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CAMINO DE SANTIAGO 2001
8ª ETAPA: De Monte do Gozo a Santiago de Compostela: 4.4 kms.


Sábado, 12 de Mayo de 2001

Michel, se había levantado muy tarde. Sus tres amigos ya hacía tiempo que se habían marchado. Después de ducharse, preocupado y sin desayunar, había andado los cuatro kilómetros a velocidad extrema. Primi le había llamado por el móvil diciéndole que se diera prisa, que la agencia de viajes cerraba a las doce y que, seguramente, no podría obtener el billete de avión para Madrid.

Apretando el paso había llegado a la puerta donde debería recoger su Compostelana. Primi, paciente, le esperaba. Después de obtenerla y plastificarla, se habían desplazado rápidamente hasta la agencia de viajes donde les confirmaron que cerrarían hacia las dos de la tarde. Tranquilizados ya, esperaron a que les hicieran las reservas y, una vez efectuadas, entraron a tomar unas cervezas mientras hacían tiempo para la hora de la misa. Allí encontraron a Alfonso, el maño, que les acompañó hasta la Catedral. Según ya conocían, la Catedral se encontraba atestada de peregrinos. Los emocionantes abrazos se sucedían sin descanso. Cuando el Obispo nombró a los cuatro peregrinos de Segovia, algo muy profundo se movió en el corazón de los amigos. Era impresionante. Mientras la misa, Michel y Primi se acercaron a saludar al Santo. Michel, al igual que el año anterior le dejó su paquete de Ducados y el mechero, no muy decidido a dejar de fumar. Después del "botafumeiro", emocionados, de nuevo continuaron los saludos y los abrazos.

Peregrinos 2001

Una vez en la puerta de la Catedral, por fín bajo la lluvia, después de algunas fotos, quedaron en encontrarse en un restaurante para comer.

Comida en Santiago

Después de la comida tomaron algunos elixires en bares cercanos. Joaquín, el alemán, sus amigas, Alfonso, Xavier y su esposa ... hasta que llegó la hora de la emocionante despedida.

Ángel había contratado una céntrica pensión y allí se dirigieron. Mientras Jesús y Ángel disfrutaban de una merecida siesta, Primi y Michel tomaban sendas copas cómodamente resguardados de la lluvia bajo una acristalada terraza en el centro de Santiago.

Tomando una copa

Poco después, también fueron a la pensión a tumbarse la siesta. La búsqueda de un lugar para cenar les llevó mucho tiempo. Caminando se desplazaron del centro. La cena fue exquisita. Jesús servía el ribeiro tinto en grandes tazas blancas de desayuno.

Recorriendo las calles de la ciudad, una vez que Jesús se había marchado a la pensión, encontraron a Andrés que, acompañado por varios segovianos, disfrutaban de la noche de Santiago. Aunque no habían vuelto a verle desde O Cebreiro, el hombre había conseguido llegar a pesar de sus molestias. Pronto se presentaron todos. Águeda, Raquel, Encarna, Dionisio, Juan ... Águeda no podía creerlo, así como Primi y Michel. Se conocían del tiempo que ella había trabajado en la misma empresa que ellos. Habían hecho el Camino en bicicleta. Juntos, recorrieron las calles de Santiago, sus bares, pidieron deseos en las fuentes intentando, de paso, darse un remojón, cantaron junto a los tunos, hasta que, ya muy entrada la noche, contentos y alegres, se retiraron a dormir.

Con el grupo de peregrinos segovianos