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CAPÍTULO XI: EL SOL
VIAJE A LA ZONA DE LOS LAGOS DE COVADONGA Y TRESVISO (PICOS DE EUROPA). DEL 26 AL 29 DE JULIO DE 1996



Asistentes:

Michel y Carlos. 2

Miguel-Angel Marqués y Pilar. 2

Chiqui, Sara, Pablo y Lourdes. 4

Alfonso, Rosa y Héctor. 3

Jesús y Carlos 2

Angel y Juan-Pablo. 2

TOTAL ....... 15

Alojamiento:

Hostal "CABRALES". Tfno: 98 / 584.50.06. Carreña de Cabrales (Asturias).

A 30 Km. de Cangas de Onís, a 45 Km. de los Lagos de Covadonga y a 3 Km. de Arenas de Cabrales. Precio: 4.000 ptas. habitación doble.

Están reservadas 6 habitaciones dobles para las noches del 26 y 27 de Julio (viernes y sábado), y 5 habitaciones dobles para la noche del 28 de Julio (domingo), ya que Alfonso, Rosa y Héctor piensan regresar el propio domingo. Posiblemente nos puedan dar una habitación mas, ya que tienen una reserva pendiente de confirmar; si no fuese posible, me han dicho que las habitaciones son grandes y en algunas de ellas se pueden poner camas supletorias, por lo que en cualquier caso el alojamiento está solucionado.

Para confirmar la reserva M.A. Marqués y Chiqui han enviado 5.000 ptas. cada uno.

Distancias:

Segovia - Arévalo = 60 Km.

Arévalo - Medina del Campo = 36 Km.

Medina del Campo - Tordesillas = 23 Km.

Tordesillas - Villardefrades = 35 Km.

Villardefrades - Benavente = 47 Km.

TOTAL SEGOVIA-BENAVENTE= 201 Km.

Benavente - Autopista = 65 Km.

Autopista (A-66) León - Oviedo = 127 Km.

Oviedo - Pola de Siero (Autovía) = 22 Km.

Pola de Siero - Arriondas = 43 Km.

Arriondas - Cangas de Onís = 7 Km.

Cangas de Onís - Carreña de Cabrales = 30 Km.

TOTAL GENERAL = 495 Km.

Del total de 495 Km., algo mas de 300 son de autopista o autovía, y el resto son de buena carretera nacional, excepto los 8 ó 10 Km. últimos (zona del Alto de Ortigueiro), que como recordareis de hace un par de meses, estaban en obras.

PLAN DEL VIAJE:

Viernes, 26 de Julio de 1.996:

Salimos de Segovia sobre las 14,30 horas para llegar a Carreña de Cabrales sobre las 20,30 horas. Nos tomamos unos chatos, cena y a dormir.

Sábado, 27 de Julio de 1.996:

Nos levantamos sobre las 8,30 ó 9 de la mañana y nada mas desayunar, compramos material para los bocadillos y cogemos los coches en dirección a Covadonga y Los Lagos Enol y Ercina. Aparcamos y rodeando el lago Ercina cogemos el camino en dirección a la Vega de Ário, donde hay un refugio que esperemos esté abierto y nos podamos refrescar; la distancia es aproximadamente de 6,5 Km. y el desnivel de unos 500 m. (aunque no es subida permanente, sino que hay algunos llanos e incluso cuestas abajo), por lo que se puede llegar en unas 2 horas sin correr mucho.

Una vez allí, lo suyo es subir al Pico Jultayo por la cara norte, con un desnivel de unos 350 m. mas, pero que merece la pena, porque está unos 1.500 m. encima de Caín y desde allí se ven los picos principales; en este tramo podemos tardar 1 h. y 15 min. mas. En la cumbre debemos comernos los bocadillos, aprovechando para contemplar el panorama.

La bajada podemos hacerla por la cara oeste, donde hay un enorme agujero en la roca a través del cual se ve Caín. Una vez en la Vega de Ário, el camino de vuelta será el mismo. En total, con paradas y bocadillos podemos tardar unas 6 horas.

Después de las duchas, nos buscamos un sitio adecuado para darnos un homenaje de cena, unas copitas y a dormir.

Domingo, 28 de Julio de 1.996:

Nos levantamos sobre las 8,30 ó 9 de la mañana y nada mas desayunar, compramos material para los bocadillos y cogemos los coches en dirección a Covadonga y Los Lagos Enol y Ercina. Aparcamos junto al Lago Enol y cogemos el camino en dirección al refugio de Vegarredonda, que esperemos esté abierto y nos podamos refrescar; la distancia hasta aquí es aproximadamente de 5 Km. y el desnivel de unos 400 m. (aunque no es subida permanente, sino que hay algunos llanos e incluso cuestas abajo), por lo que se puede llegar en 1 hora y media sin correr mucho. A partir de aquí podemos tardar otra hora en llagar al Mirador de Ordiales (2,5 Km. y un desnivel de 250 m.). Si nos encontramos con fuerzas, lo suyo es subir al Pico Cotalba, por un camino de poco mas de 1 Km., con un desnivel en ese tramo de 300 m., por lo que la cuesta es empinada, pero se puede hacer en unos 3/4 de hora. Nos comemos los bocadillos y vuelta por el mismo camino.

El plan para la tarde-noche, será el mismo que el día anterior.

Lunes, 29 de Julio de 1.996:

Podemos dar una vuelta por la costa y el viaje de regreso por el desfiladero de la Hermida y puerto de Piedrasluengas.

También podemos explorar nuevos territorios y coger en Nava la desviación a Pola de Laviana y puerto de San Isidro, hasta Puebla de Lillo y desde allí, por el pantano del Porma y Boñar (que a algunos ya os suena), hasta Segovia.

Sobre la marcha decidiremos el viaje de vuelta.

No debéis olvidar:

Cámara de fotos.

Prismáticos.

Chubasquero.

Paraguas.

Buen calzado para caminar.

LUGARES VISITADOS:

Cabrales: Carreña y Arenas (Ver Cap. VII).
Lagos de Covadonga y la Vega de Ario
LAGO ENOL.

