Asistentes: Miguel-Angel Marqués y Pilar; Chiqui, Sara y
Lourdes; Angel. TOTAL .......... 6
Alojamiento:
En el Hostal NORAY, en BARRUERA (Vall de Boí)-Lérida.
Tfnos: 973 / 69.40.21
Tenemos reservadas tres habitaciones dobles y una triple, con baño completo.
Precio: 3.900 ptas. por persona y día el alojamiento, desayuno y cena. Cuando
hicimos la reserva, Miguel-Angel Marqués y yo dejamos en depósito 5.000 ptas.
cada uno, ya que era muy difícil conseguir alojamiento en el Valle para esas
fechas.
En estas condiciones tenemos hecha la reserva.
Distancias:
Segovia-Soria 196 Km.
Soria-Ágreda 55 Km.
Ágreda-Tarazona 20 Km.
Tarazona-Gallur 36 Km.
Gallur-Zaragoza (A) 45 Km.
Zaragoza-Soses (A) 133 Km.
Soses-Circunvalación Lérida (A) 17 Km.
Circunv.Lérida-N.230-Alfarrás 20 Km.
Alfarrás-Benabarre 40 Km.
Benabarre-Pte.de Montañana 24 Km.
Pte. de Montañana-Pont de Suert 40 Km.
Pont de Suert-Barruera 14 Km.
TOTAL ............... 640 Km.
De los que 195 Km. (A) son por autopista.
PLAN DEL VIAJE
Jueves, 14 de Agosto de 1997:
Miguel-Angel y Pilar, como estarán de vacaciones por la zona, van
directamente a Barruera, donde nos veremos a la hora de cenar.
Los demás, salimos de Segovia a las 15 horas, por lo que podemos llegar sobre
las 22,30 horas, ya que la carretera es buena aunque unos 20 Km. antes de Pont
de Suert, va bordeando un pantano y tiene unas cuantas curvas.
Llegamos al hostal, cena, partida y cama.
Viernes, 15 de Agosto de 1997:
Nos levantamos sobre las 8,30 de la mañana, y después de desayunar y comprar
un bocadillo, cogemos los coches por la carretera en dirección a Caldes de Boí.
Pasado el cruce de Boí y nada mas atravesar el río, tomamos la desviación a la
derecha (hasta aquí unos 7 Km.). A unos 3 Km. y medio de la desviación llegamos
al Estany de la Llebreta, que marca el principio del Parque Natural.
La carretera continúa otros 3 Km., hasta las aigüestortes de San Nicolau, con
fuertes rampas al final del trayecto. Aquí aparcamos.
Continuamos a pié por una pista de tierra, en una tramo de unos 5 Km.,
pasando por el Prat d' Aigües d'Ací, hasta llegar a un refugio junto al Estany
Llong. Si no estamos muy cansados, podemos continuar la ruta hasta el Portarró
d'Espot, donde nos comemos los bocadillos, contemplamos el panorama, e iniciamos
el viaje de vuelta por el mismo camino.
Por la tarde, ya de regreso a Barruera, podemos visitar los pueblos de Boí y
Taüll, con importantes muestras del románico del Siglo XII. Llegada al hostal,
duchas, cena, partida y cama.
Sábado, 16 de Agosto de 1997:
Nos levantamos igual que el día anterior a las 8,30 de la mañana y después de
desayunar y comprar los bocadillos, cogemos los coches por la misma carretera
que el día anterior, hasta llegar a los baños de Caldes de Boí. Pasada la
estación termal, se cruza el río y remontando un gran desnivel se llega con el
coche hasta la Presa de Cavallers (unos 18 Km. en total y nos situamos a 1.781
m. de altura), donde aparcamos.
Empezamos la marcha a pié, bordeando el lago de Cavallers, por un camino
llano, hasta llegar al Torrent del Estany Negre, a partir del cual hay unas
fuertes rampas hasta el refugio de Ventosa Calvell (2.220 m. de altura), situado
junto al Estany Negre. Continuamos la ruta hasta los Estanys de Travessany,
Mangades y Monges (2.422 m. de altura), por lo que el desnivel total, desde
donde dejamos el coche es de 641 m., es decir, no es para tanto. Después de
comernos los bocadillos, iniciamos el regreso y ya con el coche podemos
acercarnos a visitar el pueblo de Erill la Vall. Llegada al hostal, con el
programa habitual.
Domingo, 17 de Agosto de 1997:
Podemos acercarnos hasta la zona de Benasque y Cerler, para tener una
referencia directa de cara a próximas excursiones y regresar por Barbastro
(donde comeremos) y desde allí por Huesca y Zaragoza hasta Segovia.
LUGARES VISITADOS:
La cordillera pirenaica separa naturalmente España de Francia y va del
Atlántico al Mediterráneo. Se le calculan 50 millones de años desde su formación
y es un enjambre de culturas, leyendas e historia.
Según el censo de Juan Buyse en el Pirineo existen 129 picos principales de
más de 3.000 m. y otros 83 secundarios, encontrándose la mayor concentración en
el valle de Benasque (Huesca), con casi 50 de ellos. La cordillera tiene su cota
máxima en el pico de Aneto (3.404 m) que forma parte de los Montes Malditos en
el valle de Benasque.
Estas montañas siempre han inspirado respeto y admiración, y ya en el año
1856 sirvieron de inspiración al poeta F. Soutras cuando escribió refiriéndose a
los Montes Malditos: "Unas agujas donde el águila busca en vano donde posarse.
Unos rellanos acorazados de un hielo eterno." Eran otras épocas, pero sobretodo
hoy en día el visitante se ve gratificado con su contemplación y su naturaleza
salvaje.
La Vall de Boí: Barruera, Durro, Boí y Taüll.
Situada en el límite occidental de Lérida, en pleno Pirineo y atravesada por
el río Noguera Ribagorçana, encontramos L'Alta Ribagorça. Blancas sierras, lagos
azules y verdes valles por los que serpentean ríos cristalinos. L'Alta Ribagorça
os brinda infinidad de paisajes, como el valle de Boí, una tentadora oportunidad
de vivir de cerca la naturaleza y descubrir parajes únicos. También se pueden
practicar todo tipo de deportes de montaña y aventura.
La capital de L'Alta Ribagorça es El Pont de Suert, un importante enclave
urbano en medio de la montaña. Destaca por la plaza porticada del Mercadal, la
Església Vella y la Calle Mayor, con sus casas típicas. También es admirable la
nueva iglesia de la Asunción.
La Vall de Boí es uno de los conjuntos más valiosos, y singulares del mundo.
Las iglesias románicas más importantes son las de Durro, Barruera, Erill la
Vall, Boí, Santa María de Taüll y Sant Climent de Taüll. Son iglesias de una o
tres naves, con cubiertas de madera y ábsides decorados exteriormente con frisos
de arquerías ciegas. Llevan adosado un campanario esbelto, de sección cuadrada y
calado con arcos lombardos. Todas ellas fueron construidas en las primeras
décadas del siglo XII y son muy representativas del románico lombardo, que tanta
influencia tuvo en Cataluña.
Igual o mayor importancia que la arquitectura, tienen las pinturas murales
que decoraban estas iglesias, trasladadas, por motivos de seguridad, al Museu
d'Art de Cataluña. Constituyen uno de los máximos exponentes de la pintura
románica. El ábside de Sant Climent estaba decorado con un «Cristo Pantocrator»
que se atribuye al llamado maestro de Taüll. En Santa María trabajaron dos
pintores: el maestro de Maderuelo o de Santa María, autor de la «Epifanía» del
ábside, centrada en la imagen de la Virgen en Majestad, y el maestro del Juicio
Final, autor del «Juicio Final» del muro occidental. Anterior a todos ellos es
el maestro de Boí, a quien se debe el «martirio de san Esteban» de Sant Joan de
Boí. A las iglesias del valle corresponden también algunas muestras escultóricas
notables, como los descendimientos de Durro, Boí y Erill-la-Vall. De Sant
Climent procede un banco, bellamente decorado, que es una de las escasas
muestras existentes del mobiliario románico. Todo ello se conserva asimismo en
el Museu d'Art de Cataluña.
BARRUERA.
