Nos levantamos temprano y desayunamos en la terraza del mismo restaurante donde anoche cenamos, a pesar de que la mañana estaba fresca. Según vamos acabando los desayunos empezamos a desfilar.
Luís se ha marchado más temprano pues tiene que regresar a Madrid. El Camino ha terminado para él por este año.
Desayuno en Muros de Nalón
Antes de salir de Muros, observamos un curioso horreo que hace la función de oficina de turismo.
Oficina de Turismo
Por sendero en bosque de eucaliptus, en zigzag, bajamos para salvar un arroyo, poco después cruzamos por un túnel, una vez más, la línea ferroviaria, y salimos a una carretera local que desemboca en otra a la altura de El Pitu, pequeña localidad que cuenta con todos los servicios, en el municipio de Cudillero. El Camino no pasa por Cudillero, uno de los pueblos de pescadores más pintorescos de Asturias, tan sólo a un par de kilómetros (visita recomendada).
A las 10 de la mañana recibimos un whatsapp de Luís diciéndonos que se encuentra en el tren hacia Madrid y deseándonos un buen Camino.
Poco después, a las 11 de la mañana, recibimos otro whatsapp de Paco, donde nos comenta que "le ha dado un yuyu y se ha caído rodando hasta el puerto de Cudillero".
Paco en Cudillero
Mientras tanto, Primi y Michel paran a tomar un café justo enfrente del deslumbrante palacio de Selgas, levantado por emigrantes a su vuelta de las américas. Se encuentra a pie de camino, de estilo neoclásico y rodeado de bellos jardines. En el Palacio se exponen pinturas de extraordinario interés, con cuadros de Goya y El Greco entre otros.
Palacio Selgas y jardines
Escuelas Selgas
Iglesia de Jesús el Nazareno
Así continuamos por carretera y monte sin encontrar nada ni a nadie. Junto a la estación Feve de la Magdalena, antes de subir a El Rellayo, encontramos a Angel tomando un tentenpié en el restaurante "El balcón de la costa de Artedo". Nos acoplamos en su mesa, cambiamos camisetas mojadas, y nos tomamos unas anchoas y unas albóndigas con su cervecita correpondiente.
Parada en el Camino
Costa de Artedo
Mientras descansamos al sol, llega Paco, que viene desde Cudillero, y que apenas se detiene a saludarnos continuando el camino. Poco tiempo después salimos tras él bajo las impresionantes moles de granito del viaducto de la autopista.
Enormes viaductos
Así, entre carreteras y espesos bosques de eucaliptus, llegamos a Soto de Luiña.
Preguntando en la bonita localidad nos dirigen al albergue.
Soto de Luiña
Albergue en Soto de Luiña
A la entrada del albergue nos llevamos una sorpresa. Kinga estaba haciendo la colada. Según habían planeado deberían haber llegado allí el día anterior. Nos comentó que se había detenido en Cudillero y que la etapa de hoy apenas llegaba a los 12 km. Primi nos comentó sonriente: "ya os decía yo que sobre una mesa y con unas cervezas se planifican muy deprisa las etapas".
Albergue de Soto de Luiña
El albergue, aunque bastante amplio, sólo tenía dos servicios para unas 40 personas, lo que nos pareció un poco escaso. Había plazas suficientes para todos por lo que nos fuímos acoplando, a la espera de que a las ocho viniera el hospitalero, Pepe, dueño del único hotel de la localidad, que estaba muy cercano y donde cenaríamos, veríamos el partido y desayunaríamos al dia siguiente.
Indicador a la Playa de San Pedro
Tras descansar un poco nos fuímos bajando a la Playa de San Pedro, a kilómetro y medio más o menos, para volver pronto al café Ecu, (donde había que pagar los cinco euros del albergue), pues hacía mucho calor. Algunos bajaron a la playa después de una bien merecida siesta. Después de algunas fotos en la playa y de rehusar jugar a la paleta con un individuo que debía invitar a todo el que veía, volvimos a reunirnos en el café. A las 8 algunos volvimos al albergue donde ya estaba Pepe Rodríguez, el hospitalero, explicando muy al detalle la etapa del día siguiente, hasta Cadavedo. Poco después nos fuimos al restaurante del hotel a cenar y, pronto, después del partido, al albergue a dormir.
Paco, en la Playa de San Pedro
Primi, en la Playa de San Pedro
Esa noche, llovió un poco, por lo que nos esperaba barro (como dice la canción) al dia siguiente.
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