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El Cerro Matabueyes

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El Cerro Matabueyes
Un día de entrenamiento


Lunes, 07 de Abril de 2003
Recorrido Segovia - Cerro Matabueyes - Segovia
Asistentes Ángel, Luís, Paco, Primi y Michel
Kms 21 Tiempo 3h 30'

Seis de la tarde. El tiempo es excelente, primaveral. Un sol agradable ilumina las extensas praderas que se abren ante nosotros y que nos conducirán hasta las montañas de Valsaín. El olor a tierra mojada nos recuerda las últimas y recientes lluvias. El invierno ha sido largo y muy lluvioso, aunque ya, por fin, concluído. El calor es agradable y la humedad de la pradera invita a caminar.

Aparco el coche al tiempo que llega Paco. Ángel y Primi esperan, mientras Luís toma algunas fotos con su nueva cámara digital.

Sin demora y según lo previsto, comenzamos la andadura con dirección Sur, hacia el famoso Cerro Matabueyes. Ángel evita que nos desviemos, pues algunos, despistados, ya no recordamos el camino desde el año anterior. Aunque hemos efectuado esta marcha en numerosas ocasiones, esta es la primera vez que la hacemos este año.

A buen paso conectamos con el Camino de los Tanques. Su nombre proviene de la utilización que se le ha dado a lo largo de muchos años por parte de la Academia Militar de Artillería. En infinidad de ocasiones han efectuado prácticas de tiro con sus baterías de largo alcance haciendo blanco en el Cerro Matabueyes. Las prácticas con tanques han dado nombre popular a este camino.

Nos acercamos a las imponentes obras de los túneles requeridos por el AVE. Han construído una cinta kilométrica para transporte de escombros desechados por el túnel, aunque en estos momentos no está funcionando. Comentamos que las grandes bocas de los túneles no pueden verse. El tren rompedor debe estar dentro, pues ni se le ve, ni se le oye.

Bromeamos con algunos charcos cercanos al camino tirando piedras con el propósito de mojar al compañero de turno.

Al fondo, en las montañas, se divisa el famoso "cortafuegos". Comentamos, bromeando, que una vez ascendido, uno aprueba el carnet de caminante. Frente a nosotros se levanta el Cerro Matabueyes, más allá, al fondo, el imponente Peñalara, un poco a la izquierda se divisan las "Peñas Buitreras" y un poco más a nuestra izquierda el Atalaya, montaña que solía subir a menudo con otros amigos hace ya muchos años.

A nuestra derecha se divisan, imponentes, la "Mujer Muerta", el Montón de Paja, el Montón de Trigo, Siete Picos, Navacerrada. Preciosas montañas que conforman la sierra segoviana y que en tantas ocasiones hemos ascendido decididos hasta sus cumbres.

Atravesamos un riachuelo que conecta con el acuífero desde donde se nutría el Acueducto romano de agua y donde, inevitablemente, sentimos de nuevo la tentación de mojarnos unos a otros.

Dejamos a nuestra derecha el Rancho del Feo y cruzamos por fín la carretera asfaltada que une la carretera de Madrid con la de La Granja de San Ildefonso. Se acaba el llano. Después de dejar atrás, a nuestra derecha, las ruinas del Convento de Santillana, comienza una ascensión suave que se eleva poco a poco. Paco viene retrasado. Aún no ha digerido por completo la comida. Prendo un petardo que he encontrado olvidado en uno de mis bolsillos y que había adquirido poco tiempo antes, en mi visita a las Fallas de Valencia. Comentamos que los arbustos, que ya el pasado año habían rodeado con alambradas para su cuidado, habían crecido muy poco.

La ascención se me hace larga y dura. (Recuerdo sonriente, ante este pensamiento, que, según mi amigo Jose María, personalmente aún no conozco lo que es "larga y dura"). El sudor empapa mi cuerpo.

La senda nos conduce hasta la Fuente de San Pedro (1.250 mts de altura), que data de 1.985 según puede leerse allí mismo. Efectuamos un descanso para reagruparnos y aprovechamos para beber su agua limpia y fresca.

