ESCAPADAS



Página Principal

Inicio

Crónicas I

Crónicas II

Atapuerca
Burgos
Hontanas
Boadilla del Camino
Carrión de los Condes
Terradillos
Bercianos del Real
Mansilla de las Mulas
León
Hospital de Órbigo
Astorga

GPS 2008 en PDF


macardiel@terra.es



CAMINO DE SANTIAGO 2008

Etapa 2: DE BURGOS A HONTANAS


Viernes, 9 de Mayo de 2008

El día amanece oscuro y húmedo con el cielo cargado con grandes nubarrones amenazando lluvia inminente.

Desayunamos en la cafetería del hostal donde se han acercado Primi y Jesús con intención de despedirse. Hoy regresan a casa. Por este año su Camino ha finalizado.

El Camino transcurre durante varios kilómetros por carretera de asfalto recta y sin ondulaciones. De vez en cuando, una lluvia intermitente nos obliga a desplegar nuestro paraguas.    

Villalbilla

Agrupados al principio, pronto nos vamos distanciando. Durante varios kilómetros camino tras Ángel a un ritmo aparentemente tranquilo pero que en realidad es fuerte y constante. En ocasiones, adelantamos a algunos grupos de peregrinos, aunque no demasiados. Algunos parecen japoneses.

Ángel

Llegamos a Tardajos después de hora y media de caminar a buen ritmo y siempre por carretera asfaltada. En pocos minutos nos vamos agrupando todos en el bar donde ya se encuentran descansando muchos otros peregrinos de diversas nacionalidades.   

Chema, multipolíglota (en este caso, japonés)

Entablamos conversación con un matrimonio japonés mientras les mostramos nuestro GPS con nuestras fotos. Nos comentan que hay muchos japoneses en el Camino. Algunos peregrinos aprovechan el descanso para hacerse una buena revisión de sus posibles averías. 

I.T.V.

Media hora después continuamos el camino abandonando el asfalto tras dejar atrás la antigua Iglesia de la Magdalena de Tardajos y la ermita de Rabé de las Calzadas.

Iglesia de la Magdalena

El camino, ahora de tierra suelta y mojada, serpentea con leves ondulaciones a través de grandes sembrados de trigo, cebada y centeno.

Ermita de Rabé de las Calzadas

En algunos tramos el paso es difícil pues grandes charcos de agua y barro lo cubren obligando al caminante a salirse del sendero y meterse inevitablemente por los surcos arados donde el riesgo de resbalar y caer es muy elevado. 

Camino ondulado

En uno de estos encharcados tramos, mientras camino cuidadosamente junto a Ángel,  contactamos con Úrsula, muchacha húngara que camina en solitario, despacio y prestando mucha atención para no resbalar. Poco antes, una mujer ha caído en el barro y se ha puesto perdida tanto la ropa como la mochila. Un verdadero desastre. Nos comenta que hay más peregrinos húngaros por nuestro Camino. Nos despedimos de ella y avanzamos de nuevo a buen ritmo.

Al fondo, Hornillos del Camino

La lluvia ha cesado y poco a poco nos vamos acercando a Hornillos del Camino. En una bajada una simpática mujer me pide ayuda. Se trata de Jytte (Iuta, para los amigos). Le resulta imposible abrir uno de sus stiks. Por mucho que tiro del mango, primero con precaución y después con fuerza bruta, tampoco soy capaz de abrirlo. Aprovecho que se acerca Ángel para pasarle el stick para que lo intente. Con buena maña, con un movimiento suave, abre el stick y le ajusta a la altura requerida por Iuta. Acto seguido hace lo mismo con el otro. Iuta, encantada, con su gracioso lenguaje brasileño - español, nos lo agradece. "Más vale maña que fuerza", nos dice, a lo que asentimos sonriendo.   

Úrsula

Mientras continuamos de nuevo el camino comentando el difícil y, a la vez, sencillo mecanismo de apertura de los bastones alcanzamos de nuevo a Úrsula que había avanzado mientras nuestro encuentro con Iuta. Ya en la entrada del pueblo nos hacemos un par de fotos para el recuerdo. Pronto, de nuevo, se va quedando atrás, rezagada.  

En Hornillos del Camino con "El Pintas"

Por fín, en Hornillos del Camino, decidimos efectuar una parada. Poco a poco nos vamos agrupando en la terraza del bar. Un perro, muy parecido a mi "Pintas", se nos acerca amistoso. Le damos algo de comer.

