Albergue de Gabino
A las 7:00 de la mañana ya estabamos levantados pues hacía bastante rato que habia ruido de peregrinos.
Escalera rústica hasta las literas del piso alto
El desayuno se hace en el propio albergue, en el hall que está debajo de nuestras camas. Había cefé, leche, tostadas,
magdalenas y cola-cao. Esperamos a que se fuese vaciando la unica mesa y desayunamos los últimos. En cualquier caso nos
pusimos en marcha antes de las 8:00 de la mañana.
Mañana oscura y lluviosa
Amenazaba lluvia pero aguantó hasta Rabanal del Camino sin caer una gota. Por el camino, en una de esas alambradas en las
que todo el mundo deja cruces, Primi dejó una que había traido desde casa.
Primi coloca la cruz
Hicimos una pequeña parada en Rabanal, donde conocimos a una peregrina italiana llamada Federica a efectos de que Primi
practicase el idioma. También conocimos a dos alemanas que iban bastante rápidas.
Parada en Rabanal del Camino
Rabanal del Camino
Comenzamos la subida chispeando un poco y antes de llegar a Foncebadon nos habían caído un par de chaparrones. Una cruz
de madera da la bienvenida a Foncebadón, un pueblo en ruinas. Una taberna, un restaurante, tres albergues y el paso de
los peregrinos mantienen vivo el recuerdo de lo que fue un día Foncebadón.
Cruz de madera en Foncebadón
Nos metemos en el bar de Jose, que ya no lo lleva él desde hace 3 o 4 años y nos tomamos unas cañas y pinchos.
Chatos en Foncebadón
De vez en cuando caen fuertes chaparrones y al cabo de mas de una hora nos ponemos de nuevo en marcha.
Albergue Monte Irago, en Foncebadón
Continuamos hacia la Cruz de Ferro, donde Primi deposita una piedra que ha traido de Segovia. El cielo está encapotado y
llueve bastante. El paisaje queda cubierto por la niebla.
Peregrina de Foncebadón
La Cruz de Ferro
Primi deposita su piedra segoviana
Ángel en la Cruz de Ferro
Poco antes de Manjarin empieza a llover mas fuerte. Me subo los bajos de los pantalones y unos 200 metros despues empieza a
diluviar. Primi y Michel se refugian en Manjarin donde dicen que corria un rio por medio del albergue.
Manjarín
Con uno de los hospitaleros en el Refugio de Manjarín
El diluvio se mantiene al menos durante media hora más y transcurrido ese tiempo me encuentro con una peregrina alemana,
Andrea, con la que ya habíamos coincidido a lo largo de la mañana. Ella habla poco inglés y nada de español, pero nos
entendemos un poco.
Andrea, peregrina alemana
Llegando a El Acebo
Bajamos juntos hasta El Acebo, comentando cosas del camino, dónde empezamos, hasta dónde vamos a
llegar, etc. Pasamos un buen rato porque ya había dejado de llover e incluso sacamos alguna foto.
Mesón El Acebo
Llegamos a El Acebo, donde teniamos reservada una triple por 33 euros. Llamo a Michel y Primi, pero todavía les falta un
rato para llegar, por lo que decido subir a ducharme. Al poco, llegan ellos y coincidimos en el bar del mesón
El Acebo con Andrea y su amiga, que se llama Corina, por lo que nos echamos unas risas por aquello de la amiga del rey.
También conocemos a Gonzalo y Sandra, una pareja de catalanes que quieren llegar esta misma tarde a Ponferrada.
Sandra y Gonzalo, en el Mesón El Acebo
Muy mala cobertura de movil en el pueblo, por lo que nos tenemos que salir fuera (arriba o abajo) para poder hablar.
A la hora de cenar coincidimos en la mesa contigua a la de Andrea y Corina, por lo que estuvimos echando unas parrafadas,
ya que Corina entiende español y lo habla un poco. Son de una ciudad cercana a Dormund, por lo que están al tanto de la
debacle española en la Champions. Corina solo llegará hasta Ponferrada, pero Andrea continuará hasta Santiago e incluso
piensa llegar a Finisterre en autobus.
La cena, menú del peregrino, a 9,80 euros cabeza. A las 21:30 nos fuimos a la cama.
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