Sábado, 16 de Mayo de 2009
Bueno pues última etapa, así que tranquilos,
el tiempo está desapacible, lloviendo, van saliendo los peregrinos hacia
Santiago. El grupo tras desayunar en el Monte encamina la ruta observando y
viendo lo que ya conocen.
Esta vez no la traían todas consigo pues no habían aun reservado hotel pero
ya callejeando por Santiago les habían “tentado” agradables señoras que
“altruistamente” recogen a los peregrinos y los llevan a sus hogares por un
módico precio de 20 euros persona, terceros y cuartos pisos, sin ascensor
obviamente y con servicio compartido en pasillo, lo que yo digo una ganga,
pero bueno había que probar así que decidimos seguir a una que nos llevara
a ver tan fantástico chollo, ni sabemos las vueltas que dimos, ni donde nos
llevo, pero vamos que no llegamos a subir a la mansión yéndonos de allí
oyendo aun la despedida y “buen camino” que nos lanzaba la buena señora que
aunque en gallego se entendía perfectamente.
Así
que a por la compostelana. Seguía lloviendo para hacerse a la idea de esta
etapa, ni que decir que es la primera vez que llego a por la compostelana y
la fila llega hasta abajo, así que una media hora en subir, bueno tenía el
encanto de fotografiarse e ir saludando a gente conocida y a la par despidiéndonos
y deseando buen viaje de regreso.
Unas de las más sorprendente fue una pareja madre e hija valencianas pero
residentes en Alemania que tenían previsto llegar el martes con lo que
comprobamos que habían apretado el paso, las de Murcia que no paraban de
hablar y saludar a todo cristiano, moro, asiático o europeo pues no daban
abasto, en fin que una vez recibida la compostelana Ángel fue en busca de
garito con Luis y lo encontraron, claro que ya venían cambiados y sin
mochila mientras Paco y yo alcanzamos a entrar en la Catedral por la
puerta de atrás, abrazar al Santo y visitar el Sepulcro.
Una
vez finalizada la ceremonia, sin botafumeiro, nos fuimos a cambiar
y dejar la mochila pues habíamos contactado con un taxista que no llevaría a Finisterre y después nos traería de nuevo.
En este viaje nos acompaño nuestra omnipresente Sabinne, alguno fue dormido
en el taxi fruto del cansancio, comimos en el mismo puerto bastante bien de
calidad/precio, y subimos al faro donde quemamos alguna de nuestras
prendas.
Y vuelta a Santiago donde tras la cena y unas copas nos
retiramos a descansar.
Fisterra
Al día siguiente tomaríamos el tren que nos
devolvería a nuestra agitada vida normal.
Primi, Mayo de 2009
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