Asistentes: Paco, Marisa, Francisco y Blanca; Michel, Mariví y
Carlos; Chiqui y Sara; Miguel A. Marqués y Pilar; Moña, Pablo y Lourdes; Angel,
Mª Antonia y Juan-Pablo. TOTAL .... 17
PLAN DEL VIAJE:
Alojamiento.
Texto del fax enviado al Hostal Mirador de Cabrales, para hacer la reserva:
HOSTAL MIRADOR DE CABRALES; PONCEBOS (Asturias).
Tfno. 98 / 584.66.73
Fax 98 / 584.66.85
Reserva noches del 10 y 11 de Mayo de 1.996 (con desayuno).
De acuerdo con la conversación telefónica mantenida con Vds. le remito por
fax la LISTA DE ASISTENTES:
Angel Rodríguez Gómez
Juan-Pablo Rodríguez Tapia 13 años.
Héctor Sánchez Monge 13 años.
Francisco Requero Egido
Marisa Bravo
Francisco Requero Bravo 10 años.
Blanca Requero Bravo 8 años.
Miguel-Angel Cardiel
María Victoria Casado
Carlos Cardiel Casado 16 años.
Angela Cardiel Casado 14 años.
Miguel-Angel Marqués
Pilar García
Asunción Bonis
Pablo García Bonis 13 años.
Lourdes García Bonis 11 años.
Sara García Bonis 10 años.
TOTAL .......... 17 personas.
SEGOVIA.
Tfno. (tardes) 921 / 42.88.28
Tfno. (mañanas-oficina) 921 / 41.51.52
Distancias:
Segovia - Valladolid = 110 Km.
Valladolid - Palencia = 47 Km.
Palencia - Herrera de Pisuerga = 72 Km.
Herrera de Pisuerga - Cervera de P. = 40 Km.
Cervera de Pisuerga - Piedrasluengas = 27 Km.
Pto. de Piedrasluengas - Potes = 30 Km.
Potes - Panes = 35 Km.
Panes - Arenas de Cabrales = 25 Km.
Arenas de Cabrales - Poncebos = 6 Km.
TOTAL SEGOVIA-PONCEBOS = 392 Km.
Poncebos - Sotres = 15 Km.
Viernes, 10 de Mayo de 1.996:
Trataremos de salir de Segovia sobre las 14,30 horas, ya que el viaje puede
hacerse un poco largo al final porque desde Cervera de Pisuerga son todo
puertos, desfiladeros y curvas.
Si hacemos un par de paradas (Mirador de Piedrasluengas, para los que no lo
conocen, o desfiladero de la Hermida), podemos estar en Poncebos sobre las 8,30
o 9,00 de la tarde.
Si llegamos antes y estamos con ganas de estirar las piernas, como ahora los
días son mas largos, podemos subir a Camarmeña (media hora cuesta arriba,
andando, por una pista que sale justo a la puerta del Hostal; no se puede subir
en coche), ya que si hace bueno, desde allí se ve el Naranjo de Bulnes.
Cena, tertulia y cama.
Sábado, 11 de Mayo de 1.996:
Nos levantamos sobre las 9 de la mañana, para a las 9,30 estar todos
desayunando.
A las 10, con unos bocadillos preparados, cogemos el coche hasta Sotres,
siguiendo el desfiladero del río Duje (15 Km. cuesta arriba y carretera
estrecha).
Si hace bueno:
Un poco antes de llegar a Sotres, sale una pista que lleva hasta las
prederías de Pandébano (4 ó 5 Km. cuesta arriba, pero no muy pendiente, ya que
en ese trayecto se salva un desnivel de unos 200 m.). Desde allí, ya se ve mas
de cerca el Naranjo de Bulnes.
Los que no quieran subir mas, pueden quedarse por la zona, ya que muy cerca
está el Refugio de "La Terenosa" (no se si tiene bar), o pueden darse un paseo
hasta Bulnes-pueblo (otros 3 Km. bastante llanos) o volverse a Sotres y cogerse
un Land Rover, que les lleve a una excursión por la zona, por ejemplo hasta los
puertos de Aliva, etc.
Desde Pandébano sale un camino, que por el Collado Vallejo nos lleva hasta la
Vega de Urriello (a los pies del Naranjo de Bulnes), de unos 8 Km., en los que
se salva un desnivel de 800 m. aproximadamente, por lo que no puede ser muy
pendiente, salvo que también haya cuestas abajo. Podemos calcular unas 2 horas y
media de camino. Pero al final si que hay un refugio, con bar, donde comeremos,
nos tomaremos nuestras sidras, etc.
De vuelta en Sotres, cogemos nuestros coches y podemos hacer una pequeña
excursión hasta el pueblo de Tresviso (unos 15 Km. de carretera hecha hace un
par de años aproximadamente, que seguramente será bastante estrecha). Este
pueblo está en lo alto del desfiladero del río Urdón y tiene que haber muy buena
panorámica. Además, es famoso por sus quesos.
De vuelta a Poncebos, cena, tertulia y cama.
Si hace malo:
Desde Sotres, podemos coger un Land Rover que nos lleve a los puertos de
Aliva. Dar una vuelta por allí, comer en el Chalet-Refugio (es como un pequeño
Parador), y volver a Sotres.
Por la tarde hacemos la excursión a Tresviso y nos volvemos a Poncebos.
Otra posibilidad es coger los coches hasta Covadonga, subir a los Lagos Enol
y Ercina, comer por allí, dar un paseo hasta el Mirador del Rey y volver a
Poncebos.
Domingo, 12 de Mayo de 1.996:
Nos levantamos sobre las 9 de la mañana, para estar desayunando a las 9,30.
Cogemos los coches en dirección a Cangas de Onís. Si no hemos ido el día
anterior, podemos pasar por Covadonga y subir a los Lagos Enol y Ercina.
Desde Cangas de Onís, cogemos la carretera que por el desfiladero de Los
Beyos (de grato recuerdo para Paco) nos lleva al puerto del Pontón (podemos
parar a comer en Sames, Amieva, Oseja o Soto de Sajambre).
Después de comer, vuelta a casa por Riaño, Mansilla de las Mulas, Benavente,
autovía, Arévalo y Segovia.
LUGARES VISITADOS:
Desfiladero de La Hermida (Ver Cap. V).
Cabrales: Poncebos y Sotres (Ver Cap. VII).
Los Picos de Europa. Pandébano, Collado Vallejo y
Vega-Urriello.
Después de haber realizado varias rutas por los "Picos" y teniendo en cuenta
que en esta ocasión accedemos al verdadero corazón del macizo, es buen momento
para hacer un poco de historia y una descripción general de estas montañas.
UN POCO DE HISTORIA.
