Cuando salimos Primi y yo del Hotel a desayunar, Ángel ya lleva un tiempo en el Camino. La salida de Tineo es en fuerte pendiente que poco a poco se va suavizando y se hace más llevadera. El camino discurre en buena parte entre el bosque por lo que, a pesar de que ha salido el sol y aprieta, se hace bastante agradable, pues casi siempre hay sombra.
Magníficas vistas
Pronto dejamos atrás la fuente de San Juan, donde hay un par de mesas y bancos para el descanso y donde aprovechamos para rellenar los botellines de agua que necesitaremos más tarde. Pasamos junto al Mirador de Letizia, en fuerte ascenso, donde hacemos una pequeña pausa para tomar alguna foto.
Mirador de Letizia
"Cuanto más largo es el camino, más corto parece"
El panorama, bañado con la luz matinal, es extraordinario. Muchos de los pueblos que se divisan están cubiertos por bajas neblinas que podemos ver perfectamente desde nuestra altura.
Nieblas matinales
Después de fuertes subidas y bajadas entre robledales que nos acercan a los pequeños pueblos de esta etapa, continuamos sin detenernos, pues ninguno de ellos tiene servicios ni bares, hasta llegar a Campiello unos 14 kilómetros después de la salida.
Bar y albergue Ricardo, Campiello
Ángel decide hacer una parada para reponer líquidos y sólidos. La terraza del Bar Ricardo estaba que ni pintada. Casi una hora después llegamos Primi y yo, y a los pocos minutos Ángel arranca para hacer el
siguiente tramo hasta Borres.
Frente al Bar Ricardo, Campiello
Frente al Bar Ricardo, Campiello
Tras un largo descanso, mientras vemos pasar varios peregrinos entre ellos las dos francesas, Primi y yo decidimos continuar tras Ángel aunque, debido al fuerte calor, nos detenemos de nuevo unos tres kilómetros después en el Barín de Borres, pequeño bar con una pequeña terraza con dos mesas en la puerta. Mientras tomamos unas cervezas, llegan las dos francesas, con las que continuamente nos vamos encontrando, y se sientan en una de las mesas a nuestro lado. Nos resulta difícil comunicarnos con ellas ya que no hablan castellano ni inglés y nuestro francés, estudiado en el colegio hace tantos años, deja mucho que desear.
El Barín de Borres
Finalizadas las cervezas, nos despedimos y continuamos el Camino. A partir de aquí un auténtico rompepiernas con muchísimo calor, aunque con buenos tramos a la sombra de los árboles.
Bar espectacular en Porciles
Ángel llega a Porciles a las 14:30 y decide parar para comer. Una tortilla de chorizo, un par de cervezas, y una hora de descanso, le dan energía para afrontar el tramo siguiente.
José Manuel Boto
Mientras tanto Primi y yo nos acercamos a Porciles donde nos presentan a José Manuel Boto, propietario del espectacular Bar Café, que amablemente y muy orgulloso nos enseña.
Bar espectacular de José Manuel Boto
Interior del Bar Cafe de José Manuel Boto
Después de comer unos pinchos y unas cervezas, continuamos hacia Pola.
Entre Porciles y Lavandoira seguimos por la carretera pues se ve que el camino se mete en una cuesta abajo que después habrá que volver a subir. A partir de Lavandoira ya es toda una bajada permanente hasta llegar a Pola de Allande.
Iglesia Parroquial de San Andrés, Pola de Allande
Nada más llegar a Pola, Ángel, entra en el albergue municipal, a la entrada del pueblo, y coge una litera baja. Ya hay algunos peregrinos en el albergue. Después de ducharse nos llama para decirnos que ya tenemos reservado el albergue. Como aún estamos subiendo a Lavandeira y nos falta más de una hora para llegar, decide irse a tomar unas cañas por el pueblo.
Ayuntamiento de Pola de Allande
Al cabo de hora y media o dos horas nos juntamos de nuevo los tres y nos vamos a tomar unos chatos por el pueblo y buscamos un lugar donde cenar.
Monumento al emigrante; Pola de Allande
Muy cerca encontramos el Restaurante La Nueva Allandesa y decidimos meternos allí. La camarera nos da dos opciones: menú del peregrino a 10 euros con tres o cuatro primeros y tres o cuatro segundos, o menú degustación a 15 euros de productos típicos de la zona. Ángel y yo nos apuntamos al menú degustación y Primi al menú de peregrino. La comida muy bien y muy abundante, a base de cocido de verduras, pudin de repollo con ternera, y excelentes postres.
La Nueva Allandesa; Pola de Allande
Postre
Pasadas las diez de la noche nos vamos a dormir al albergue, que se ha llenado de peregrinos. Hoy he dormido en litera alta. A las cuatro de la mañana he debido dar vuelta al pantalón y se me han caído con gran estrepito todas las monedas sueltas que llevaba en el bolsillo. Alguna ha caído encima del peregrino que dormía bajo mi litera. He intentado recogerlas con ayuda de la linterna de mi móvil pero le tenía descargado por lo que las he recogido a oscuras y al tacto. Alguna se me ha quedado allí, seguro.
Albergue de Pola de Allande
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