Michel se había levantado temprano. Despertado por los insistentes ruídos
que hizo el aleman al marcharse, ya no pudo dormirse de nuevo. Intentando
hacer el menor ruído posible preparó sus cosas y, después de asearse en
los lavabos, salió a la puerta del refugio. Desde allí, sentado en un
banco, contemplaba la ciudad de Santiago de Compostela que poco a poco
despertaba. Un grupo de ciclistas de Bilbao preparaba sus bicicletas para
comenzar la marcha hacia la cercana ciudad. Pilar y Poly, después de
asegurarle que les guardarían un lugar donde sentarse junto al grupo en
la misa, se despidieron y comenzaron contentas su última etapa.
Poco después, bromeando por la fuga del aleman, salían sus amigos listos
para la marcha. Después de desayunar en un gran self-server existente en
el gran recinto del refugio, donde unos cantores alemanes seguramente de
un coro, les obsequiaron con algunos salmos ejecutados a la perfección,
Michel y Angel entraron en los servicios. Cuando salieron el resto de sus
amigos habían desaparecido. Después de esperarles durante diez minutos,
al no aparecer, supusieron que habían comenzado la marcha por lo que
ellos hicieron lo mismo.
De nuevo pasaron por el "O Tangueiro" y, poco después, entraban en las
calles de la ciudad, ya muy animada, aproximándose al centro. Muchos
grupos de peregrinos llevaban su misma dirección. A pesar de saber ya muy
cercana la Catedral, Michel muchas veces estuvo tentado de tomar un taxi
cada vez que veía alguno y terminar así de una vez. Poco a poco fueron
acercándose a la Catedral.
Por fín llegaron a la Oficina de Peregrinaciones donde les darían la tan
esperada "Compostelana".
Sudorosos, después de subir una empinada escalera de piedra, llegaron a
las oficinas donde ya algunos peregrinos hacían cola. Les extrañaba
enormemente que sus amigos no estuvieran allí pues suponían que habían
salido antes. Después sabrían que habían tomado mal el camino de bajada
del Monte do Gozo y habían dado un rodeo, lo que les había supuesto algún
kilómetro extra.
No tuvieron que esperar mucho para obtener la "Compostelana". Una vez con
ella,después de saludar al brasileño que acababa de llegar, disponiéndose
a salir, llegaron los otros tres amigos. Divertidos, escucharon cómo se
habían desviado del camino correcto y por ello habían llegado después.
Por fín: "la compostelana"
Credenciales
"La Compostelana"
Credencial - 1
Credencial - 2
Ya en la calle, buscaron un lugar próximo donde pudieran plastificar el
documento para protegerle lo mejor posible. Después,ya sin nada que hacer,
fueron en busca de dónde poder sentarse para esperar a las 12:00, hora de
la misa. Mientras tomaban unas cervezas Marino y Jesús buscaron la Oficina
de Turismo para intentar enterarse de si podrían regresar en avión, ya que
les habían comentado que el billete era mucho más barato para los
"peregrinos" que hubieran obtenido el famoso documento. Después de un rato
regresaron a por las "compostelanas" y el dinero suficiente para reservar
los billetes y marcharon de nuevo a hacer las reservas. En lugar de, según
tenían previsto, regresar en tren, lo harían definitivamente en avión.
Mientras tanto, se acercaron a la mesa a saludarles Eduardo"el pibe", Juan,
el brasileño, y alguno más que habían conocido por el camino. Quedaron de
acuerdo en verse de nuevo en la misa, para después hacerse algunas fotos
y tomar algo todos juntos antes de separarse cada uno hacia sus diversos
destinos.
Cuando regresaron Jesús y Marino,juntos ya los cinco amigos, se dirigieron
a la famosa Plaza del Obradoiro. Había muchísima gente. Unos entraban a la
Catedral, otros salían.
Escalinata de la Catedral
Ya en el interior, una larga cola de peregrinos esperaba su turno para dar
el "abrazo al Santo". Michel recibió una agradable sorpresa cuando se le
acercaron para saludarle Saray y Loli. Habían logrado llegar, (pues, eran
vascas), aunque Loli le comentó que seguramente perdería alguna de las
uñas de sus piés.
La misa comenzó en un ambiente emocionante. Varios sacerdotes de distintas
nacionalidades cantaban en diferentes lenguas los pasajes de la misa. La
emoción llegó a su punto máximo cuando una pareja de brasileños leyeron en
portugues sendos mensajes de paz para todo el mundo. El "botafumeiro" fue
preparado. La catedral estaba abarrotada. Realmente emocionados, los
peregrinos observaron admirados su espectacular balanceo.
Cuando Michel se decidió a ir a dar el abrazo al Santo, un coro alemán, a
los que alguno de sus componentes había conocido en el self-server del
albergue del Monte do Gozo, entonaba un salmo precioso. Muy emocionado, le
dió el abrazo de rigor al Santo, dejó allí su paquete de "Ducados" y el
mechero y se retiró cuando ya el "botafumeiro" elevaba su balanceo a
extraordinaria altura.
Muy cerca, sentados en varios de los primeros bancos, pudo ver al grupo de
amigos que había conocido durante su "peregrinación".
Cuando todo hubo terminado salieron poco a poco hacia las escaleras de la
gran Catedral. Poco después estaban todos juntos en la Plaza del Obradoiro
con intención de hacerse algunas fotos para el recuerdo.
Loli y Saray, Pilar y Poly, Eduardo, Juan, las dos Jenny's, los cinco
amigos, los dos brasileños ...
De izquierda a derecha:
Jesús, Michel, Poly, Saray, Loli y Pilar.
Pilar, decidida a regalar su camisa a Michel, sin dudarlo se la quitó y se
la dió. Poly hizo lo mismo con Angel Rodríguez, quien a cambio le dió una
suya. Michel, sin saber cómo corresponder, agradecido y contento,le regaló
a Pilar como recuerdo su querida armónica. Pilar, al principìo se negaba a
aceptarla aunque, ante la insistencia de Michel, por fín la tomó.
"Peregrinos 2000"
El grupo
Faltaba Angel
Otra
Después de varias fotos y una pelea verbal con un fotógrafo que se empeñaba
en que le dejaran las escaleras libres para poder hacer él sus fotos a un
grupo de ancianos extranjeros, muy divertidos, buscaron una cafetería
cercana donde, después de tomar juntos algunas cervezas y refrescos,
comenzaron las tristes e inevitables despedidas.
Poco a poco el grupo fué reduciéndose hasta que, una vez sólos los cinco
amigos, buscaron un lugar donde poder comer. Finalizada la comida, muy
cansados, tomaron un autobús que les llevaría por fín al hotel "Puerta de
Santiago".
De regreso
Dos días después, ya descansados, regresarían en avión a Madrid y tomarían
desde allí un nuevo autocar que les llevaría a su ciudad de procedencia.
Aquella misma noche, sentados como en tantas ocasiones en el "Jeyma"
tomando unas cervezas, Angel Rodríguez y Michel comentarían con nostalgia
aquellas aún recientes experiencias y recordarían emocionados a sus nuevos
amigos.
¿ Volverían alguna vez a encontrarse ?. Probablemente nunca.
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