La denominación de "Picos de Europa", como no podía ser de otra manera, se
pierde en el tiempo, pudiendo hacer referencia únicamente a las primeras citas
documentales y su consolidación en los tiempos más recientes. Es el ilustre
geólogo alemán, D. Guillermo Schulz, a mediados del siglo XIX, quien los refiere
definitivamente como Picos de Europa. Una de las ideas más difundidas en el
siglo pasado sobre el origen de este topónimo es la debida al ingeniero y
geólogo Casiano de Prado, quien defendió el que eran los primeros relieves que
divisaban los balleneros procedentes de los mares nórdicos y que otros asignarán
a los navegantes en su vuelta del Nuevo Mundo. Estas aseveraciones se
fundamentaban en que las cumbres de los picos debían de ser, necesariamente, una
buena referencia geográfica para los navegantes que surcaban el mar Cantábrico.
Así, se conserva una carta marina de 1424 en la biblioteca Weimar, en que la
rosa de los vientos apunta a los Picos. También el juez Francisco Antonio
Fernández Lamadrid indica... "que desde el mar se gobierna por la peña de los
Urrieles". En la publicación titulada "Derroteros de las costas de España",
debida a Tofiño (1788 y 1789) y Ruidavets (1860 y 1861) y las del Departamento
Geográfico contienen alguna de las cimas más significativas de los picos de
Europa. Más recientemente, José Antonio Odriozola en el Macizo Oriental, José
Ramón Lueje en el Occidental y Miguel Ángel Adrados en los tres se han ocupado
de cartografiar con un mayor detalle estas montañas cantábricas, donde la
toponimia y localizaciones de fuentes tienen una importancia cada vez mayor.
Casiano de Prado es el primer explorador y descubridor geográfico de los picos
de Europa. En el año 1845, encontrándose en la provincia de León, realizando
unas investigaciones geológicas, asciende a Peña Corada y desde su cima
contempla al N, allá a lo lejos, la silueta marcada sobre el horizonte, las
altas cimas de los picos.
F - 1 : Amanecer desde Peña Vieja. Al Fondo el Naranjo de
Bulnes y el Cerredo.
Aparece en el tiempo otro montañero ilustre, el Conde de Saint Saud. El 9 de
julio realiza la ascensión a Peña Vieja desde Aliva por la Canal del Vidrio,
descendiendo por el Collado de la Canalona. La subida a la peña la hace por la
vía normal y le acompaña como guía Jerónimo Prieto, de Espinama. El día 11 de
Julio realiza una tentativa a Peña Prieta descendiendo a Potes por el Puerto San
Glorio. Saint Saud está decidido a explorar los picos, dominar estas montañas
dedicando el esfuerzo físico y la capacidad intelectual para hacer un trabajo
sobre las mismas. Es el primer divulgador de los Picos, a los que dedica una
parte importante de su vida. En 1891 vuelve nuevamente, acompañado de su buen
amigo de montaña, a quien une una gran amistad, Paul Labrouche. Realmente, una
profunda pasión por los Picos se ha despertado en este tenaz montañero a quien a
la vez podemos considerar como un precursor de la investigación de estos montes.
Prepara una concienzuda campaña al año siguiente que desarrolla durante los
meses de julio y agosto de 1892. Penetran por Liébana a los Puertos de Aliva y
comienza la campaña más brillante del reconocimiento y conquista de los Picos.
El objetivo es la ascensión de Torre de Cerredo, que Saint Saud ya había
reconocido en sus mediciones topográficas como la altura mayor de los Picos. El
29 de junio de 1892 todo el grupo acampa en Los Boches. Al fin encuentra el paso
clásico, hoy la vía normal de ascensión, poco difícil. Parece que el tiempo no
es muy bueno, pues aparecen brumas amenazantes. Era ya algo tarde y había el
tiempo justo para el regreso. La niebla espesa y fría les envuelve, imposible
seguir, idas y venidas y la noche que se viene encima, suerte que pueden
descubrir el camino hacia el campamento. El tiempo mejora y la visibilidad les
permite hacer las mediciones desde la Torre del Llambrión, el 1 de agosto de
1892. El 4 de agosto de 1892, una fecha memorable en la historia de los Picos de
Europa, estos tres hombres se encaminan hacia el Jou Santo. En el arranque se
detienen para dejar todo, se descalzan, dejan los víveres y sólo se quedan con
la cuerda. El relato de Labrouche está cargado de una viva emotividad, no es
para menos, unos hombres que con aquellos equipos, descalzos, van a enfrentarse
a lo desconocido de una escalada hoy reconocida como algo difícil, si no se sale
de la vía, algo complicada en su itinerario hasta la cumbre. Estaban donde el
hombre no había llegado jamás. Estaban en la Torre Santa, Santuario de los Picos
de Europa. Los tres montañeros descienden descolgándose de la cuerda en los
lugares más difíciles y retornan al punto de partida. En 1893, Saint Saud
regresa de nuevo a los picos, esta vez sólo; su objetivo es completar con nuevos
puntos de triangulación los trabajos topográficos que está haciendo. Siguiendo
los pasos de las actividades de Saint Saud, salta una chispa de competencia;
Pedro Pidal, con el ímpetu propio de su carácter, está dispuesto a asumir el
riesgo preparándose para la empresa. Piensa que por qué no emular la gesta de
Whymper en el Cervino con la no menos importante del Naranjo de Bulnes. Aparta
sus actividades cinegéticas y se dedica al estudio de la montaña a batir, se
prepara en los Alpes, compra en Londres la mejor cuerda de alpinismo y de
regreso a España, avisa al que va a ser su compañero, Gregorio Pérez el Cainejo.
El 4 de agosto de 1904 duermen en Camburero, "al pie de unas cabras", en
expresión de Pidal. Se encaminan al picu y pronto convienen en que el punto
flaco está al este dando dos pasajes a la ascensión: primera a la grieta y
segunda por la grieta. No se tiene claro el itinerario seguido por los dos
montañeros: hasta 1964 no se llegó a desvelar la vía que habrían seguido, y fue
gracias a un pormenorizado trabajo de Enrique Herreros que, contrastando todos
los detalles del relato, logro aclarar lo que entrañaba mayor dificultad y que
era dar con la parte primera del itinerario, la que referencia Pidal como a la
grieta. Quizás uno de los momentos más tensos es el extraplomo que se debe
superar en la chimenea final, cuando el Cainejo se sube primero a los hombros de
Pidal y después pone su pie izquierdo sobre la mano derecha de don Pedro, que le
aupa: " Pues ¿qué? ¿No había yo levantado la gran presa, la Sultana, en el
gimnasio de Sánchez? ¡Sin miedo, Gregorio!". Pronto vieron que las dificultades
se terminaban, que la chimenea cedía. Pedro Pidal, ebrio de entusiasmo, se
desató de la cuerda, abandonó al Cainejo, enloquecido, lleno de placer y
entusiasmo, al llegar a la cumbre, jadeante lanzó el ¡hurra! más formidable que
diera en todos los días de su vida. Así se gestó lo que aún hoy consideramos la
escalada más bella del montañismo español, lograda por este asturiano singular.
