Pere del Tarter vimos un restaurante que nos pareció adecuado para comer a la vuelta.

Un par de kilómetros mas y tomamos la desviación al Valle de Incles, por una carretera muy estrechita, que hace un par de años era una pista de tierra pero que ahora estaba perfectamente asfaltada, con el único inconveniente de que si nos cruzábamos con alguno había que orillarse prácticamente sin sitio. Tras un recorrido de unos 4 Km., se acaba el asfalto y llegamos a un camping, donde se acaba la carretera; estaba lloviendo suavemente y la niebla se había apoderado de las cumbres, por lo que Marcelino, en cuanto nos vio bajar del coche, empezó a protestar ¡pero donde vais!, ¡estáis locos!, etc. Michel, Miguel-Angel y yo, a lo nuestro, es decir, a ponernos los chubasqueros y cargar las mochilas. Como Jesús y Marcelino vieron que la cosa iba para delante, se bajaron del coche e hicieron lo mismo que nosotros, por supuesto, sin abandonar Marcelino los refunfuños correspondientes.

Una vez equipados nos ponemos en marcha por una pista bien señalizada, a la derecha del río y del camping y, por el momento con una pendiente muy suave; la lluvia, siempre de poca intensidad, hacía intención de parar, pero nuevamente volvía a hacer acto de presencia. Al cabo de unos 10 minutos se acaba la pista y hay una bifurcación en el camino: a la derecha apunta hacia los estanys (lagos) de Siscaró y hacia la izquierda para los de Juclar, por lo que tomamos esta segunda; Jesús, había puesto el piñón pequeño y nos adelantó a todos poniendo unos 100 m. de tierra de por medio. A partir de ese momento la pendiente se empina, el camino se estrecha y el agua corre en abundancia, por lo que cada vez que le miraba los pies a Marcelino me imaginaba lo que le iba dando vueltas por la cabeza. Calladitos, puesto que cuesta arriba se habla poco, íbamos recorriendo el trayecto, siempre pegados al río que baja como un torrente debido al desnivel, formando numerosas cascadas. Al llegar a la altura de una de ellas se escuchan las insinuaciones de Marcelino en el sentido de hacer una paradita para recuperar el aliento y como el panorama merecía la pena así lo hicimos. Sacamos las cámaras de fotos para dejar constancia gráfica de la belleza del paisaje y tras cuatro o cinco minutos de descanso nos ponemos nuevamente en marcha.

F - 4 : Subiendo hacia los Lagos de Juclar.

El camino sube paralelo a la cascada, es decir, con fuerte desnivel y al llegar arriba cruza el río por un pequeño puente, todo ello perfectamente señalizado, por lo que no hay posibilidades de pérdida. Entramos en una zona de menor pendiente, pero con muchísima humedad debido a que el agua corre por todas partes y el siri-miri no nos abandonaba y, al poco rato, vuelve la pendiente a empinarse separándonos un poco del cauce del río que desciende a nuestra izquierda por una masa rocosa formando otra cascada preciosa, incluso mayor que la anterior, donde el agua se pone blanco al batir con las rocas y donde destaca el verde de la vegetación mezclada con el agua; como el paraje nos pareció precioso hicimos una nueva parada para sacar alguna foto, aunque debido a lo estrecho del camino apenas teníamos margen para salir nosotros; comentábamos que esto era como el Monasterio de Piedra, pero "al natural". Nos acercamos a una zona en la que se forma una especie de circo glaciar, por lo que en principio pensamos que podíamos estar llegando al primero de los lagos, aunque por otra parte nos parecía corto el trayecto; lo cierto es que cuando llegamos arriba, allí no había ningún lago y el camino giraba nuevamente a la izquierda, por una zona llana, que nos acercaba nuevamente al cauce del río, bordeando las paredes de roca.

