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CAPÍTULO IX: LA NIEVE
VIAJE A LA ZONA DE SAJAMBRE (PICOS DE EUROPA-LEON) DEL 4 AL 7 DE ABRIL DE 1996



Asistentes:

Michel y Carlos ...............     2
Miguel Angel Marqués ..........     1
Chiqui, Sara, Pablo y Lourdes .     4
Angel y Juan Pablo ............     2

TOTAL ......................... 9

PLAN DEL VIAJE:

Alojamiento.

En casa rural propiedad de los dueños del Hostal "El Pontón" en OSEJA DE SAJAMBRE (Prov. de León). Tfno. 987 / 74.03.16

El precio son 5.000 ptas. por noche la habitación doble, ya que Semana Santa se considera "Temporada Alta".

Según me han informado, la casa rural es nueva, con dos plantas; una de ellas con 4 habitaciones y 2 cuartos de baño y otra con 3 habitaciones y otros 2 cuarto de baño. En total, 7 habitaciones, lo justo para 14 personas. Los baños disponen de toallas de baño y aseo, por lo que no será necesario llevar toallas.

La casa está reservada desde la mañana del Jueves Santo hasta la mañana del Domingo de Pascua (3 noches), pero para que la reserva sea firme hay que mandar una señal, por importe de 30.000 ptas.

Jueves, 4 de Abril de 1.996 (Jueves Santo):

Salida de Segovia sobre las 8,30 horas con dirección a Oseja de Sajambre (374 Km. de los cuales unos 200 Km. son autovía y 150 de buena carretera). Los últimos 25 Km. por el puerto de El Pontón tienen bastantes curvas, sobre todo al final. Comida en Oseja de Sajambre.

Tarde: Si hace bueno, subida con el coche al Pontón y Panderrueda (15 Km.) y desde allí un paseo andando por el mirador del Valle de Valdeón. Si hace malo, podemos bajar hasta Riaño (25 Km.) a ver los pantanos.

Viernes, 5 de Abril de 1.996 (Viernes Santo):

a) Si hace bueno. Después de desayunar, nos cogemos unos bocadillos y vamos en coche hasta Soto de Sajambre (6 Km.). Desde allí, marcha andando hasta las praderas de Vegabaño (creo que hay un albergue con bar), desde donde se podrá ver la Peña Santa de Castilla. Comemos los bocadillos en la zona y vuelta hasta Soto de Sajambre. Si no hace muy bueno, podemos volver a comer a Soto de Sajambre. De vuelta, por la tarde, paseo por los pueblos de Ribota, Viordes y Pío (10 ó 12 Km. de coche).

b) Si hace malo. Bajamos en coche hasta Posada de Valdeón (25 ó 30 Km.) y desde allí, seguimos en el coche hasta Caín (9 Km. de carretera muy estrecha y con dificultades si se cruzan dos coches). Marcha andando (2 ó 3 Km.) por el principio de la Ruta del Cares, entre grutas y puentes que atraviesan la garganta, donde es posible que rebose el canal y veamos preciosos saltos de agua. Comemos en Caín. Por la tarde damos una vuelta por Sta. Marina y Posada de Valdeón.

Sábado, 6 de Abril de 1.996:

a) Si hace bueno. Bajamos hasta Valdeón y desde allí, por el puerto de Pandetrave y Portilla de la Reina, hasta el Puerto de S. Glorio (50 Km. de coche por carreteras con curvas). Desde S. Glorio, por el Mirador del Oso, marcha hasta el pico Coriscao (unos 10 Km.), desde donde se ven todos los Picos principales. Comemos de bocadillos. Por la tarde volvemos por Riaño para ver los pantanos.

b) Si hace malo. Bajamos el Pontón, por la parte de Asturias, visitando los pueblos de Beleño, Sames y Amieva (carreteras con curvas y estrechas), con tranquilidad y haciendo las paradas que nos apetezcan. Podemos llegar a comer a Cangas de Onís (unos 65 Km. de coche), dar una vuelta por el pueblo y volver a Oseja de Sajambre antes de que se haga de noche.

Domingo, 7 de Abril de 1.996:

Iniciamos el viaje de vuelta sobre las 9 de la mañana, y antes de llegar a Riaño nos desviamos por la carretera que lleva al Puerto de Tarna (unos 40 Km. desde Oseja de Sajambre). Vemos la panorámica de la zona y bajamos a Puebla de Lillo (15 Km.) y desde allí al embalse de Porma (10 Km.) y zona de Boñar (15 Km.), donde podemos comer. Después de comer, por Cistierna, vuelta a casa por la misma carretera que habíamos venido.

No debéis olvidar:

Cámara de fotos. Prismáticos. Chubasquero. Paraguas. Buen calzado para caminar, posiblemente por nieve.

