Puente de la Magdalena
Después de desayunar en el hostal
comenzamos la etapa bajo un sol espléndido. Dejamos atrás el
pueblecito de Burlada y pronto nos encontramos en el entorno de
la ciudad de Pamplona.
Primi y Michel
Cruzamos el puente de la Magdalena, de
estilo románico, y accedemos a Pamplona por la Puerta de Francia.
Puerta de Francia
Un joven peregrino se nos acerca con un plano en la mano
y nos pregunta por el Camino. Atravesamos juntos la Puerta de Francia
y camina con nosotros por la ciudad. Se llama Rodrigo, es mejicano, y
acaba de comenzar su camino en solitario.
Detalle de la Catedral de Pamplona
Mientras algunos se detienen en el interior de la
Catedral, Primi y yo nos adelantamos buscando un cajero automático.
Beni y Rodri han continuado caminando y deben ir bastante
adelantados.
Chema y Luís
Las calles de la ciudad se encuentran muy concurridas. Muchos
peregrinos caminan despacio tomando fotos y admirando los
preciosos edificios, algunos de ellos del siglo XV, hoy perfectamente
restaurados.
Calle de Pamplona
Sin detenernos, cruzamos un
céntrico parque, bien cuidado, donde puede verse a mucha gente
correr, caminar, pasear o descansar a la sombra,
según sus preferencias.
Globo en el parque
Poco después abandonamos la
ciudad y caminamos despacio pensando en cómo sería la
subida al Alto del Perdón. El sol pega fuerte
y la subida será agotadora.
Comienza la subida
Decidimos hacer una breve parada en Cizur Menor
para tomar unas cervezas y, de paso, aprovisionarnos de agua antes de
la subida al Alto del Perdón. Aunque el bar se encuentra a medio kilómetro fuera
de nuestro camino y después tendremos que desandarlo, pensamos que merece la
pena.
Trigos y centenos
El campo nos ofrece
impresionantes extensiones de sembrados de trigo y centeno,
grandes esparragueras, alcachofas y otros productos que definen la
riqueza de la zona.
El grupo de nuevo se va fragmentando. Primi y yo nos vamos quedando
rezagados y caminamos junto a una peregrina francesa con la
que entablamos una conversación algo difícil en inglés, francés y
español. Se llama Kathrina y viene caminando sola desde Saint Jean
Pied de Port.
Zariquiegui
Nos detenemos un minuto para
refescarnos en una fuente en Zariquiegui y continuamos el camino.
Ahora podemos divisar ya los molinos eólicos que pueblan el Alto del
Perdón.
Energía eólica
Poco antes de llegar a la
cima encontramos a Beni descansando en una fuente en la ladera
del camino. Rodri ha continuado y debe marchar muy por
delante. Ella, aunque va más despacio, camina bien. Llenamos nuestros botellines
de agua y continuamos la subida, ahora los cuatro juntos.
Vista de Pamplona
Mientras tanto, Ángel, Chema y
Luís ya nos esperan en el Alto. Paco creo que viene por detrás. Va
tomando notas en su libreta y se retrasa constantemente.
El Alto del Perdón
Hace un aire agradable que nos
refresca e invita
a descansar. Un grupo de jóvenes seminaristas que
han subido delante de nosotros esperan inquietos sus bocadillos que les trae
una furgoneta.
Beni y Primi
Junto con Katy y Primi, descanso unos minutos
mientras comemos un trozo de bocadillo que nos ofrece Katy. El
resto del grupo ha comenzado ya el difícil descenso.
Primi
El descenso se hace difícil
por la gran cantidad de piedras sueltas que forman el camino. El
grupo de chiquillos seminaristas desciende a gran velocidad sin
miedo a torcerse algún tobillo. Nosotros bajamos despacio con
cuidado.
Katy y Michel, junto a La Virgen
Junto a una estatua de La
Virgen encontramos descansando a dos peregrinas alemanas a
quienes saludamos. Son Diana y Miriam y parece que van a quedarse en
el próximo pueblo, Uterga. Vienen desde Roncesvalles
y piensan finalizar el Camino en Burgos. Después de un cigarrillo
nos despedimos y continuamos la marcha.
"El japo" y Chema
Mientras tanto, ya en Uterga,
Ángel, Chema y Luís se
han detenido con intención de comer. Conocen a Yasuki, auténtico japonés con el
que es difícil comunicarse y a quien han venido observando
haciendo extraños ejercicios de concentración en algunos tramos del camino.
