A las 07:00 horas desayunamos en una cafetería que hemos encontrado abierta camino de la estación de Sao Bento donde cogemos el metro que nos llevaría hasta Araujo, acortando así unos diez kilómetros que transcurren por la población de Oporto. Comenzamos a caminar nada más abandonar el tren, a las 08:00 de la mañana. El camino está muy bien señalizado aunque pronto entramos en la zona industrial de Maia. Tomamos unas cañas en uno de los bares del polígono industrial.

En Araujo, nos encontramos con Cápela de Araújo, pequeña ermita del siglo XVII, con pórtico de granito y revoco de yeso. A su lado hay un gran roble con una imagen de San Pedro en una hendidura del tronco. Según la leyenda, el roble de Araújo llegó aquí arrastrado por una riada a finales del siglo XIX. Quedó milagrosamente varado en esta posición y empezó a manar agua bendita. Desde entonces hubo romerías y ferias en torno a él. Poco más allá encontramos un cruceiro del siglo XVII, bajo un templete.

Deteniéndonos unicamente para tomar alguna fotografía pronto llegamos a Moreira donde hacemos una pequeña parada para tomar unas cañas. Son las 10:00 de la mañana.

Continuamos el Camino en una mañana soleada y apacible que invita a caminar. A las 11:00 volvemos a detenernos en Mosteiró donde tomamos de nuevo otras cañas.

Por el Camino vemos algunos indicadores de nuestro destino: el albergue Casa da Laura, en Vilarinho.

A las 12:00 volvemos a efectuar una nueva parada en Giao. Hace bastante calor aunque se camina bien. No hemos encontrado peregrinos. Encuentro un cibercafé donde me conecto a internet pues tengo que efectuar una operación financiera.

Luis se había adelantado a los demás y nos llama ya desde Vilarinho, donde ha localizado el albergue privado: "Casa da Laura", a 10 euros por persona y un sitio para comer.

Por fín, a las 14:30 más o menos llegamos a Vilarinho. Ángel y Luís ya nos esperan para comer en el restaurante Portela. El dueño, Fernando Portela, muy amable, nos indica dónde podemos cenar en la noche.

Después de la excelente y barata comida: 5 euros persona, nos acoplamos en Casa da Laura. Se trata de un edificio anexo a la casa de sus dueños (Carlos y Laura), con dos habitaciones, una para 6 personas, que ocupamos íntegramente nosotros y otra para 4, que estaba ocupada por una pareja. Alrededor de la casa tienen su jardín y huerta e incluso su corral de gallinas, que da un ambiente muy agradable.

Mis amigos se echan una buena siesta mientras yo me doy una vuelta por el pueblo. Pronto regreso al albergue y me echo en una de las tumbonas que están en el cesped con una botella de agua. Justo a mi lado se encuentran tumbados Mireia y Juande, joven matrimonio catalán, que están alojados en el albergue y se dirigen también a Santiago. En el albergue se encuentran dos peregrinos más.

Finalizada la siesta salimos a dar una vuelta por el pueblo. Nos quedamos en la terraza de un bar y por allí apareció Fernando Portela, que por la tarde cerraba su restaurante; empezamos a echar una parrafada y se sumó un tal David, que era periodista de un periodico de Lisboa; poco después aparecieron otros dos señores del pueblo y por último Carlos, el marido de Laura (la jefa del albergue). Se montó una tertulia muy animada; el periodista tenía mucho interés en saber nuestra opinión acerca del tema de la monarquía (estamos en vísperas de la coronación de Felipe VI) y de la cuestión catalana, por lo que estuvimos debatiendo sobre ello.

Danos unas cañas, danos otras cañas (la verdad es que pagaron ellos bastantes mas rondas que nosotros), cosas del camino, etc. y así llegamos a la hora de cenar. De uno de los que se habían incorporado a última hora nos dijeros que teníamos recompensa si nos lo llevábamos con nosotros.

Para cenar nos recomendaron S'Bras, un restaurante que estaba cerca y hasta allí nos fuimos a cenar bacalao.

La cena en el restaurante ha sido excelente. Atendidos por Amelia y Manuela, jefa y empleada del restaurante, nos han recomendado el bacalao crudo cortado en tiritas y regado con buen aceite de oliva, que estaba bastante bueno; después una especie de riñones con patatas, ya no tan buenos, acompañados con vino tinto de la tierra Duorum.

Al final nos hemos quedado de tertulia con el marido de Amelia y ellas dos. Luis le ha pintado al jefe un mapa y nos ha dicho que lo iba a enmarcar y poner en el bar para que lo viésemos la próxima vez que volviésemos. Nos invitan a unos chupitos y nos regalan una botella de vino. El precio total, en torno a unos 10 Euros/persona.

Cuando hemos regresado al albergue nos tenían preparada en el jardín una mesa con una botella de Oporto y unos chupitos; al poco ha aparecido Carlos, el jefe, y hemos continuado charlando con él un buen rato hasta cerca de la 1 de la madrugada. El día ha sido realmente largo y muy intenso.