Quizá hoy no podemos sentir la emoción de estos hombres ante una naturaleza que
les brindó una de las manifestaciones más grandes que se pueden dar en la vida.
Saber de emociones, saber de sentir el riesgo, saber que se ha logrado una
ilusión. Quizá Pidal lo sintiera más en su fuero interno, pero el Cainejo
también comprendió la grandeza de lo que habían hecho. Por nada. He ahí la
esencia del montañismo que transmite a los hombres ese afán de sacrificio y
entrega. Algunos dicen que son los "conquistadores de lo imposible", creemos más
bien que esa era su filosofía de la vida, algo de lo que tanto se habla hoy,
pero se siente poco, la solidaridad de dos hombres unidos por una misma cuerda.
En el año 1906, Gustavo Schulz viene a los picos. Era científico y hombre de
talla excepcional. Viene a reconocer las características geológicas de estas
montañas, más se trata de un consumado alpinista. El 19 de septiembre de 1906
conquista el Tiro Tirso por una vía no muy precisa, su arista meridional, que da
a la Vega de Liordes, y lo hace en solitario. Pero si cabe más audacia, el 1 de
octubre de 1906 asciende al Naranjo también en solitario. Accede por la vía que
conocemos como de Schulz, que remonta a la gran cornisa y que en la parte de la
chimenea discurre paralela a la derecha de la de Pidal y el Cainejo. El 31 de
agosto de 1916, un vecino de Camarmeña, Víctor Martínez, hace la escalada en
solitario del Naranjo por la cara sur, la que se denomina vía directa. En el
descenso recupera la cuerda que habían dejado abandonada Pidal y Gregorio. En
los años sucesivos, no se ha dejado de explorar nuevas vías y de conquistar
otras cumbres en todo el ámbito de los Picos de Europa. Numerosas vidas se
perdieron en las rocas de los picos. Las paredes del Urriello han sido testigo
de gestas alpinistas con eco mundial. El Parque Nacional de la Montaña de
Covadonga fue creado por ley de 22 de julio de 1918, en conmemoración del doce
centenario de la batalla de Covadonga, habiendo sido el promotor de esta
iniciativa D. Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, con la colaboración del
marqués de Santa María del Villar. Tiene una extensión de16925 hectáreas y se
encuentra situado en el macizo occidental de los picos de Europa en casi su
totalidad, abarcando tan sólo una pequeña parte del macizo central frente a la
desembocadura del río Pequera, en la margen derecha del Cares. En la actualidad
el parque ha pasado a llamarse Parque Nacional de los Picos de Europa y
comprende los tres macizos. Su gestión es un auténtico desastre, ya que las
distintas autonomías que lo han de tutelar, no se ponen de acuerdo. Por otro
lado, el gobierno de la nación tampoco está haciendo nada por solucionar el
problema. Hoy día los Picos de Europa son un territorio sin ley, donde se
autoriza la caza, se proyectan carreteras de fuerte impacto ambiental y se piden
teleféricos por todas partes.
UNA PEQUEÑA DESCRIPCIÓN.CUMBRES DE LOS
PICOS
La alta montaña -convencionalmente considerada a partir de los 1.800 metros
de altitud- reina en los Picos de Europa. Un tercio de la superficie total de
los tres macizos corresponde a este dominio, característico de sus territorios
más interiores y especialmente significativo en el grupo de los Urrieles, donde
son numerosas las cumbres que sobrepasan los 2.600 metros: las torres de
Cerredo, Llambrión, Bermeja, Blanca o La Palanca, y los tiros -denominación
acuñada a mediados del siglo pasado que remite a los puestos de caza mejor
situados- Las Llastras, Navarro y Tirso, entre otras.
Frente a la colosalidad del macizo central, el occidental opone su riqueza de
contrastes y la particularidad orográfica de la disposición de sus mayores
desniveles en la ladera sur, al contrario que el resto del sistema, más abrupto
en la vertiente norte. El macizo oriental o de Andara, el menor de los tres, se
distingue por la gran belleza de sus valles, en particular el de Liébana,
rodeado de imponentes paredones y canales.
Dentro del conjunto, es destacable la brusca transición del valle a la
montaña, que se traduce en violentos desniveles y fuertes variaciones
climáticas; la región de cumbres posee una temperatura media de 0 grados y una
pluviosidad -generalmente en forma de nieve- elevada, del orden de 2.500 mm
anuales. La vegetación de estas alturas se reduce a matorrales rastreros de
enebro y gayuba y pastizales; cabe destacar la presencia de varios endemismos
regionales, así como de diversas especies alpinas que alcanzan en estas montañas
su limite de penetración peninsular y que faltan, en cambio, en la cordillera,
entre ellas Viola biflora, Gentiana nivalis o Hutchinsia alpina.
MAJADAS
Las camperas o majadas configuran, junto a la roca y los pastos alpinos, el
paisaje de la alta montaña de estos macizos. En ellas se levantan las cabañas
que dan abrigo a los pastores y sus ganaderías, parte ya del mecanismo del
ecosistema como consecuencia de una secular interacción con el medio natural. El
mantenimiento de esa mutua dependencia es, quizás, el reto fundamental que
plantea la conservación de este espacio, ante la paulatina sustitución del
sector primario por el turismo en las economías locales.
Desde tiempos históricos esta tierra de alta montaña ha sido perfeccionada
por la mano del hombre, del pastor, que sube sus ganados al principio de la
primavera, para que permanezcan allí hasta la llegada de las primeras nieves. A
las vegas (espacios verdes con pastizales en los valles glaciares de alta
montaña) se les llama majadas cuando son ocupadas por los pastores y sus
rebaños. Estas majadas son de titularidad pública y se gestionan por los propios
pastores, constituidos y organizados en instituciones de gobierno propias, y con
elección democrática de sus representantes, en una tradición que no sabemos a
ciencia cierta cuando arranca, tal es su antigüedad. Generalmente los pastores
se organizan por majadas, que se suelen corresponder con los pueblos de origen
de los pastores en los valles bajos.
El ciclo del pastoreo es anual, y durante el invierno, los ganados bajan
hacia los valles bajos donde el ganado disfruta de un clima más benigno, para
comenzar, al año siguiente, con el mismo proceso.
FAUNA
F - 2 : Rebeco en Picos de Europa.
Su fauna está, igualmente, muy especializada: las grandes rapaces -águila
real, buitre leonado, búho real-, el treparriscos, el gorrión alpino y el rebeco
son sus representantes más típicos. Otro mamífero que habita el bosque es el
corzo. Al igual que el rebeco es abundante pero es casi imposible de ver, ya que
habita en lo profundo de los bosques, mientras que el rebeco suele dejarse ver
fácilmente por las cumbres. Otros mamíferos a destacar son: tejones, jinetas,
gatos monteses, garduñas, etc. De las aves la más privilegiada es el urogallo,
mítico gallo de los bosques, hoy protegido a ultranza. Sin duda el pájaro que
más veremos será la chova. Hasta mediados del siglo pasado vivió aquí una
variedad de la cabra montés, el «mueyu», cuya memoria se conserva en varios
topónimos.
