El día amanece oscuro y húmedo con el
cielo cargado con grandes nubarrones amenazando lluvia inminente.
Desayunamos en la cafetería del hostal donde se
han acercado Primi y Jesús con intención de despedirse. Hoy
regresan a casa. Por este año su Camino ha finalizado.
El Camino transcurre durante varios kilómetros por carretera
de asfalto recta y sin ondulaciones. De vez en cuando, una lluvia intermitente nos obliga
a desplegar nuestro paraguas.
Agrupados al principio,
pronto nos vamos distanciando. Durante varios kilómetros camino
tras Ángel a un ritmo aparentemente tranquilo pero que en
realidad es fuerte y constante. En ocasiones, adelantamos
a algunos grupos de peregrinos, aunque no demasiados. Algunos parecen japoneses.
Llegamos a Tardajos después
de hora y media de caminar a buen ritmo y siempre por
carretera asfaltada. En pocos minutos nos vamos
agrupando todos en el bar donde ya se encuentran descansando
muchos otros peregrinos de diversas nacionalidades.
Entablamos conversación con
un matrimonio japonés mientras les
mostramos nuestro GPS con nuestras
fotos. Nos comentan que hay muchos japoneses en el
Camino. Algunos peregrinos aprovechan el descanso para hacerse una buena revisión de
sus posibles averías.
Media
hora después continuamos el camino abandonando el asfalto tras dejar
atrás la antigua Iglesia de la Magdalena de Tardajos y la ermita
de Rabé de las Calzadas.
El camino, ahora de tierra suelta y mojada,
serpentea con leves ondulaciones a través de grandes
sembrados de trigo, cebada y centeno.
En algunos tramos el paso es difícil pues grandes
charcos de agua y barro lo cubren obligando al caminante a salirse
del sendero y meterse inevitablemente por los surcos arados donde
el riesgo de resbalar y caer es muy elevado.
En uno
de estos encharcados tramos, mientras
camino cuidadosamente junto a Ángel, contactamos con
Úrsula, muchacha húngara que camina en solitario,
despacio y prestando mucha atención para no resbalar. Poco antes,
una mujer ha caído en el barro y se ha puesto perdida tanto la
ropa como la mochila. Un verdadero desastre. Nos comenta que hay
más peregrinos húngaros por nuestro Camino. Nos
despedimos de ella y avanzamos de nuevo a buen ritmo.
Al fondo, Hornillos del
Camino
La
lluvia ha cesado y poco a poco nos vamos acercando
a Hornillos del Camino. En una bajada una simpática mujer me pide ayuda.
Se trata de Jytte (Iuta, para los amigos). Le resulta imposible
abrir uno de sus stiks. Por mucho que tiro del mango, primero
con precaución y después con fuerza bruta, tampoco soy capaz
de abrirlo. Aprovecho que se acerca Ángel para pasarle
el stick para que lo intente. Con buena maña, con un movimiento
suave, abre el stick y le ajusta a la altura requerida por Iuta.
Acto seguido hace lo mismo con el otro. Iuta, encantada, con su
gracioso
lenguaje brasileño - español, nos lo agradece. "Más vale maña que
fuerza", nos dice, a lo que asentimos sonriendo.
Úrsula
Mientras continuamos de nuevo el
camino comentando el difícil y, a la vez, sencillo
mecanismo de apertura de los bastones alcanzamos de nuevo a
Úrsula que había avanzado mientras nuestro encuentro con Iuta. Ya en
la entrada del pueblo nos hacemos un par de fotos para el
recuerdo. Pronto, de nuevo, se va quedando atrás,
rezagada.
En Hornillos del Camino con "El Pintas"
Por
fín, en Hornillos del Camino, decidimos efectuar una parada. Poco a
poco nos vamos agrupando en la terraza del bar. Un perro,
muy parecido a mi "Pintas", se nos acerca amistoso. Le damos algo
de comer.
Mientras tomamos las cervezas y algo de
picar, aparece una furgoneta cuyo furgón se desmonta y se
convierte con facilidad en un puesto ambulante de venta. El
conductor toca repetidamente el claxon para avisar a los
habitantes del pueblo de su presencia y pronto comienzan sus
ventas de frutas, pescados y otras viandas. Nos sorprende su
negativa a vender nada a los peregrinos. Sus motivos debe tener.
