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CAMINO DE SANTIAGO 2004
Guía del Peregrino

Por Luís Martín  
"CIRCUITO DE ENTRENAMIENTO EN SEGOVIA"


Como casi todos los lunes a partir de octubre y hasta que llega el momento de ir al Camino, nos reunimos a las 8 de la tarde en el barrio de Nueva Segovia, cerca del pabellón Perico Delgado, en la esquina de las calles Dámaso Alonso y Jorge Manrique. No estamos todos los que somos ni somos todos los que estamos, pero el objetivo principal es claro: preparar las piernas para cuando llegue el momento de ponerse a andar hacia Santiago, allá por el mes de mayo.


Pabellón Municipal Pedro Delgado

¿Estamos todos?.. Yo creo que sí… Esta es la consigna de partida. Nos ponemos en marcha. Serán un poco menos de dos horas en las que recorreremos el mismo camino de todos los lunes, desde hace ya varios años.

Podría parecer aburrido pero siempre hay algo nuevo cada día: un poco más de frío o calor, una noche lluviosa, algún comercio nuevo, el río más crecido, el alcázar iluminado… Lo que sea, el camino es variado y bonito, como no podía ser de otra manera alrededor de una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Rápidamente salimos del barrio de Nueva Segovia por la carretera de la Granja, con dirección a la ciudad. En invierno es la parte más fría, la zona es elevada y poco protegida, pero diez minutos después ya estamos entrando de nuevo en zona de casas, por el barrio de la Albuera.

Vamos a buen ritmo, pero muy cómodamente, el recorrido es bajada y lo seguirá siendo hasta que crucemos el Eresma a mitad de camino, así que charlamos animadamente.

Seguimos por la carretera de La Granja hacia la Avenida del Padre Claret, por una de las principales vías de acceso de coches al centro de la ciudad. A las ocho y veinte llegamos al Parque de Bomberos, pasado el cual giramos a la derecha hacia la Cueva de la Zorra, calle que nos llevará al barrio de San Lorenzo.


Parque de los Bomberos

La cuesta abajo es algo pronunciada y a veces alguno de nosotros tiene la tentación de pegar un tirón para forzar un poco la máquina. Al final de la cuesta la pequeña ventaja normalmente se pierde al tener que esperar al semáforo para atravesar la Vía Roma.

Entramos en San Lorenzo a las ocho y veinticinco, rápidamente pasamos por su bonita plaza, y echamos un ojo al resto de compañeros para evitar que nos mojen cuando llegamos a la fuente que está pocos metros después. Normalmente no hay sorpresas, pero a veces hay algún despistado que suele llevarse un remojón.
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Iglesia de San Lorenzo

Pasado el Puente de San Lorenzo nos quedamos sin luz artificial, así que a partir de ahora iremos con más cuidado para no tropezar o meter el pie en un charco si ha llovido. Alguna vez algunos llevábamos linterna, pero como no es imprescindible ya nadie carga con ese invento. Además así no la perdemos.


Monasterio de San Vicente

Bordeamos una zona de huertas y enseguida entramos en la Alameda del Parral, que discurre paralela al Río Eresma y desde la que se pueden observar unas vistas fabulosas de la parte Norte de Segovia. Los pocos días que nos hemos encontrado iluminada la muralla realmente es un disfrute para la vista.


Puente de la Alameda

Pasado el barrio de San Marcos y sin dejar la orilla del Río, llegamos a las nueve al puente de madera que lo cruza, cerca ya del Santuario de La Fuencisla.


Puente de madera en La Fuencisla

Este puente marca la inflexión entre la zona de bajada y la de subida. A partir de ahora el esfuerzo será mayor, y por lo tanto comenzaremos a tener más calor.

Estamos en el Valle del Clamores, un paraje natural recuperado por el Ayuntamiento para disfrute de los ciudadanos, y por cierto bien conseguido. La zona es muy bonita aunque de noche nos tenemos que conformar con apreciar las siluetas de los árboles sobre el cielo y, en muchas ocasiones, las imponentes vistas del Alcázar iluminado.


El Alcázar de Segovia


El Alcázar de noche


La Catedral

A las nueve y diez llegamos de nuevo a la civilización, o sea volvemos a entrar a Segovia por zona de viviendas. En medio de la primera rotonda está inmortalizado Cándido, el mesonero, troceando un cochinillo. Al verle, inconscientemente viene a la cabeza la cerveza que vamos a tomar después. Desde luego despierta el apetito.

Seguimos por el Paseo Nuevo hacia arriba, este tramo es largo, pero entretenido porque es una zona comercial, y aunque ya están las tiendas cerradas, siempre hay gente por la calle.

Son las nueve y media y pasamos por la Puerta de Madrid, ya vamos teniendo ganas de acabar, así que aunque vamos a buen ritmo incluso lo aumentamos un poco. Empezamos a echar cuentas: hoy llegamos a menos veinte… no, hombre, como pronto llegamos a menos cuarto… te digo yo que no…


Puerta de Madrid

Pasamos por la estatua del pastor con los corderos, ¡cómo tienen que estar asaditos!... si es que en Segovia tenemos claro a qué rendimos culto…


Monumento al Pastor

Estamos cerca, recorremos la avenida de doble vía que da acceso al barrio de Nueva Segovia, y entramos a la zona de casas por la calle Vicente Alexandre. Un paseito y llegamos.

Son las diez menos cuarto o menos diez, dependiendo del último tirón, y como por inercia nos metemos directamente en el bar de Valentín y antes de sentarnos ya hemos pedido las primeras cervezas de la noche, esas que saben tan buenas que por sí mismas hacen que merezca la pena la caminata.


Bar El Pabellón

Luego se hablará de las vivencias del Camino de Santiago de los años pasados y se programará el que viene. Charlas, risas, cervezas, tortilla,…, en fin, un final perfecto para nuestro entrenamiento.

Febrero, 2004
Luís Martín