EL REBECO es el emblema de la fauna de los Picos. Muy abundante, vive
todo el año en la región de cumbres, en zonas rocosas, aunque en invierno
desciende para evitar la nieve y las hembras suelen buscar el abrigo de los
bosques de la media montaña para alumbrar a sus crías, allá por el mes de mayo.
Muy activo, en las horas de más calor sestea a la sombra de las peñas o
recostado en los neveros. Forma pequeñas manadas que, salvo en época de
reproducción, excluyen a los machos. Se nutre de hierba, brotes de brezo y
piorno y bayas. La naturaleza se desborda en los Picos; en cualquier barranco
nos podemos tropezar con un grupo de rebecos, los cuales se paran por un segundo
para observar cuales son nuestras intenciones, para luego salir disparados como
alma que lleva el Diablo.
Las vegas son unos de los lugares de pasto para estos animales, que en
Invierno descienden a bajas altitudes por la imposibilidad de encontrar pastos
por la nieve. Son unos escaladores natos. Les podemos ver subiendo o bajando
pendientes a toda velocidad, sin miedo a las alturas de ninguna clase. A veces,
cuando pasamos por una canal se les puede ver en lo alto mirándonos,
convirtiéndonos nosotros en su atracción.
Cuando huyen, el macho dominante se queda atrás de vigía, y siempre cuando
están pastando se queda uno a vigilar, en un punto más elevado. Sus pequeños
cuernos y su piel, les hacen ser codiciados por los cazadores, y todo Bar cerca
de los Picos tiene una cabeza disecada de rebeco. La verdad es que es una
salvajada. Los animales deben estar sueltos y no deben de ser sacrificados para
saciar a unos cazadores .
Si el problema de que deban de ser sacrificados es porque hay que controlar
la población, entonces deberíamos de introducir más lobos en la zona, y hallar
una manera de controlar a los lugareños en sus cacerías furtivas.
EL LOBO: Este animal encuentra en los Picos una protección natural
contra la agresión del hombre que le esta llevando casi a su extinción. Los
lobos andan en manadas de 4 o 5 lobos con un macho dominante al que algún día
algún joven macho retara por esa posición en la manada.
Los lobos contrariamente a lo que se cree, raramente atacan al hombre pues le
tienen miedo tras años y años de persecución. En verano suelen estar en las
montañas de los Picos, pero si el invierno es muy fuerte y no encuentran comida
suelen bajar a buscar alimento en alguna cabra u oveja. En verano cambian el
pelo, y se quitan ese manto que les protege en Invierno, por lo que en verano es
"posible" confundirles con algún perro, ya que sin el característico pelaje son
mucho más pequeños.
Actualmente se cazan ilegalmente en algunas partes de los Picos, normalmente
después de que alguna oveja o cabra ha sido devorada por los lobos. Existen
leyes que ofrecen indemnizaciones a los ganaderos y pastores cuyo ganado ha sido
devorado por un lobo. Pero la tardanza con que llegan estas y el "ojo por ojo"
de algunos pastores hacen que los lobos estén disminuyendo cada día más.
EL CLIMA
En los Picos, las precipitaciones aumentan y la temperatura disminuye a
medida que sube la altitud, de forma que las cumbres reciben un gran aporte de
nieve, que puede permanecer allí mucho tiempo. En verano suele haber nieves
perpetuas en algunas zonas sombrías de Picos. También en verano es época
propicia para tormentas y el calor puede hacerse insoportable. La proximidad de
los Picos al mar hace que el tiempo no sea muy estable en la zona, pudiendo
cambiar en cuestión de minutos. Los montañeros que conocen bien la zona,
prefieren ir a Picos a partir de septiembre. En invierno, la nieve lo cubre casi
todo, por lo que es un factor muy a tener en cuenta al programar actividades en
esa época.
PANDÉBANO, COLLADO VALLEJO Y VEGA
URRIELLO.
El acceso al corazón del macizo Central se hace partiendo de Poncebos por la
estrecha carretera paralela al río Duje que pasando junto al pueblo de Tielve
nos conduce hasta Sotres en un trayecto de unos 15 km.; por el camino nos
encontramos con pequeños túneles excavados en la roca así como una preciosa
cascada, poco antes de llegar a Tielve, situada junto a un puente por el que la
carretera atraviesa el río. A partir de ese momento la vegetación se hace cada
vez mas escasa dando paso a extensas praderías en las laderas montañosas que
limitan el valle, quedando el río cada vez mas en el fondo, mientras la
carretera sigue hacia arriba.
Poco antes de llegar a Sotres llegamos hasta la curva, donde (a la derecha)
comienza una pista abierta recientemente para uso exclusivo ganadero. Tras
recorrer unos 200 metros por la pista, no seguiremos de frente, sino que
cogeremos hacia la derecha para atravesar unas cabañas denominadas, "los
invernales de Cabao". Después de un rato de cómoda subida, llegaremos al Collado
de Pandébano, donde se ve por primera vez el Naranjo. El coche hay que dejarlo
aquí. Del collado, parten dos caminos: hacía la derecha, pegando con las majadas
el que nos lleva hacia el pueblo de Bulnes; hacia la izquierda subiendo una
pequeña loma, que hay que tomarse con calma si nos pilla en frío, el camino se
dirige hacia la majadas y refugio de La Terenosa (última oportunidad para coger
agua). A partir de aquí seguimos bordeando por encima del hayedo y monte de La
Varera, desde el cual alcanzamos, sin salir del camino, el Collado Vallejo,
sitio impresionante donde los haya; nos encontramos, de frente, pero a cierta
distancia todavía, con la mítica pared oeste del Naranjo de Bulnes; en el fondo
del valle el pueblo de Bulnes y a nuestra derecha el duro camino de ascenso
desde Bulnes hasta el Naranjo por la majada del Camburero. Seguimos la senda,
que ahora desciende un poco, para ya empezar a subir poco después por vueltas y
revueltas hasta la Vega de Urriello. La Vega está en la base del Naranjo y es el
emplazamiento del Refugio J.M. Delgado Ubeda.
Los Lagos de Covadonga (Ver Cap. II).
Oseja de Sajambre (Ver Cap. IX).
Riaño (Ver Cap. IX).
EXPERIENCIAS DEL VIAJE.
Antes de salir.
Unos días antes de salir, se producen las siguientes variaciones en la lista
de asistentes: Héctor no viene, porque tienen fiestas en el colegio ese fin de
semana; Angela tampoco, porque tiene excursión con las monjas; Moña decide
venir. El mismo día 10 de Mayo por la mañana, Mª Antonia llama al Hostal para
preguntar si hay una plaza para ella. Como la dicen que sí, decide venir. En
resumen, vamos al viaje los mencionados en la lista de asistentes al principio
del capítulo.
Viernes, 10 de Mayo de 1.996.
