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Miércoles, 10 de Mayo de 2.000
Desde Palas de Rei hasta Arzua - 28,6 Kms.



Quizás debido al cansancio algunos no se enteraron de que, durante la noche, alguién más había dormido en algunas literas a su lado. Jesús comentaría después que les había oído entrar y también, temprano, marcharse.


Palas de Rei ... el alemán ...

Cuando Michel, muy temprano, bajó en busca de sus playeras,ya no quedaba nadie en aquel piso del refugio. Las playeras se habían secado por completo por lo que aquel día volvería a utilizarlas. Aunque siempre antes había utilizado sus botas de montaña en sus frecuentes escapadas a los Picos de Europa, Pirineos y otros lugares, ahora sabía que, para aquellas marchas tan largas, le venían mejor las playeras.

Después de desayunar y hacerse una foto con el alemán, comenzaron muy animados la marcha con dirección a Arzua. El día esta vez estaba oscuro por lo que temían que posiblemente apareciera la lluvia.


Fortaleza


Hórreos y perros gallegos

Pronto, como ya era de rigor, Jesús y Marino se fueron adelantando, Angel Herrero les seguía con su caminar rítmico aunque cojeando ostensiblemente y Michel y Angel Rodríguez se quedaban rezagados mientras tomaban algunas fotos.


Vegetación frondosa


Camino embarrado

El camino en muchos lugares estaba completamente embarrado por lo que Michel intentaba con sumo cuidado mantener sus playeras sin mojar. Pronto fué quedándose sólo pues su tobillo le molestaba cada vez más, sobre todo en las cuestas abajo, dándole por una vez la razón a Jesús quien, en contra de la opinión de los demás, siempre había comentado que "se sube mejor que se baja".

En una de estas cuestas abajo ya llegando a Casanova, los alemanes le habían adelantado. Poco después llegaba al pueblo donde sus amigos le esperaban en una plaza con crucéiro realizando una nueva I.T.V..

Jesús bromeaba con Angel Herrero sugiriéndole, divertido, que en aquellas situaciones la mejor solución sería "cortarse el pié".


Nueva I.T.V.


Foto recibida por carta de 26-06-2000 de nuestros amigos alemanes
Rudolf, Norbert y Heinz

La llegada de los alemanes había sido graciosa. Los amigos habían pedido una botella de agua a una amable mujer y los alemanes al ver la botella, pensando que era el famoso "elixir" se habían acercado rápidamente, seguramente para echarse un lingotazo. Defraudados y divertidos, pudieron comprobar que se trataba de agua clara y pura.

Continuando el camino juntos de nuevo, pasaron un polígono industrial y poco después atravesaban el río Furelos por un precioso puente medieval de cuatro ojos. En Furelos sellaron su "papela" en una Iglesia donde un joven les mostró un antiguo Cristo con una mano suelta de la Cruz aprovechando para indicarles el "cepillo" por si querían aportar algo para el mantenimiento del templo. Después de echar algunas monedas continuaron su camino abandonando el precioso pueblo con dirección a Melide, donde pensaban comer.

Ya en la ciudad de Melide, la larga subida hasta el famoso restaurante "Exequiel", lugar de parada obligatoria por su famoso pulpo y sus vinos excelentes, a Michel se le antojó interminable. Sumamente cansado, mientras hablaba por su móvil con María Victoria, a punto estuvo de abandonar la subida y sentarse a descansar. Animado por Angel Rodríguez, aunque agotado por el esfuerzo, consiguió por fín llegar.

Un grupo numeroso de peregrinos, entre ellos Pilar, Poly, Juan, Eduardo, las Jenny's y algunos otros, se estaban poniendo las botas con el pulpo, exquisito queso y buen vino blanco gallego. Después de saludarles con sincera alegría los amigos se sentaron en una de las mesas dispuestos a acompañarles.

Jesús, que debía haber llegado el primero no aparecía por lo que Marino, mientras les preparaban la comida, salió a buscarle, regresando al poco tiempo con él. El pulpo estaba exquisito. El vino, fresco,tomado en taza de barro les supo a gloria. Los "cafés de puchero" y los "elixires", tomados en la misma taza de barro, les levantaron el ánimo hasta hacerles olvidar el cansancio.

Michel, después de pedir a Pilar que les cantara una jota aragonesa a lo que ella se había negado en rotundo la preguntó si, al finalizar el Camino, la importaría regalarle su camiseta. Ella le contestó que se la regalaría encantada aunque debería lavarla primero. Michel, agradecido, la comentó que no era necesario lavarla. Angel Rodríguez se la pidió a Poly, a lo que ella también aceptó encantada.

Después de varios "elixires" (Jesús continuaba tomando del blanco y casi siempre de un único trago con las correspondientes bromas de sus amigos porque el líquido le ponía durante unos segundos muy colorado), y de hacerse varias fotos todos juntos, se animaron a continuar el camino.