Municipio de la provincia de Lérida situado al N de la provincia, en los
Pirineos, a 1.130 m de altitud, que dista 184 km. de la capital y cuenta con 578
habitantes sobre una extensión de 190,91 km². Incluye los antiguos núcleos de
Barruera, que es la capital, Boí, Taüll, Erill-la-vall, Cardet, Cóll, Durro,
Saraís y Balneario de Caldes de Boí. Entre su patrimonio artístico destaca la
Iglesia de Sant Feliu, románica, muy transformada.
TAULL.
F - 1 : Pantocrator. Pinturas murales del románico en el
valle de Boí.
La Iglesia de Sant Climent Consagrada en el año 1123, conserva algunas de sus
magníficas pinturas románicas originales (el resto se trasladó al Museo de
Barcelona). Magnífico templo de tres naves separadas por columnas, tres ábsides
con arcuaciones y esbelto campanario, de torre cuadrada de seis pisos, también
con decoración lombarda y ventanas geminadas. Las pinturas murales de la
cabecera, conservadas en el MNAC y reproducidas in situ, son uno de los mejores
ejemplos del género por la fuerza expresiva, pureza de líneas y rica policromía
(Pantocrator, santos y apóstoles, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y del
Apocalipsis).
La Iglesia de Santa María, construida y consagrada en las mismas fechas que
la anterior. Sus pinturas originales están también en el Museo de Barcelona. Las
que se pueden contemplar in situ presididas por la Madre de Dios con el Niño,
son copias.
BOÍ.
En el pequeño pueblo que da nombre a la Vall de Boí, encontraremos la iglesia
parroquial de Sant Joan de Boí con tres naves, dos ábsides centrales, dos
absidioles y el campanario de planta cuadrada, de tipo lombardo. En su interior
observaremos las reproducciones de las pinturas murales conservadas en el MNAC,
con escenas de la lapidación de Sant Esteve y de juglares.
DURRO.
La iglesia Parroquial de la Nativitat de la Mare de Déu que data del S. XII,
de una sola nave, porche lateral con arcos, portada con archivoltas sobre
columnas dobles, con cerrojo en la puerta, campanario de torre cuadrada del tipo
lombardo más macizo que los otros de la Vall de Boí.
En casi todos los pueblos del pequeño valle pirenaico de Boí se conservan
hermosas parroquias románicas, todas del siglo XII.
Parque Nacional de Aigüestortes.
Zona declarada parque nacional, situada en el pirineo catalán de Lérida.
Abundan los lagos de todos los tamaños y formas y la roca granítica. Los puntos
de partida son diversos, a destacar:
* Pueblo de Espot
* Pueblo de Boí.
* Valle de Arán.
F - 2 : Parque Nacional de Aigüestortes y Lago San
Mauricio.
La mejor forma que he encontrado de describir el Parque Nacional de
Aigüestortes y su entorno es el relato de una travesía montañera, parecida a las
nuestras, pero algo mas larga, que he visto en unas páginas de Internet y que se
reproduce a continuación.
El refugió donde acaba la primera etapa es el de Amitges. Con la aparición
del concepto de trekking, también han pasado a la historia las pesadas mochilas
cargadas hasta los topes con la comida necesaria para los días que durase la
excursión. Ahora es posible encontrar en los refugios un buen servicio de
comedor, capaz de saciar el hambre del más voraz de los caminantes.
Amanece el segundo día y el espectáculo natural es imponente. En momentos
como esos es cuando mejor se aprecia lo bueno que resulta abandonar por algunos
días las comodidades de la sociedad del bienestar. La imagen esbelta de las
Agujas de Amitges apenas tiembla, reflejada en la tranquila superficie de su
lago homónimo. Esas dos torres graníticas son una de las mejores zonas de
escalada del parque.
Descansados y reconfortados por el tibio sol matinal, iniciamos el itinerario
que nos va a llevar hasta el circo de Colomers, ya en el Valle de Aran, cruzando
una de las mayores zonas lacustres de la Europa Occidental.
Practicar el trekking supone un cierto esfuerzo físico y ganas de disfrutar
de lo que se va viendo. El calzado mas idóneo para esta actividad son las botas
de trekking, robustas, impermeables, con suela antideslizante y protección de
tobillos. Sin duda, son mucho más cómodas que las pesadas y antiguas botas de
montaña.
En lugares donde los caminos se bifurcan, el Parque ha colocado indicadores
para que no haya dudas. En el Collado de Ratera, la ruta coincide con el Sendero
de Gran Recorrido que atraviesa la cordillera Pirenaíca desde el Mediterráneo al
Cantábrico. El GR es fácilmente reconocible por las señales rojas y blancas que
aparecen a intervalos regulares. El descenso es por la vertiente norte. Todas
las aguas que corren por este lado van a desembocar al océano Atlántico después
de atravesar más de media Francia. Entramos en la zona climática atlántica. El
circo de Colomers cuenta con cuarenta y ocho lagos, todos distintos. Es la
cuenca lacustre pirenaica con el mayor número de ellos. Justo al otro lado del
circo está la presa de Colomers y el refugio del mismo nombre, final de esta
segunda larga jornada de marcha.
El primer hito de la tercera jornada es el Port de Caldes, a 2455 metros.
Hasta la construcción de la carretera del Puerto de la Bonaigua, éste era el
itinerario de los mercaderes que querían acceder al Valle de Aran. Ahora, para
los caminantes, nosotros, es un incomparable terreno de juego. Alcanzar el Port
de Caldes cuesta esfuerzo, pero la recompensa llega en forma de un nuevo y
majestuoso paisaje. La espléndida vista desde el Port nos apercibe de lo que
todavía nos espera. Nuestro próximo objetivo, el Montarto de Aran, se yergue
altivo, recortado sobre el cielo azul, pero aún queda muy lejos. El Montarto
será el punto más elevado de nuestro trekking. Hemos elegido esta cumbre por su
magnífica situación. A pesar de no ser de las más altas del entorno, tiene 2830
metros, es la que goza de mejores vistas sobre las distintas cuencas lacustres
que nos rodean. Además, también permite admirar gran parte del Valle de Aran y
otras grandes montañas. Para llegar a la cumbre tenemos que superar un tramo de
cresta. Avanzar por este terreno resulta entretenido y, a la vez, divertido.
Así, casi como en un juego nos acercamos lentamente a la cima. Una vez arriba,
conviene que nos abriguemos para no enfriarnos. En un día espléndido como hoy
merece la pena entretenerse jugando a descubrir los montes y valles que nos
rodean.
A nuestros pies se abre el valle de Valarties, uno de los más característicos
del Valle de Aran. El majestuoso Estany de Mar, con su singular isla, es fácil
de identificar. Este es uno de los lagos mayores y más profundos del
Pirineo...Ahora, nuestras miradas se dirigen hacia el oeste y allí tropiezan con
el punto más alto de la cordillera, el Aneto, en el macizo de las Maladetas.
Aunque la estación estival ya está bastante avanzada, el glaciar del Aneto
conserva todo su esplendor.
No nos entretenemos mas e iniciamos el descenso hacia el próximo refugio. El
ambiente está cargado de electricidad y se presiente un cambio en el tiempo...,
y aquí, en alta montaña, los cambios pueden ser muy bruscos.
Es media tarde cuando llegamos al refugio Ventosa y Calvell, a 2200 metros de
altura. Los alrededores de la construcción bullen de actividad. En un instante
las nubes se adueñan del paisaje y la tempestad no se hace esperar... Primero
sobre el macizo de Besiberri y luego sobre nuestras cabezas... los rayos nos
obligan a cambiar los planes para esta tarde.
Cuando la naturaleza se muestra hostil, lo mejor es resguardarse en el lugar
más acogedor que se pueda encontrar: el refugio cumple con creces esta función.
Hoy en día, los refugios son las bases más seguras que pueden encontrar los
caminantes. Los guardas son perfectos conocedores del entorno. En cada refugio
hay un botiquín completo, camillas especiales y lo que es más importante,
conexión por radio con protección civil y con los servicios especializados en
rescate en montaña.
Nuestros pasos se encaminan hacia el collado de Contraix por donde vamos a
acceder al valle de Sant Nicolau. Allí nos espera la naturaleza en todo su
esplendor. Pocas cosas nos resultan tan satisfactorias como observar la vida
animal en su ambiente. En los prados de Aigüestortes algunos rebaños de caballos
se mueven libremente. Pero las especies salvajes no son siempre tan fáciles de
localizar. Con paciencia podremos ver que son muchas las que pueblan estas
montañas. Los rebecos, por ejemplo, ágiles y asustadizos. Son, sin duda, los
mejor adaptados para brincar por los riscos.
