CAMINO DE SANTIAGO 2015
Sábado, 09 de Mayo de 2015
Etapa 5 - De Ribadesella a Villaviciosa (37,6 kms)

Tras el desayuno, atravesamos la ria del Sella por el conocido puente. El dia ha amanecido tranquilo y fresco, con lo que augurábamos una etapa plácida a pesar de los muchos kilómetros que nos esperan. Son casi cuatro kilómetros los que comprenden el tramo hasta San Pedro, partiendo del mismo puente de Ribadesella, pero resulta muy agradable, ya que la primera parte es por la ciudad, siguiendo el paseo marítimo y atravesando numerosas urbanizaciones hasta que se llega a una rotonda con un monumento a un barco. A partir de este punto se toma una carretera local que nos introduce en un valle, que finaliza en San Pedro.

Salida de Ribadesella
San Pedro

Como de costumbre, Ángel y Luís se han adelantado, mientras que Paco, Primi y yo caminamos rezagados sin fijarnos demasiado en las flechas que indican el camino. Atravesamos un parque muy cuidado aparentemente de investigación de aves y continuamos sin preocuparnos de las flechas amarillas. Pronto nos damos cuenta que las hemos perdido. Que nos hemos perdido. Paco pregunta a un aldeano y parece que nos pone en el buen camino, pero poco después nos damos cuenta que seguimos caminando sin saber hacia dónde vamos. Paco propuso no movernos hasta que alguien del lugar nos dijera hacia dónde teníamos que ir.

San Esteban de Leces
San Esteban de Leces

Estábamos en San Esteban de Leces, sábado y ni un alma a la vista. Paramos a un coche que nos orientó, así que después de varios kilómetros, llegamos a la playa de la Vega. Habíamos hecho escasamente ocho kilómetros en unas tres horas.

Hacia la playa de la Vega
Hacia la playa de la Vega

Paramos en la Vega, a pie de playa, en un restaurante que estaba abriendo en ese momento. Coincidimos allí con Hilda y su hija Cris y algunos peregrinos más. Nos sorprendió la eficiente organización en el trabajo de los camareros donde “la jefa” sin apenas levantar la voz y con pocas ordenes conseguía que las cinco o seis personas que trabajaban para ella fueran muy eficientes. Preguntamos a uno de los camareros si era realmente la jefa y su respuesta fue breve: ¿vd. que cree?. Bueno, cuando empezamos a sospechar que nos haría trabajar a nosotros también, decidimos irnos.

Playa de la Vega
Paco, en la Vega
Primi, en la Vega
De blanco, la Jefa

Caminamos unos kilómetros por una senda embarrada muy resbaladiza que lleva a través de unos prados a las playas de Moris, ya en el concejo de Caravia. Vemos varios automóviles aparcados de familias que daban la impresión de querer pasar allí el día. Hay algunos chiringuitos y restaurantes a lo largo de la playa.

Camino embarrado
Ángel, abriendo camino
Luís, descansando

Encontramos descansando a las peregrinas alemanas Hilda y su hija Cris, con quienes intercambiamos saludos, y continuamos hasta sentarmos en la terraza de un chiringuito donde solo servían bocadillos. Nos apretamos uno de Jamón con varias lonchas y unas cervezas.

Hilda y Cris, descansando

Mientras damos cuenta de los bocatas llegan de nuevo los alemanes sentándose también en una de las mesas de la terraza. Una peña de remeros, a nuestro lado, estaban haciendo una barbacoa que nos llegaba el olor, les dijimos que si no se hacían con todo que nos pidieran ayuda.

Los remeros

Repuestas las fuerzas continuamos el camino hasta detenernos en un bar mesón pasada la población de La Isla. Había comenzado a llover. Llevamos una buena zurra para el cuerpo así que decidimos preguntar por el autobús a Villaviciosa. Pasaba dentro de casi dos horas, pero si nos poníamos en marcha hacia Colunga, no llegaríamos a tiempo, por lo que decidimos esperar.

Iglesia parroquial de San Cristóbal el Real

El autobús hizo una parada en Colunga donde estaban Angel y Luis esperando junto con la mochila de Paco que había decidido irse hasta Villaviciosa andando. Paco después nos contaría que no vio un alma en el trayecto.

Villaviciosa: Nuestra Señora de la Oliva, siglo XIII

En Villaviciosa el albergue resulta de lo mas lujoso en cuanto a la entrada. El edificio es bastante antiguo con la entrada y escalera de madera de película.

Villaviciosa: albergue privado

Una vez duchados y preparados nos vamos a dar una vuelta por la población. Teníamos por delante tres partidos de fútbol, y así acabamos en la sidrería donde a la postre cenamos y donde llegó Paco a buscarnos. Tras la cena nos vamos a acostar.

Vieiras en Villaviciosa