Símbolo, junto a La Ercina, de un sistema montañoso paradójicamente inadecuado (por la permeabilidad del substrato calizo y la abundancia de fisuras originadas en los procesos kársticos) a la formación de embalsamientos de agua; el lago Enol se localiza en el macizo occidental de los Picos de Europa o del Cornión, en una depresión situada a 1.070 metros de altitud y definida entre el pico Mosquital (1.268 m), la Porra de Enol (1.274 m) y el cerro Sohornin (1.183 m). Distante 12 kilómetros por carretera del Real Sitio de Covadonga, el Enol es una amplia cubeta de 12,15 hectáreas, con una profundidad máxima de 23 metros, que se nutre de las riegas de sus contornos y de los manantiales sumergidos en su lecho. Es característico su color verde esmeralda, más oscuro en verano, así como la práctica ausencia de vegetación palustre. El paisaje circundante es el típico de la media montaña de los Picos: roquedos, canchales, llambrias e invernales, en los que arraigan algunos fresnos, con una amplia vega abierta al sur desde la que se accede, siguiendo el camino al mirador del Rey, al hermoso hayedo de Pome, distante 2 kilómetros y muy representativo de este tipo de bosque, cuya fauna compendia: jabalí, marta, gato montés, urogallo, pito negro, etc.

Las aguas del Enol encierran una cierta diversidad piscícola (tenca, trucha arco-iris y piscardo), mas se trata de una riqueza artificial, propiciada por el hombre con fines deportivos; también vive en ellas el cada vez más escaso cangrejo de río. El lago pertenece al Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, creado en 1918 a instancias de Don Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa; sus riberas y la amplia campera que continúa su cuenca son objeto de una intensa afluencia turística, así como de la popular «Fiesta del Pastor», que se celebra cada mes de julio.

LAGO ERCINA.

El lago de La Ercina comparte con el Enol su origen glaciar y su asiento en una depresión donde los fenómenos sedimentarios han corregido la natural filtración de la roca, permitiendo el estancamiento del agua, que procede de regueros, escorrentías y surgencias. Situado sólo 38 metros por encima de aquél se asoma a las alturas del Cornión (las Peñas Santas) y desde las lomas que lo bordean se avista, en días claros, el mar Cantábrico.

Lago de escasa profundidad (entre 2,20 y 3 metros, según la estación), forma una cubeta alargada, de fondo plano, cuya configuración contemporánea responde al dique levantado en su extremo por la mina de Buferrera (actual ubicación del aparcamiento y área de servicio del Parque Nacional de Covadonga), que duplicó su tamaño primitivo hasta las 8 hectáreas.

La fertilidad de sus aguas permite el desarrollo de una variada comunidad vegetal, muy cambiante en razón de las circunstancias ambientales: cabe destacar el tapín o tremendal flotante de musgos y hepáticas asentado en la capa sumergida de turba, que en los años ochenta se desplazó de la orilla sudeste a la norte, así como las masas de cirpo lacustre y persicaria anfibia de las orillas. Con respecto a la fauna, La Ercina alberga una importante población sedentaria de focha, constituida por entre 20 y 30 parejas, y ánade real, así como una notable diversidad de anfibios y libélulas. Entre las aves merece destacarse también la nidificación regular de la gallineta, el dato de cría, único en Asturias, de la cerceta común verificado en 1992 (con intentos desde 1987, lo que presume una tendencia a regularizarla) y la presencia invernal del zampullín común y la agachadiza.

El pastoreo de vacas y ovejas ha ejercido una presión excesiva sobre las camperas que rodean al lago, degradando los pastizales e impidiendo, en sus bordes, el avance del bosque. Esta zona soporta además un fuerte impacto turístico.

VEGA DE ARÍO

Algunos de los parajes más famosos y conocidos de los Picos de Europa se encuentran en territorio de Onís, como la célebre Vega de Ario, señalada por algunos autores como la más bella de toda la cordillera, y a partir de la cual se puede acceder a la mítica altura del Jultayu, o la hermosísima majada de Belbín, que se encuentra al final de un precioso paseo que parte de Onís.

F - 2 : Refugio en la Vega de Ário. Al fondo, cumbres del Macizo Central.

Tresviso.

Pequeño pueblo de la provincia de Cantabria, situado a mas de 1.000 metros de altitud y accesible por carretera desde la localidad asturiana de Sotres, aunque frecuentemente, en inviernos duros, se queda incomunicado a causa de las nevadas. A finales del siglo pasado, los mineros construyeron un camino para bajar el mineral de las minas cercanas a Tresviso, hasta el pueblo de Urdón, en plena garganta de La Hermida, salvando un desnivel de unos 800 metros; este camino es utilizado hoy en día, por montañeros y excursionistas, como una de las rutas de senderismo en los Picos de Europa.

En Tresviso es famoso el queso picón, o queso de Tresviso, fabricado artesanalmente por los lugareños.

Playa de La Franca (Ver Cap. II)
Sajambre y puerto del Pontón (Ver Cap. IX).
Riaño (Ver Cap. IX)

EXPERIENCIAS DEL VIAJE:

Viernes, 26 de Julio de 1.996.

Miguel Angel Marqués y Pilar llevaban desde el viernes 19 de Julio en Carreña de Cabrales; Jesús, con Carlos y Juan-Pablo y Chiqui, con Sara, Pablo y Lourdes decidieron marcharse por la mañana pronto, ya que estaban de vacaciones y podían aprovechar el día en una playa asturiana.

En definitiva, que Alfonso, Rosa, Héctor, Michel, Carlos y Angel, quedamos a las 15,30 horas en la cruz de la estación de autobuses para ponernos en marcha; la tarde estaba nublada, pero en Segovia no llovía. Antes de llegar a Santa María de Nieva ya se puso a llover y así continuó durante mas de 100 Km. Pasado Medina del Campo dejó de llover, pero seguían viéndose al fondo unos nubarrones negros que amenazaban tormenta. Nada mas pasar Tordesillas empezaban a verse relámpagos y al poco rato empezó a diluviar, de tal forma que apenas se veía la carretera, por lo que tuvimos que ir muy despacio durante un cuarto de hora; al fin pasamos la tormenta y aunque seguían viéndose nubes negras a ambos lados de la carretera, de frente aparecían algunos claros.