En las cristalinas aguas de los lagos, las truchas se mueven a sus anchas,
sin miedo a los anzuelos.
Y las flores....De todos los colores y a cual más vistosa. Las flores de alta
montaña son extremadamente delicadas. En el Parque Nacional, gracias a la
protección, pueden encontrarse ejemplares únicos. Muchas de estas flores son
endémicas del Pirineo y en algunos casos sólo las podremos encontrar aquí. La
azucena silvestre, el acónito, la flor de lis, las gencianas, el rododendro o el
digital son algunas de las especies más representativas de Sant Maurici y
Aigüestortes.
Los carteles nos indican que ya falta poco para el final de etapa, que esta
vez será el refugio de Estany Llong. El camino es tan variado y hay tantas cosas
a admirar que en ningún momento se hace pesado el seguir caminando, pero saberse
cerca del refugio siempre es reconfortante. El de hoy será el ubicado a más baja
cota y se halla medio escondido en el espléndido bosque. Aprovechamos estas
horas de descanso para cuidar nuestro cuerpo, algo maltrecho ya después de
varios días de marcha. Hacemos estiramientos y prestamos especial atención a los
pies, la parte de nuestra anatomía que soporta mayor esfuerzo.
Penúltima etapa. Hay muchas moscas, y cuando las moscas son molestas a una
hora tan temprana, quiere decir que hoy el calor apretará. El sendero se eleva
lentamente entre los pinos. En cuanto el bosque se abre podemos admirar las
soberbias montañas que nos rodean. Pero sin la protección de los árboles, la
fuerza del sol se abate implacable sobre nuestro grupo. Afortunadamente, aquí el
agua no falta y siempre podemos detenernos junto a los lagos para refréscarnos.
Superamos el collado de Dellui y, de esta manera, abandonamos el territorio
del Parque Nacional. La cuenca lacustre de Capdella, en la que nos adentramos,
vivió a principios de siglo una radical transformación. Las necesidades
energéticas de la industria catalana provocaron que las empresas hidroeléctricas
explotaran la gran cantidad de agua aquí almacenada de forma natural. Ahora,
todos los lagos se hallan embalsados y comunicados por una red de canales
subterráneos. De aquella época, todavía queda el recuerdo de las controvertidas
ruinas históricas de una línea férrea y de los barracones de los obreros.
Por fin vamos a llegar a La Colomina. Un ingeniero suizo de una empresa
hidroeléctrica se hizo construir un chalet para estar cerca de la obra. Muchos
años más tarde, el chalet se transformó en refugio y, de hecho, es el único que
hemos visto construido por entero de madera. Desde hace unos años, y gracias a
la labor divulgadora de sus guardas, el entorno del refugio se ha convertido en
un paraíso para los escaladores.
Esta es nuestra última noche en refugio, la última noche de nuestro trekking.
Gracias a la fórmula del trekking, gracias a la red de refugios, esta región del
Pirineo leridano se ha abierto a mucha gente deseosa de conocer estos lugares
que antes le estaban prácticamente vedados.
Amanece un nuevo día, el último, y un corto descenso nos lleva a orillas del
Estany Gento, lago cargado de historia. Los restos de las antiguas edificaciones
así lo atestiguan. Allá abajo ya se divisan señales de lo que hemos dado en
llamar civilización y, mientras descendemos hacia el lago artificial de
Sallente, nuestros recuerdos se quedan en este sensacional recorrido por una de
las regiones de montaña más bellas de Europa".
Benasque y Cerler.
El último valle del Pirineo Aragonés en dirección al este es el valle de
Benasque, que está bañado por el Ésera y sus afluentes. El pueblo del mismo
nombre es conocido por la belleza de su entorno y sus construcciones que
reflejan un pasado esplendor.
El Valle de Benasque está guardado por escarpadas y majestuosas montañas, y
nada menos que 63 de ellas superan los tres mil metros. A la impresionante
belleza de estas cimas se le suma el atractivo de superar la mítica cifra; desde
aquí, dicen muchos, comienza realmente la alta montaña. En ningún otro valle se
concentran tantos "tresmiles" en tan corto espacio, lo que provoca que los
amantes de la alta montaña se sientan embriagados con tanta altura y elijan el
Valle como un lugar irresistible. El Aneto con sus 3.408 metros y el Posets o
Llardana con 3.375 metros, en cuyos valles crecen el pino negro, las hayas y los
abetos. El valle de Benasque es cita de montañeros, amantes del esquí y de los
que practican el ala delta o parapente. Igualmente, es zona de obligada visita
para los amantes del románico. En cuanto a fauna, cabe destacar sarrios,
jabalíes y marmotas. En la zona de más alta montaña, el rebeco, zorro, el gato
montés y el armiño. Lar ardillas atraviesan libremente los bosques de pino
negro. Dentro de la avifauna, podemos encontrar el piquituerto, quebrantahuesos,
buitres, halcón abejero, y el verderón. Dentro de la flora, encontraremos
bosques de pinos silvestres de corteza rojiza, robles y abetos. Hay cientos de
clases de flores, entre ellas el narciso, el rododendro, y la edelweiss.
Cerca de Benasque y a 1.540 m. de altitud se encuentra el pueblecito de
Cerler que da nombre a una estación de deportes invernales. Sahún, Villanova y
Castejón de Sos nos despedirán del Valle en el regreso que transcurrirá por el
impresionante Congosto de Ventamillo.
El valle ofrece infinidad de actividades para todos los gustos y estaciones
del año, destacando las actividades de alpinismo clásico y esquí de montaña. Se
le considera la capital del pirineismo en la vertiente española gracias a su
dilatada historia, y al auge deportivo y turístico en la actualidad.
Existen tres refugios estratégicamente situados:
* Refugio Ángel Orús, en el valle de Eriste. * Refugio de Estós en el valle
de su nombre. * Refugio de La Renclusa, en la vertiente norte de las Maladetas.
Actividades Ascensión al Pico de Posets con una panorámica de primer orden.
Vuelta al macizo de Posets: Valle de Estós - refugio de Estós - Puerto de
Gistaín - Viadós - collado de Eriste - refugio Angel Orús. Ascensión al Pico de
Perdiguero por el valle de Remuñe - Portal de Remuñe - Ibón Blanco de Literola.
Magnífica panorámica, en especial la de los glaciares de la vertiente
francesa. Travesía del valle de Estós a la vertiente francesa por el puerto d'Oô
- refugio Arlaud - refugio Maupas. Panorámica de los Montes Malditos y en
particular de los glaciares de Maladeta y Aneto desde el pico Salvaguardia, el
puerto de Benasque o el puerto de la Picada. Besurta - llano de Aigualluts -
valle de la Escaleta - Tuc de Mulleres. Ascensión al Aneto por los Portillones y
glaciar norte, o por el circo de Coronas y Vallibierna al sur. Ascensión a la
Maladeta oriental por el collado de la Rimaya
EXPERIENCIAS DEL VIAJE:
Antes de salir.
Alfonso dijo hace unos días que ellos no venían; en su lugar se apuntó Chiqui
con Sara y Lourdes. Juan-Pablo dijo que como eran las 24 horas en el Casino este
fin de semana, que tampoco venía. Michel me dijo hace dos o tres días que
tampoco podía venir, por lo que llamé al hostal para anular una de las
habitaciones. Por tanto, los asistentes al viaje fuimos los relacionados al
principio del capítulo.
Jueves, 14 de Agosto de 1997.
Salimos de Segovia con un día espléndido sobre las 9 y cuarto de la mañana,
en el coche de Chiqui, y tras una primera parada en la gasolinera de Collado
Hermoso, continuamos ruta en dirección a Soria; pasada la circunvalación de
Soria seguimos por la N-122 hacia Ágreda, Tarazona y Borja y al llegar a Gallur,
en lugar de coger la autopista tomamos la N-232, que al cabo de unos 10 ó 15 Km.
se convierte en autovía hasta llegar a Zaragoza. Pasado Zaragoza, en el área de
Servicio de Pina de Ebro, decidimos parar a comer un poco. Eran las 13,30 horas
y hacía bastante calor, por lo que aparcamos el coche bajo las ramas de un árbol
puesto que los aparcamiento cubiertos estaban todos ocupados.