Atravesamos el llano, también bastante encharcado y el camino vuelve a pegarse al río por una zona donde la vegetación disminuye bastante; la niebla, agarrada en los altos, nos impide ver las cumbres, aunque la nieve en las laderas altas era patente; en un momento determinado la señalización del camino está al otro lado del río, por lo que tenemos que atravesarlo y por allí no se veía ningún puente, lo que hace que vuelva a acordarme de los pies de Marcelino, ya que no teníamos mas remedio que meternos en el agua, aunque algunas rocas por medio podían reducir bastante el encharcamiento. Tras salvar otro pequeño desnivel, vemos que aparece ante nosotros otro circo glaciar, e incluso hay un pequeño muro de hormigón por el que rebosa el agua, lo que ya nos indica que hemos llegado a lago, aunque todavía no lo vemos. En un par de minutos estamos situados a la derecha del muro y un enorme lago se pone a nuestra vista; avanzamos un poco mas y encontramos a Jesús, que nos estaba esperando junto a un refugio que había por allí.

Nos acercamos al refugio, que junto a la puerta tenía unas parrillas de piedra para asar chuletas recién construidas, y descargamos allí las mochilas, ya que al asomarnos dentro vimos que había gente durmiendo, por lo que en principio pensamos en cambiarnos fuera; pero al cabo de unos minutos allí vimos que podíamos quedarnos fríos y decidimos meternos dentro, porque además el siri-miri se estaba convirtiendo en nieve. En el refugio había un grupo de pescadores franceses con unos críos desperezándose en las literas y una pequeña fogata para secar las humedades. Las fundas de las pocas colchonetas que había estaban raídas, lo que dio pié a Marcelino para decir que aquello estaba lleno de pulgas y chinches, pero lo cierto es que no se salía fuera y tampoco creo yo que los parásitos abundasen por allí. Nos cambiamos las camisetas, colgamos los chubasqueros e incluso alguno arrimó los pies al fuego para que se le secasen y empezamos a hablar de dar una pinchadita, por lo que alrededor del fuego sacamos las barras de pan, la lata de bonito, el queso y unas cervezas, de todo lo cual fuimos dando buena cuenta mientras comentábamos las incidencias del camino y, sobre todo, el desarrollo del "campeonato de mus". Marcelino estaba herido con la derrota de la noche anterior; no lo podía aguantar. Fuera estaba nevando y la niebla no se movía de las cumbres.

F - 5 : Bajando de los Lagos de Juclar

Después de media hora junto al fuego en el refugio, empezamos a pensar en regresar, por lo que recogimos los trastos, volvimos a ponernos los chubasqueros e iniciamos la vuelta por el camino por donde habíamos venido. El tema de conversación en la bajada fue monográfico: mus, mus y mus; Miguel-Angel diciendo que no iba a jugar esa noche porque no tenía nada que ganar y si mucho que perder y Marcelino insistiendo en su venganza. No obstante, hicimos alguna parada para que Jesús saliese en alguna foto, ya que como se había adelantado en la subida, no estuvo presente en el reportaje. De vez en cuando nos cruzábamos con algún grupo que subía y nos preguntaban que cuanto faltaba para llegar a los lagos y el refugio. En poco mas de una hora estábamos en los coches, donde lucía tímidamente el sol; serían aproximadamente las dos y cuarto de la tarde y quedamos en ir a comer al restaurante que nos había parecido bien a la subida.

En poco mas de diez minutos estábamos sentados en la mesa del restaurante, estudiando la carta para ver que íbamos a comer; al final, casi todos comieron espárragos y carne, menos yo que me comí una sopa de cebolla y un plato con nombre catalán a base de judías blancas, butifarra y carne de pato, todo ello regado con Faustino VII; con postres y cafés salimos a unas 3.300 ptas. por barba. Cogimos nuevamente los coches en dirección al hotel con objeto de asearnos y hacer las compras que nos faltaban; cuando llegamos al hotel no estaban allí las señoras, por lo que subimos a las habitaciones y en media hora estábamos nuevamente en el hall. En ese momento ya habían llegado y nos contaron sus experiencias en Caldea, por regla general, encantadas, aunque a Mari-Tere mas de dos horas de agua, aunque fuese caliente, se le hacían un poco largas; igualmente nos contaron que habían estado comiendo en Baviera, carne en abundancia y sobre todo un buen postre que estaban intentando digerir. Salimos del hotel y quedamos en vernos sobre las siete y media en Baviera para tomar unas cañas.