Son las 19:00 horas. Ha transcurrido una hora desde nuestra salida.

Ángel bromea con su vaso rojo de plástico repleto de agua. Un día cambió el vaso blanco de metal de porcelana porque le iba golpeando en su mochila al caminar, haciendo mucho ruído. Luis toma algunas fotos. Enciendo un cigarrillo y aprovecho para prender otro petardo. Esta vez, después de un siseo y humo, se apaga sin explotar. Luis lo coge, sin temor, y lo abre. Debía estar flojo o medio vacío.

Paco comenta que se está animando para acompañarnos al Camino de Santiago, por lo que planteamos a Luís que le haga una foto para el carnet de peregrino y ponerla en nuestra página web. Paco pide un peine, pues quiere salir favorecido, y yo se lo dejo. Una vez bien acondicionado, Luis le toma varias fotos.

Antes de comenzar de nuevo la marcha, Paco vierte un vaso repleto de agua sobre Ángel, quien, después de cambiarse la camiseta mojada, la llevaría ya casi todo el resto del camino en la mano, moviéndola con el fin de secarla.

Después de una ascensión algo más dura, rodeando el Cerro Matabueyes con dirección Suroeste, conectamos, a través de restos de la calzada romana, con la carretera de Fuenfría y, a través de ella, coronamos la Cruz de la Gallega.

El tiempo es excelente y el sol nos ha hecho sudar copiosamente a lo largo de la ascensión. Sin pausa, comenzamos el descenso, ahora dirección Nordeste, hacia el Cementerio de Valsaín. Encontramos algunos restos, bastante bien conservados, de Trincheras de la guerra civil española.

Ángel, al igual que anteriormente, nos dirige por algunos atajos hasta llegar al llano.

Junto a Primi, dejamos a nuestra izquierda el Cementerio de Valsaín, donde saludamos a los allí presentes (en realidad, ausentes) con un tímido "hasta pronto".

Las fábricas de maderas, repletas de troncos y tocones de pinos inmensos y de leña bien cortada, que muchos quisiéramos para casa, van quedando atrás. A nuestra derecha se extienden las grandes praderas de Valsaín repletas de preciosos caballos.

Ya en las inmediaciones de Robledo comienzo a sentir un dolor agudo en mi pie derecho. Seguramente la bota me está fabricando alguna ampolla.

Torcemos levemente hacia el Norte y atravesamos el entorno de la Venta de San Isidro. Algunos perros nos ladran sin enfurecerse demasiado. Por si acaso, llevo listo en mi mano el último petardo. No necesitamos utilizarlo por lo que lo devuelvo al bolsillo donde algún día aparecerá seguramente ya desecho.

Conectamos con la carretera de La Granja a la altura de Quitapesares. La cruzamos con el fín de continuar por el caminillo de tierra que hace un par de años prepararon para los caminantes. La pista contraria está acondicionada para bicilcetas.

Parte de los restos de la tapia de Quitapesares se encuentra apuntalada con grandes tablones evitando así su desplome definitivo. Gran parte de ella, se desplomó hace tiempo.

Mediante los mojones kilométricos de la carretera controlamos el tiempo que nos lleva caminar 1 Km. De los dos controlados, uno hemos tardado 9 minutos y 10 el siguiente, por lo que deducimos, sin temor a equívocos, que llevamos una velocidad de seis km. a la hora, lo que no está nada mal.

Aún cojeando, acompañado por Primi, nos hemos ido adelantando. Estos últimos kilómetros, rectos, se hacen largos. Anochece a las 21:20 y, 15 minutos después llegamos a los coches, después de cruzar, como podemos, al margen opuesto de la carretera en uno de los puntos de su nueva circunvalación.

Sentados en un bordillo, esperamos al resto del equipo. Me he quitado la bota y, libre el pie de su presión, me siento en la Gloria.

Pocos minutos después llegan Luis y Ángel, y un poco más retrasado, Paco.