Nos metimos en el autoservicio, donde había poca gente y enseguida estábamos
comiendo; al terminar, pasadas las 2 de la tarde aquello se había llenado y
había colas en el restaurante hasta la puerta, por lo que nos alegramos de haber
parado tan pronto puesto que así no habíamos perdido el tiempo. Continuamos por
la autopista hasta la salida de Soses, donde cogemos la circunvalación de Lérida
y la N-230 en dirección a Pont de Suert, todo ello por buena carretera y no
demasiado tráfico. Los últimos 20 ó 25 Km. tienen bastantes curvas, puesto que
la carretera va pegada a los pantanos de Sopeira y Escales, en zona bastante
montañosa; un par de kilómetros después de Pont de Suert tomamos la comarcal que
se introduce en el Valle de Boí, en mejores condiciones que la nacional anterior
y, sobre las 4 y 20 de la tarde estábamos en Barruera.
Como no habían llegado Miguel-Angel y Pilar, pedimos las llaves de las
habitaciones en el hostal Noray, donde teníamos hecha la reserva, y subimos a
darnos una ducha. Chiqui, Sara y Lourdes se metieron en una de las habitaciones
abuhardilladas, que fue la que gustó a las chicas, con techo de madera y tronera
que daba acceso a la ventana sobre el tejado del hostal, y yo en la otra,
dejando para Pilar y Miguel Angel la habitación mas grande, aunque no era
abuhardillada. El día se había nublado un poco y después del aseo, con ciertas
dificultades debido a la poca presión con la que subía el agua, bajamos al bar
del hostal a tomarnos un café y las chicas unas Coca Colas. Sobre las 5 y media
de la tarde aparecen Miguel-Angel y Pilar, hartos de viaje, puesto que venían
desde Playa de Aro, desde donde habían salido a las 9 de la mañana, atravesando
todo el Pirineo Catalán, con un montón de puertos y curvas, de tal forma que con
casi 300 Km. menos que nosotros, habían tardado una hora mas. Tras un cambio de
impresiones, en el que nos comentaron que habían estado a punto de entrar en
Andorra a comer y aprovechar para comprar tabaco (y seguramente algo mas), pero
que Pilar se había negado porque ya venía hasta el gorro de curvas, se tomaron
un café Pilar y una copa de coñac Miguel Angel (para paliar el catarro que
traía) y quedamos en vernos de nuevo a las 7 de la tarde en el bar del
hostal.
Durante ese rato, Chiqui, las chicas y yo aprovechamos para dar una vuelta
por el pueblo; entramos en la Oficina de Turismo para informarnos sobre las
rutas que teníamos previstas, tiempo que se tardaba, desniveles, etc. y
aprovechamos para comprar unos mapas y coger algunos folletos (Lourdes cogió de
todo y volvió nuevamente a entrar con Sara porque a esta le faltaban algunos). A
continuación bajamos hacia la iglesia, que está situada junto al cementerio del
pueblo y estaba cerrada y nos acercamos hacia el río Noguera de Tort, con
bastante caudal para la época del año en que estamos. Cruzamos el río por un
puente, junto al que había un pequeño campo de pruebas de golf, con tres o
cuatro alumnos y un profesor de iniciación; Sara, como iba con chancletas, metió
un poco los pies en el río y comprobó que estaba el agua bastante fría. Por los
alrededores había bastantes manzanos, pero la fruta aún no estaba madura, por lo
que desistimos de coger alguna.
Regresamos hacia el hotel, y ya venían por la carretera Pilar y Miguel-Angel,
que estaban buscando la farmacia para comprar algo para el catarro de
Miguel-Angel; igualmente aprovecharon para entrar en la Oficina de Turismo y
coger algunos folletos. A continuación decidimos coger los coches y subir al
pueblo de Durro, que se veía en la ladera de la montaña y del que nos separaba
un trayecto de 3 Km. con bastante desnivel; nos metimos los 6 en el coche de
Miguel-Angel y en unos 10 minutos estábamos en el pueblo; aparcamos el coche y
nos dimos una vuelta por allí, subiendo hacia la parte alta, por callejas de no
mas de 2 metros de ancho, casi todas empinadas y con suelo de piedra y
borrillos, por lo que es imposible acceder en coche hasta la puerta de muchas de
las casas. Da el aspecto de un pueblo auténticamente medieval, con pasadizos que
comunican unas calles con otras, con fuerte olor a vacas y una fuente que
encontramos en un rellano y que aprovechamos para echar un trago de agua.
Algunas de las casas están restauradas, pero en la mayoría sigue apreciándose el
sabor de lo antiguo. Bajamos hacia la zona principal, junto a la iglesia
románica, rodeada por el cementerio del pueblo, como parece que es típico en la
zona y nos metimos en el único bar que había, con una pequeña terraza en la
calle de tres o cuatro mesas, todas ellas ocupadas.
Chiqui se acercó con las chicas a ver la iglesia, mientras Pilar,
Miguel-Angel y yo nos tomábamos unas cañas cambiando impresiones. Estuvimos un
rato dentro del bar, comentando la excursión del día siguiente, viendo en el
plano los desniveles, etc. Como dentro hacía bastante calor, cuando Chiqui y las
chicas volvieron y se tomaron sus refrescos, volvimos a coger el coche y bajamos
hacia Barruera. Antes de cenar, nos tomamos otras cañas en la terraza del
hostal, donde de vez en cuando y según viniera el aire, había un peculiar olor a
cuadra, parecido a lo que ocurre a veces en el Casino; después subimos al
comedor, en la hora punta, puesto que estaba casi lleno y con un chico y una
chica de unos 20 años para servir las mesas, casi no daban a basto, por lo que
nos tocó esperar mas de media hora. De cena había tres primeros, tres segundos y
tres postres, por lo que unos cenamos sopa de pescado y calamares, otros
espárragos y tortillas, etc. Después de cenar, bajamos nuevamente a la terraza
y, en amena tertulia, estuvimos hasta pasadas las 12 de la noche, observando que
éramos los últimos y que estaban esperando a que nos fuésemos a la cama para
cerrar el bar. Quedamos en bajar a desayunar a las 8 y media de la mañana, con
las mochilas preparadas.
Viernes, 15 de Agosto de 1997.
Con bastante puntualidad por parte de todos, y después de dormir unos mejor
que otros, a las 8 y media de la mañana estábamos en el comedor para desayunar;
la chica que nos servía apareció por allí "quitándose las legañas" y nos ofreció
tostadas con mantequilla y mermelada, madalenas y café con leche o Cola Cao; las
tostadas, recién hechas de pan de la tierra estaba exquisitas, por lo que yo me
comí al menos cuatro. Mientras Pilar, Chiqui y las chicas terminaban de
prepararse las mochilas, Miguel-Angel y yo nos fuimos a comprar los bocadillos,
a base de chorizo ibérico, lomo, alguna pieza de fruta, chocolate y unas latas
de cerveza o Coca Cola. Nos repartimos los bocadillos en las mochilas y poco
después de las 9 y cuarto de la mañana estábamos en los coches; echamos gasolina
en el coche de Chiqui y nos pusimos en marcha en dirección a Boí, a unos 4 ó 5
Km. de distancia, por lo que en cinco minutos estábamos allí.
Paramos en una pequeña plaza, nos informamos de los Land-Rover que suben
hacia Aigüestortes, aparcamos los coches en un pequeño parking que había allí
cerca, sacamos los tickes a razón de 1.000 ptas. los mayores y 600 ptas. los
menores de 10 años (ida y vuelta) y poco después de las 9 y media estábamos en
el Land-Rover camino del Parque Nacional; el conductor nos iba dando detalles de
las zonas por las que pasábamos y en la entrada misma del Parque nos paran para
entregarnos un folleto informativo junto con una bolsa de plástico para
depositar el desperdicio y bajarlo de nuevo; continuamos el trayecto, siguiendo
el curso del río San Nicolau y en la ladera opuesta se veían un montón de pinos
tronchados, que el conductor nos explicó que era el efecto de las avalanchas de
nieve que con cierta frecuencia se producen todas las primaveras; llegamos hasta
el Estany de la Llebreta, de aproximadamente 1 km. de largo y así denominado
porque visto desde arriba tiene forma de una pequeña liebre encogida (según nos
explicaron). La vegetación va invadiendo poco a poco los bordes del lago,
consecuencia de unas algas que hacen crecer una especie de juncos y que poco a
poco van reduciendo la superficie del agua; continuamos con el Land-Rover otros
3 Km. mas, por una carretera muy estrecha, unas veces asfaltada y otras no, pero
que tiene denegado el acceso a los vehículos particulares, hasta que llegamos a
un pequeño aparcamiento a partir del cual hay que continuar a pié.
