Quizás debido al cansancio algunos no se enteraron de que, durante la
noche, alguién más había dormido en algunas literas a su lado. Jesús
comentaría después que les había oído entrar y también, temprano,
marcharse.
Palas de Rei ... el alemán ...
Cuando Michel, muy temprano, bajó en busca de sus playeras,ya no quedaba
nadie en aquel piso del refugio. Las playeras se habían secado por
completo por lo que aquel día volvería a utilizarlas. Aunque siempre
antes había utilizado sus botas de montaña en sus frecuentes escapadas
a los Picos de Europa, Pirineos y otros lugares, ahora sabía que, para
aquellas marchas tan largas, le venían mejor las playeras.
Después de desayunar y hacerse una foto con el alemán, comenzaron muy
animados la marcha con dirección a Arzua. El día esta vez estaba oscuro
por lo que temían que posiblemente apareciera la lluvia.
Fortaleza
Hórreos y perros gallegos
Pronto, como ya era de rigor, Jesús y Marino se fueron adelantando, Angel
Herrero les seguía con su caminar rítmico aunque cojeando ostensiblemente
y Michel y Angel Rodríguez se quedaban rezagados mientras tomaban algunas
fotos.
Vegetación frondosa
Camino embarrado
El camino en muchos lugares estaba completamente embarrado por lo que
Michel intentaba con sumo cuidado mantener sus playeras sin mojar. Pronto
fué quedándose sólo pues su tobillo le molestaba cada vez más, sobre todo
en las cuestas abajo, dándole por una vez la razón a Jesús quien, en
contra de la opinión de los demás, siempre había comentado que "se sube
mejor que se baja".
En una de estas cuestas abajo ya llegando a Casanova, los alemanes le
habían adelantado. Poco después llegaba al pueblo donde sus amigos le
esperaban en una plaza con crucéiro realizando una nueva I.T.V..
Jesús bromeaba con Angel Herrero sugiriéndole, divertido, que en aquellas
situaciones la mejor solución sería "cortarse el pié".
Nueva I.T.V.
Foto recibida por carta de 26-06-2000 de nuestros amigos alemanes Rudolf, Norbert y Heinz
La llegada de los alemanes había sido graciosa. Los amigos habían pedido
una botella de agua a una amable mujer y los alemanes al ver la botella,
pensando que era el famoso "elixir" se habían acercado rápidamente,
seguramente para echarse un lingotazo. Defraudados y divertidos, pudieron
comprobar que se trataba de agua clara y pura.
Continuando el camino juntos de nuevo, pasaron un polígono industrial y
poco después atravesaban el río Furelos por un precioso puente medieval
de cuatro ojos. En Furelos sellaron su "papela" en una Iglesia donde un
joven les mostró un antiguo Cristo con una mano suelta de la Cruz
aprovechando para indicarles el "cepillo" por si querían aportar algo
para el mantenimiento del templo. Después de echar algunas monedas
continuaron su camino abandonando el precioso pueblo con dirección a
Melide, donde pensaban comer.
Ya en la ciudad de Melide, la larga subida hasta el famoso restaurante
"Exequiel", lugar de parada obligatoria por su famoso pulpo y sus vinos
excelentes, a Michel se le antojó interminable. Sumamente cansado,
mientras hablaba por su móvil con María Victoria, a punto estuvo de
abandonar la subida y sentarse a descansar. Animado por Angel Rodríguez,
aunque agotado por el esfuerzo, consiguió por fín llegar.
Un grupo numeroso de peregrinos, entre ellos Pilar, Poly, Juan, Eduardo,
las Jenny's y algunos otros, se estaban poniendo las botas con el pulpo,
exquisito queso y buen vino blanco gallego. Después de saludarles con
sincera alegría los amigos se sentaron en una de las mesas dispuestos a
acompañarles.
Jesús, que debía haber llegado el primero no aparecía por lo que Marino,
mientras les preparaban la comida, salió a buscarle, regresando al poco
tiempo con él. El pulpo estaba exquisito. El vino, fresco,tomado en taza
de barro les supo a gloria. Los "cafés de puchero" y los "elixires",
tomados en la misma taza de barro, les levantaron el ánimo hasta
hacerles olvidar el cansancio.
Michel, después de pedir a Pilar que les cantara una jota aragonesa a lo
que ella se había negado en rotundo la preguntó si, al finalizar el
Camino, la importaría regalarle su camiseta. Ella le contestó que se la
regalaría encantada aunque debería lavarla primero. Michel, agradecido,
la comentó que no era necesario lavarla. Angel Rodríguez se la pidió a
Poly, a lo que ella también aceptó encantada.
Después de varios "elixires" (Jesús continuaba tomando del blanco y casi
siempre de un único trago con las correspondientes bromas de sus amigos
porque el líquido le ponía durante unos segundos muy colorado), y de
hacerse varias fotos todos juntos, se animaron a continuar el camino.
Justo al salir del restaurante se encontraron con Loli y Saray que, muy
cansadas, se dirigían al refugio de Melide para pasar allí la noche.