A las 14,45 habíamos quedado en la Vera Cruz, para coger la carretera de
Valladolid. Salimos aproximadamente a las 15 horas, con un tiempo infernal,
lloviendo bastante, pero a la altura de Carbonero el Mayor ya había escampado;
la carretera estaba bastante mojada y hasta llegar a Valladolid nos cayó algún
chubasco intermitente, pero nada mas.
Rodeamos Valladolid por la circunvalación derecha, con bastantes semáforos,
pero creo que se nos dio bastante bien el salir de la ciudad, al menos mejor que
otras veces; sin embargo Michel se pasó a la hora de coger la circunvalación y
se metió un poco por el centro. Desde ese momento le perdimos, pero como
habíamos quedado en parar en Herrera de Pisuerga esperábamos encontrarle
allí.
Continuamos en dirección a Palencia, por autovía y desde allí tomamos la
carretera de Santander. De vez en cuando tratábamos de conectar con Michel
utilizando los walki, pero no lo conseguíamos; al llegar a Herrera de Pisuerga,
nos desviamos y aparcamos junto a la carretera, pero en ese momento,
Miguel-Angel Marqués, que llevaba el coche de Chiqui perdió de vista a Paco y le
vimos que continuaba. Esperamos unos minutos para ver si se había dado cuenta y
daba la vuelta, pero al ver que no venía Paco decidió ir a buscarle hasta Alar
del Rey, donde hay otra desviación para coger la carretera hacia Cervera de
Pisuerga. Los demás nos quedamos en Herrera de Pisuerga esperando a Michel, que
llegó al poco rato. Nos tomamos unos cafés y esperamos allí entre 45 y 50
minutos para ver si llegaba Miguel-Angel. Al ver que no aparecía decidimos
continuar, suponiendo que o bien nos encontrábamos en el camino o bien al llegar
a Poncebos.
Aunque seguía nublado, no llovía y como había poco tráfico hicimos el viaje
bastante bien, pasando junto al pantano de Requejada, completamente lleno, de
tal forma que en la cola no se veían mas que las copas de los árboles, ya que el
resto estaba cubierto por el agua hasta llegar a Cervera de Pisuerga. A partir
de allí, empezamos a subir el puerto de Piedrasluengas, y ya se veía al fondo la
niebla, porque no se apreciaban las cumbres. A mitad de puerto la niebla se iba
haciendo mas intensa y cuando llegamos arriba era tan espesa que no se veían ni
las señales de tráfico ni los carteles indicadores de la carretera. Paramos un
momento a esperar a Michel, que sabíamos que venía un par de kilómetros detrás,
porque habíamos logrado conectar y empezamos a bajar el puerto metidos de lleno
en la niebla. A medida que bajamos 8 ó 10 kilómetros la niebla se fue disipando
y empezamos a ver el paisaje de la comarca de La Liébana (Cantábria), todo verde
intenso con algunas casas desperdigadas por las laderas de las montañas.
Llegamos al cruce de Potes-Ojedo y continuamos por la derecha hacia el
desfiladero de La Hermida, con carretera estrecha pero de buen firme, ya que la
terminaron de arreglar el año pasado y a una velocidad moderada, porque no se
puede correr y además merece la pena contemplar el paisaje, con enormes riscos a
ambos lados de la carretera, pegados al río Deva y con relativa frecuencia se
veían cascadas que salían de la roca y caían en el margen de la carretera.
Pasamos por la casa rural de Lebeña, donde estuvimos el año pasado y al llegar a
La Hermida pueblo decidimos hacer una parada frente a una cascada preciosa, para
esperar un poco a Michel, que sabíamos que venía un poco mas atrás porque
seguíamos en contacto. Allí ayudamos a unos señores a subir un coche a una grúa,
nos hicimos unas fotos, nos comimos unos bollos que llevaba Paco y que se
pegaban al paladar como los polvorones y continuamos el viaje en dirección a
Panes, con intención de no parar ya hasta Poncebos (nos faltaban unos 50 Km. de
curvas aproximadamente).
Llegamos a Poncebos y nos encontramos con que ya estaban allí Miguel Angel
Marqués, Pilar, Chiqui, Sara y Moña. Nos contaron que habían seguido la
carretera de Santander hasta Torrelavega; que como no estaban muy seguros de la
ruta se compraron un mapa y por la costa, pasando por San Vicente de la
Barquera, llegaron hasta Unquera, donde tomaron la desviación a Panes y desde
allí hasta Poncebos.
Habían llegado hacía aproximadamente tres cuartos de hora, y ya estaba
alojados en las habitaciones del Hostal "Mirador de Cabrales". Parece que
durante el viaje Pilar había estado echando las broncas correspondientes a su
marido, por haber perdido a Paco, por no saber bien donde íbamos, etc., pero al
final todo se quedó en anécdota. Cuando nosotros llegamos serian aproximadamente
las 9 de la tarde; aún era de día, aunque el cielo estaba cubierto, pero no
llovía. Descargamos los trastos y nos tomamos unas cañas mientras nos contábamos
unos a otros las peripecias del viaje.
Poncebos (o Puente-Poncebos, que no se cual de los dos nombres es mas
correcto) es un pueblo que se compone de: un Hostal-tienda-Restaurante, que es
el primer edificio que se encuentra uno llegando de Arenas de Cabrales y que se
llama Hostal Poncebos; una pequeña presa donde se remansa el agua del Cares y el
sobrante del canal que paralelo a la "Ruta del Cares" va desde Caín a Camarmeña;
una Central Eléctrica de la "Electra de Viesgo", que produce energía
hidroeléctrica con el agua del canal, que al llegar a Camarmeña se entuba y cae
por un desnivel de 300 o 400 m. hasta la Central; un pequeño túnel, de unos 50
m. excavado en la roca; el Hostal "Mirador de Cabrales"; las obras de
acondicionamiento de la pista de subida a Camarmeña (hasta ahora no se podía
subir con vehículos); el Hostal "Garganta del Cares", otro pequeño túnel
excavado en la roca y a partir de ahí dos rutas a pié: hasta Bulnes, por la
Riega del Tejo ó hasta Caín, por la Garganta del Cares.
De cena había de primer plato menestra de verduras o fabes y de segundo
escalope de ternera o huevos con chorizo y patatas. Los chicos cenaron, casi
todos, unos huevos fritos con patatas y un filete; también había para picar un
poco de queso de cabrales y de otro queso con anchoas. Lo cierto es que muchos
no nos terminamos la cena, que en total nos costó 28.221,- ptas. con cafés y
postres, que dividido entre 17 suponen una media de 1.660,- ptas. cada uno.
Después nos fuimos al bar del Hostal a tomarnos unas copas y algunos se
pusieron a echar un mus (Mariví y Paco contra Michel y Miguel-Angel); los demás
estuvimos un rato de tertulia y poco antes de la 1 de la madrugada nos fuimos a
la cama. Allí dejamos a los del mus a que terminasen la partida, que al parecer
acabó en tablas.