Iniciamos la marcha por camino bastante llano y bien trazado, con un día
espléndido de sol, por lo que las perspectivas de la jornada eran bastante
favorables; en poco mas de un kilómetro de marcha estamos en la zona de las
aigüestortes de San Nicolau, así denominadas por las curvas y retorcimientos que
hace el curso del río, dividiéndose en varios ramales en forma de meandros
(aigüestortes significa aguas torcidas) por las zonas llanas, bien entre los
pinos o bien en las praderas, que es donde mejor se aprecian; como nos había
dicho el conductor que era mejor sacar fotos en esa zona por la tarde, debido a
la posición del sol, pasamos un poco de largo con intención de dar una paseo por
allí a la vuelta.
Miguel-Angel y yo íbamos delante, mientras Pilar, Chiqui y las chicas se
quedaban atrás en animada conversación, por lo que al llegar a una fuente
denominada "Font del Pas" hacemos una parada para refrescarnos y esperarlas;
continuamos la marcha y el camino sigue siendo una auténtica pista, con alguna
que otra cuesta arriba pero de muy poca pendiente siguiendo el curso del río San
Nicolau que de vez en cuando forma pequeñas cascadas; al llegar a la zona
denominada Prats d' Aigües d' Aci, hacemos una nueva parada, puesto que las
mujeres se habían vuelto a quedar atrás. En este lugar el valle se abre en
amplias praderas y el río se bifurca en varios ramales, sobre los que han
construido pequeños puentes de madera para cruzarlos; como nos pareció un
paisaje precioso aprovechamos para sacar algunas fotos hasta que nos reagrupamos
todos de nuevo y continuamos la marcha.
F - 3 : Junto al Estany Llong, en el P.N. de
Aigüestortes.
El siguiente tramo entra en una zona de bosque mas cerrado, a base de pino
silvestre y con pequeñas rampas, estando el camino muy bien trazado y sin
posibilidad de pérdida, hasta que llegamos al refugio del Estany Llong, que
dejamos a la izquierda y continuamos en unos metros mas de ascensión hasta el
propio Lago, que aparece de repente a nuestra vista entre los pinos, causando
una maravillosa sensación. El camino continua bordeando el lago por la derecha
hasta que al otro extremo hay una zona de praderas con algunos pinos sueltos que
aprovechamos para protegernos del sol. Hacemos una nueva parada para contemplar
el maravilloso paisaje, sacar algunas fotos con el trípode y esperar a las
"señoras", que nuevamente se habían quedado atrás. Estuvimos allí mas de media
hora, comentando las bellezas de la zona, observando la multitud de pececillos
que había al borde del lago, comiendo algo de fruta y, en fin, disfrutando del
panorama; al fondo se veía una cascada que bajaba desde un circo superior y
donde según los indicadores y el plano podía estar situado el Estany Redó, que
era nuestro punto de destino.
A partir de este momento, la pista se convierte en un estrecho camino, con
poco desnivel al principio, pero mas empinado después, cuando se sitúa paralelo
a la cascada y al cabo de unos 18 minutos, Miguel-Angel y yo estábamos al borde
del Estany Redó; buscamos un sitio apropiado, pero las buenas sombras estaban
ocupadas por gente que había llegado antes que nosotros; no obstante, dejamos
las mochilas y nos subimos a unas rocas desde las que se veía el camino, para
ver si llegaban las "señoras"; aparece Lourdes en cabeza y poco después Pilar
con Chiqui y Sara. En pocos minutos estaban junto a nosotros y decidimos rodear
el lago hasta unos pinos que había al otro extremo, junto a los que bajaban
pequeñas cascadas, de otros lagos superiores con objeto de beber agua corriente
y poner las cervezas y Coca Colas a enfriar; tardamos cerca de media hora en
bordear el lago, puesto que el camino no era nada fácil debido a la cantidad de
rocas que había que subir y bajar, por lo que si Sara ya había protestado en la
subida, no se quedó corta en este tramo; en resumen, que sobre la una del
mediodía, estábamos en nuestro pequeño bosquecito de pinos junto al lago y con
las latas puestas a enfriar en la cascada.
Como era pronto para comer le dije a Miguel-Angel que si nos subíamos a dar
una vuelta por la ladera de enfrente, hasta unas rocas que se veían en lo alto;
sin pensarlo mucho, nos pusimos en marcha, quedando con Pilar y Chiqui en volver
sobre las 2 y cuarto ó 2 y media. En el primer tramo de subida, había que
atravesar un canchal de granito, lo que hicimos con algunas dificultades puesto
que las rocas eran grandes y había que ir saltando de unas a otras; terminando
la zona de piedras, Miguel-Angel me avisó de que poco mas arriba había un rebeco
ó sarrio, como se denominan por esta zona y, efectivamente, delante de nosotros
pasó a unos 50 metros, con esa agilidad que les caracteriza. Después la ladera
continuaba en forma de pradera y con bastante pendiente, por la que bajaban
pequeños arroyos de vez en cuando, que nos permitían refrescarnos, porque entre
el calor y el desnivel estábamos sudando. Al llegar a las rocas, nos sentamos un
rato, contemplando los Estanys Llong y Redó, uno encima de otro, pero mirando un
poco a nuestra izquierda me pareció que había un paso de montaña, que podía ser
el Portarró de Espot, por lo que decidimos avanzar un poco mas; como casi
siempre, la montaña engaña y lo que en principio parecía un paso, al girar la
loma se convertía en una nueva ladera, con camino bien trazado, que parece que
culminaba en el puerto; continuamos por el camino y había tramos en los que se
ponía bastante pendiente, hasta que por fin llegamos arriba, al llamado Portarró
de Espot, que es el paso a través del cual se comunican las dos vertientes del
Parque Nacional: la zona de Aigüestortes y la zona del lago San Mauricio.
Como nos había dicho el conductor del Land Rover, al estar en una zona llana,
entre dos picos (el pico y la aguja, denominados del Portarró), no se veía la
zona de San Mauricio, ya que también nos dijo que había que caminar unos 10
minutos a la derecha, bordeando la Aguja del Portarró; Miguel-Angel no parecía
muy convencido, porque la verdad, nos habíamos dado una buena paliza y avanzó un
poco mas intentando asomarse al otro lado del puerto; yo continué hacia la
derecha y desde lo alto de una roca le vi que venía detrás. Al llegar a una zona
desde la que había una espléndida vista, puesto que de divisaban al menos cinco
lagos, me subí a una roca para esperarle; estábamos encima del Estany Nere,
situado en un circo glaciar bastante cerrado y sobre el que vertía una cascada
procedente de otro lago menor situado encima, en el mismo circo; a nuestra
derecha veíamos el Estany de Les Granotes, al fondo, abajo del todo, el Estany
Llong y por medio algunos otros lagos menores. Mirando hacia la izquierda
efectivamente se veía un paso, a modo de brecha, hasta el que llegaba el camino
en el que estábamos situados. Cuando llegó Miguel-Angel le dije que si nos
acercábamos, calculando unos 10 minutos o cuarto de hora de ida hasta la brecha
y otros tantos de vuelta, pero me contestó que ya no avanzaba mas, que se
quedaba en esa roca esperándome; intenté llegar, pero no había caminado ni 5
minutos cuando me encuentro en una zona de pendiente casi vertical, de mas de
100 metros, que descendía hacia el Estany Nere y con ciertas dificultades para
pasar, debido a lo cansado que estaba y la relativa prisa que tenía, por lo que
decidí darme la vuelta.
Reunidos de nuevo, iniciamos el regreso hacia el Estany Redó, donde nos
estaban esperando las mujeres. Al principio, el camino bastante cómodo y bien
trazado, con algunos arroyos que nos permitían refrescarnos, pero al llegar a la
altura donde habíamos parado al subir, se nos presentan dos opciones: o bajar
por la ladera de hierba, con fuerte pendiente o bajar por donde habíamos subido;
yo decidí bajar por la pendiente, ya que atravesar la zona de rocas me gustaba
poco, pero a Miguel-Angel le pareció muy empinada y decidió atravesar las rocas.