Mientras tomamos las cervezas y algo de picar, aparece una furgoneta cuyo furgón se desmonta y se convierte con facilidad en un puesto ambulante de venta. El conductor toca repetidamente el claxon para avisar a los habitantes del pueblo de su presencia y pronto comienzan sus ventas de frutas, pescados y otras viandas. Nos sorprende su negativa a vender nada a los peregrinos. Sus motivos debe tener. Finalizada la venta, cierra el furgón y desaparece tal cual había aparecido.

I.T.V. en Hornillos del Camino

Poco a poco vamos reanudando la marcha temerosos de la lluvia que nos ha amenzado a lo largo de toda la mañana. Chema y Ángel se han adelantado, seguidos por Fernando y Paco. Luís y yo nos hemos quedado algo retrasados y caminamos ahora juntos.

Paco

Después de varios kilómetros tras ellos, divisamos en la lejanía a Paco y Fernando que, acompañados ahora por una peregrina, caminan charlando animadamente.

Cuando les alcanzamos nos presentan a Clara, española que vive en Alemania y que está haciendo sola el Camino desde Roncesvalles. Caminamos juntos durante unos kilómetros mientras el cielo se va oscureciendo amenazando tormenta.

Fernando

La tormenta no tarda en desencadenarse con impetuosa furia. Rodeados de imponentes relámpagos seguidos de ensordecedores truenos, bajo una lluvia implacable que ridiculiza nuestros paraguas, acelero como puedo tras de Luís que marca ahora un ritmo endiablado. Pronto dejamos atrás a Clara, Paco y Fernando. Ángel y Chema ya deben estar en Hontanas.

Hontanas

Un par de kilómetos después llegamos al pueblo empapados. La calle empedrada que nos baja y encamina hacia el albergue es un río desbordado de agua. Exhaustos llegamos al albergue de peregrinos donde ya se encuentran allí Ángel y Chema.

Por su parte, cuando la furia de la tormenta arreciaba con su máximo poder, temerosos de los relámpagos, Paco y Fernando han acelerado el paso dejando a Clarita muy rezagada.

Mientras espero envuelto en la toalla mi turno de ducha me llama Paco por el móvil.

___ ¡¡¡ Tu compadre se ha metido en una 'tolla' y no puede salir. Tu compadre te necesita. !!! .

Por la ventana de una de las habitaciones de las literas veo desde arriba a Paco con el teléfono en la mano,  muy divertido, y aún con la mochila al hombro resguardado bajo el sobretechado de la entrada del albergue. Fernando debe estar a su lado. Le digo muy divertido que me espere sentado. Que después de la ducha iré rápido a buscarle.

Cuando suben al albergue y toman posesión de sus literas, Fernando, asomado en la escalera exterior, charla por teléfono con un amigo que se interesa por su estado como nuevo peregrino. En voz alta le comenta, con sorprendente y divertida interpretación, sus experiencias de la etapa relacionadas sobre todo con la caminata, sus ampollas, los relámpagos y truenos, los chaparrones de agua y algunas otras incidencias. Los que le escuchamos, incluidos algunos peregrinos como José Luís y Vanesa, padre e hija, peregrinos de Santander, a quienes más tarde conoceríamos, no podemos parar de reir.

Terminadas las duchas, ya descansados, vamos bajando al bar del albergue a reponer fuerzas. Allí encontramos a Úrsula y su grupo de amigos húngaros y a algunos otros peregrinos. Pronto se nos unen José Luís y Vanesa y, poco después, Iuta.

Vanesa (de Santander)  y Fussina (de Hungría)

Después de comentar las incidencias mientras tomamos unas cervezas acompañadas por un buen jamón que Fernando se ha encargado de obsequiarnos nos sentamos en el restaurante para cenar. Iuta nos acompaña.

Ángel y Iuta

Pedro, ayudado por su madre y su tía, Toñi y Mary Carmen, nos sirve la cena estupendamente. La cena amenizada con diversas anécdotas y algún que otro chiste resulta muy agradable.   

La cena

Finalizada la cena, después de un pequeño reportaje fotográfico, nos subimos a las literas con intención de dormir. 

Con Pedro


Con Pedro, Mary Carmen y Toñi

Avanzada ya la noche, de repente se escucha un potente y seco ruido que nos despierta sobresaltados. Algo ha sucedido. Parece ser que la tabla de la litera de Paco, se ha caido desde arriba y ha pegado contra la litera baja de Chema. Poco ha faltado para no darle un buen golpe, además del susto. Pronto volvemos a dormir profundamente.