Distancias:

Segovia - Arévalo                  60 Km.
Arévalo - Medina del Campo         36 Km.
Medina del Campo - Tordesillas     23 Km.
Tordesillas - Villardefrades       35 Km.
Villardefrades - Benavente         47 Km.
TOTAL SEGOVIA-BENAVENTE           201 Km.
Benavente - Ardón 55 Km. Ardón - Mansilla de las Mulas 17 Km. Mansilla de las Mulas - Riaño 74 Km. Riaño - Puerto de El Pontón 16 Km. El Pontón - Oseja de Sajambre 11 Km.
Oseja - Soto de Sajambre 6 Km. El Pontón - Posada de Valdeón 15 Km. Posada-Sta.Marina-Portilla Reina 17 Km. Portilla Reina - Pto. S.Glorio 10 Km.
Oseja-S.Ignacio-Beleño 30 Km. Beleño - Sames 20 Km. Sames - Cangas de Onís 11 Km.
El Pontón-Burón-Pto. de Tarna 30 Km. Pto. de Tarna - Puebla de Lillo 15 Km. Puebla de Lillo - Pantano de Porma 10 Km. Pantano de Porma - Boñar 15 Km. Boñar - Cistierna 20 Km. Cistierna - Mansilla de las Mulas 41 Km.

LUGARES VISITADOS:

Riaño:


F - 1 : Montañas nevadas reflejándose en los pantanos de Riaño.

Municipio de la provincia de León situado al NE de la misma, en la parte occidental de la montaña de la Cordillera Cantábrica, a 1.048 m de altitud, en plena Reserva Nacional de Caza de Riaño. Dista 91 km. de su capital de provincia y cuenta con 485 habitantes y una extensión de 85,08 km². Su flora y su fauna conforman un bellísimo paisaje natural, cubierto de hayas, fresnos, tilos y sauces, en las zonas más húmedas, es decir en los márgenes de sus ríos, junto con masas de servales, tejos y acebos para llegar a las zonas más elevadas donde abunda el matorral.

En sí, toda la zona de León fue tierra de paso, y lugar de asentamiento a lo largo de los tiempos de romanos, bárbaros, árabes, mozárabes y franceses. Los cántabros y astures se asentaron en estas tierras, desarrollando una original cultura hasta la llegada de los romanos.

La construcción de un pantano, debido a su situación geográfica, en un valle en el que confluyen los ríos Esla, Yuso y Retuerto, fue bastante problemática y polémica debido a la resistencia de los habitantes a abandonar el pueblo. Al final tuvieron que abandonar sus casas tras la construcción del nuevo Riaño, y su antiguo casco desapareció bajo las aguas.

Sajambre (Oseja y Soto de Sajambre). Vegabaño:


F - 2 : Vega Huerta, a los pies de Peña Santa: PICOS DE EUROPA (Sajambre)

Municipio de la provincia de León situado a 121 km. al NE de su capital, en el valle del Sajambre, a 650 m de altitud, y próximo a la provincia de Asturias, con 345 habitantes y 81,55 km². Destaca la iglesia parroquial, templo transformado en el siglo XV a partir del antiguo monasterio de Santa María de Osella. En Oseja confluyen tres valles: el del río Sella, el de Valdemagán y el de Soto o Dobres. El acceso a Soto se Sajambre se hace a través de una carreterina de montaña, que pasando por túneles, precipicios y miradores naturales, nos sitúa en este bello pueblo, llamado por algunos "El Jardín de Peña Santa", situado a unos 1.000 metros de altitud, a los pies de las grandes moles calizas de Peña Santa, Cantu Cabroneru, Peña Beza, la Cotorra de Escabañu, el Jarío y un largo etcétera; las calles son estrechas y están surcadas por arroyuelos. Todo tiene un rancio sabor campesino y montaraz, como los caminos y senderos, su fonda, sus antiguas casas, su iglesia parroquial, sus tranquilos rebaños de vacas y otros animales que bajan al atardecer ... ¡Todo ello es precioso y natural!.

En Sajambre se pueden realizar actividades diversas, desde pescar o cazar a interesantes caminatas por los montes, y vegas de sus proximidades, contemplando las bellezas de la naturaleza. Los productos del campo y el pescado fresco del río, junto con los artesanales quesos, son algunas de las variedades dignas de paladear para reponer fuerzas en fondas y bares; en el otoño o finales de verano podemos degustar sus sabrosas nueces, castañas y avellanas.

Cain-Garganta del Cares (Ver Cap. VI)

San Glorio y Monumento al Oso (Ver Cap. VI)

Puerto de Tarna y Reserva Nacional de Mampodre:


Puebla de Lillo y Boñar:

El municipio de Puebla de Lillo, en la provincia de León, está situado a 64 km. al N de su capital, en la Cordillera Cantábrica a 1.136 m de altitud; cuenta con 728 habitantes y 172,56 km². Tiene un torreón medieval. Por su parte, el pueblo de Boñar, igualmente situado en la provincia de León, a 47 km. al N de su capital, en los montes Pardominos, a 969 m de altitud, con 2.840 habitantes y 102,99 km². Destaca entre su patrimonio artístico su Iglesia parroquial, del siglo XVIII, y el Monumento al ganadero; su economía se basa en la ganadería y el turismo de verano, y mantiene una tradición artesana de cerámica; su plato típico son los nicanores, que son pastelillos de hojaldre.


EXPERIENCIAS DEL VIAJE:

Antes de salir.