Al llegar al Estany Redó no veía a Miguel-Angel, por lo que estuve un rato
mirando con los prismáticos hasta que pude localizarle; al otro lado del lago
estaban Chiqui, Pilar, Sara y Lourdes, que enseguida me vieron debido a que
llevaba una camiseta amarilla, pero se extrañaban de no ver a Miguel-Angel y de
que yo mirase tanto con los prismáticos. Decidí rodear el lago por el lado
contrario, porque parecía mas corto, lo que fue un gran error por mi parte, ya
que había tramos con grandes desprendimientos de rocas, debido a las avalanchas
y en ocasiones tenía que gatear por ellas o dar un buen rodeo para poder
avanzar; en resumen, que habiendo llegado Miguel-Angel al lago un rato después
que yo, llegó antes donde estaban las señoras. Si ya lo hemos dicho muchas
veces, que normalmente los atajos no son buenos en la sierra. Eran mas de las 3
y media de la tarde.
Por fin nos sentamos un rato, nos quitamos las botas, nos echamos un cigarro
y Miguel-Angel se fue a meter los pies en el lago antes de comernos el
bocadillo; yo, bastante cansado, cogí una buena posición y prácticamente no me
moví, puesto que nos tenían el bocadillo preparado, las cervezas frescas, etc.
Mientras las "chicas" se entretenían mirando las truchas en el lago, nosotros
empezamos a comer los bocadillos, de chorizo ibérico y lomo, pero a
Miguel-Angel, con el catarro y la paliza que tenía encima, no le pasaba por la
garganta, por lo que a los 4 o 5 bocados desistió; yo me comí la mitad del pan y
todo el contenido.
La tarde se estaba nublando y de vez en cuando caían cuatro gotas, por lo que
aligeramos para preparar las mochilas e iniciar el camino de regreso; al poco de
empezar a caminar, todavía en los alrededores del Estany Redó, sonaron un par de
truenos, lo cual nos hacía pensar que posiblemente nos pillaría la tormenta; en
la bajada desde el Estany Redó al Estany Llong cogí a Sara de la mano para que
no nos retrasase la marcha, ya que ve dificultades donde no las hay y muchas
veces duda donde echar el pié; al llegar a la pradera que da acceso al Estany
Llong, me quedé en el río para llegar las cantimploras de agua y en ese momento
empezaron a caer gotas mas gordas por lo que hubo que ponerse los chubasqueros;
mientras, los demás, seguían avanzando por la pradera entre un rebaño de 20 o 25
vacas. Aligeré el paso para llegar a su encuentro y cuando estoy pasando entre
las vacas noto que se me cae algo de la mochila; me doy la vuelta y veo que se
me había abierto la cremallera y había ido dejando las cosas por el camino
(camisetas, toalla, cámara de fotos, gafas, etc.), por lo que dejé la mochila
junto a las vacas y tuve que hacer la de Pulgarcito, es decir, volver sobre mis
pasos para recoger todo lo que había ido perdiendo por el camino; tras este
pequeño incidente, continué hasta que les di alcance en el camino paralelo al
Estany Llong.
Reagrupados de nuevo, llegamos a la altura del refugio y decidimos hacer una
parada para tomar unos cafés; como había bastante gente dentro, nos sacamos los
cafés a la calle y sentados en una roca los tomamos con tranquilidad. A partir
de allí, el camino es bastante llano hasta donde nos tenía que recoger el Land
Rover, por lo que paramos algunas veces, unas para ponernos o quitarnos los
chubasqueros, puesto que de vez en cuando caían cuatro gotas y en cuento
teníamos el chubasquero puesto dejaba de llover, otras por razones "técnicas",
porque a Pilar, de vez en cuando se le ponía un dolor en el pecho. Lo cierto es
que entre 6 y media y 7 menos cuarto de la tarde estábamos en el aparcamiento de
los Land Rover, con uno allí dispuesto a salir y otro que llegaba en ese
momento; nos acoplamos en este segundo y nada mas estar sentado en el coche
empezó a descargar un aguacero que, menos mal que nos pilló a cubierto; en medio
del chaparrón, empezamos a bajar con el Land Rover en dirección a Boí, y a la
altura del Estany de la Llebreta la tormenta se quedaba atrás y parece que
empezaba a salir el sol; comentamos con el conductor que a que se debía el que
hubiese tantos pinos secos y nos dijo que era motivado por dos causas
principalmente: por los rayos de las tormentas y por una especie de pájaro
carpintero. Al cabo de un rato estábamos en el pueblo de Boí y justo allí, en la
plazuela donde aparcan los Land Rover, había un bar con terraza, por lo que nos
sentamos a tomar unas cervezas y a comentar las incidencias del día.
Después de estar allí cerca de una hora, cogimos nuestros coches y bajamos
hasta Barruera, para darnos una ducha y tomar otras cañas antes de cenar en la
terraza del Hostal Noray. Después de la cena bajamos nuevamente a la terraza a
tomarnos unas copas y en animada charla estuvimos allí hasta cerca de las 12 de
la noche en que nos fuimos a la cama.
Sábado, 16 de Agosto de 1997.
Igual que el día anterior, habíamos quedado en desayunar a las 8 y media de
la mañana y, puntualmente, todos estábamos a esa hora en el comedor; de desayuno
teníamos tostadas con mantequilla y mermelada, galletas, etc. Nada mas terminar,
Miguel-Angel y yo nos fuimos a la compra de los bocadillos que, como nos habían
gustado, repetimos el mismo "menú" que el día anterior, mas unas cuantas
manzanas. La mañana estaba un poco nublada, pero no llovía, por lo que enseguida
cogimos los coches y tomamos la carretera en dirección a Caldes de Boí, donde
hay un balneario y dos o tres hoteles que al parecer estaban bastante llenos
debido a la cantidad de coches que había en el aparcamiento; a partir de allí la
carretera se estrecha y comienza a subir en dirección hacia la presa de
Cavallers, construida por la Empresa Nacional Hidroeléctrica Ribagorzana
aprovechando el lecho de un lago glaciar, para la obtención de energía
eléctrica. Poco después de pasar el Balneario, hay en la carretera un nuevo
punto de información del Parque Nacional y aunque está fuera de los límites del
propio parque, se considera dentro de la zona de influencia, por lo que al igual
que el día anterior nos dieron el correspondiente folleto informativo con la
bolsa de plástico. Continuamos hacia la presa, que dos o tres kilómetros antes
de llegar ya se ve como un impresionante muro de hormigón y a sus pies un
edificio-residencia de la empresa E.N.H.E.R. y un gran aparcamiento; como la
carretera continua hacia arriba, la seguimos hasta donde hace tope, ya en la
parte alta del muro; había bastantes coches por allí aparcados, a uno y otro
lado de la carretera, por lo que dejamos a las chicas junto al muro y
Miguel-Angel y yo buscamos un hueco para aparcar. A partir de ese momento, sobre
las diez menos diez de la mañana, iniciamos la marcha.
Por el lado derecho del embalse, hay un camino que va desde el muro hasta la
cola, con cascadas y arroyos que vierten sus aguas al embalse y que tardamos
cerca de tres cuartos de hora en recorrer, ya que calculo que el embalse tiene
unos tres kilómetros de largo y, además, hicimos un par de paradas para ponernos
los chubasqueros, porque de vez en cuando caían unas gotas. El tramo es, en
general, bastante llano, con algún tramo de sube y baja y en una zona una
especie de escaleras hacía abajo, que ya comentamos que nos iban a sentar mal en
el camino de regreso. El embalse da la sensación de ser bastante profundo, de
aguas limpias y abastecido por una cascada principal al fondo y otras varias a
uno y otro lado; al llegar a la cola hacemos una nueva parada, antes de afrontar
la primera rampa, no demasiado pendiente. Una vez superada esta primera rampa
llegamos a una zona denominada "Pletiú de Riumalo", bastante llana, que sigue el
curso del río, y en la que al principio hay un puente de troncos de madera con
un indicador que apunta hacia la izquierda, en dirección a los Bessiberris,
cumbres de mas de 3.000 metros que se veían desde allí, y de frente en dirección
al Estany Negre, que era nuestro destino; la vegetación escasea por la zona,
salvo en las laderas que dan forma al valle.