Loli, en zapatillas, les comentó que tenía sus pies destrozados y
que, probablemente, perdería varias uñas pues las tenía levantadas a
causa de sus botas.
Después de despedirse, los cinco amigos continuaron su camino.
Peregrino con nuevas tecnologías
Melide: el crucéiro más antiguo
La tarde continuaba soleada aunque habían aparecido algunas negras nubes
que amenazaban lluvia. El camino corría sin dificultad por carreteras
asfaltadas por lo que el avance era rápido y contínuo. Marino y Jesús se
habían adelantado mientras que los otros les seguían a corta distancia
parando de vez en cuando para descansar.
Angel Herrero y hórreo
La lluvia les sorprendió algunas horas después, cerca ya de Ribadiso da
Baixo. Después de cruzar otro puente medieval entraron en el recinto del
refugio con el fin de resguardarse de la lluvia. Asomada a una ventana,
Pilar les saludó alegremente. Angel Herrero, destrozado, sobre todo el
dedo de su pie, se había tumbado a descansar en el suelo bajo un
techado.
Angel Rodríguez y Michel entraron al refugio. Allí estaban Poly y Pilar,
Eduardo "el pibe", Juan, el americano de San Francisco, el belga, las
dos Jenny's, y otros muchos.
Mientras descansaban, Michel se había acercado a la ribera bajo su
paraguas para contemplar el rápido paso de las aguas. Angel Rodríguez,
fiel a su inquebrantable costumbre de no poderse contener siempre que ve
una manguera, abrió el grifo y la apuntó hacia Michel. Este, atrapado
entre el río y la manguera, sabía que nada ni nadie podría salvarle del
remojón. Le pareció un milagro que Angel, viéndole en aquella situación
tan indefensa, no se decidiera a mojarle, más de lo que ya estaba.
La temperatura era agradable aunque la tenue lluvia continuaba. Michel,
sentado en una escalera que diréctamente se introducía en el río dudaba,
mientras tocaba su armónica, si meter los pies un rato en remojo o no.
Seguramente sería beneficioso para el hinchazón de su tobillo. Mientras
se quitaba sus mojadas playeras llegó corriendo Pilar descalza y, sin
dudarlo, se sentó al lado de Michel bajo el paraguas y metió sus pies en
el río. El agua, realmente fría, bajaba con tremenda fuerza. Michel,
decidido por fín, metió también sus pies en el río.
La simpática zaragozana, tomando la armónica, entonó a la perfección
"Oh! Susanna" de Stephen Foster, comentándole después a Michel que la
encantaba tocar la armónica. Michel, asombrado, la comentó que realmente
tocaba muy bien. Ambos, bajo el paraguas, bromeaban con darse o no un
baño, mientras que Angel Rodríguez, atento con su máquina de fotos,
dejaba constancia de aquellos momentos para la posteridad.
Poco después se acercó Poly y, aunque un poco retozona, también metió
sus pìes en el agua. Angel continuó haciendo alguna foto al trío bajo el
paraguas con las cámaras de Poly y Pilar. Luego Michel, cambiándose con
Angel, tomó alguna más.
Ribadiso da Baixo: I.T.V.
Precioso rincón en el río
Mientras tanto, a pesar de la lluvia, Jesús, Marino y Angel Herrero
habían continuado el Camino decididos a llegar cuanto antes al refugio de
Arzua.
Después de un largo descanso y despedirse de los amigos que se quedaban
en el bonito refugio, Angel Rodríguez y Michel continuaron el Camino. Aún
les faltaban unos tres kilómetros para cumplir su objetivo de aquel día.
Tenían intención de ver el partido de futbol que enfrentaría al Deportivo
con el Valencia y de acercarse, además, lo más posible para al día
siguiente poder llegar al Monte del Gozo.
Desde que entraron en el pueblo de Arzua hasta que realmente alcanzaron
el refugio hay una gran distancia que a Michel le pareció interminable.
Su tobillo continuaba estabilizado en su hinchazón. Aunque no le dolía,
sentía una pequeña molestia además de la preocupación de que en algún
momento no podría caminar más.
El albergue era una casona antigua con una amplia sala repleta de literas
muy juntas. Entre otros muchos peregrinos, allí se encontraban las dos
suizas que habían conocido el primer día que sonrieron al ver a los
amigos, seguramente recordando y temiendo nuevos ronquidos. Después de
saludarlas y preparar sus literas para la noche, salieron a cenar, con
intención de ver el partido.
Como era pronto para la cena, tomando unas cervezas prepararon una nueva
partida de mus, revancha de la anterior, en la que volvieron a ganar los
mismos y a perder los mismos. La cena fué muy amena mientras veían el
partido. Por fín el Deportivo de A Coruña se hizo con la liga.
Después de los obligados "elixires" se dirigieron al refugio. A media
noche Marino, incapaz de soportar los ronquidos de algún cercano
peregrino, se cambió de litera.
Aquella noche no fueron los amigos quienes roncaron.
|