De los 14 que en principio estábamos apuntados, solo fuimos 9. Mariví ya dijo desde el principio que se quedaba; posteriormente Jesús y Raúl dijeron que no venían y Candy se puso malo con tortícolis y por eso tampoco vino con Joaquín. Hicimos las gestiones oportunas para reducir la reserva de 7 habitaciones en la casa rural a 4 habitaciones.

Jueves, 4 de abril de 1.996 (Jueves Santo).

Como teníamos previsto, salimos sobre las 9,15 de la mañana de la Residencia Asistida, donde habíamos quedado con Miguel Angel Marqués, en 3 coches (de Chiqui, Michel y Angel). Carlos, el hijo de Michel, llevaba unos walki-talki que instaló en su coche y en el mío, por lo que nos íbamos comunicando.


F - 3 : En el mirador de Piedrashitas. Al fondo, el macizo del Friero.

La primera parada en Mansilla de las Mulas, para tomar unos cafés. A continuación seguimos hacia Riaño y por el camino atropellamos a un zorro que se nos atravesó en la carretera. El día estaba espléndido de sol y la vista de los pantanos de Riaño era impresionante, por lo que paramos a echar gasolina y hacernos unas fotos con las montañas nevadas reflejándose en los pantanos.

Continuamos subiendo el puerto de El Pontón y un coche que iba delante de nosotros perdió en parachoques, que casi nos hace un abollón y podía habernos preparado alguna avería. Llegamos al Hostal el Pontón, en Oseja de Sajambre sobre las 2,15 de la tarde y antes de nada nos pusimos a comer. Tenían menestra de verduras y ternera guisada, que por cierto estaba muy buena. Los chicos en lugar de la menestra comieron sopa de cocido. Con postres, cafés y unos chatos que nos habíamos tomado en la barra nos salió por 11.000 ptas. los 9, es decir, a unas 1.200 ptas. cada uno, por lo que vimos que estaba bien de precio y además el guiso era muy bueno. Después, nos llevaron a ver la casa rural y las habitaciones donde nos íbamos a instalar. Dejamos los equipajes y nos fuimos a la primera excursión sobre las 4 de la tarde.

Subimos el Pontón y nos dirigimos hacia el valle de Valdeón, haciendo una parada de tres cuartos de hora en el puerto de Panderrueda, donde ya había nieve a los lados de la carretera y subimos al mirador de Piedrahitas, desde donde la vista era espléndida de todo el macizo de Cornión (Peña Santa, Torre Cerredo, el Llambrión, el Friero, etc.). Hicimos unas cuantas fotos, los chicos tiraron unas cuantas bolas de nieve y seguimos la ruta hacia Posada de Valdeón. Sin parar en el pueblo nos dirigimos hacia Caín por la única carretera/camino posible, muy estrecha (solo cabe un coche) y en ocasiones con precipicios a un lado y rocas al otro, por lo que ese tramo de unos 10 Km. hay que hacerlo muy despacio y con mucho cuidado. Además, tuvimos alguna dificultad, porque a Michel se le empezó a calar el coche, sin motivo aparente, pero al fin llegamos a Caín.

Aparcamos los coches (había bastante gente y numerosas tiendas de campaña en acampada libre) y nos dirigimos a pié a la Ruta del Cares, paraje de gran belleza y espectacularidad, por los cortados que ha excavado el río en la roca caliza. Atravesamos el puente de los Rebecos y el puente de Bolín y un poco mas allá nos dimos la vuelta; en total unos 2 km. de ida y otros 2 de vuelta hasta Caín. Hicimos unas cuantas fotos por los túneles excavados en la roca, paralelos al canal del Cares y también por la Garganta y los Puentes, ya que el paraje merece la pena. No en vano la denominan la "Garganta Divina".

Sobre las 7,30 de la tarde iniciamos el viaje de vuelta por el mismo camino por el que habíamos venido y en el tramo entre Panderrueda y el Pontón se nos atravesaron en la carretera 2 rebecos (o corzos) bastante grandes y casi atropellamos al segundo, ya que no había demasiada luz entre los bosques de hayas. Bajando ya el Pontón en dirección a Oseja de Sajambre vimos otro rebeco en el margen izquierdo de la carretera. Llegamos a la Casa Rural, nos distribuimos las habitaciones (Michel y Carlos, M.A. Marqués y Pablo Bonis, Chiqui con Lourdes y Sara y Angel con Juan-Pablo), dejamos los equipajes y nos fuimos a cenar al Hostal.

De cena nos pusieron unos huevos fritos, con patatas y buena tajada de chorizo (un poco picante), con pan, vino, postres cafés y copas y nos cobraron 8.500 ptas. por los 9. Nos siguió pareciendo bien de precio. Comentamos un poco la excursión del día siguiente, encargamos en el Hostal unos bocadillos y a dormir.

Viernes, 5 de Abril de 1.996 (Viernes Santo).

Nos levantamos sobre las 9 de la mañana, preparamos las mochilas y nos fuimos a desayunar. Sobre las 10,15 cogimos los bocadillos y fuimos en coche desde Oseja de Sajambre a Soto de Sajambre, unos 6 Km., por carretera estrecha y con buenas vistas, especialmente la peña sobre la que se ha excavado un túnel para permitir el paso a los vehículos. Soto es un pueblo pequeño, de calles estrechas, por lo que tuvimos algunas dificultades para aparcar, debido, sobre todo, a que había bastante gente por allí.

