CAMINO DE SANTIAGO 2009

Etapa 10: DE ARCA A SANTIAGO DE COMPOSTELA


Viernes, 15 de Mayo de 2009

Por la mañana, Obdulia, señora a cargo del albergue, nos recriminó un tanto la hora de llegada al albergue de anoche desde el Compás. 

Nos fuimos a desayunar y despedirnos de Guillermo comentando y riéndonos de la partida de la noche anterior. Teníamos por delante una de las etapas de agradecer, de unos 22 kilómetros, aunque ya hay quien asegura que son algunos más.

Paramos en San Paio donde encontramos algunos peregrinos (Nuria y Ayton, Irene de Irlanda, la compañera de la alemana con un chico de California, y algunos más).

 

 

Un poco mas de marcha, esta vez hasta Lavacolla, donde saludamos a peregrinos desconocidos por nosotros (Sivo, danés, Anita, austriaca y Alicia de Suiza).

Y así caminamos hasta San Marcos donde Paco y yo llegamos bastante rezagados tras haber subido cuestas interminables. Ya estaban tomando un vinito Ángel, Jesús y Luis. Teníamos intención de darnos un homenaje, habida cuenta que Jesús partía desde allí para Segovia.

Así que nos apretamos una espléndida mariscada. Tras la despedida y los cayeses, partimos para el Monte de Gozo, desde donde divisábamos Santiago. Allí llegábamos saludando a gente que nos habían acompañado a lo largo del camino.

Nos colocaron en una habitación que por el ropaje que había dedujimos que eran chinos,  pero vete a saber. Nos duchamos, aseamos y nos dispusimos a bajar a Santiago en autobús. Previamente y dado que hasta las ocho no salía el próximo nos tomamos un café en la cafetería del Monte. Cada uno a su bola, viendo fotos hechas, leyendo, yo escribiendo la crónica atrasada que le serviría de recordatorio para realizar la original.

Saludamos a Yussara, una peregrina brasileña con la que habían coincidido en alguna ocasión salteada del camino y que estaba esperando a compañeros con los que había iniciado el Camino pero con los que apenas había coincidido.

 

Yussara en el Monte Do Gozo

Bajada a Santiago, algunas cervezas para desentumecer los músculos, cena en un restaurante donde coincidimos con un grupo de estudiantes dispuestos a incorporarnos a su grupo pero debido a nuestro cansancio (que no edad) declinamos para subirnos al Monte que mañana sería otro día.

 

  

 Con el grupo de estudiantes