Miércoles, 14 de Mayo de 2008
Mientras caminamos temprano
hacia Reliegos saludamos al taxi que se lleva veloz a Fernando y
a Luis Javier al tema de la pesca. Pronto perdemos a Chema que se
adelanta caminando acelerado con intención de llegar a tiempo para verles pescar. Divisamos a
lo lejos a Iuta que camina rápido y nos lleva una
buena ventaja. Apretamos el paso y poco a poco nos vamos acercando.
Iuta
Entramos juntos en Reliegos
donde, en el primer bar que encontramos, decidimos efectuar una
primera parada. Hace calor y apetece reponer líquidos. Varios
peregrinos alemanes
descansan protegidos del sol por algunas sombrillas.
Mientras nos sentamos
bajo una de las sombrillas, Luís entra a pedir unas cervezas. Sale sonriente
con una tarjeta en la mano que ha dejado Chema a la camarera,
a su paso por el pueblo, con el encargo de entregárnosla a nuestra
llegada.
Tarjeta
Descansamos mientras,
divertidos, tomamos las cervezas. Iuta prepara sus extraños
potingues e invita a Paco a probarlos. Este, algo indeciso,
acepta.
Paco probando los potingues de Iuta
Con ánimo de mostrársela a
Chema, le pido a Blanca, la simpática camarera, si le importaría hacerse una foto
conmigo. Acepta sonriente y divertida.
Con
Blanca.
Después de pedir un taxi desde el móvil a una
señora alemana lesionada en una caida en los barros que le impide continuar andando,
emprendemos de nuevo la marcha.
Iuta y
Paco
Hora y media después, acompañado por Paco,
atravesamos Mansilla de las Mulas mientras divisamos a lo lejos a Ángel, que
ha entablado conversación con Charlotte, joven peregrina belga que camina en solitario
con extrema lentitud y
a quien hemos adelantado en distintas ocasiones.
Paco en Mansilla de las Mulas
Cuatro kilómetros después, sin detenernos, dejamos atrás Villamoros
de Mansilla y nos acercamos a Puente de Villarente, lugar donde se desarrollan las escenas
de la pesca. El sendero es recto y llano y el tiempo es excelente. Huele a flores primaverales
que pueblan las praderas. El caminar resulta agradable.
Hierba y flores
Poco después, el puente romano sobre el rio Porma aparece majestuoso ante nuestros ojos.
Puente de San Marcos de Villarente
Situado en una antigua vía romana, los restos del Puente de San Marcos
de Villarente son medievales. Calificado como "ingente" por Aymeric Picaud en el Codex Calistinus
en el primer tercio del siglo XII. Fue
reconstruido sucesivamente durante los siglos XIII-XIV, construyendo entonces un puente
relativamente pequeño
comparado con el puente actual. Solo se conserva de ese puente medieval cuatro de sus arcos, de
los cuales uno de ellos fue modificado en parte.
De este suceso versa una antigua leyenda, la leyenda del puente de Villarente, que narra la
historia de amor entre un peregrino y una joven enfermera de hospital de peregrinos.
Lo que hoy vemos muestra un nucleo central medieval, siendo ampliado a derecha e izquierda
primero en el siglo XVI,despues en el XVII y luego en el XVIII-XIX y finalmente en este siglo.
Los pescadores
Instalados en el excelente Albergue San Pelayo, salimos a pasear por el
pueblo mientras hacemos tiempo para la cena.
La cena
Kelly, la simpática hospitalera, nos ha recomendado un restaurante cercano al puente
donde podemos cenar. Comentamos las incidencias del día. Luís y Fernando no han
tenido mucho éxito con las truchas. Parece ser que
han pescado dos aunque, personalmente, no he logrado verlas.
Finalizamos la agradable cena con unos chupitos de "elixir del Santo" despues de saborear un
exquisito bacalao. Ya de vuelta al albergue encontramos un par de caballos atados a un
camión, uno marrón y el otro blanco, que nos recuerdan el famoso chiste de "los pollos". Comentando
que Jesús ya debe tener un corral repleto de ellos, muy divertidos,
nos retiramos a descansar.
Paco ha elegido al blanco ... ¿se llevará los dos pollos? ...