En las afueras del pueblo vimos un cartel indicador "a Vegabaño", por una pista de tierra, con bastantes barros, por la cual nos dirigimos. Pero no habíamos andado ni 100 metros cuando nos encontramos a un hombre que nos preguntó que si íbamos a Vegabaño. Le dijimos que sí y nos contestó que ese camino daba mucha vuelta, que era mejor coger otro que empezaba también a la salida del pueblo y por el que tardaríamos la mitad. Dimos media vuelta y tomamos el otro camino, que ya desde el principio se ponía cuesta arriba. Durante el trayecto atravesamos un río, en el que esperamos un poco a Chiqui y Sara, y continuamos subiendo; los chicos buscando atajos, en los que la pendiente era mayor y además estabamos en una zona de bosque cerrado, por lo que les dijimos que vinieran con nosotros. No obstante, a veces se nos escapaban, ya que les gusta llegar siempre los primeros. Por el camino vimos a grupos de personas que subían a caballo y luego nos enteramos de que en Soto alquilan caballos para subir a Vegabaño.

El día estaba un poco nublado, pero no llovía, por lo que no se nos hizo muy pesado. Hicimos algunas fotos frente a la "Peña Beza" y por fin tras algo mas de 1 hora de subida (son unos 5 Km. desde Soto) llegamos a la "Majada de Vegabaño", donde hay grandes praderas surcadas por pequeños arroyos y una serie de chabolas de piedra, unas en mejor estado que otras, donde hay gente que pasa la noche, sobre todo en verano. A pesar de la humedad había unas 8 ó 10 tiendas de campaña montadas, es decir, había gente que había pasado la noche allí. Los montes y lomas de alrededor estaban cubiertos de nieve, pero la temperatura era bastante buena.

Nos sentamos allí, a descansar un rato y a esperar a Chiqui, Sara y Lourdes que se habían quedado un poco rezagadas y mientras tanto, los chicos se entretenían en las charcas, contemplando la puesta de huevos de las ranas (había verdaderas bolas transparentes de huevos de rana) e intentando cazar alguna. Se metían con las botas en las charcas y lógicamente se mojaron los pies. Hicimos unas cuantas fotos, con el impresionante macizo de las Peñas Santas de fondo, bebimos agua de los arroyos y como era pronto para comer los bocadillos empezamos a pensar que ruta tomábamos.

En esto estábamos, que apareció por allí, en un vehículo todo terreno un hombre al que preguntamos que donde se podía subir para ver un mejor panorama y nos indicó un camino, que se veía cubierto de nieve, pero que llevaba a una loma cercana, por lo que una vez que logramos sacar a los chicos de las charcas nos pusimos nuevamente en camino. Pasamos junto a un refugio del que salía humo por la chimenea, pero no le prestamos mas atención y siguiendo el curso de un arroyo encaminamos la cuesta arriba para coger la pista. Efectivamente estaba cubierta de nieve por lo que de vez en cuando perdíamos el camino; los chicos, en su afán de avanzar mas deprisa, seguían buscando atajos y se despistaban de nosotros. Estábamos metidos en un bosque de hayas bastante cerrado y no hacíamos carrera de ellos; los cauces de los arroyos estaban cubiertos de nieve y era fácil "meter la pata", por lo que decidimos seguir la pista, pero Pablo y Juan-Pablo seguían subiendo por el cauce del arroyo hasta que les perdimos de vista. Alguna vez les llamábamos y contestaban, pero otras no, por lo que decidimos subir hasta la primera loma pensando que allí llegarían.

Una vez en la loma, estaba allí el hombre que nos habíamos encontrado en Vegabaño, mirando con unos prismáticos a todos los lados y le preguntamos que si había visto a dos chicos de 13 años pasar por allí, ya que les estábamos llamando y no contestaban; nos dijo que estaban cerca, al otro lado de unas peñas y que por eso no nos oían, pero que seguían la cuesta arriba, aunque iban a pasar por un tramo peligroso. En un claro entre las hayas les vimos pasar, como siempre, pisando por la nieve. Le preguntamos que cuanto se podía tardar hasta la siguiente loma y nos contestó, que unos 10 o 15 minutos, aunque la pendiente era fuerte, pero bajo las hayas no había nieve, por lo que decidimos seguir para ver si nos encontrábamos con los chicos allí. Al tiempo que nosotros llegó este hombre, de unos 30 ó 35 años y ya nos dimos cuenta de que era un guarda forestal o algo parecido, por lo que entablamos conversación con él.

Igualmente llegaron los chicos, pero no pararon, porque querían seguir subiendo, a pesar de que desde ese momento no había ni un solo árbol y estaba todo nevado. Solo se diferenciaban de la nieve las crestas de algunas peñas.