Unos 10 o 12 Km. después de Benavente decidimos parar a comernos unos bocadillos en un bar de carretera; estuvimos allí una media hora, Carlos y Héctor se pusieron de acuerdo para poder hablar por el walki de un coche a otro y continuamos viaje. Al poco de entrar en la autopista León-Oviedo, se veía el cielo nublado y a medida que avanzábamos por la autopista, especialmente por la zona del embalse de Los Barrios de Luna y los túneles había bastante niebla; ya en la bajada hacia Oviedo la niebla se fue despejando, aunque la carretera estaba mojada; paramos en una gasolinera y nos dijeron que la tarde noche anterior había llovido muchísimo por la zona. En la circunvalación de Oviedo tomamos la salida hacia Santander y por Pola de Siero llegamos hasta Arriondas; allí tomamos la carretera a Cangas de Onís y al llegar a la zona del Alto de Ortigueiro y Las Estazadas nos llevamos una agradable sorpresa, porque la obra que estaban haciendo hace 2 meses de ensanche de la carretera y mejora del firme ya estaba terminada, por lo que llegamos a Carreña de Cabrales sobre las 9 de la noche. Seguía nublado pero no llovía.

Al llegar al Hostal Cabrales ya nos estaban esperando allí todos los demás, por lo que dejamos los equipajes en las habitaciones, nos tomamos unos chatos y unas botellas de sidra en una tienda que había enfrente y decidimos cenar en el mismo Hostal. Aunque había menú a 900 ptas., cada uno pedimos por nuestra cuenta; había pudin de verduras, croquetas, filetes de ternera, entrecots, etc., con postres y chupitos en total nos costó la cena 21.025,- ptas. por lo que entre 15 salimos a unas 1.400 ptas. por persona. Jesús y Chiqui nos comentaron que habían estado con los chicos en la playa de Barro, y Jesús tuvo que estar arreglando una ventana del coche porque se había quedado el cristal bajado. Después nos tomamos unos cafetitos en el bar, comentando el plan para el día siguiente y nos fuimos a la cama.

Sábado, 27 de Julio de 1.996.

Amanece nublado, y con niebla en las cumbres.

Habíamos quedado a desayunar sobre las 9 de la mañana, para tratar de ponernos en marcha a las 9,30; con raras excepciones fuimos todos bastante puntuales y mientras unos desayunaban los que ya habíamos terminado nos fuimos a comprar el material para los bocadillos; chorizo, queso y pan. Hicimos los bocadillos en la misma mesa del desayuno y sobre las 9,45 estábamos preparados para salir hacia los Lagos de Covadonga, pero tuvimos que estar esperando mas de media hora a que volviese Alfonso de echar gasolina en Arenas de Cabrales; no nos explicamos que pudo estar haciendo, porque Arenas está a 3 Km. de Carreña; por eso a su vuelta se le llamó al orden. Rosa tenía un fuerte dolor de cabeza y con la tardanza de Alfonso se estaba poniendo mas nerviosa aún.

Por fin, sobre las 10,30 nos pusimos en ruta hacia los Lagos. Al poco de empezar la subida, los que íbamos en el coche de Michel vimos a Pablo que sacaba la cabeza por la ventana de atrás del coche de Alfonso y echaba una vomitona de cuidado; se lo dijimos por el walki, ya que Alfonso no se había enterado e inmediatamente paró en el primer hueco que encontró, ya que subíamos en caravana porque delante iban dos autobuses muy despacio, por lo que tardamos bastante en hacer la subida.

Una vez en Los Lagos, aparcamos junto al Lago Ercina y parece que se habían pasado todos los males; Pablo ya se encontraba bien y a Rosa se le había pasado el dolor de cabeza (es lo que tienen estas cumbres, que lo curan casi todo). No obstante la niebla era densa y apenas si se veía el Lago. Como el camino estaba bien marcado, empezamos la marcha por el lado izquierdo del lago, con una suave pendiente al principio y el suelo con barro resbaladizo; al poco rato, la cuesta se hace un poco mas empinada durante unos 5 ó 10 minutos; enseguida se empezó a fraccionar el pelotón, porque ya se sabe que a los chicos les entra la prisa, pero como había niebla nos fuimos algunos con ellos para que no se adelantasen demasiado. Muy pronto llegamos a un llano, que incluso se pone un poco cuesta abajo, por donde había bastantes vacas y que es la zona denominada "Majada de las Bobias"; al final del llano, en una roca hay una fuente que vierte a un pilón para el ganado, pero a la que han puesto un tubo de goma unos 2 metros por encima del pilón que permite beber cómodamente y llenar las cantimploras; cuando has echo uso de ella, se introduce el tubo en un agujero en la roca a través del cual el agua vierte al pilón; nos paramos allí un rato, porque enseguida nos entra la sed y nos hicimos alguna foto. Como no llegaban los rezagados nos pusimos nuevamente en marcha y de vez en cuando parecía que la niebla quería levantar.

El camino continua en un sube y baja entre las rocas, hasta que llegamos a un pequeño valle atravesado por un riachuelo, que es la zona denominada "El Llaguiellu"; en el riachuelo vieron los chicos un pequeño sapo y algunos se quedaron allí entretenidos un rato. A partir de aquí empieza la cuesta mas larga, que se tarda algo menos de una hora en subir y además tiene algunos rellanos, en uno de los cuales había una cabra muerta que parece que se habían comido los carroñeros. A ratos caminábamos un poco mas despacio para que recuperasen Pablo, que después de la vomitona tenía el estómago vacío y Héctor, que se le hacía la cuesta un poco pesada; de Alfonso, Rosa, Pilar, Chiqui, Sara y Lourdes hacía mas de una hora que no sabíamos nada de ellos; los demás, aunque a veces marchábamos un poco dispersos, estábamos mas o menos controlados.