Justo al salir del restaurante se encontraron con Loli y Saray que, muy cansadas, se dirigían al refugio de Melide para pasar allí la noche. Loli, en zapatillas, les comentó que tenía sus pies destrozados y que, probablemente, perdería varias uñas pues las tenía levantadas a causa de sus botas.

Después de despedirse, los cinco amigos continuaron su camino.


Peregrino con nuevas tecnologías


Melide: el crucéiro más antiguo

La tarde continuaba soleada aunque habían aparecido algunas negras nubes que amenazaban lluvia. El camino corría sin dificultad por carreteras asfaltadas por lo que el avance era rápido y contínuo. Marino y Jesús se habían adelantado mientras que los otros les seguían a corta distancia parando de vez en cuando para descansar.


Angel Herrero y hórreo

La lluvia les sorprendió algunas horas después, cerca ya de Ribadiso da Baixo. Después de cruzar otro puente medieval entraron en el recinto del refugio con el fin de resguardarse de la lluvia. Asomada a una ventana, Pilar les saludó alegremente. Angel Herrero, destrozado, sobre todo el dedo de su pie, se había tumbado a descansar en el suelo bajo un techado.

Angel Rodríguez y Michel entraron al refugio. Allí estaban Poly y Pilar, Eduardo "el pibe", Juan, el americano de San Francisco, el belga, las dos Jenny's, y otros muchos.

Mientras descansaban, Michel se había acercado a la ribera bajo su paraguas para contemplar el rápido paso de las aguas. Angel Rodríguez, fiel a su inquebrantable costumbre de no poderse contener siempre que ve una manguera, abrió el grifo y la apuntó hacia Michel. Este, atrapado entre el río y la manguera, sabía que nada ni nadie podría salvarle del remojón. Le pareció un milagro que Angel, viéndole en aquella situación tan indefensa, no se decidiera a mojarle, más de lo que ya estaba.

La temperatura era agradable aunque la tenue lluvia continuaba. Michel, sentado en una escalera que diréctamente se introducía en el río dudaba, mientras tocaba su armónica, si meter los pies un rato en remojo o no. Seguramente sería beneficioso para el hinchazón de su tobillo. Mientras se quitaba sus mojadas playeras llegó corriendo Pilar descalza y, sin dudarlo, se sentó al lado de Michel bajo el paraguas y metió sus pies en el río. El agua, realmente fría, bajaba con tremenda fuerza. Michel, decidido por fín, metió también sus pies en el río.

La simpática zaragozana, tomando la armónica, entonó a la perfección "Oh! Susanna" de Stephen Foster, comentándole después a Michel que la encantaba tocar la armónica. Michel, asombrado, la comentó que realmente tocaba muy bien. Ambos, bajo el paraguas, bromeaban con darse o no un baño, mientras que Angel Rodríguez, atento con su máquina de fotos, dejaba constancia de aquellos momentos para la posteridad.

Poco después se acercó Poly y, aunque un poco retozona, también metió sus pìes en el agua. Angel continuó haciendo alguna foto al trío bajo el paraguas con las cámaras de Poly y Pilar. Luego Michel, cambiándose con Angel, tomó alguna más.


Ribadiso da Baixo: I.T.V.


Precioso rincón en el río

Mientras tanto, a pesar de la lluvia, Jesús, Marino y Angel Herrero habían continuado el Camino decididos a llegar cuanto antes al refugio de Arzua.

Después de un largo descanso y despedirse de los amigos que se quedaban en el bonito refugio, Angel Rodríguez y Michel continuaron el Camino. Aún les faltaban unos tres kilómetros para cumplir su objetivo de aquel día. Tenían intención de ver el partido de futbol que enfrentaría al Deportivo con el Valencia y de acercarse, además, lo más posible para al día siguiente poder llegar al Monte del Gozo.

Desde que entraron en el pueblo de Arzua hasta que realmente alcanzaron el refugio hay una gran distancia que a Michel le pareció interminable. Su tobillo continuaba estabilizado en su hinchazón. Aunque no le dolía, sentía una pequeña molestia además de la preocupación de que en algún momento no podría caminar más.

El albergue era una casona antigua con una amplia sala repleta de literas muy juntas. Entre otros muchos peregrinos, allí se encontraban las dos suizas que habían conocido el primer día que sonrieron al ver a los amigos, seguramente recordando y temiendo nuevos ronquidos. Después de saludarlas y preparar sus literas para la noche, salieron a cenar, con intención de ver el partido.

Como era pronto para la cena, tomando unas cervezas prepararon una nueva partida de mus, revancha de la anterior, en la que volvieron a ganar los mismos y a perder los mismos. La cena fué muy amena mientras veían el partido. Por fín el Deportivo de A Coruña se hizo con la liga.

Después de los obligados "elixires" se dirigieron al refugio. A media noche Marino, incapaz de soportar los ronquidos de algún cercano peregrino, se cambió de litera.

Aquella noche no fueron los amigos quienes roncaron.