Justo de frente a nosotros el panorama era impresionante. Se veía todo el macizo de las Peñas Santas, la majada de Vega Huerta y el Frade. A la derecha la Torre Bermeja; a la izquierda la Peña Beza y el Canto Cabronero y detrás el Jarío, hacia donde se dirigían Pablo y Juan-Pablo. Mientras entablábamos conversación con el guarda, seguíamos con los prismáticos a los chicos, que seguían subiendo a pesar de las voces que les dábamos de que bajasen. Posiblemente no nos oían, pero nos tranquilizaba el guarda diciendo que no había peligro, una vez que pasasen unas peñas que podían estar resbaladizas por la nieve o el hielo. Nos estuvo explicando el guarda, que por cierto se llama Carlos, como se llamaban los valles y picos que nos rodeaban (la pica Bedular, Samaya, la majada del Carombo, etc. además de los antes mencionados) y que el monte en que estábamos situados era La Yareya. Igualmente tratábamos de ver algún rebeco, pero no lo conseguíamos; de vez en cuando, Carlos, el guarda nos indicaba que mirásemos en una determinada dirección con los prismáticos, y efectivamente vimos alguno, sobre todo tres o cuatro que estaban en unas peñas a mano izquierda de la cumbre del Jarío.


F - 4 : En el monte de La Yareya. Al fondo, Peña Santa de Castilla.

Por fin los chicos llegaron casi a la cima del Jarío y decidieron bajar arrastrándose por la nieve, unas veces haciendo que esquiaban y otras corriendo y revolcando bien; lo cierto es que tardaron poco mas de 10 minutos en bajar. Mientras tanto Carlos se las estaba ingeniando para poder resbalar con un plástico por las pendientes de nieve. Llegaron Pablo y Juan-Pablo al monte en que nosotros estábamos, calados hasta los huesos, y después de cambiarse nos pusimos a comer los bocadillos que habíamos encargado en el Hostal. Como estaban envueltos en papel de aluminio el pan estaba muy revenido, pero como teníamos hambre le dimos un trozo a Carlos y nos los comimos.

Llevábamos al menos una hora en el monte La Yareya y como Chiqui no llegaba con Lourdes y Sara supusimos que se habría dado la vuelta, por lo que pensamos en bajar nosotros también, pero los chicos querían seguir resbalando por la nieve con el plástico que había preparado Carlos y por eso tardamos un poco mas.

Le preguntamos a Carlos, el guarda, que cual era el mejor camino para bajar y nos dijo que todo recto por la loma, bajo las hayas, ya que no había nieve y aunque era mas pendiente que el camino llegaríamos antes y mejor. Igualmente nos dijo que en el refugio vendían cervezas y cafés, etc., por lo que sin pensarlo mas nos encaminamos cuesta abajo por el bosque de hayas. Carlos, el guarda, bajó con nosotros, y los chicos se echaban a un lado de la loma para bajar pisando nieve. Se avanzaba bastante, de tal forma que en 15 ó 20 minutos estuvimos en Vegabaño y lo primero que hicimos fue mandar a los chicos a buscar a Chiqui por la pradera, diciéndola, si la encontraban, que la esperábamos en el Refugio. Allí había una chimenea con buen fuego para secarse y unos 15 o 20 montañeros comiendo unos platos de fabada que si lo llegamos a saber no subimos los bocadillos. Nos tomamos unas cervezas con Carlos y a los 5 minutos apareció Chiqui. Estuvimos otro rato de conversación y como eran aproximadamente las 5 de la tarde decidimos bajar a Soto de Sajambre.

Atravesando la pradera de Vegabaño nos hicimos algunas fotos mas y cogimos el camino de vuelta; bajamos con tranquilidad, los chicos buscando palos de haya para hacerse una especie de bastón y llegamos a otra pradera, teniendo ya a la vista el pueblo de Soto, y aunque estaba pendiente parecía un buen atajo, por lo que tras hacernos unas fotos decidimos atravesarla. A media pradera ya se veía la hierba bastante húmeda y a medida que bajábamos rezumaba mas agua, por lo que antes de llegar nuevamente al camino, Juan-Pablo pegó un resbalón y se cayó en todo el barrizal. Se puso como un cromo. Por lo visto no le habían entrado en la cabeza las lecciones que le dimos arriba cuando tuvo que cambiarse de ropa porque estaba helado y sobre todo la de que hay que saber elegir bien el camino, y si hay agua o nieve es mejor dar un rodeo que calarse.

Por fin llegamos a Soto de Sajambre y como hacía bueno nos sentamos en la terraza del Hostal Peña Santa a tomar unas sidras. Después de estar allí media hora o tres cuartos, viendo los planos para comprobar las rutas que habíamos seguido, cogimos los coches para volver a la casa rural en Oseja de Sajambre, haciendo una parada en el camino en un túnel excavado en la roca porque había un panorama precioso para hacer unas fotos.

Llegamos a Oseja sobre las 7,30 de la tarde y una vez duchados y cambiados nos fuimos al Hostal a tomar unas cañas antes de cenar. Mientras, los chicos se entretenían pelando y puliendo unos palos que habían cogido a modo de bastones.

Como habíamos encargado la cena por la mañana, ya sabíamos que íbamos a cenar potaje de bacalao, que por cierto estaba riquísimo y además cabrito guisado, igualmente estupendo. Los chicos, como no comen cosas de estas, seguían con sus filetes, patatas, huevos y chorizo, pero también se pusieron las botas. De postre tarta de avellanas y nos pusieron, para probar, una "casadielle" asturiana, pero es una especie de bollo que se come mejor mojado en café con leche. Por todo ello, además de cafés, copas y recopas nos cobraron 9.800 ptas. los 9, por lo que nos seguía pareciendo barato. Bastante cansados, nos fuimos a dormir a la casa rural.