La niebla seguía intermitente ya que había momentos en que parece que levantaba y otros en que de nuevo aparecía, pero en cualquier caso nos permitía ver unos cuantos metros alrededor.

Por fin la cuesta arriba se convierte en llano y al cabo de unos 10 minutos o cuarto de hora nos presentamos en el Refugio Marqués de Villaviciosa, situado en la Vega de Ário, que era nuestro primer punto de destino. Como no levantaba la niebla, y eran sobre las 14,30 h. decidimos sentarnos en el Refugio a tomarnos unas cervezas y comernos los bocadillos.

Mientras estábamos comiendo llegaron Alfonso y Rosa, que igualmente hicieron lo propio. Después de los bocadillos nos tomamos unos cafés los mayores y unos Colacaos los chicos y, mientras unos salíamos fuera del refugio para ver si el día aclaraba, los chicos se pusieron a jugar al parchís. Poco a poco iba llegando cada vez mas gente al refugio, por lo que a ratos estaba bastante lleno, aunque decidimos esperar un rato mas para ver si llegaban Chiqui, Sara y Lourdes.

Preguntamos a uno de los guardas del refugio cual era el pico Jultayo y nos indicó el camino y el pico, que se veía tan solo a medias, por lo que nos dijo que no era el mejor día para subir debido a la niebla; Michel y yo decidimos iniciar el camino, que al principio es muy cómodo, porque discurre por la pradera de la Vega de Ário; cuando llegamos a la zona de roca el camino se dividía en dos; a la izquierda, cuesta abajo, por el Canal de Trea, que desciende hasta la Garganta del Cares y a la derecha continuaba hacia el Jultayo, bien marcado por círculos de pintura amarilla, pero muy incómodo y peligroso, porque había que saltar de roca en roca y algunas estaban puntiagudas, por lo que un resbalón o una mala pisada podía provocarnos un accidente.

F - 3 : En el Collado de las Cruces, cerca de la Vega de Ário.

Teniendo en cuenta las dificultades del camino y que intentar llegar al pico, debido a la hora que era, se nos podía hacer un poco tarde, decidimos subir un pequeño cerro para ver el panorama desde allí; estábamos en la zona denominada "Collado de las Cruces", donde había unas cuantas cabras que se acercaban tímidamente a nosotros. Nos paramos un rato, nos hicimos unas fotos y decidimos regresar al Refugio.

Cuando llegamos de nuevo al Refugio nos encontramos con la sorpresa de que Pilar estaba allí. Había llegado hasta arriba ¡¡todo un éxito!!. En consecuencia, hicimos el correspondiente reportaje fotográfico, para que quedara constancia gráfica de la hazaña; además, poco a poco el sol iba disipando la niebla y empezaban a verse las cumbres del otro lado de la Garganta de Cares, posiblemente algunas de las mas altas de los Picos de Europa. El panorama era impresionante y como estaba dando el sol en la Vega de Ário, nos daba un poco de pereza iniciar el regreso. La gente que iba llegando ya no entraba en el refugio y como había una pequeña fuente, se quedaban fuera comiendo los bocadillos.

Como no había mas remedio que volver iniciamos el desfile en pequeños grupos; primero Alfonso, Rosa y Pilar, luego Jesús con los chicos y por último Chiqui, Sara, Lourdes, Michel M.A.Marqués y yo, con tranquilidad, contemplando el panorama; seguían llegando grupos de gente a la Vega de Ário, escolares con sus monitores, etc. posiblemente con intención de dormir por allí.

Una vez atravesado el llano, y al poco de iniciar el descenso, M.A.Marqués se dio cuenta de que se había olvidado la cámara de fotos en el Refugio, por lo que decidió volver a por ella; los del último grupo seguimos bajando poco a poco y como Sara iba lenta, yo me adelanté con Lourdes y Michel se quedó con Chiqui y Sara esperando a Miguel Angel.

Poco antes de llegar a la zona del "Llaguiellu" Lourdes y yo dimos alcance al grupo de Pilar, Alfonso, Rosa, Jesús y Carlos; el resto de los chicos se habían adelantado mas. Atravesamos juntos el riachuelo, y junto a él había unas cuantas vacas de las que imponen respeto a alguna de las señoras cuando pasan junto a ellas. No veíamos ni a los chicos que iban delante ni al grupo de los que venían detrás, por lo que continuamos el descenso hasta que llagamos a la fuente situada en la Majada de las Bobias; nos paramos un rato para refrescarnos bien, tanto por dentro como por fuera y nos pusimos nuevamente en marcha para afrontar el último tramo de llegada a Los Lagos.

F - 4 : Junto al lago Ercina (efectos de un "culetazo" en los pantalones de Jesús).

Teniendo a la vista el Lago Ercina, Jesús, que se había adelantado un poco, pegó un resbalón en una zona de barro y estiércol y se cayó de culo. ¡Que pena no haber visto la caída!, pero una vez junto al lago vimos los efectos en sus pantalones; como el incidente no podía pasar desapercibido, hicimos el correspondiente reportaje fotográfico, aunque lo mas curioso era ver a Jesús revolcarse por la hierba sobre la zona afectada, suponemos que para quitarse los posibles efectos olorosos. En definitiva, estuvimos un buen rato sentados en la pradera con los chicos, mientras Alfonso y Rosa se fueron hasta el Lago Enol ya que por la mañana no lo pudieron ver debido a la niebla y Rosa no lo conocía.

Como no llegaban ni unos ni otros, los chicos se quedaron en la pradera y Jesús, Pilar y yo nos fuimos al chiringuito del lago Ercina a tomarnos unas cervezas; al poco rato llegaron Rosa y Alfonso, los chicos seguían retozando en la pradera y los demás seguían sin aparecer por la loma. La niebla volvía a estar presente en los lagos, mas en la parte del Enol que en el Ercina, por lo que nos abrigamos un poco, nos pedimos unas sidras y continuamos esperando.