"El japo" y Ángel
El japonés es simpático y
divertido y pronto le piden el típico sombrero para hacerse una
foto.
Sofía, Jenifer, Tailor, etc.
Durante la comida también
entablan conversación con un grupo de peregrinos de diversas
partes del mundo que han comenzado el Camino en solitario y se
han ido conociendo a lo largo de las distintas etapas. Sofía
joven danesa a quien pronto bautizamos con el sobrenombre de "princesa"
en honor al nacimiento de la nuestra; Jenifer joven
norteamericana procedente de Miami; Tailor procedente de California; y algunos más cuyo nombre no
recuerdo.
Comida en Uterga
Por nuestra parte, cuando
llegamos al restaurante algunos platos se han terminado aunque
afortunadamente conseguimos comer
un excelente menú del peregrino.
Katy liando un
cigarrillo con tabaco picado
Finalizada la comida y una vez despedidos de Katy, pues se
queda en el albergue y seguramente no volveríamos a vernos, continuamos
el camino hacia Puente la Reina.
Óbanos, ciudad señorial
Cuando el grupo de Ángel llega a Óbanos
les llama la atención un grupo de chiquillas que están llenando globos de
agua en una fuente cercana a la Iglesia para después tirárselos entre
ellas intentando mojarse.
Mojando a Ángel
Luís, muy divertido, incita a
las niñas a mojar con los globos a los peregrinos cosa que ellas no dudan ni un
momento mientras él se dedica a tomar fotos. Ángel tiene que
salir corriendo mientras
Chema aguanta sentado mientras una niña le moja con el globo.
Mojando a Chema
Nuestro amigo, "el japo", se acerca curioso y con
intención de llenar su botella de agua.
Se acerca "el japo"
Las niñas, decididas, le ponen
perido de agua. El japonés sale disparado con el móvil chorreando agua.
Le ponen perdido
Ajenos a todo esto, Paco,
Primi y yo continuamos caminando agotados por el sol
y sin agua hacia Óbanos.
Cerca de Óbanos
Continúan las grandes
extensiones de sembrados. Vemos infinidad de almendros silvestres
con el fruto aún agrio, inmaduro. He probado uno y llevo en la boca
un sabor agrio difícil de quitar.
Los almendros
Por fín en el pueblo Paco se
detiene con un hombre que anda regando con una manguera y le pide
agua. El hombre, sin dudarlo, entra en la casa y aparece con un par
de jarras de agua con cubitos de hielo. Bebemos cuanto podemos y
llenamos nuestras botellas. Muy agradecidos continuamos nuestro
camino.
Esperando por el agua
Aunque aún nos faltan tres
kilómetros para llegar a Puente la Reina ahora caminamos más rápido
pues Ángel nos ha vuelto a llamar para decirnos que quedan pocas
plazas en el albergue.
ObanosHostal La Posada (Roncesvalles)
Por fín en el albergue,
efectivamente ya no quedan literas. El hospitalero nos propone
dormir en colchonetas tendidas en el suelo y nosotros
aceptamos.
Ángel en la puerta del albergue
Después
de una agradable ducha
salimos del albergue con intención
de tomar algo por el pueblo hasta la hora
de cenar. Mientras, Primi se ha quedado lavando algunas
camisetas.
Sophie, Jenifer y Taylor se nos unen en la terraza
con intención de cenar con nosotros. Durante la cena podemos
escuchar el partido de futbol en el que el Real Madrid consigue
vencer al Español mientras Chema, haciendo gala de un fluido
inglés, enseña y explica nuestro GPS a nuestros amigos
extranjeros.
Cena en Puente la Reina
Finalizada la cena regresamos
al albergue pues, como es costumbre por esta zona, cierran a las
diez.
La hospitalera, Mercedes, americana con procedencia de Almería, que
después resultaría también peregrina, nos comenta que no hay
problema en volver después de las diez por lo que, contentos,
algunos decidimos salir a tomar un elixir.
Sentados en la terraza comentamos las incidencias
del día en una noche muy agradable. Poco después regresamos al
albergue y encontramos la puerta cerrada. Después de unos minutos
nos abre Mercedes que debía estar pendiente de nuestra vuelta.
No he dormido mal en la
colchoneta aunque ya a las cinco de la mañana una mujer
buscando sus
bastones, desaparecidos, nos ha despertado a todos.
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