Sábado, 6 de Abril de 1.996.

Nos levantamos sobre las 9 de la mañana y algunos nos enteramos en ese momento de que Pablo había pasado la noche con bastante fiebre (no me extraña, después de los remojones del día anterior) y además había vomitado la cena, por lo que Chiqui y M.A. Marqués habían tenido una noche movidita a partir de las 4 de la mañana, pero los demás ni nos enteramos. No obstante, tras la aspirina o gelocatil correspondiente parece que Pablo se encontraba mejor, por lo que nos fuimos a desayunar.

En lugar de encargar los bocadillos en el Hostal decidimos comprar nosotros el pan y la materia prima, por lo que entramos en una tienda y compramos un queso, lomo, chorizo, cajas de zumo de naranja y latas de cerveza, que cargamos en las mochilas y nos pusimos en marcha.

Siguiendo el plan previsto, y como a pesar de haber amanecido el día mas nublado no parecía que fuese a llover, cogimos los coches y subimos el Pontón, nos desviamos hacia el valle de Valdeón pasando por Panderrueda y por Posada de Valdeón, donde por cierto había bastante gente. Continuamos hacia Santa Marina de Valdeón por los 2 Km. de carretera estrechísima y con baches, donde hay que buscar un hueco para pararse si te cruzas con otro coche y saliendo de Santa Marina empezamos la subida al puerto de Pandetrave. A medida que íbamos subiendo el puerto y como las laderas miran al norte, iba aumentando el espesor de la nieve, aunque la carretera estaba limpia. Una vez en la cima del puerto, paramos un rato a contemplar el panorama y hacer unas fotos, ya que las vistas eran estupendas, y continuamos viaje en dirección a Portilla de la Reina, un tramo de 17 Km. de bajada y con carretera bastante decente para lo que se lleva por estos lugares.

Los chicos se ponían nerviosos, porque a medida que íbamos bajando disminuía la cantidad de nieve y hoy, que iban bien preparados de plástico no querían perder la oportunidad de patinar un rato. Llegamos a Portilla de la Reina y nos desviamos a la izquierda por la carretera nacional que lleva al Puerto de San Glorio, y que no por ser nacional es mejor carretera. Unos 11 Km. de subida hasta la cima del puerto donde aparcamos los coches, cogimos las mochilas y a caminar.

Nos dirigimos hacia el Collado de Llesba, donde está el monumento al Oso, a 2,2 Km. de la cima de San Glorio, por un camino que en verano pueden pasar incluso coches de turismo, pero ahora entre los tramos de nieve y las torrenteras de agua los vehículos todoterreno no avanzaban mas de 200 m. y tenían que darse la vuelta con bastantes dificultades.

Nuestra intención era llegar al pico Coriscao, aunque ya se veía que las laderas norte de las montañas tenían una buena capa de nieve. Movidos por los chicos, que estaban deseando estrenar el plástico para patinar por la nieve, cogimos un camino cubierto de nieve, que aunque estaba en una ladera con bastante pendiente no parecía que plantease muchas dificultades el atravesarla. Esta es una zona sin árboles, con matorral bajo y en buena parte cubierto de nieve, por lo que aunque nos alejásemos unos de otros nos veíamos perfectamente. Llegamos a una zona sin nieve y allí nos paramos para esperar a los chicos, que seguían resbalando por la ladera con el plástico, lo que nos hizo perder bastante tiempo. No obstante, se divisaba perfectamente el Coriscao, por lo que estuvimos pensando el camino a seguir para llegar a la cima y nos pareció que lo mas oportuno era llegar a la cumbre del monte que teníamos de frente y desde allí cumbreando a través de 3 ó 4 montes intermedios podíamos llegar, puesto que en las cimas se veía bastante menos nieve que en las laderas.

Como era la 1,30 cuando nos agrupamos todos, decidimos comernos los bocadillos antes de empezar de nuevo la subida y de paso contemplar el panorama desde la Peña del Gustal, que así se llama el monte donde nos encontrábamos y desde donde se divisa buena parte de la carretera que va de Potes a Fuente De, con los pueblos de Cosgaya y las Ilces, justo debajo de nosotros, e incluso al fondo se veían los pueblos de Espinama y Fuente De.

Los bocadillos, con las cervezas (zumo de naranja para los chicos) y el pan reciente, nos supieron mucho mejor que el día anterior. Nos entretuvimos un buen rato y a alguno le cayeron un par de gotas de agua. El tiempo parece que empeoraba por el sur, donde se oscurecía bastante el cielo, pero recogimos y decidimos acometer la ladera. Chiqui, Lourdes y Sara empezaron a subir mientras nosotros terminábamos de recoger y cuando quisimos empezar nosotros con los chicos, ellas ya estaba casi en la cumbre de ese primer monte. No obstante, Carlos, Pablo y Juan-Pablo, que suben como gatos las dieron alcance en la cima, y Lourdes se juntó a ellos para seguir cumbreando hasta el monte siguiente. A medida que íbamos subiendo había mas nieve en la ladera norte, casi nada en la ladera sur y por la cima algunos tramos con nieve y otros sin ella. Tratamos de alcanzar a los chicos, porque estos ponen marcha, sin mirar mucho el camino que pisan y las cumbres siguientes eran picachos de roca con bastante precipicio y zonas con "sombrero de nieve" que podían resultar peligrosos.