Por fin aparecen por la loma Michel y M.A.Marqués y 15 ó 20 minutos después Chiqui con Sara; nos montamos en los coches y fuimos hasta el chiringuito del Lago Enol a tomarnos un chorizo a la sidra, como siempre buenísimo, e iniciamos la vuelta hacia el hostal en Carreña de Cabrales.

Una vez duchados y aseados decidimos ir a cenar a un Mesón en Arenas de Cabrales. Cuando llegamos allí, estaban todas las mesas ocupadas y nos dijeron que posiblemente tardaría una hora en quedarse alguna libre, por lo que nos fuimos a otro mesón en las afueras, (Restaurante-Sidrería casa Sagües) dispuestos a darnos un homenaje. Los chicos pidieron lo que quisieron, con abundancia de patatas fritas, porque tenían mucho hambre, y nosotros unos entrantes de fabada y chorizo a la sidra y un segundo plato para cada uno (fabes con almejas, chuletones, filetes, bonito a la plancha, chuletillas de cabrito, tortillas de gambas, etc.), todo ello regado con vino, postres quien los quiso, cafés y copas de orujo de manzana por cuenta de la casa; en total unas 27.000 ptas. entre los 15, por lo que salimos cada uno a 1.800 ptas. No obstante, se pasaron en los chuletones, que eran al peso, y nos pusieron en la nota 700 y 800 gr., por lo que llamamos al camarero y le dijimos que no tenían ese peso; el hombre echaba las culpas a la cocina e insistía en que nos tomásemos otra copa de orujo, para mostrarse amable, con lo que el tema no pasó a mayores.

Mientras estábamos con los postres y las copas decidimos ir a llamar por teléfono a casa de Marcelino, ya que sabíamos que el resto del grupo estaba allí cenando, todo ello bajo los efectos del cachondeo propio de una buena cena y después de un buen día de montaña; parece que Pilar le dijo 4 cosas a Marcelino, pero Jesús solo le dijo 3 a Mari Tere, por lo que se dejó una en el tintero y después de los orujos decidimos volver a llamar para contarle la caída de Jesús en el barro orgánico. La juerga era buena y sana, de esas que ponen lágrimas de risa en los ojos. Por fin salimos del mesón, cogimos los coches y nos fuimos al Hostal en Carreña de Cabrales.

Cuando llegamos al Hostal, querían echar una partida de mus, pero Alfonso dijo que se iba enseguida a la cama, por lo que me pusieron a mi, que no tengo ni idea de mus a echar una partida; formamos pareja Michel y yo contra Jesús y M.A.Marqués; el gran maestro Jesús ya empezó anunciando que me iba a dejar ganar, por lo que fuese cual fuese el resultado quedaría bien de todas maneras, si ganábamos, porque me había dejado y si perdíamos porque lógicamente eran mucho mejores. Al final perdimos 4-3, 4-3, por lo que pagamos las copas y nos fuimos a la cama, teniendo en cuenta que eran mas de las 2 de la mañana.

Domingo, 28 de Julio de 1.996.

Amanece un día espléndido.

Como ya habíamos comentado el día anterior y nos seguíamos reafirmando en el desayuno, hubo un cambio de planes; en lugar de ir desde Los Lagos hasta el mirador de Ordiales, decidimos hacer la subida desde Urdón a Tresviso. Como sabiamos que en Tresviso había un bar-restaurante, no compramos bocadillos con la intención de comer allí.

Alfonso y Rosa desayunaron con nosotros, se arregló el asunto de la habitación de Héctor y Pablo (Héctor se quedaba hasta el lunes y ellos se venían el mismo domingo para Segovia) y nos despedimos a la puerta del Hostal.

Nada mas desayunar nos pusimos en marcha en dirección a Panes, y quedamos en hacer una primera parada a unos 2 Km. del Hostal, en Poo de Cabrales donde hay un mirador, puesto que según estaba el día de claro tenía que haber una vista espléndida; efectivamente, se veía a la perfección el Naranjo de Bulnes y toda la serie de cumbre que lo rodean, aunque bien es cierto que un poco lejos, porque en línea recta yo calculo que estaríamos a unos 15 Km. Nos hicimos unas fotos en el mirador y continuamos ruta siguiendo el curso del Cares, que este año, debido a la abundancia de lluvias, trae bastante agua. Había bastantes pescadores a uno y otro lado del río.

En poco mas de media hora llegamos a Panes, donde cogemos la carretera del desfiladero de La Hermida en dirección a Potes y una vez recorridos unos 10 Km. nos presentamos en Urdón, que no son mas que dos o tres casas junto a la carretera y una Central Hidroeléctrica de la compañía Electra de Viesgo. Dejamos los coches en un pequeño entrante de la carretera, junto a la Central, y empezamos la ruta.

Pilar ya empezó diciendo que no iba a llegar, por lo que me puse con ella tratando de llevarla despacito, a su paso; al principio el camino es llano, y discurre junto al río Urdón a la sombra de los árboles y la vegetación, hasta que llegamos a una zona llamada "Entrelospuentes", porque hay dos puentes de piedra, uno para salvar un arroyo que cae en cascada a la izquierda y otro para salvar el propio río Urdón, que baja bravo por el desfiladero que lleva su nombre. Nada mas cruzar el río, el camino se pone cuesta arriba, la vegetación va disminuyendo paulatinamente y el sol pegaba de plano. En ese momento Carlos Cardiel, Pablo, Juan-Pablo y Héctor nos adelantan como si fueran a echarnos una carrera; la subida es un continuo zigzag de piedra y Pilar aprovechaba cualquier recodo con una pequeña sombra bajo las piedras para hacer una paradita; debajo veíamos a Chiqui y Sara, muy cerca de nosotros M.A.Marqués con Jesús, Carlos y Lourdes y por encima el resto de los chicos a los que ya habíamos perdido de vista. Michel y yo tratando de dar ánimos a Pilar para que subiera despacito y procurando no hacer paradas.

