Desayunamos en una cafetería en el pueblo antes de comenzar la marcha. Como ya
es habitual, ha amanecido nublado. Ponemos las fundas en nuestras mochilas para
resguardarlas del agua y comenzamos a caminar hacia Olveiroa.
Monumento al peregrino
Comienza a llover cuando abandonamos Negreira por el Pazo de Cotón. Dejamos
atrás el Monumento al emigrante gallego y continuamos el camino que transcurre
durante varios kilómetros por una estrecha carretera asfaltada.
Llueve por el Pazo de Cotón
Un pequeño puente sobre el río Barcala es la referencia para tomar la salida de
Negreira, la cual afronta un suave ascenso con dirección al albergue de
peregrinos, que se encuentra 50 metros más allá de donde se desvía el Camino.
Muy pronto, tomando dicho desvío, pasaremos por delante de la Iglesia de San
Xulian y por las callejas de un pequeño conjunto de edificaciones rurales.
Superado este pequeño núcleo urbano, seguimos ascendiendo por una senda a la
izquierda que atraviesa el bosque, para finalizar en la localidad de Zas, donde
hacemos una parada para tomar un café.
Iglesia de San Xulian
Café en Zas
Tomamos la salida por una pista que nos conduce directamente
a la próxima localidad: Rapote. Por un suave camino muy agradable alcanzamos A Pena y
Piaxe. Desde A Pena iniciamos una pequeña cuesta arriba, para dirigimos
hacia Portocamiño y Cornovo, que se encuentran uno al lado del otro, superado
el último y tras una hora de agradable caminar sin accidentes de
consideración, exceptuando la continua lluvia, ni mayores complicaciones, alcanzamos Vilaserio.
Horreo
La lluvia continúa, cada vez más molesta. A Primi se le ha
roto el mango del
paraguas y hemos tenido que habilitar otro con urgencia: su caña.
Paraguas estropeado
Entretenidos con el arreglo del paraguas hemos continuado el
camino muy divertidos. Hemos improvisado elementos que, aunque no muy
apropiados, nos han sacado del apuro.
Improvisación
En alguna ocasión, hemos tenido que resguardarnos de algunos
fuertes aguaceros.
Refugio
Continuamos caminando bajo la molesta lluvia mientras nos
acercamos a Maroñas. El espacio que separa Maroñas de Olveiroa discurre en su
totalidad por el asfalto, es una carretera tranquila y sin apenas circulación.
La calzada nos lleva por una sucesión de pequeñas aldeas, como son Sta.
Mariña, Bon Xesús, Vilar do Castro, Lago y Abeleiroas. Suavemente se va elevando
hasta superar las estribaciones del Monte Aro, desde donde se puede otear un
singular y amplio paisaje. En este punto se inicia el descenso hacia la aldea
de Corzón, que ya se encuentra relativamente cerca.
Apenas un kilómetro es la distancia que nos separa de Ponte Olveira, por
donde
salvaremos las aguas del río Xallas poco antes de llegar a Mallón, y a otros
dos
kilómetros por la carretera, nuestro destino: Olveiroa.
Hórreo, en Olveiroa
Por fín llegamos a Olveiroa. Hemos contratado una habitación
con cuatro camas en una vivienda donde alojarnos. Primi y Paco buscan una
litera y se
acoplan en el albergue de peregrinos.
Albergue de peregrinos de Olveiroa
Después de acoplarnos en nuestros alojamientos salimos al bar
del pueblo a tomar unas cervezas y comer algo. Hay algunos peregrinos en el
establecimiento.
Chema con peregrinos alemanes
Queremos ver el partido de futbol esta noche por lo que
reservamos mesa para la cena. Como continúa lloviendo hacemos tiempo en el
bar hasta la hora de cenar. Mientras cenamos en el salón de arriba del
restaurante, vemos el partido. Poco después, nos vamos a descansar.