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Miércoles, 12 de Mayo de 2004
Etapa 7: DE PORTOMARÍN A PALAS DE REI


Los ruidos de otros peregrinos más madrugadores les despiertan muy temprano. El pie de Primi ya da miedo mirarlo. Michel, entretenido en recoger la "parva" que había preparado la noche anterior con intención de recolocar por completo su mochila, se retrasa. Cuando llega a la cafetería ya todos están desayunando. Antes de abandonar Portomarín, Michel, acompañado por Primi, se pasan por el albergue con intención de preguntar por su toalla, perdida el día anterior. Quizás alguien la ha recogido. Pero no, de la toalla nunca más se supo. Mientras, Yoly, Reyes y Luís Martín envían sus mochilas a Palas de Rei mediante un taxi.

En la puerta se encuentran con el grupo de los "gaiteros" y Alfonso, quienes les comentan que, al final, estuvieron cenando las anguilas allí mismo y tocando la gaita gallega. Les habían estado buscando aunque no les encontraron.

Poco después se despiden y se disponen a comenzar la andadura. Saben que después de cruzar el viejo puente sobre el Miño les espera una subida de las que ellos califican como: "un toro de miura".


Puente sobre el Miño

Michel que, como bien dice Primi, "hasta que no calienta no funciona", se va quedando retrasado. Primi se adelanta y ya finalizado el fuerte ascenso saluda a un grupo de peregrinas a las que se les han unido David y Pedro, quienes le saludan y le animan a continuar tras sus compañeros que hacía tiempo les habían también adelantado. Él les comenta que va esperando a Michel que viene más rezagado. Algo inquietos y sin presentarle a sus compañeras peregrinas le animan a seguir. Después sabrían que se trataba de dos jóvenes segovianas, ambas de nombre María, Ana, simpática toledana, y una joven americana con rasgos orientales, encantadora.

Michel, poco después de saludar al simpático matrimonio austriaco, les alcanza. El grupo le saluda con una sonrisa y David le anima a que continúe tras Primi a quien se le divisa a lo lejos. Michel, muy divertido, se despide y acelera el paso en pos de Primi.

Ya juntos, continúan el camino durante varios kilómetros a buen paso dispuestos a alcanzar a sus compañeros que, según contacto telefónico con Ángel, les esperaban en Hospital de la Cruz mientras reponían fuerzas picando algo.

Varios kilómetros antes, pasando Gonzar, Primi ve en el Bar a "las katianas" y decide parar allí a tomar algo. Michel entra tras él. Entablan una agradable conversación con las simpáticas madrileñas mientras se refrescan con algunas cervezas. Ellas, mientras se comen un buen bocadillo de tortilla, preparan unas bebidas compuestas por agua y limón natural en unas botellas de plástico. Dicen que es un buen compuesto para caminar y para la sed. Les comentan la dificultad de encontrar limones naturales por aquellos lugares.


Ana y Katy

Mientras apuraban sus cervezas entran en el Bar el grupo de peregrinas segovianas con Pedro y David, éste muy preocupado por la proximidad de Michel y Primi, a quienes desde que les ha conocido, por alguna misteriosa razón, considera unos peligrosos rivales.

María, la joven pelirroja, le comenta a Michel su procedencia segoviana. Él no la cree. Ella quiere demostrárselo y le incita a preguntar algo de Segovia. Michel, que comenzaba a creerlo, le pregunta sonriente: "¿ de qué color es el caballo de la estatua de Juan Bravo ?". María, dubitativa, le responde que está muy deteriorado por el agua y el paso del tiempo. Michel, risueño y muy divertido, recuerda a María, sorprendida y sonriente, que la estatua de Juan Bravo no tiene caballo. Después y acrecentando la misteriosa preocupación de David, les presenta a la otra segoviana, María, a la simpática Ana y a la joven americana.


María y David

Antes de despedirse Pedro les pregunta si conocen algún lugar cercano donde poder comer y Primi les indica el mesón "O Castro", a un kilómetro de allí, en Castromaior, donde otros años ellos habían disfrutado de una buena comida. El grupo de Pedro y David deciden acercarse allí.

Una nueva llamada telefónica de sus compañeros les anima a continuar el camino. Bajo un sol radiante que les hacía sudar la camiseta adelantan de nuevo al grupo de David y conectan, por fín, con sus amigos en la pulpería "El Labrador", en Hospital de la Cruz, donde habían saboreado ya algunas raciones y se ponían en ese momento de nuevo en marcha, mientras Primi y Michel se quedaban un rato descansando. Apurando la jarra de cerveza se les ocurre comprar un par de limones pensando en sus amigas madrileñas y que Primi guarda en su mochila. Poco después continuarían despacio el camino.


Ventas de Narón

En Ventas de Narón preguntan a una conductora con el coche parado en un cruce y que hablaba por un móvil si puede hacerles una foto. Ella, muy amable, baja del coche, deja el móvil sin cortar la conversación, y se la toma. Aceleran el ritmo sabiendo que se han quedado muy rezagados de sus amigos.

Mientras tanto, las sevillanas, los "luíses" y Ángel han continuado el camino y les llevan cierta delantera.


La brasileira


Luís, muy tocado

Aunque agotados por el calor, los dos amigos aceleran el ritmo. En el Cruceiro de Lameiros, poco antes de Ligonde, encuentran a unos fotógrafos profesionales a quienes preguntan si pueden hacerles una nueva foto. Ellos se la hacen muy amables.


Cruceiro de Lameiros

Poco después, antes de llegar a Eirexe, paran de nuevo en Casa Mary Luz, con intención de saludar a Sandra, su hija, a quien hacía ya 4 años Primi, muy paciente, había ayudado una tarde en su preparación de un examen de matemáticas que tendría que hacer al día siguiente.