Por fin les hicimos parar un poco llegando a otra cumbre con bastante desnivel, que había que bajar para acometer luego la siguiente, con mucho mayor desnivel cuesta arriba y con los peligros antes mencionados. Además caía un poco de "asperura", por lo que las condiciones climatológicas empeoraban por momentos. Michel se quedó con Chiqui y Sara en la cumbre anterior, mientras los chicos y yo y Miguel Angel Marqués detrás cogimos la cuesta abajo para acometer la subida a la Peña de los Calares por la ladera sur, que no tenía nieve. En la subida había bastante piedras sueltas, por lo que tras una bronca con los chicos, que siempre quieren ir ellos los primeros, me puse yo en cabeza para elegir el camino mas adecuado.

Llegando a la cumbre se veía un paso, que parecía el camino adecuado, pero ya estaba orientado hacia el norte y tenía "sombrero de nieve" lo que hacia muy arriesgado el atravesarlo. Los chicos querían pasar por allí, pero yo se lo impedí, porque corríamos el peligro de que al pisar en la nieve esta se desprendiese y cayésemos al precipicio. Además, la "asperura" se había convertido en nevada, cuya intensidad crecía por momentos, por lo que decidimos dar un rodeo para subir a la cumbre. Llegamos a la cumbre donde la nevada era ya copiosa y además comprobamos que no se podía seguir, porque en dirección al Coriscao no había mas que precipicio, por lo que tras cambiarnos de ropa, ya que la llevábamos bastante sudada y hacernos unas fotos, decidimos darnos la vuelta por el mismo camino que habíamos venido.

A pocos metros de la cumbre, ya bajando de regreso, nos encontramos a Miguel Angel Marqués, que efectivamente había estado viendo el paso intermedio con el "sombrero de nieve" y nos confirma que era sumamente peligroso el intentar pasar por allí.

A medida que bajábamos parece que disminuía la intensidad de la nevada y los chicos volvieron a poner la "marcheta" como si tuviesen prisa. Michel con Chiqui y Sara habían ido regresando poco a poco hasta el primer monte antes de bajar al Monumento al Oso y allí esperaron a los chicos. La prisa de estos no tenía otra explicación que la de coger el plástico y ponerse a patinar por la ladera, a pesar de que ya estaban bastante mojados y Pablo había estado con fiebre la noche anterior. Chiqui trató de convencerles, pero no hubo forma y cuando llegamos Miguel Angel Marqués y yo ya estaban con la tarea, por lo que les dije que bajasen dos o tres veces y en media hora estuviesen en el Oso, que se veía desde allí.

Entretanto, la nieve se había convertido en lluvia, ya que estábamos bastante mas bajos y nos fuimos hasta el Oso a tomarnos las cervezas que nos habían sobrado de la comida y a esperar a los chicos.

Tardaron bastante mas de media hora en volver y seguía lloviendo, por lo que llegaron empapados, tanto por la lluvia como por la nieve. A pesar de que no les dejamos parar, para que no se quedasen fríos, teníamos 2,2 Km. hasta el coche que estaba en San Glorio y seguía lloviendo, por lo que pusimos paso ligero para que se pudieran cambiar de ropa y calzado en el coche.

En San Glorio hay una caseta en la parada de autobuses, por lo que nos metimos allí para que se cambiasen de ropa. Juan-Pablo estaba helado y no llegaba con las manos a desabrocharse los botones de la sudadera del chandall. Además, como se había mojado unos pantalones por la mañana y los otros por la tarde, ya no tenía mas de repuesto y tuve que dejarle unos míos. A continuación cogimos los coches, con la calefacción bien puesta para entrar en calor, y nos dirigimos a Riaño, atravesando toda la Tierra de la Reina (Llánaves, Portilla, Barniedo, Los Espejos, pueblos todos ellos con el apellido "de la Reina") y el pueblo de Boca de Huergano. Además, había dejado de llover, por lo que recuperados del frío y la humedad el viaje estaba resultando bastante agradable, puesto que se ve como se va formando el pantano de Riaño, recogiendo las aguas de los arroyos que corren por los diferentes valles y que dan lugar al río Esla.

Poco antes de Riaño nos encontramos una cola de coches parados y preguntamos a unos chicos que había por allí que qué pasaba. Nos dijeron que había una manifestación de protesta por el estado de las carreteras de acceso a Riaño y que el cruce estaba cortado hasta las 7 de la tarde (eran las 6 menos cuarto), tanto en dirección León, como en dirección al Puerto de el Pontón. Decidimos darnos la vuelta y regresar a Oseja de Sajambre atravesando el valle de Valdeón por los puertos de Pandetrave y Panderrueda, es decir, por el mismo camino que habíamos venido por la mañana.

