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Domingo, 13 de Mayo de 2007
Etapa 4: DE PUENTE LA REINA A ESTELLA


Rodri, el peregrino mejicano

Cuando salimos del albergue aún está en la puerta la mujer peregrina que ha perdido sus bastones. Son las 07:00 de la mañana y, desde las 05:00, ha estado buscándolos. Ángel echa de menos su móvil y yo el cinto donde llevo la máquina de fotos. 

Después de desayunar en una cafetería cercana al bar donde cenamos anoche comenzamos la etapa animados pues esta vez la tenemos planificada de sólo 22 kilómetros. Primi se ha dejado el sombrero en la cafetería y vuelve a buscarlo. Lo tenía puesto en la cabeza un hombre totalmente ebrio que parece no haber dormido en toda la noche. Mientras tanto Ángel intenta preguntar por su móvil en el bar donde piensa que se la cayó pero lo encuentra cerrado. Fumo un cigarrillo mientras les espero.

Puente de la Reina sobre el río Arga

El tiempo continúa siendo espléndido. Cruzamos el precioso puente de la Reina  y pronto abandonamos el nucleo urbano. Rodri nos acompaña. 

Saliendo de Puente la Reina

Mientras caminamos podemos admirar extensos cultivos de espárragos perfectamente cuidados. Las plantas se cubren con enormes plásticos seguramente para evitar las heladas y la acción directa del sol. 

Extensas esparragueras

Bajo un sol de justicia llegamos a Cirauqui dejando atrás grandes plantaciones de viñedos, muy cuidados, y extensas tierras sembradas de trigo, centeno y cebada. 

Viñedos en Cirauqui

Hacemos un pequeño descanso en Cirauqui mientras Ángel llama por teléfono desde una casa particular al bar de Puente la Reina preguntando por su móvil. Efectívamente lo han recogido allí. El hombre de la casa se ofrece amáblemente para llevarle en coche a buscarlo. Poco tiempo después nos confirma que ha recuperado el móvil. 

Luís, Chema y Rodri.

Beni

Por mi parte, buscando algo en la mochila mientras efectuamos la pequeña I.T.V., he encontrado el cinto que ya daba por desaparecido. Sorprendentemente, aún no hemos perdido nada.

Cuando retomamos el camino llegan Sophie y Taylor. Les dejamos tomando un bocadillo mientras descansan.   

Precioso rincón de Cirauqui

Continuamos el camino después de sellar nuestras credenciales en Cirauqui. Algunos ciclistas nos van adelantado con lentitud agotados por la fuerte subida del pueblo.

Primi sellando las credenciales

Poco después de abandonar el pueblo podemos contemplar lo que en su día fue parte de una calzada romana. 

Luís y Rodri

El paisaje se abre en extensas llanuras de praderas y sembrados. El terreno es llano y se camina bien bajo una agradable brisa.

Extensas praderas y sembrados

Primi y yo vamos rezagados mientras el resto del grupo han llegado a Estella y se disponen a buscar un restaurante donde comer. 

Agotados por el calor nos detenemos de nuevo en Lorca donde encontramos un par de atractivos bares uno frente a otro. Miriam, la alemana, está sentada a la puerta de uno de ellos descansando. Dentro encontramos a Diana pagando alguna consumición. Primi le muestra nuestro GPS muy orgulloso. 

Poco después continuamos el camino tras Beni que se ha adelantado. El calor aprieta y de nuevo nos detenemos en un restaurante en Villatuerta donde están celebrando una boda. Mientras tomamos unas cervezas vemos en televisión la emocionante salida de los Fórmula I con Alonso en primera posición.  

Ángel y Luís llegando a Estella

Poco después, a las 15:30, llegamos al albergue de Estella, en mi opinión uno de los mejores de esta zona del camino, aunque también se cierran sus puertas a las diez de la noche. 

Una vez acopladas nuestras mochilas en las literas salimos rápidamente a comer. El hospitalero nos aconseja un restaurante cercano y allí nos dirijimos Beni, Primi y yo. Comemos un menú del peregrino junto con Ándrés, un peregrino que camina en solitario y que reside en Barcelona aunque realmente es de Córdoba.  

Primi en Estella

Andrés nos comenta que le gusta hacer el Camino sin compañía y que sus etapas son de 40 kilómetros diarios. El pasado año tuvo que abandonar por un esguince y este año repetía con intención de llegar a Santiago.

Con Karina, después de la comida

Después de la comida aparece Karina, peregrina austriaca a quien hemos adelantado esta mañana. También camina sola y busca algo para comer. Aunque ya la cocina está cerrada puede tomarse unos pinchos. 

Ángel con ampollas

Regresamos al albergue con intención de tomar una buena ducha y salir a dar una vuelta por el pueblo. Sorpendentemente, Ángel está preocupado por una ampolla que le ha salido en el pie. Falta de costumbre. 

En Estella

Salimos a dar una vuelta por el pueblo y pronto planteamos una segunda partida de mus. Esta vez son Chema y Luís quienes pierden y, apabullados, se pasan por la barra. Ahora somos Paco y yo quienes, muy divertidos,  podemos disfrutar de nuestra victoria.

Luís y Chema pasándose por la barra

Después del mus volvemos a caminar por las calles del pueblo mientras Primi se marcha con intención de lavar a mano algunas camisetas y pantalones. Muy cuidadoso, tiende la colada en las cuerdas del albergue sin imaginar que por la noche llovería. 

Primi haciendo la colada

Mientras paseamos por las calles del bonito pueblo proponemos a Beni pedir un deseo en una fuente. Mientras Luís prepara su cámara nos acercamos a la fuente y, vueltos de espalda, efectuamos el deseo lanzando una moneda. Ángel, como es su costumbre, pone perdida de agua a Beni mientras yo me retiro corriendo.  

Beni pidiendo un deseo

Poco después, cenamos en el mismo lugar donde hemos comido y regresamos al albergue poco antes de las diez. 

Primi, la "princesita Sofía" y Paco

Ya en el albergue charlamos con "la princesa" en un acogedor patio mientras muchos peregrinos se disponen a dormir. Desde el piso de arriba nos llaman la atención para que nos callemos o hablemos más bajo. Inesperadamente nos cae encima un chaparrón de agua que alguien nos ha lanzado desde un balcón y que nos hace salir corriendo. Después Chema nos contaría, muy divertido, que había sido él.

Primi, muy diligente, ha debido escuchar en sueños la lluvia y se ha levantado a altas horas de la noche a recoger mis pantalones del tendedero del patio completamente empapados. Por mi parte, esta noche no he escuchado ronquidos.