Sin demora, ya en los coches, nos dirigimos a nuestro acostumbrado Pabellón, agradable Bar donde Valentín nos reanima con unas buenas cañas de cerveza y sabrosos pinchos. Tomamos varias cervezas comentando las incidencias del día, proyectos futuros y, sobre todo, anécdotas de viajes y de nuestras anteriores andaduras por El Camino de Santiago.

Quedamos para el próximo domingo a las 09:00 de la mañana en la Estación de Trenes, desde donde nos desplazaremos a Cercedilla con el fín de hacer el camino de vuelta andando. Son, aproximadamente, 30 kilómetros. En dos ocasiones algunos de mis compañeros han realizado ya esta marcha. En las dos ocasiones, aunque lo intenté, llegué tarde al tren y no pude realizarla. Tengo intención de no pederlo esta vez.

Poco después, nos despedimos y, contentos, cada uno en su vehículo, regresamos a nuestros respectivos hogares. El día ha resultado espléndido y muy agradable la andadura.

Segovia, 10 de Abril de 2003.

Michel.

P.D. La marcha desde Cercedilla emplazada para el próximo domingo, mientras escribía estas notas ha quedado anulada debido a la previsión de mal tiempo.


Datos que pueden resultar interesantes

LA CALZADA ROMANA EN SU PASO POR LA SIERRA DE GUADARRAMA

Panorámica

La Calzada Romana parte de Baterías, al sur de la ciudad de Segovia. Siguiendo la cañada del Cordel de Santillana atraviesa el piedemonte de la sierra (pasando por el canal subterráneo del Acueducto de Segovia). Remonta la sierra por el camino más favorable posible hasta el Puerto de la Fuenfría (1.796 m.) y desciende por la vertiente sur hasta el pueblo madrileño de Cercedilla.

Un poco de historia

La red de calzadas fue un importante pilar de cohesión del Imperio Romano, facilitando los desplazamientos y avance de las tropas entre las provincias, permitiendo la ocupación, el control administrativo y económico del territorio y romanizando los territorios conquistados.

La antigua calzada romana que pasa por el Puerto de la Fuenfría, fue construida en el siglo I a C. para comunicar Segovia con las poblaciones al sur de la Sierra de Guadarrama y Segovia. Forma parte de la Vía nº XXIV del ITINERARIO DE ANTONINO que unía las ciudades de Mérida y Caesar Augusta (Zaragoza). Muy utilizada hasta la construcción de los nuevos puertos de Navacerrada y Guadarrama en el siglo XVIII, fue paso obligado de los cortejos reales hacia los palacios de Valsaín, La Granja y Riofrío, lo que motivó obras de mantenimiento.

Construcción de una calzada romana

Las calzadas eran vías pavimentadas de piedra, cuya construcción fue una gran obra de ingeniería. Primero la ruta trazada por los topógrafos se limpiaba de vegetación. Después se cavaba el surco o caja de la calzada cuyo relleno ideal se realizaba colocando una capa inferior de bloques de piedra (statumen) y otra capa de guijarros y grava (rudus), constituyendo la cimentación de la obra sobre la que se asienta una capa de mortero (nucleus) que recibe las losas de piedra talladas a medida (pavimento o summa crusta) y que forma la superficie enlosada de la calzada.

Ficha técnica de La Calzada Romana

Inicio y finalización: km. 6 Carretera de La Granja al Palacio de Riofrío.

Longitud: 29,6 km. (subida y bajada al Puerto de la Fuenfría).

Duración aproximada: 8-10 h.

Cota mínima: 1.140m. (Carretera al palacio de Riofrío).

Cota máxima: 1.796m. (Puerto de la Fuenfría).

Tipo de camino: por Calzada y pista forestal.

Interés: cultural, histórico, natural y paisajístico.

Época: primavera, verano y otoño (en invierno se requiere equipo y vestimenta para la nieve y el frío).

Dificultad: imprescindible estar preparado/a para largos recorridos de montaña.

Nota:

Datos sobre la calzada extraídos de www.a-segovia.com/rutas-2/calzada-romana.htm