Sábado, 11 de Mayo de 1.996.
A las 9,15 de la mañana estábamos todos desayunando, menos Michel y Mariví a
quienes hubo que dar un toque por teléfono, pero bajaron enseguida. Los
desayunos consisten en un bollo de pan con mantequilla y mermelada, una corbata
de Unquera, un sobao pasiego, un zumo y café con leche o Cola-Cao. Todo ello
incluido en el precio de la habitación. Miramos el cielo, que estaba cubierto y
además se veían las cumbres blancas, como si hubiese nevado por la noche, pero
no llovía, por lo que decidimos ponernos en marcha.
A las 10 de la mañana estábamos en los coches para tomar la carretera que
siguiendo el curso del río Duje nos lleva hasta Sotres; es un poco estrecha,
pero como tiene poco tráfico se hace bastante bien. El paisaje precioso, al
principio con bastante vegetación y cuatro o cinco túneles excavados en la roca;
poco antes de llegar a Tielve hay que cruzar el río por un puente donde se forma
una bonita cascada. A medida que vamos subiendo por la carretera (se salva un
desnivel de 800 m. en unos 15 Km.) va escaseando la vegetación y el paisaje se
convierte en praderas y rocas. Sobre las 10,30 de la mañana llegamos a Sotres y
como chispeaba un poco, pero no parecía que fuese en aumento decidimos comprar
las provisiones para la marcha. Nos metimos en la tienda y en el almacén de Casa
la Gallega y compramos pan, chorizo, queso y unas latas de cerveza y naranja,
por un importe total de 6.290,- ptas.; algunas señoras se entretuvieron en ver
como hacían "a mano" los calcetines de lana y de hecho compraron algunos a 1.500
ptas. el par. En la tienda nos dijeron que se podía subir con los coches hasta
Pandébano, por lo que repartimos las provisiones entre las mochilas y nos
pusimos en marcha.
Desde Sotres volvimos a coger la carretera por donde habíamos venido y
bajamos 200 o 300 m. por el asfalto; allí empieza una pista de tierra, en
bastante buen estado, que atravesando los Invernales de Cabao (unas casuchas de
piedra para ganado) nos ponen en la pista de Pandébano, que sigue siendo de
tierra pero está bastante bien a pesar de que se veía que había llovido
recientemente. En esos momentos ya no llovía y al cabo de un cuarto de hora,
aproximadamente, llegamos a las praderías de Pandébano, donde tras preguntar a
un ganadero que estaba por allí cual era la rura para Vega Urriello, aparcamos
los coches.
El camino que nos indicó empezaba allí mismo subiendo un cerro con cierto
desnivel; como no había vegetación, tan solo matorral bajo, se veía
perfectamente el trazado y como no llovía, y hacía buena temperatura nos pusimos
en marcha. Los chicos, ya se sabe, enseguida se ponen en cabeza y como no
conocíamos el terreno y no piensan mucho donde se meten, me puse a su altura
para frenarles un poco; cuando llegamos arriba del cerro los demás estaban por
la mitad, al parecer dando ánimos a algunas señoras para que no se echasen
atrás. En el grupo de cabeza íbamos Carlos, Pablo, Lourdes, Francisco,
Juan-Pablo y Angel y a partir de lo alto del cerro el terreno era llano, por lo
que decidimos ir despacio esperando al resto del grupo; pero cuando los vimos
aparecer ya estábamos bastante lejos, a la altura de la zona de la Terenosa y
entre ellos y nosotros se veía a la Cuca, con su chubasquero amarillo, que venía
sola con intención de alcanzarnos, por lo que decidimos pararnos a esperarla
haciendo algunas fotos. De lejos veíamos al resto del grupo, que avanzaba
despacio, por lo que una vez estuvo Blanca con nosotros continuamos la marcha.
El camino es cuesta arriba, pero sin mucha pendiente, de piedras sueltas en
muchas ocasiones y discurre por una ladera a media montaña. Hacia arriba no se
veían las cumbres porque estaban cubiertas por la niebla, pero hacia abajo se
veía perfectamente el pueblo de Bulnes Alto (Bulnes propiamente dicho está
detrás de un pequeño montículo y por eso yo creo que no se ve) y varias
construcciones de ganado por los alrededores, así como la Riega del Tejo, por
donde discurre el camino que lleva de Poncebos a Bulnes.
F - 3 : Junto a las majadas de la Terenosa, camino de
Pandébano a Vega Urriello.
Al poco rato vimos que venía Paco solo, por lo que aminoramos la marcha para
esperarle. Nos paramos con un montañero que bajaba por el camino, quien nos
informó que iba con otros tres o cuatro pero que había decidido darse la vuelta;
nos dijo que el camino estaba bien marcado y era difícil perderse, por lo que
seguimos adelante, aunque la niebla se veía cada vez mas cerca.
Paco nos alcanzó llegando al Collado Vallejo, donde se acaba momentáneamente
la cuesta arriba y el camino gira a la izquierda, pasando entre dos rocas de un
valle a otro. Desde allí, el panorama es impresionante y eso que solo veíamos la
mitad, porque mirando hacia arriba no se veían las cumbres cubiertas por a
niebla, pero a nuestra altura se veía buena parte del trazado del camino,
discurriendo por la ladera de roca y en muchos tramos con nieve a ambos lados;
mirando hacia abajo un enorme desnivel en cuyo fondo se forma un valle llamado
Riega de Balcosín por donde discurre uno de los ramales del río Bulnes. Hicimos
algunas fotos y continuamos la marcha.
Durante una media hora el camino es bastante cómodo, con pequeñas subidas y
bajadas y al dar la vuelta en un recodo vimos un rebeco en lo alto de unas
peñas, a unos 30 ó 40 m. de nosotros. La verdad es que no se como no se fue
corriendo, porque los chicos iban dando voces, y nos permitió hacerle una foto;
no pudimos acercarnos mas porque el terreno era muy irregular de rocas sueltas.
A partir de aquí entramos prácticamente en la niebla y algunos tramos del camino
estaban cubiertos por la nieve, pero como antes que nosotros había ido otro
grupo, se veían perfectamente las huellas, por lo que no teníamos sensación de
que nos pudiésemos perder. Lo peor era que no sabíamos cuanto nos faltaba y como
estaría el camino hasta llegar el refugio. Los chicos aguantaban perfectamente
(posiblemente mejor que nosotros), aunque los tramos en los que se empinaba la
cuesta eran cada vez mas. Cuanto mas subíamos, mas nieve había y además estaba
blanda, por lo que frecuentemente metíamos la pata hasta la rodilla y algunas
veces bastante mas (y lo peor era sacarla), por lo que el esfuerzo era doble; la
niebla, cada vez era mas intensa, por lo que no se veía a 5 metros, pero
pensando que nos faltaba poco para llegar al refugio y como las huellas estaban
bien marcadas seguimos adelante.