F - 4 : En la cola del embalse de
Cavallers.
Al fondo se ve un gran muro de roca y Pilar no hacía mas que preguntar que si
había que subir por allí; parecía bastante vertical, pero le indicamos que,
normalmente en esos sitios hay un camino en zigzag que permite hacer mas
llevadera la subida; no veía el asunto muy claro, pero como de momento estábamos
en una zona llana, tiraba hacia delante. Al final del llano entramos en una zona
de roca granítica, con un nuevo puente, en este caso de hormigón, que nos
permite atravesar el río y un cartel del Parque Nacional de Aigüestortes.
Hacemos una pequeña parada en el puente, cruzamos la zona de unos 50 metros de
roca y empezamos a subir la cuesta, que ya en ese momento no parecía tan
pendiente, puesto que se veía a otras personas mas arriba subiendo en zigzag.
Estamos en el paraje denominado "Barranco Llastres de la Morta"; la lluvia
amenazaba de vez en cuando, para hacernos sacar los chubasqueros y cuando los
teníamos puestos escampaba, total, que en toda la subida nos pusimos y quitamos
dos o tres veces el chubasquero, puesto que cuando no chispeaba nos hacía sudar
bastante, debido a la pendiente y a la buena temperatura. Tras dos o tres
paradas mas en la subida, una de ellas junto a una preciosa cascada y de
atravesar un par de veces el río, llegamos a una nueva zona llana, denominada el
"Planell de les Truites", mas corta que la anterior y al final de la cual se
veía otra pared de roca bastante pendiente; Lourdes, Pilar y yo nos adelantamos
un poco mas, mientras Miguel-Angel se quedaba con Sara y Chiqui, para ayudarlas
a cruzar el río; a media pendiente Pilar preguntó a unos que bajaban, que cuanto
quedaba para el lago y nos contestaron que estaba ya muy cerca, en cuanto
superásemos la cuesta, pero que para el refugio quedaban después unos 20
minutos. Efectivamente, unos minutos después estábamos junto a lago y nos
paramos en una roca a esperar a Chiqui, Sara y Miguel-Angel. Desde allí se veía
el refugio en lo alto y a Pilar se le quitaban las ganas de subir ese tramo,
puesto que no hacía mas que comentar que porque no nos quedábamos allí a comer.
Yo aproveché la parada para cambiarme de camiseta, puesto que con motivo del
chubasquero la tenía bastante sudada; al poco rato aparecen Chiqui, Sara y
Miguel-Angel, por un camino unos metros mas arriba de donde estábamos nosotros y
decidimos continuar hasta el refugio. Nos comentaron que se habían cruzado en el
camino con unos de Navas de Oro, que se habían dado la vuelta porque les daban
mucho miedo las tormentas en la sierra.
Empezaba a salir el sol, lo cual nos animó bastante y al cabo de unos 20
minutos estábamos en el Refugio denominado "Ventosa y Calvell". Hay que
reconocer que las señoras se habían portado, puesto que la dureza de la subida y
las condiciones climatológicas las hacen merecedoras de un sobresaliente, con
mención especial para Pilar y Sara. Una vez en la puerta, pusimos las latas de
cerveza y coca-cola en un chorro de agua que salía de un artilugio que tenían
allí montado, y nos pusimos a comer las manzanas, que nos sentaron
estupendamente. La vista, con el Estany Negre a nuestro pies, el Comolomorfo y
los Bessiberris al fondo, con sus neveros cerca de la cumbre y las cascadas que
bajaban a pocos metros del refugio, era impresionante; no obstante, como de vez
en cuando corría un poco el aire, buscamos un mejor resguardo para comernos los
bocadillos, justo en la parte de atrás del refugio, cerca de un montón de
bombonas de butano que tenían allí almacenadas. Preparamos los bocadillos
correspondientes y allí estuvimos un buen rato dando cuenta de ellos.
F - 5 : Junto al Estany de Travessany; al fondo las Agujas
de Travessany.
Como hacía tan buen tiempo, comenté que me iba a dar una vuelta por los
alrededores, ya que encima de la cascada cercana tenía que haber otro lago;
Lourdes decidió venir conmigo y nos pusimos en marcha. Al cabo de 10 o 15
minutos, cuesta arriba pero no muy pendiente, estábamos junto a otro lago
denominado Estany Xic, alimentado por otra cascada que descendía de otro circo
superior, aparentemente bastante cercano también, por lo que continuamos por el
camino, paralelo a la cascada y en pocos minutos estábamos junto a otro lago
mucho mas grande, llamado Estany de Travessany, justo al pié de las Agujas de
Travessany, picos estilizados en forma de lanza que conforman un paisaje
precioso. Estuvimos allí unos momentos, los necesarios para sacar unas fotos y
volvimos a bajar al Refugio, donde seguían los demás en el mismo sitio
disfrutando del panorama y tomando el sol.
Una vez todos reunidos, empezamos a recoger y decidimos entrar en el Refugio
a tomarnos un café; se veía que estaba bastante completo, porque, al menos en la
entrada, había un montón de mochilas y utensilios de montañero, pero había mesas
vacías, por lo que nos sentamos en una de ellas y en animada conversación con
una pareja de Tarragona, nos tomamos nuestros cafés. A continuación iniciamos el
camino de vuelta, por el mismo sitio por el que habíamos venido y para aligerar
un poco el paso cogí de la mano a Sara, con tan mala fortuna que en un sitio sin
problemas, llano aunque con piedras, dio un tropezón y para que no cayera al
suelo tiré de ella, pero al tratar de pasar mi pierna por encima de las suyas
para no pisarla, le di una patada en la espinilla que, efectivamente le tuvo que
doler; se puso a llorar y tuvo que acudir su madre en su auxilio, haciendo un
trozo del camino con ella hasta que se le pasó.
Durante todo el camino de vuelta siguió luciendo el sol y tras unas paradas
menores hicimos una grande junto a una de las cascadas, ya que había un sitio
apropiado, con rocas planas para sentarnos e incluso tumbarnos, agua en
abundancia, etc. Allí estuvimos mas de media hora, comentando las incidencias de
la marcha, sacando algunas fotos y disfrutando del paisaje; un rato Miguel-Angel
y otro yo, ayudábamos a bajar a Sara para que no nos retrasase mucho y
diciéndola donde tenía que poner los pies, aunque parece que disfrutaba pisando
por el agua, con sus flamantes botas rojas nuevas. Al terminar el descenso del
barranco "Llastres de la Morta", junto al puente de hormigón que mencionamos a
la subida, hicimos una nueva parada y tras pasar la zona de rocas abordamos el
último tramo para llegar al embalse de Cavallers. Ya en la cola del embalse,
escuchamos un impresionante trueno que retumbó espectacularmente entre las rocas
y observamos que a nuestras espaldas se estaba nublando, por lo que aligeramos
el paso para que no nos pillase la tormenta; nos cayeron unas gotas de agua poco
antes de llegar al muro, donde hicimos una nueva parada para esperar a Sara y
Chiqui que se habían retrasado un poco. De nuevo todos juntos, bajamos hasta los
coches y justo al llegar, cayó un nuevo chaparrón, pero este ya nos pilló a
cubierto.
Al poco de empezar a bajar con los coches vemos que delante de nosotros se ha
parado la circulación, porque hay un Mitsubishi aparcado y al cruzarse con él
una furgoneta que subía en sentido contrario, prepararon el tapón; lo cierto es
que la furgoneta no avanzaba y el Mitsubishi no se movía, aunque se veía entrar
y salir gente de el, por lo que allí todos parados y sin saber porque. Por fin
vemos a unos escaladores, que se bajan de la roca y mueven el coche, con lo que
se restableció la circulación, pero nos tuvieron allí mas de un cuarto de hora
parados. Como nuestra intención era visitar el pueblo de Taüll, sin mas trámites
fuimos derechos hasta allí, de donde nos separaban unos 12 o 14 kilómetros,
previa parada en Boí, para tratar de conseguir un folleto turístico sobre los
lagos del Pirineo, pero que no tenían en la Oficina de Información.