Miguel Angel, Lourdes, Jesús y Carlos nos adelantan, mientras que a Chiqui y Sara seguíamos viéndolas mas abajo, por lo que hacemos alguna pequeña parada que aprovechamos para tirar algunas fotos; al poco rato, en una pequeña sombra nos encontramos a Héctor que nos estaba esperando para beber agua. Decía que estaba un poco cansado y que no había podido seguir el ritmo del resto de los chicos, por lo que subimos otro par de rampas y Pilar se plantó en una sombra bajo unas piedras; entre el vértigo que le daban esas paredes de piedra, el calor y la pendiente, decía que se encontraba un poco mareada y que no subía mas; que le dejásemos la cantimplora y continuásemos. Estuvimos unos minutos con ella, y como se veía que no estaba dispuesta a continuar decidimos seguir nosotros, con la esperanza de que al llegar Chiqui y Sara le animasen a subir con ellas.

El calor era sofocante, y mas aun cuando Michel, Héctor y yo aceleramos la marcha para ver si alcanzábamos a los demás; al poco rato alcanzamos a Jesús y Carlos y llegamos a un espolón en el que se apoya uno de los postes de la luz, en el cual estaba Miguel Angel con Lourdes y un montón de gente muy amable, que dieron agua a todo el que la quiso; es el punto denominado "La Posa del Ciavedo", que está situado justo a mitad de camino, en el cual hicimos una pequeña parada. Con nuevas energías continuamos el ascenso mas o menos agrupados, y aunque la rampa se hace algo menos pendiente, el calor apretaba cada vez mas, puesto que a partir de aquí ya si que no encontramos ni una sombra y el aire apenas se movía.

Un par de zetas mas arriba nos encontramos a la mujer de Javier Resina, un compañero de la Caja, que bajaba con su hijo y un amigo; Michel estuvo un rato hablando con ella, quien comentó que su marido estaría empezando la subida, si le había dado tiempo a llegar a Urdón con el coche; aprovechamos el descansito para hacer alguna foto y al poco rato continuamos. Los chicos estaban sedientos, ya que no hacían mas que pedir agua, pero como no había no tuvieron mas remedio que aguantarse.

Unas rampas mas arriba llegamos a la zona denominada "Balcón de Pilatos", al menos así está escrito en un recodo en la roca colgado del precipicio, donde hicimos otra parada con sus correspondientes fotos. Miguel Angel Marqués, que había estado por allí unos días antes, trataba de enseñarnos las paredes donde anidan las águilas, pero con el desfile de gente que había ese día yo creo que se escondieron; por tanto, continuamos la ascensión e íbamos apreciando que la pendiente era menor; además, Michel nos animaba diciendo que había leído en los "manuales" que por allí cerca había una fuente, pero esta no aparecía y Miguel Angel Marqués nos desanimaba diciendo que un poco mas arriba había un pilón para el ganado, pero del que no se podía beber. Entretanto pasamos junto a una antigua mina, cuya puerta estaba cerrada.

Por fin pasamos un recodo, desde el que ya se veía el pueblo, y entramos en un terreno llano, rodeado de praderas y con un montón de ortigas a ambos lados del camino; es la zona denominada "Invernal de Prias" y por allí estaba el pilón, de agua estancada, que al menos sirvió para echarnos unas gotas por la espalda; habíamos abandonado la zona de rocas y estábamos en una zona verde, con algunos árboles junto al camino que nuevamente vuelve a ponerse cuenta arriba; Héctor y Carlos seguían protestando por el cansancio, reclamando agua, etc. y nosotros les animábamos diciendo que ya quedaba poco y que en el pueblo beberían toda la que quisieran. Hicimos un nuevo alto a la sombra de un árbol y Miguel Angel Marqués se adelanto un poco con Michel; de repente oímos ¡agua!, y a los chicos se les pasó el cansancio, porque seguía siendo cuenta arriba pero salieron corriendo. Efectivamente habían encontrado un manantial junto al camino, con un agua fresquísima del que bebimos en abundancia y nos dimos un chapuzón. Ya nos faltaba poco para llegar al pueblo, y con las energías renovadas llegamos enseguida.

Cuando llegamos nos encontramos a Pablo, Carlos Cardiel y Juan Pablo sentados en la terraza del bar, bajo una sombrilla, con las botas quitadas y los pies encima de otras sillas, tomándose unos batidos. Nos dijeron que llevaban allí 58 minutos y que algunos tramos los habían subido por atajos; que se habían pedido los batidos, aunque no tenían un duro, porque ya los pagarían sus padres cuando llegasen. Eran las 2 menos cuarto aproximadamente, nos sentamos en su mesa y nos pedimos unas cañas de cerveza; entraban solitas y por tanto nos tomamos otras, puesto que efectivamente las habíamos sudado. Hablamos con el del restaurante para que nos preparase una mesa para cuatro y otra para seis y nos dijo que sobre las 2 y media, por lo que estuvimos un rato sentados en la terraza haciendo alguna foto antes de comer.

Entramos al comedor, desde donde se veía perfectamente el último tramo de la subida y mientras los chicos se ponían de acuerdo en que es lo que iban a comer, los padres nos pedimos una buena jarra de cerveza con unos entrantes de fabada y cocido de judías; no habíamos empezado con las fabes cuando, con los prismáticos, vemos aparecer por el camino a Chiqui y Sara. Dijimos al camarero que preparase otra mesa para dos, ya que en las nuestras no había sitio y esperamos un poco a que llegasen; la jarra de cerveza se terminó y lógicamente pedimos otra. Por fin llegaron Chiqui y Sara, que se sentaron en una mesa junto a nosotros y continuamos con la comida; después de las fabes y el cocido unos buenos filetes (alguno no le terminamos), con patatas y huevos fritos, o un solomillo al Tresviso, etc. Los chicos, con lo hambrientos que estaban comieron y bebieron todo lo que quisieron y además, encargamos un bocadillo para Pilar que seguro que tenía mas hambre que "los patos de doña Lola"; en total pagamos 24.650, postres y copas incluidas, que para 12 que éramos, salimos a poco mas de 2.000 ptas. cada uno, lo cual no estuvo mal porque nos pusimos morados.