Miguel-Angel y Pilar se quedaron por la zona de la calle principal de Escaldes, ya que tenían que cambiar las ruedas del coche en un sitio que habíamos visto una oferta por allí cerca; Marcelino con Alicia se fueron a rematar sus últimas compras; Jesús y Mari Tere se dieron un paseo por Caldea para que lo viera Jesús y Michel y yo nos fuimos hacia el centro de Andorra la Vella, porque Michel tenía que hacer unas gestiones respecto de la emisora que había comprado a Carlos en Febrero, así como comprar una nueva antena para el coche, etc. De paso compramos el tabaco y la mantequilla en los Pirinees, estuvimos preguntando por las botas Umbro, para Juan-Pablo (los modelos que él quería no los hay en ningún sitio) y después nos fuimos al Escale para ver si encontrábamos alguna oferta y donde compramos un radio-reloj, un secador y unos discos. Como ya eran mas de las 7 de la tarde nos fuimos a la cafetería y nos sentamos en la terraza a tomar unas cervezas. Al poco rato llegaron Alicia y Marcelino, un poco después Jesús y Mari Tere y por último Pilar, ya que Miguel-Angel se había bajado con el coche hasta San Juliá para comprar una tienda-igloo; estuvimos un rato en la terraza y luego nos metimos dentro porque se estaba levantando el aire, hasta que se nos hicieron aproximadamente las 9 y cuarto y nos fuimos a cenar al hotel.

Durante la cena Marcelino se encargó de caldear un poco el ambiente de cara a la posterior partida de mus y aunque Miguel-Angel seguía insistiendo en que él no jugaba, al final se echó a reyes y el azar deparó que yo me quedase fuera y los emparejamientos fuesen los mismos que el día anterior. El ambiente estaba servido y además la suerte de las cartas fue contraria a la del día anterior, en el sentido de que Jesús y Miguel-Angel no veían ni una carta y Michel y Marcelino de vez en cuando cogían cuatro reyes por lo que su victoria fue apabullante; al final incluso se puso un poco tenso el ambiente y nos subimos a las habitaciones con alguna discusión por medio.

Domingo, 6 de Julio de 1997

A las 9 de la mañana estábamos todos desayunando y con los equipajes preparados para iniciar el viaje de regreso. Liquidamos las cuentas con el hotel y las nuestras particulares, ya que Jesús y Mari-Tere, con Michel, decidieron venir directamente desde Andorra a Segovia, para ver a sus hijos que habían estado la semana anterior internos en un colegio en Madrid. Los demás decidimos estirar un poco mas el viaje y acercarnos hasta el valle de Boí, donde tenemos pensado realizar una excursión el próximo mes de Agosto; el día amaneció completamente soleado y una vez cargados los equipajes en los coches, estuvimos un buen rato a la puerta del hotel esperando a que saliese Jesús, ya que tenía un atasco intestinal que no había podido solucionar hasta última hora.

Salimos del hotel pasadas las 9 y media de la mañana, y antes de cruzar la frontera cargamos los depósitos de gasolina puesto que está unos cinco duros mas barata que en España. Llegamos a la aduana y la guardia civil nos hace aparcar los coches y abrir los maleteros; en el coche de Miguel-Angel ven un par de cartones de Ducados que teníamos a la vista, preguntan que si llevamos algo que declarar y se viene el guardia hacia el interior del coche y le dice que abata el asiento trasero; a la vista quedaron 4 paraguas que había comprado Pilar, que por ello se puso un poco nerviosa; con el asiento abatido, el guardia toca las bolsas de viaje y como aparentemente no había mas que ropa, nos da de paso. Tres o cuatro kilómetros después de la aduana paramos los coches para comentar el incidente y Pilar se cambia al coche de Marcelino y Alicia; Jesús y Mari-Tere con Michel ya habían puesto rumbo a Segovia.