F - 4 : En el Collado Vallejo, camino de Vega
Urriello.
En una de las pendientes mas fuertes nos encontramos un grupo de cuatro
montañeros que bajaban con bastones de esquí. Nos paramos con ellos y les
preguntamos que cuanto quedaba; nos dijeron que una media hora y que en el
refugio ponían unos huevos con chorizo de chuparse los dedos; esto nos animó y
sobre todo que después de llevar casi tres horas de marcha no íbamos a abandonar
quedando tan solo media hora, a pesar de que Blanca, que no llevaba calzado
adecuado, tenía los pies calados.
Continuamos entre la niebla y la nieve y de vez en cuando se ve&iacut e;a
una silueta como de una casa, por lo que los chicos enseguida decían "ahí está",
pero nos acercábamos dos o tres metros mas y resultaba que era una roca;
teníamos tantas ganas de llegar que las rocas grandes entre la niebla nos
parecían el refugio. Por fin llegamos a una zona de menos pendiente, aunque
seguíamos metiendo la pata en la nieve y al poco rato vemos a tres o cuatro
metros de nosotros a un perro, atado con una correa larga, al lado de una
fuente; anduvimos otros dos o tres metros y ya se dibujaba entre la niebla la
silueta del refugio; es decir, veíamos al perro, que estaba atado a una especie
de banco a la puerta del refugio, con una correa de 5 o 6 metros "y no veíamos
el refugio", lo cual os hará recordar cual era la intensidad de la niebla.
Por fin llegamos al refugio de "Vega Urriello", también llamado "Refugio
Delgado-Úbeda" a unos 2.000 m. de altitud, a los mismos pies del Naranjo de
Bulnes y no vimos la pared de roca, que teníamos a menos de 100 m. de nosotros y
que no nos atrevimos a acercarnos a ella, en primer lugar porque no sabíamos en
que dirección estaba y en segundo lugar porque nos podíamos perder ya que
excepto en el camino de llegada al refugio no había huellas y como ya hemos
contado hace un momento no se veía ni a 5 metros.
Nos metimos en el refugio (es un edificio de dos plantas donde pueden dormir
30 ó 40 personas en la planta superior y en la inferior, además de las
habitaciones del guarda tiene unos aseos y una salón grande con mesas y bancos
donde pueden acoplarse a comer 60 u 80 personas) y eran aproximadamente las dos
y media o tres menos cuarto de la tarde, teníamos bastante hambre y los chicos
los pies bastante fríos, por lo que le preguntamos al guarda que si nos daba
algo de comer y que si podía encender una estufa grande que había en medio del
salón. Nos dijo que si le hubiésemos avisado con tiempo o si hubiésemos llegado
antes nos podía haber preparado algo de comida, pero que a esas horas, cafés o
Cola-Cao y si queríamos algo de bebida; en cuanto a la estufa, que ya no la
encendía (yo creo que pensó que tal y como estaba el tiempo no se iba a acercar
nadie por allí). Nos dijo que la niebla llevaba agarrada allí arriba 4 días
seguidos, sin levantar nada, y que él llevaba allí metido 15 días, prácticamente
solo; que las provisiones llegan al refugio en caballo o en mochila, salvo una
vez al año en que va un helicóptero con las cosas gordas (bombonas de gas,
placas solares, etc.). Dadas las circunstancias, sacamos las dos barras de pan
que llevábamos y la ristra de chorizo y nos preparamos los 8 bocadillos, que nos
comimos en menos que canta un gallo, porque teníamos mucho hambre, con una
cerveza o una fanta para los chicos. Nos cambiamos de ropa (algunos la
llevábamos muy sudada) y los chicos se cambiaron de calcetines, pues los que no
llevaban el calzado adecuado tenían los pies bastante mojados, nos hicimos
algunas fotos dentro del refugio, nos tomamos unos cafés y Cola Caos para los
chicos, en vasos grandes, que nos dieron media vida y cuando estábamos
recogiendo para volver aparecen por la puerta del refugio Moña y Miguel-Angel
Marqués.
Paco ya se estaba poniendo un poco nervioso, dando vueltas a lo que estaría
pensando Marisa que según nos dijeron Moña y Miguel Angel se había dado la
vuelta con Pilar al llegar al Collado Vallejo, pero lógicamente los recién
llegados tenían que comer algo y descansar un poco; lo malo es que nos habíamos
comido todo lo que llevábamos y ellos no tenían mas que un par de sobaos
pasiegos y, eso si, bastantes latas de cerveza. Se comieron lo que había, se
tomaron un par de cafés y al poco rato vemos que entran por la puerta del
Refugio Chiqui, Sara, Mª Antonia, Mariví y Michel, los cuales si que traían algo
mas de comida. Empezamos a contarnos unos a otros las peripecias de la subida,
mientras comían los bocadillos y descansaban un poco los recién llegados, se
cambiaron de calcetines, nos hicimos algunas fotos mas, etc. y empezamos a
pensar en el regreso, ya que la niebla seguía tan intensa como antes y estaba
empezando a caer un poco de "asperura".
Salimos del refugio, en fila de a uno por las huellas y el primero no veía a
los 5 últimos, por lo que decidimos no separarnos y si alguien se retrasaba un
poco esperarle. Así fuimos bajando durante aproximadamente tres cuartos de hora,
mientras había nieve, parando de vez en cuando a esperar a los retrasados y
numerándonos a voces para ver si estábamos todos; la verdad es que hubo un
momento, al principio de la bajada en que parecía que se oscurecía la niebla,
por lo que pensamos que podía ponerse a nevar intensamente, ya que seguía
cayendo algo aunque muy débilmente, y eso podía habernos complicado la marcha;
por otra parte algunos empezaban a dudar sobre si el camino que habíamos tomado
era el correcto; en definitiva, que estábamos todos deseando en salir de la
niebla.
Al cabo de tres cuartos de hora de descenso aproximadamente puede decirse que
habíamos salido de la niebla, por lo que Paco decidió ir un poco mas deprisa,
con Francisco y Blanca, para reducir el tiempo de angustia de Marisa. Dijimos a
los chicos mayores que se fueran con él (Carlos y Juan-Pablo), pero decidieron
irse todos excepto Sara. Al poco rato ya les habíamos perdido de vista. El resto
del grupo con tranquilidad y haciendo unas cuantas paradas continuábamos bajando
y llegando a la zona de la Terenosa vimos que había estado lloviendo porque el
camino se había convertido en un barrizal. Nos tomamos unas cervezas de las que
nos habían sobrado e hicimos algunas fotos, llegando a Pandébano sobre las 8
menos cuarto aproximadamente (Paco y los chicos llevaban allí algo mas de media
hora). Nos contó Pilar su "mono" de tabaco y cogimos los coches para bajar a
Poncebos.