F - 5 : En la "Posa del Ciavedo", bajando de Tresviso a Urdón.

Estando ya con las copas, aparece por allí Javier Resina, colorado como un tomate y nos dijo que había subido en dos horas, bastante deprisa; le invitamos a una coca-cola y nos hicimos una foto a la puerta del restaurante; el camarero, muy amable, nos estuvo explicando como hacía por allí en invierno, cuanta gente iba, que posibilidades de alojamiento había, pues ellos tenían encima del bar unas cuantas habitaciones, etc. y mientras, Chiqui, Sara y los demás chicos empezaron el regreso. Nosotros un poco después, y a pesar de lo que diga Jesús, se baja mejor que se sube, aunque sea el camino de piedras sueltas y haya que sujetar las rodillas.

Los chicos nos enseñaban los atajos por donde se habían metido al subir y fuimos bajando bastante agrupados, dentro de lo que cabe. Hacíamos alguna foto de vez en cuando y al llegar a mitad del camino, en el espolón denominado "La Posa del Ciavedo", nos agrupamos todos y estuvimos allí un buen rato haciéndonos fotos subidos en unas piedras; algunos (Jesús) tuvieron que arreglarse un poco los pies, porque entre ampollas y torceduras de tobillo bajaban pisando huevos. A partir de ese momento, los chicos bajaban mas deprisa y Miguel Angel Marqués se fue con ellos, pendiente de las mas de 6 horas que llevaba Pilar sola abajo; poco a poco nos íbamos distanciando unos de otros, algunos por delante y otros bajando mas despacio. Al llegar al río Urdón, en la zona de "Entrelospuentes", Michel, Héctor y yo decidimos bajar a refrescarnos, ya que no hacíamos esperar a nadie porque detrás venían Je sús con Carlos y Chiqui con Lourdes y Sara; el agua estaba helada, pero se agradecía debido al calor que habíamos pasado durante todo el día, así es que nos "bebimos el río", metimos las piernas y nos refrescamos cabeza y espalda; no quisimos bañarnos porque íbamos a llegar enseguida a los coches y mojaríamos los asientos. Cuando estamos en este trance pasa Jesús, y como no vio muy clara la bajada al río siguió adelante, no sin refrescarse en el torrente que caía por allí cerca; pasado un rato llegaron Chiqui, Lourdes y Sara, que llevaban una botella de agua vacía y preguntaban si se podía beber del río; les dijimos que nosotros ya teníamos la barriga llena de agua, por lo que les llenamos la botella e hicieron lo propio. Recogimos los trastos, no nos pusimos ni las botas y llegamos a los coches en chancletas.

Cuando pasamos la Central Eléctrica, ya junto a los coches, nos encontramos con que Juan Pablo y Carlos Cardiel se habían bajado al río y se estaban bañando, bajo la atenta mirada de Miguel-Angel, porque el acceso al río tenía cierto peligro y además el agua estaba helada. Les metimos prisa para que salieran del agua, porque estaban haciendo esperar a los demás y teniendo en cuenta que Pilar estaba de morro porque lógicamente 7 horas allí sola dan de si para dar muchas vueltas al coco, tuvimos que dar unas cuantas voces hasta que por fin salieron, se enrollaron en una toalla, les pusimos unos plásticos en los asientos del coche para que no los mojaran y cogimos ruta en dirección a Panes, para comprar agua y después a la playa, ya que se lo habíamos prometido a los chicos por la mañana.

Pilar no tenía muchas ganas de playa, y según estábamos comprando el agua en un bar de Panes le dije que estábamos aproximadamente a 15 Km. de La Franca, y que en menos de un cuarto de hora estábamos allí; por fin accedió y aproximadamente a las 8 de la tarde estábamos en la playa de La Franca. La marea estaba muy baja, por lo que hasta llegar al agua había que andar unos 200 m. sobre la fina arena, pero todos nos dimos un buen baño, excepto Pilar y Chiqui, que se quedaron sentadas en la arena y Michel, que solo se mojó hasta las rodillas. Había un oleaje típico de las playas del Cantábrico y los chicos disfrutaron lo suyo, ya que el agua no estaba nada de fría; nos tomamos unas cervezas en la terraza del chiringuito mientras los chicos se entretenían buscando cangrejos en las rocas y decidimos cenar allí mismo; eran casi las 10 de la noche cuando íbamos a empezar a cenar y los chicos seguían con los cangrejos, por lo que hubo que darles unas cuantas voces para que vinieran porque nos había dicho el camarero que iban a cerrar la cocina. Por fin nos sentamos a la mesa con unos entrantes de croquetas, calamares, chorizo a la sidra, etc. regados con un par de botellas de sidra y después unos platos combinados, que con cafés y copas nos costaron en total 15.925 ptas. entre los 13 que éramos a 1.225 ptas. salimos cada uno. Durante la cena Pilar explotó y soltó contra Miguel-Angel la adrenalina que había estado acumulando durante las 6 ó 7 horas que se quedó sola en Urdón; Chiqui contemporizó un poco y esperamos que la cosa no haya pasado a mayores.

Terminamos sobre las 11,30 de la noche y cogimos los coches de vuelta al Hostal, que estaba a unos de 40 Km. Cuando llegamos a Carreña de Cabrales Michel no venía detrás, por lo que estuvimos un rato en la puerta del Hostal esperando a que llegase. Tardó mas de un cuarto de hora y nos explicó que se había equivocado y tomado una desviación al pueblo de La Robellada, por una carretera muy estrecha, donde no pudo dar la vuelta hasta que llegó al pueblo; nos metimos en el bar del Hostal y mientras los chicos se subían a ver las olimpiadas en la televisión y otras se iban a la cama, algunos nos quedamos en el bar hasta la una ó una y cuarto. Michel y M.A.Marqués se quedaron de cháchara hasta pasadas las 3 de la mañana y alguno de ellos creo que no subió a la habitación en muy buenas condiciones.