Finalizada la venta, cierra el furgón y desaparece tal cual
había aparecido.
I.T.V. en Hornillos del Camino
Poco a poco vamos reanudando la marcha temerosos
de la lluvia que nos ha amenzado a lo largo de toda la
mañana. Chema y Ángel se han adelantado, seguidos por Fernando
y Paco. Luís y yo nos hemos quedado algo retrasados y caminamos
ahora juntos.
Paco
Después de varios kilómetros tras ellos, divisamos en la
lejanía a Paco y Fernando que, acompañados ahora por una
peregrina, caminan charlando animadamente.
Cuando les alcanzamos nos presentan a Clara, española
que vive en Alemania y que está haciendo sola el Camino desde
Roncesvalles. Caminamos juntos durante unos kilómetros mientras el
cielo se va oscureciendo amenazando tormenta.
Fernando
La tormenta no tarda en
desencadenarse con impetuosa furia. Rodeados de imponentes relámpagos seguidos de ensordecedores truenos, bajo
una lluvia implacable que ridiculiza nuestros paraguas, acelero como
puedo tras de Luís que marca
ahora un ritmo endiablado. Pronto dejamos atrás a Clara,
Paco y Fernando. Ángel y Chema ya deben estar en Hontanas.
Hontanas
Un par de kilómetos después llegamos al pueblo empapados.
La calle empedrada que nos baja y encamina hacia el albergue es un río
desbordado de agua. Exhaustos llegamos al albergue de peregrinos donde
ya se encuentran allí Ángel y Chema.
Por su parte, cuando la furia de la tormenta arreciaba
con su máximo poder, temerosos de los relámpagos, Paco y Fernando han acelerado
el paso dejando a Clarita muy rezagada.
Mientras espero
envuelto en la toalla mi turno de ducha me llama Paco por el
móvil.
___ ¡¡¡ Tu compadre se ha metido en una 'tolla' y no puede
salir. Tu compadre te necesita. !!! .
Por la ventana de una de las habitaciones de las literas veo
desde arriba a Paco con el teléfono en la mano, muy divertido, y aún
con la mochila al hombro resguardado bajo el sobretechado de la
entrada del albergue. Fernando debe estar a su lado. Le digo muy
divertido que me espere sentado. Que después de la ducha iré
rápido a buscarle.
Cuando suben al albergue y toman posesión de
sus literas, Fernando, asomado en la escalera exterior, charla por
teléfono con un amigo que
se interesa por su estado como nuevo peregrino. En voz alta
le comenta, con sorprendente y divertida interpretación, sus experiencias de la etapa relacionadas sobre todo
con la caminata, sus ampollas, los relámpagos y truenos, los chaparrones de
agua y algunas otras incidencias. Los que le escuchamos, incluidos
algunos peregrinos como José Luís y Vanesa, padre e hija, peregrinos de
Santander, a quienes más
tarde conoceríamos, no podemos parar de reir.
Terminadas las duchas, ya descansados, vamos bajando al
bar del albergue a reponer fuerzas. Allí encontramos a Úrsula y su
grupo de amigos húngaros y a algunos otros peregrinos. Pronto se nos
unen José Luís y Vanesa y, poco después, Iuta.
Vanesa (de Santander) y Fussina (de Hungría)
Después de comentar las incidencias mientras tomamos unas cervezas
acompañadas por un buen jamón que Fernando se ha encargado de obsequiarnos
nos sentamos en el restaurante para cenar. Iuta nos acompaña.
Ángel y Iuta
Pedro, ayudado por su madre
y su tía, Toñi y Mary Carmen, nos sirve la cena estupendamente. La
cena amenizada con diversas anécdotas
y algún que otro chiste resulta muy agradable.
La cena
Finalizada la cena, después de un
pequeño reportaje fotográfico, nos subimos a las literas con intención de
dormir.
Con Pedro
Con Pedro, Mary Carmen y Toñi
Avanzada ya la noche, de
repente se escucha un potente y seco ruido que nos despierta
sobresaltados. Algo ha sucedido. Parece ser que la tabla de
la litera de Paco, se ha caido desde
arriba y ha pegado contra la litera baja de Chema. Poco ha faltado para no darle
un buen golpe, además del susto. Pronto volvemos a dormir profundamente.