Por la carretera de Sotres a Poncebos había bastantes cabras, unas a los
lados y otras en medio, de tal forma que a veces nos obligaban a parar los
coches para no atropellarlas, lo que aprovecharon unos para darlas unas pipas y
otros para hacerse unas fotos en la cascada del río Duje, al cruzar el puente un
poco mas abajo de Tielve, pero la luz no era demasiado buena. Llegando a
Poncebos, desde la carretera, había una bonita vista a media montaña del pueblo
de Camarmeña y el trazado de la pista que están haciendo para subir hasta allí
en coche. Llegamos al Hostal sobre las ocho y media, apalabramos la cena y nos
fuimos duchar. Una vez duchados bajamos al bar a tomarnos unas cervezas y acto
seguido nos metimos al comedor a cenar. Había patatas guisadas con carne y
cordero asado; de aperitivo un paté de cabrales. Los chicos en su línea de
filetes con patatas y huevos, aunque algunos también cenaron cordero, que por
cierto estaba bastante bueno. En total la cena nos costó 19.784,- ptas. que
dividido entre 17 salimos a una media de 1.164,- ptas. cada uno.
Después de cenar unas copas en el bar, para comentar las incidencias de la
marcha, los del mus a lo suyo y los chicos armando jaleo por las habitaciones.
Fuera llovía a ratos y sobre la una o una y cuarto nos fuimos a la cama, ya que
estábamos cansados y pensamos levantarnos pronto para hacer las maletas y
aprovechar mejor el día siguiente.
Domingo, 12 de Mayo de 1.996.
Como teníamos previsto, sobre las 9 y cuarto estábamos todos desayunando y
con las maletas preparadas, por lo que mientras terminaban algunos pedimos la
cuenta en el Hostal, hicimos los cálculos correspondientes y liquidamos. Metimos
los equipajes en el coche (estaba lloviendo y durante la noche parece que había
llovido bastante) e iniciamos la ruta en dirección a Arenas de Cabrales (6 Km.).
Cuando llegamos a Arenas había dejado de llover e incluso estaba saliendo el
sol, por lo que se nos empezaba a animar el día. Aprovechamos para comprar
algunas cosas como quesos, sidras, alguna lámina del Naranjo de Bulnes, etc.,
hacernos algunas fotos ya que el sol iba ganando terreno a las nubes y pusimos
rumbo hacia los Lagos de Covadonga. La carretera está bastante buena, ya que la
han arreglado últimamente, excepto en el tramo de Las Estazadas al Alto de
Ortigueiro, que está en obras y con lo que había llovido estaba penosa. Pasamos
al lado de Covadonga, sin parar, y tomamos la carretera que sube a Los Lagos; el
cielo estaba entre nubes y claros pero no llovía. Tras 7 u 8 Km. de ascensión
nos paramos en el Mirador de la Reina, desde donde se ve un amplio panorama y
donde estuvimos un rato sacando fotos. A partir de ahí, también hay tramos en
los que están arreglando la carretera, pero llegamos sin dificultad hasta los
lagos y decidimos aparcar junto al montículo situado entre el lago Enol y el
lago Ercina, ya que desde allí mirando a un lado o al otro se ven los dos
lagos.
Nos hicimos unas cuantas fotos en una especie de mirador que han hecho allí y
cuyas escaleras estaban llenas de barro resbaladizo y pegajoso, y acto seguido
bajamos al chiringuito que hay junto al lago Enol a comernos unas raciones de
chorizo a la sidra con unas botellitas de sidra. Brillaba el sol y se estaba
allí estupendamente.
Sobre la una del mediodía cogimos los coches en dirección a Cangas de Onís,
donde repostamos de gasolina y sin parar tomamos la desviación a la izquierda
por la carretera que conduce hasta el puerto de El Pontón. Los 10 ó 12 primeros
Km. son llanos y sin muchas curvas, aunque la carretera es estrecha, pero a
partir de ahí entramos en el desfiladero de Los Beyos, excavado en la roca por
el río Sella y donde la carretera se convierte en una curva permanente, muy
estrecha y entre paredes de piedra de 50 o 60 m. de altura, donde son frecuentes
los desprendimientos (se ven bastantes piedras en medio de la carretera), por lo
que no es muy conveniente pararse ya que no hay sitios adecuados para ello y
además de puede caer alguna piedra. No obstante el panorama es impresionante,
lleno de vegetación y en esta época primaveral soltando abundante agua las rocas
de tal forma que cuando pasábamos por los túneles no dejaban de caer
goterones.
A la salida del desfiladero hicimos una parada a la altura del pueblo de
Ribota, con objeto de agruparnos todos y decidir donde comíamos, si en Oseja o
en Soto de Sajambre, pues eran algo mas de las 2 de la tarde. Nos inclinamos por
Oseja, pues si nos desviábamos a Soto y el Hostal Peña Santa estaba lleno, se
nos iba a hacer muy tarde para comer. Al cabo de 4 ó 5 Km. llegamos al Hostal El
Pontón en Oseja, donde estuvimos el mes pasado y preguntamos si nos daban de
comer a los 17. Nos dijeron que sí y mientras preparaban las mesas nos tomamos
unas cañas; nos sentamos a la mesa y tras un aperitivo de queso de cabrales, que
estaba estupendo nos pusimos a comer un cocido de primer plato y algunos de
segundo un chuletón o un escalope. Los chicos una sopa de cocido y un filete con
patatas, aunque alguno se comió la ternera guisada y otros una tortilla. Los
cafés y las copas por cuenta de la casa. En total la comida nos salió por
26.875,- ptas. que dividido entre 17 salimos a una media de 1.581,- ptas. Los
chuletones estaban tan buenos que Pilar decidió traerse tres para sus
hijos.
F - 5 : En los pantanos de Riaño.
Salimos del Hostal y algunas señoras nos hicieron el favor de coger ellas los
coches, ya que con el estómago bien lleno y las copitas de hierbas no estábamos
en las mejores condiciones para conducir, por lo que se subieron los 11 Km. que
restaban del puerto del Pontón y los 15 ó 16 que hay desde allí hasta Riaño,
donde paramos junto a los pantanos para hacernos unas fotos. Estuvimos allí un
rato y continuamos hacia Mansilla de las Mulas donde habíamos quedado en
agruparnos para tomar la desviación hacia la carretera Benevente-León. Al llegar
a Mansilla, entre que se nos puso un autobús en medio y que estaba la Guardia
Civil en el cruce de la carretera Valladolid-León, Michel y Paco tomaron
dirección León. Los demás seguimos en línea recta y nos paramos 50 m. mas allá
en el cruce de la carretera a Valencia de D. Juan, que es la que teníamos que
coger. Esperamos unos 10 minutos y como no llegaban pensamos que habrían cogido
otra ruta, por lo que nos pusimos nuevamente en marcha, por la carretera de
Valencia de D. Juan hasta Palanguinos y desde allí hasta Ardón, donde tomamos la
carretera nacional a Benavente. Desde Benavente por autovía hasta Arévalo y allí
tomamos el desvío hasta Segovia, donde llegamos a las 9 de la tarde.
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