Lunes, 29 de Julio de 1.996.

El día amanece bastante nublado e incluso cae alguna gota. Hacemos las maletas, desayunamos y liquidamos la cuenta de las habitaciones en el Hostal, donde tardamos bastante porque en este tipo de negocios familiares donde intervienen las abuelas, las nietas y las tarjetas de crédito se empiezan a mezclar unas cosas con otras y se entretiene uno mucho.

Por fin dejamos el asunto solucionado, cargamos los trastos en los coches y nos fuimos hasta Arenas de Cabrales para hacer unas compras de fabes, quesos, alguno se trajo hasta un lomo, poster de la subida a Tresviso, planos de los Picos de Europa, etc. El caso es que estuvimos allí un buen rato.

Habíamos decidido volver por el desfiladero de los Beyos, valle de Sajambre y puerto del Pontón, por lo que tomamos la carretera en dirección a Cangas de Onís y sin parar en el pueblo enfilamos la carretera del Pontón, que por cierto, a la salida de Cangas de Onís la están ensanchando un tramo de unos 10 ó 12 Km., por lo que había camiones y máquinas haciendo la obra. La carretera discurre junto al río Sella, unas veces por parajes con una densa vegetación y otras junto a paredes verticales en la roca, por lo que son frecuentes los desprendimientos; incluso hay un par de tramos con túneles excavados en la roca dentro de los cuales siempre caen gotas de agua. Debido a lo estrecha que es se hace muy difícil adelantar, incluso en los pocos tramos rectos que tiene, y hay que tener cuidado con los espejos retrovisores cuando nos cruzamos con un coche que viene de frente. A pesar de todo merece la pena contemplar el paisaje, para los que no vayan conduciendo.

Ya cerca de Sajambre, en uno de los pocos márgenes que tiene la carretera Michel se para y lógicamente todos detrás; sin parar el motor, su coche tenía un ruido raro, como si algún ventilador estuviese rozando en algún sitio. También vimos que tenía un tornillo flojo por el que parece que perdía aceite; estuvimos un rato allí parados, apretamos el tornillo y se rellenó de aceite el motor. Arrancó de nuevo y ya no sonaba el ruido raro, por lo que seguimos ruta hasta Soto de Sajambre con intención de comer allí. Llegamos a Soto sobre las dos menos cuarto y aparcamos junto al Hostal Peña Santa; entramos para ver si nos podían dar de comer y nos dijo la señora que para las 2 y media nos podía preparar unos macarrones con bonito y unos filetes con patatas; quedamos de acuerdo y mientras nos tomamos unas sidras y cervezas en la terraza del propio Hostal, acompañadas con una buena fuente de queso, chorizo, jamón y cecina; los chicos, con sus refrescos, también dieron buena cuenta del contenido de la fuente.

Nos sentamos en el comedor y nos pusieron tres fuentes de macarrones con bonito, que a pesar de que a todo el mundo les gustaban (algunos chicos apartaban un poco el bonito) no pudimos con ellas y nos sobró casi una entera; en cuanto a los filetes con patatas ocurría lo mismo, ya que aunque no eran muy grandes los filetes tocábamos a tres o cuatro cada uno; las patatas en abundancia, por lo que también sobró. Todo ello regado con vino o agua, mas postres y cafés nos costó 13.000 ptas., es decir, a 1.000 ptas. cada uno, e incluyendo las sidras, cervezas, refrescos y fuente de fiambre que nos habíamos tomado antes de comer otras 5.075 ptas. mas. En total pagamos en el Hostal 18.075 ptas.

Después de comer, como teníamos la barriga muy llena, decidimos dar una vuelta por el pueblo antes de emprender el regreso a Segovia; Jesús se quedó en el coche, echando la siesta y los chicos por los alrededores del Hostal. Llegamos hasta la fuente que hay en la parte alta, que según consta en una inscripción grabada en la piedra data del año 1898 y allí, además de beber, hubo algún intento de remojón. Luego nos paramos junto a una casa de piedra, cuya fachada de la primera planta estaba pintada de azul, lo cual nos pareció curioso y aunque le hacía falta una buena restauración, decidimos "comprarla"; nos hicimos unas fotos, tanto en la fachada principal como en la trasera y regresamos a los coches. Michel apretó un poco mas el tornillo y volvió a rellenar de aceite el motor para ver si aguantaba los mas de 400 Km. que teníamos por delante y nos pusimos en marcha hacia Segovia.

Pasamos por Oseja de Sajambre y a medida que íbamos subiendo los últimos Km. del Pontón la niebla se iba cerrando, de tal forma que en la cima del puerto se veía a muy pocos metros. Empezamos a bajar y poco a poco la niebla se iba disipando, de tal forma que antes de llegar al principio del pantano de Riaño lucía el sol. Decidimos parar junto a Riaño pueblo, para ver una panorámica del pantano que algunos no conocían y tirar las últimas fotos; estuvimos allí un rato y quedamos en que para otra vez pararíamos en el mirador que hay pasado Riaño y el puente grande, ya que siempre hacemos las fotos con el mismo panorama de fondo. Con el cuentakilómetros del coche comprobamos que desde el comienzo del pantano (bajando el Pontón) hasta el muro donde está la Central Eléctrica, hay 20 Km., lo que nos da una idea de la dimensión que tiene.

Continuamos viaje hasta Cistierna y Mansilla de las Mulas, donde hicimos una pequeña parada y nos metimos por el atajo de Palanguinos y Ardón hasta llegar a la carretera nacional Benavente-León. Había bastante tráfico y aunque es bastante recta no era fácil adelantar, por lo que cuando llegamos a la autovía en Benavente no estabamos todos juntos. Desde Benavente continuamos por la autovía hasta Arévalo y desde allí al polideportivo del Casino en Valverde, donde llegamos sobre las nueve menos veinte de la tarde. Miguel Angel Marqués, Michel y Chiqui llegaron unos 10 min. después a la Residencia Asistida y aquí finalizó el viaje, por cierto muy agradable y creo que bastante bien aprovechado el tiempo.