Llegamos al pueblo y aparcamos junto a la preciosa iglesia románica de San
Clemente de Taüll, donde nos hicimos unas fotos y mientras Chiqui, con Sara y
Lourdes entraron a visitar la iglesia, Pilar, Miguel-Angel y yo nos sentamos en
la terraza de un bar cercano a tomar unas cervezas; en la mesa de al lado había
un matrimonio con un perro, no recuerdo de que raza, pero según Pilar es de los
que quiere su hija Marta, por lo que entabló una animada conversación de perros
y gatos con la señora. El pueblo de Taüll es un pueblo precioso, totalmente
restaurado con construcciones típicas de la zona y bastante animado en esta
época, pues se veía un buen ambiente de veraneo. Cuando volvió Chiqui con las
chicas, se tomaron su correspondiente cerveza y helados y al cabo de un rato
decidimos regresar a Barruera.
En unos minutos estábamos de regreso en Barruera, por lo que tras las duchas
correspondientes, bajamos a la terraza del Hostal a tomar unas cañas hasta la
hora de cenar y poco antes de subir nos cayó un buen chaparrón, pero estábamos a
cubierto. Después de cenar volvimos a bajar a la terraza a tomar unas copas,
donde estuvimos de charla hasta las 12 de la noche, observando que Miguel-Angel
tenía bien agarrado el catarro, porque cada vez estaba mas afónico, a pesar del
jarabe que había comprado en la farmacia el primer día y que había estado
tomando regularmente.
Domingo, 17 de Agosto de 1997.
Quedamos en desayunar entre 9 y 9,30 de la mañana, con las maletas
preparadas; Chiqui bajó un poco antes, pero tuvo que volver a subir a la
habitación para terminar las maletas, mientras Pilar, Miguel-Angel y yo nos
quedábamos en el comedor rematando las cuentas.
Cuando bajó Chiqui, fuimos a liquidar el hotel y como no admitían tarjetas de
crédito, se fue al cajero automático a sacar dinero. Mientras yo me acerqué a
una tienda que había allí cerca, donde venden de todo, a comprar unas postales,
póster, etc. A los pocos minutos aparecieron todos allí para hacer las compras
correspondientes y tras despedirnos de Miguel-Angel y Pilar que se quedaban en
el hostal un día mas, pusimos rumbo a Castejón de Sos, con objeto de hacer una
aproximación al Valle de Benasque y Cerler. La carretera, en buenas condiciones
hasta el cruce con la N-230 (que se dirige a Vielha), y a partir de allí mas
estrecha y con curvas, pues comienza el ascenso al Coll de Fadas; la bajada del
puerto es una curva permanente y, además, con mucha pendiente hasta llegar a
Castejón de Sos; nada mas cruzar el pueblo, sale a la derecha la carretera que,
río Ésera arriba se introduce en el valle de Benasque. Continuamos por el valle,
atravesando los pueblos de Sesué, Sahún y Benasque, en los que se aprecia una
gran actividad turística y llegamos hasta el final de la misma, atravesando
varios túneles y con piedras en algunas zonas de la calzada debido a los
desprendimientos; aunque la carretera va subiendo, nos daba la sensación de que
no habíamos salvado mucho desnivel. La carretera termina pasados los Baños de
Benasque, en la cabecera del valle, zona de praderas rodeadas de imponentes
moles rocosas, por las que el agua se precipita formando pequeñas cascadas.
Aparcamos el coche, nos hicimos un par de fotos y nos propusimos subir hasta
Cerler, por lo que volvimos a tomar la carretera en sentido contrario.
F - 6 : En lo alto del telesilla de Cerler; al fondo el
Macizo de Posets.
Al cabo de unos 10 Km. que bajamos detrás de un ciclista al que no pudimos
adelantar, llegamos al cruce de Cerler, por lo que tomamos la carretera y, esta
sí era una buena ascensión; nos acordábamos de los ciclistas en la vuelta a
España, cuando la etapa discurre por aquí. Son 4 Km. de curvas a un lado y otro
hasta llegar al pueblo, donde nada mas pasar las primeras casas encontramos un
puesto de información turística, por lo que paramos el coche y preguntamos. Nos
indicaron que si queríamos ver el Aneto y La Maladeta, teníamos que subir hasta
la estación de esquí y allí tomar el telesilla, que estaba funcionando, y que
nos sube hasta una cota desde la que se contemplan esos picos y el Macizo de
Posets. Sin pensarlo mas, continuamos por la carretera, esta ya en peor estado,
con muchos baches y zonas de asfalto descarnado, posiblemente por efecto de las
heladas, hasta que llegamos a una zona de praderas, al fondo de la cual hay un
gran aparcamiento y algunos de los servicios de la estación de esquí; sin
pérdida de tiempo nos dirigimos hacia el único telesilla que estaba funcionando,
no sin cierto miedo por parte de Lourdes y Sara, puesto que nunca habían montado
en telesilla y decían que les daba vértigo, especialmente a Sara.
El trayecto dura unos 20 minutos y transcurre por una ladera con pequeños
arroyos, hierba alta, algunos pinos silvestres y termina en la cota 2.300 m.,
donde nos bajamos y preguntamos cuales eran los picos; el hombre del telesilla
nos indicó el Aneto y la Maladeta, cuyas laderas estaban cubiertas de nieve y
mas a la izquierda el imponente macizo de Posets, con las nubes apoderándose de
los picos, todos ellos de mas de 3.000 metros de altura. Estuvimos unos 5
minutos por allí haciendo unas fotos, puesto que no teníamos tiempo para mas y
volvimos a coger el telesilla de bajada. Cuando se levantaba un poco el aire
hacía fresco, por lo que llegamos a la estación sin nada de calor, pasadas las
13,30 horas.
Cogimos de nuevo el coche iniciando ya el viaje de regreso a casa siguiendo
el curso del río Ésera, atravesando el precioso paraje denominado "Congosto de
Ventamillo", auténtico desfiladero excavado por el agua en la roca, de entre 10
y 15 Km. de largo, por el que discurre la carretera junto al río entre dos
paredones que no se separan mas de 10 metros el uno del otro. Tras un par de
intentos de parada para comer, en los que los restaurantes de carretera estaban
a tope de gente y nos hacían esperar mas de una hora, decidimos continuar hasta
las 15,30, para ver si se pasaba un poco la hora punta y comer en las
inmediaciones de Barbastro; pasamos por el pueblo de Graus y junto al embalse de
Barasona, por un tramo de carretera con varios túneles que están arreglando y,
al llegar al cruce con la carretera que lleva a L' Ainsa, hacemos un nuevo
intento para comer, con la misma suerte que en ocasiones anteriores, porque
también estaba lleno el restaurante.
Unos 20 Km. después de Barbastro, cerca ya de las 4 de la tarde, por fin
encontramos un sitio para comer; Sara pidió unos entremeses (de los que dejó
buena parte, porque era un plato muy grande) y unos filetes de lomo, igual que
Chiqui y Lourdes. Yo me comí un plato de ensaladilla rusa y sepia en salsa. Como
las raciones eran grandes y no era cuestión de llenar el estómago puesto que
teníamos muchos kilómetros por delante, todos dejamos un poco. Al salir de
comer, Chiqui cogió un rato el coche, porque a mi, en ocasiones me entra la
modorra, y pusimos rumbo a Huesca, que todavía no me explico como no tiene una
circunvalación, porque creo que para coger la carretera de Zaragoza hay que
cruzar la ciudad entera. A la salida de Huesca se coge la autovía, al menos en
un tramo de unos 25 ó 30 Km. y las obras continúan para completar el trayecto de
72 Km. que la separa de Zaragoza; aproveché la ocasión para dar una cabezada,
pero a consecuencia de un badén me volví a espabilar. Chiqui continuó con el
coche hasta unos kilómetros después de Zaragoza donde, tras parar en una
gasolinera de la autopista, volví a ponerme al volante.
Al salir de la autopista, cerca ya de Borja, se veían los rayos salir entre
las nubes negras que rodeaban el Moncayo; pasado el pueblo de Borja empezó a
caer un impresionante aguacero, que casi nos impedía ver la carretera, lo que se
repitió un par de veces mas hasta las inmediaciones de la circunvalación de
Soria, además de un intenso tráfico en sentido contrario al nuestro. A partir de
allí, el cielo se veía despejado, por lo que sin mas contratiempos llegamos a
Segovia sobre las 9 y diez de la tarde.
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