Continuamos ruta en dirección a Seo de Urgel y unos cinco kilómetros mas adelante, a la altura del pueblo de Adrall, nos desviamos a la derecha para iniciar la subida al puerto de Cantó, con buen firme, bastantes curvas y 25 Km. de ascenso con otros tantos de descenso. Llegando a la cima, Miguel-Angel y yo que íbamos delante, como no veíamos venir el coche de Marcelino, hicimos una parada en una especie de mirador que hay junto a la carretera, y desde donde se contempla un amplio valle con la sierra del Cadí al fondo, aunque había un poco de bruma y no se apreciaba el paisaje igual que en un día claro. A los pocos minutos llegaron ellos, que pararon el coche junto a nosotros y aprovechamos la coyuntura para sacar unas fotos. Continuamos el descenso del puerto en dirección a Sort, donde nuevamente hacemos una parada con objeto de comprar la lotería que se había jugado en la partida de mus del día anterior. Mientras Miguel-Angel se fue a buscar la lotería yo me quedo junto al coche esperando que llegue Marcelino; a los pocos minutos continuamos viaje por la nacional 260, siguiendo el curso del Noguera Pallaresa en dirección a La Pobla de Segur, por un tramo bastante nuevo con varios túneles; desde aquí, continuamos por la nacional 260 en dirección a Pont de Suert, en un tramo de unos 40 Km., donde ya se acaba lo bueno, porque la carretera está en obras y además hay 2 puertos al final, que aunque hay protecciones, a Alicia la volvió a aparecer el miedo-vértigo. No obstante, el paisaje precioso, con abundancia de agua por todas partes y las cumbres nevadas de fondo.

Llegamos a Pont de Suert y continuamos 3 ó 4 Km. mas por la misma carretera, hasta que tomamos la desviación hacia el valle de Boí, siguiendo el curso del Noguera de Tort, en cuyos márgenes se veían bastantes pescadores. Al cabo de unos 10 ó 12 Km. llegamos al pueblo de Barruera, capital del Valle de Boí, donde paramos los coches junto a la Oficina de Turismo, que por ser domingo estaba cerrada, por lo que decidimos ir a tomar unos chatos al bar de enfrente. Mientras nos tomamos las cervezas, con unos pinchos de mejillones y almejas, le preguntamos al del bar sobre la posibilidad de alojamiento para el puente del 15 de Agosto y nos dice que en el pueblo es difícil y que mas arriba prácticamente imposible, ya que para esas fechas normalmente está todo reservado con bastante antelación. Alicia, Marcelino y Pilar se quedaron en el bar, mientras Miguel-Angel y yo nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo para ver si encontramos algo. Preguntamos en 4 ó 5 sitios y nos dijeron que tenían todo reservado, hasta que llegamos al Hostal denominado NORAY y nos dijeron que sí tenían alojamiento para 9, por lo que hicimos la reserva, previo pago de una señal de 10.000 ptas.

Concluidos estos trámites, cogí yo el coche y ponemos rumbo a Segovia por la nacional 230, con intención de comer a la altura de Barbastro o Huesca. La carretera sigue el curso del Noguera de Tort, que a la salida de Pont de Suert forma dos pantanos seguidos bastante grandes, en los que había piraguas y embarcaciones a vela. Al llegar a la altura de Benabarre paramos el coche porque no veíamos venir a Marcelino y porque pensamos que por allí tenía que estar la desviación hacia Barbastro, por la Nacional 123; el caso es que como el pueblo de Benabarre no venía en mi mapa, continuamos por la nacional 260, ya en dirección a Lérida; transcurridos 15 ó 20 Km. nos dimos cuenta de nuestro error y decidimos continuar hasta la autopista en vez de dar marcha atrás. Llegamos a la circunvalación de Lérida y ponemos rumbo a Zaragoza; a la altura de Soses paramos para comer en un bar de carretera, donde había muchos camiones aparcados.

Nos dijo el camarero que estaba a punto de salir una paella, por lo que esperamos un poco y los cinco pedimos paella; las señoras creo que no pidieron nada de segundo y nosotros unas chuletas de ternera y un bistec; con unas ensaladas, cervezas, postres y cafés nos cobraron 5.775 ptas., lo cual nos pareció baratísimo, ya que salíamos a menos de 1.200 ptas. cada uno. De nuevo en el coche, repasamos la cuenta y vimos que se les había olvidado las ensaladas y las cervezas, pero incluso aunque las hubiese incluido, seguía siendo muy barato. A partir de aquí cogió nuevamente Miguel-Angel el coche para hacer el tramo de autopista, lo que yo aproveché para dar una cabezada. Poco antes de llegar a Gallur paramos en una gasolinera para repostar y vuelvo yo a coger el coche hasta Segovia, con una parada técnica, para tomar unas cañas, poco después de pasar Soria, donde Alicia cogió un rato su coche hasta Ayllón, donde volvió a cogerlo Marcelino y Pilar se cambió definitivamente al suyo. Llegamos a casa a las 9 y media de la tarde.