Llegamos a la casa rural sobre las 7,15 de la tarde y una vez duchados, cambiados y puesta toda la ropa mojada en los radiadores para que se secase, nos fuimos al Hostal a tomar unas cañas antes de cenar. Vimos en el mismo bar del Hostal que tenían unos libros de "Los Picos de Europa" en la provincia de León y otro de rutas y marchas por los Picos de Europa en general, los estuvimos hojeando y compramos algunos.

Para cenar, y como habíamos dicho por la mañana que nos guardasen la fabada que iban a poner para comer, ya sabíamos lo que teníamos de cena. Nos comimos un buen primer plato, algunos repetimos con un segundo e incluso algún otro tripitió de fabada. Los que solo repetimos nos comimos y filete de ternera de segundo plato, porque la chica del Hostal nos dijo que se le habían terminado los chuletones, que habían resultado excelentes.

Los chicos, buenos filetes de lomo con patatas y no se que mas comieron, porque no se cortaban nada a la hora de pedir, ya que se habían puesto en una mesa independiente. En total, con postres, cafés y copas 12.000 ptas. los 9, por lo que nos seguía pareciendo barato y mas teniendo en cuenta que había sido exagerada la cena, pero nos la habíamos ganado.

Después de cenar, comentamos un poco el viaje de vuelta y a la cama.

Domingo, 7 de Abril de 1.996.

Nos levantamos sobre las 9,30 y antes de desayunar preparamos los equipajes y los bajamos a los coches. Cogimos las llaves de las habitaciones y nos fuimos a desayunar al Hostal. Pedimos la cuenta del desayuno y habitaciones y mientras traían a Miguel Angel Marqués unos quesos que había encargado a una señora nos estuvimos haciendo unas fotos en la parte trasera del Hostal, con la Peña Ten y la iglesia del pueblo al fondo. El cielo estaba cubierto, pero no parecía que amenazase lluvia.

Desde Oseja subimos el puerto de El Pontón, y en la bajada, nada mas pasar el pueblo de Vegacorneja nos desviamos a la derecha por la carretera que va de Riaño a Oviedo, pasando por el pueblo de Burón y comenzando la ascensión al Puerto de Tarna. Esta carretera tiene tramos con baches, pero en general no está mal del todo. No obstante, a medida que íbamos subiendo empezó a llover y lo hacía cada vez con mas intensidad, algunas cumbres se veían cubiertas por la niebla y aumentaba paulatinamente la cantidad de nieve a ambos lados de la carretera. No obstante el paisaje era precioso, por lo que al llegar a la cima del puerto, en el límite con la provincia de Asturias decidimos parar para sacar unas fotos, a pesar de la lluvia. A continuación cogemos la carretera que sale desde la cima del puerto de Tarna y atravesando la Reserva Nacional de Mampodre nos lleva hasta Puebla de Lillo.

En el camino había bastante nieve a ambos lados de la carretera, e incluso había un paraje con unos cuantos coches aparcados y la gente intentando esquiar o bajando con plásticos por la ladera de la montaña. Estuvimos tentados de parar, pero seguro que los chicos se habían empapado, por lo que decidimos seguir.

Paramos en Puebla de Lillo, e hicimos unas fotos en la plaza del pueblo, donde hay un pilón al que llegaron 10 o 12 vacas para beber agua. Los mayores nos fuimos al bar a tomar unos chatos y mientras los chicos se fueron a unas praderas cercanas donde había unos caballos y, especialmente una yegua con su cría, a la que estuvieron dando gusanitos y patatas fritas. Chiqui aprovecho la ocasión para sacar unas fotos.


F - 5 : En el pantano del Porma

Continuamos la ruta siguiendo el curso del río Porma y adentrándonos en la zona de Boñar, donde se forma un pantano bastante grande recogiendo los cauces de diferentes ríos y arroyos. A veces chispeaba un poco y de repente paraba de llover, por lo que en un lado de la carretera, junto al pantano decidimos parar para hacer unas fotos, ya que el paisaje merecía la pena.

La carretera tiene bastantes curvas y algunos túneles, pero con tranquilidad resulta bastante cómodo el viaje. Entre túnel y túnel había unos miradores, que posiblemente hubiesen sido un sitio mas adecuado para parar y hacer las fotos, pero no lo sabíamos y como no hacía 5 minutos que habíamos parado continuamos viaje hasta Boñar. Cuando llegamos estaba lloviendo, pero enseguida escampó. Buscamos un restaurante y nos pusimos a comer; los chicos calamares a la romana y filetes, los mayores patatas con jabalí o sopa de pescado y pulpo a la gallega o filete. De postre un flan de la casa, especial, muy consistente y muy bueno. En general bien cocinado y por un precio para los 9 de 15.000 ptas., algo mas caro que en Oseja, pero muy barato en comparación con Segovia.

En lugar de ir de Boñar a Cistierna y regresar a Segovia por donde habíamos venido, decidimos coger una carretera mas recta, que por Puente Villarente nos lleva directamente a Mansilla de las Mulas. La carretera era recta, ancha y con muy buen firme por lo que creo que acertamos. Desde Mansilla, por Palanguinos y Ardón fuimos a parar a la carretera general Leon-Benavente; desde Benavente, por la autovía hasta Arévalo y desde allí a Segovia, donde llegamos a las 7,45 de la tarde.