La Casa había sido remodelada, modernizada, y ahora no se parecía en nada a la de años anteriores. Se había convertido en un restaurante poco menos que de lujo, a pesar de los comentarios del marido de Mary Luz, que las calificaba como de "unas reformillas".

Chess, Chisu, Quico y Alfonso daban cuenta de un queso exquisito al que les invitaron, correpondiendo Michel con un trozo de tocino con corteza crudo y duro que una vez cortado en tiras y aderezado con un poquito de sal le resultaba también sumamente exquisito.


los "gaiteros" en concierto

Mientras escuchaban a los gaiteros alguna pieza musical Alfonso les comenta que iba algo tocado. Poco después llega el grupo de David, algo menguado, y, después de invitarles también a unas tiras del tocino, deciden continuar el camino.


En Casa Mary Luz

De nuevo Ángel por el móvil les indica que les esperan para comer en Lestedo, en Casa A Calzada, lugar también muy conocido por ellos y donde el año anterior habían jugado al futbolín con Roxita y Maya, preciosas niñas, hijas de aquel matrimonio americano que viajaba por el mundo con ellas y que habían decidido hacer el Camino.


Casa A Calzada


Primi

Tampoco allí les habían esperado sus amigos, aunque aprovecharon para tomar un rápido botellín. Después de saludar a los peregrinos austriacos, continuaron sin demora la andadura. Serían otros cuatro kilómetros hasta, por fín, llegar a Lamelos, donde les esperaban ya para comer algo de pulpo y algunos churrascos.

Cuando cruzaron el restaurante para cambiarse las sudadas camisetas saludaron a Bebi y Jose Luis que comían tranquilamente en una mesa.

Durante la comida, poco a poco, fueron apareciendo las dos amigas Beni, Marigel y Juana Mary, muy cansadas y dispuestas a comer algo, aunque ya la cocina estaba cerrada. Cuando los amigos comenzaron a salir, recogiendo la "parva" de camisetas tendidas en un carro al exterior del restaurante, llegaba Yolanda, muy retrasada.

Camino de Palas de Rei, Ángel se adelantó de nuevo y, al comprobar que no había literas en el albergue para todos, decidió continuar unos 4 kilómetros más hacia un albergue donde le habían informado que habría literas. Yoly, Reyes y Luís contratan de nuevo el envío de sus mochilas hasta el nuevo albergue.


Ana y Pedro, en Palas de Rei

Mientras cruza Palas de Rei, Michel se encuentra con un grupo de jinetes que van haciendo el Camino a caballo. Admirado por la bonita estampa charla con ellos un rato. Forman un grupo de nueve hombres y una mujer procedentes de toda España. Tiempo después volvería a cruzarse con ellos en el Camino.

Cruzando San Xulián se encuentra con el grupo de peregrinos austriacos con quienes se ha ido saludando todo el Camino. Descansan a la puerta de un nuevo albergue abierto seguramente este mismo año con motivo del Xacobeo. Se toman algunas fotos juntos y continúa su camino.


Simpáticos peregrinos austriacos

Minutos después llega tras de Primi al precioso albergue Domingo, contratado por Ángel al precio de 6 euros cada uno, donde ya sus compañeros se encuentran instalados y duchándose.


Albergue Domingo

El albergue, con una capacidad aproximada para 14 literas, es muy acogedor. Cerca cruza un río que les recuerda el de Ribadiso. Primi y Michel, ya sin las mochilas, se juegan las literas a "la rana" con Ángel, que ya había seleccionado la suya, mientras se despejan las duchas. Luís Martín habla con su mujer por el móvil y le explica que está "destrozao". Está destemplado, tiene fiebre y se ha tumbado en su litera a ver si se le pasa hasta que le avisen para la cena.

La mujer del Albergue no deja lugar a dudas sobre el tema de la pesca a Luís el Negro. Imposible pescar en el atractivo río. Tendría problemas con los guardias. Por lo tanto, la caña continuará en su lugar sin "sacarla" ni "enseñarla".


Detalle del albergue

En el restaurante del albergue únicamente cenan además de los amigos, Poly y Sophie, las amigas inglesas, junto con dos muchachos ingleses con los que han coincidido en muchas ocasiones.

La cena, muy animada como siempre, concluye con varios elixires y una "queimada" con sorpresa, ya que el ejecutor, cuando está recitando el "conxuro", que por cierto debe leer en algunos pasajes pues aún no se los sabe por completo, en uno de los gestos exagera con el cazo y el aguardiente sale disparado ardiendo y cae sobre la pared generando varios focos de fuego con peligro de incendio del pelo de Yoly y del restaurante, con la consiguiente bronca de su mujer, la dueña, por haber dejado la pared "un tanto quimada".


La queimada


La cena

Finalizada la cena, ante la queja de Michel del dolor de sus hombros debido a las correas de la mochila, Reyes se ofrece para darle un masaje en el cuello que le sabe a gloria. Después Reyes vuelve a ponerse en acción aplicando un nuevo masaje a Yoly que también pacede similares síntomas.


Yoly y Reyes en acción

Ely, a quien Michel no había vuelto a ver, aparece charlando con el grupo de ingleses y se acerca a saludarle. Ha continuado un kilómetro más que ellos y se queda en el Albergue de Casanova. Ha regresado este kilómetro para cenar con sus amigos y ahora debe volver a su albergue. Michel le pide a Primi que saque el famoso libro del Camino del año anterior y se lo enseñan, por fín. Ely lo revisa curiosa.


Ely

Finalizada la cena, algunos van directamente a la litera mientras otros toman un último cubata fuera, en el patio, mientras contemplan la bonita noche estrellada.


El conxuro